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Ахмет Байтурсынов

29.11.2013 1622

Altynsarin Ibrahim "Cuentos"

Язык оригинала: "Cuentos"

Автор оригинала: Altynsarin Ibrahim

Автор перевода: not specified

Дата: 29.11.2013

KIPSHAK SEITKUL[1]

En los tiempos cuando barmyta era de costumbre, kipshak Seitkul vivía con treinta pobretes en unas chozas. Una vez se quedó pensativo en cómo hacerlos ricos, para que puedan tener buen vida. Para el mercadeo les carecían dinero, de practicar ellos barymta y arreada algún día los enemigos podrían quitarles todos los frutos de pillaje, ya que viejos decían que al fin y al cabo la cabeza de un barymtach debía quedarse en el camino.

Al haber pensado y considerado todo eso, Seitkul lo primero decidió encontrar un lugar cómodo para pararse. Después de haber recorrido muchos lugares, al fin pensó establecerse en una estepa de Turgay, en el valle del río Kabyrga. Decidió que Urgench y Kokand se encontraban lejos de allá, y además, aquél lugar estaba lejos de bashkirios y calmucos, y de ocurrir alguna malventura, estarían cerca del género de kipshak. Por lo tanto, aquél lugar le gustó a Seitkul.

Habiendo considerado todo el invierno en el viejo lugar, al hacer calor en el verano llevó a todos sus pobretes mal vestidos hacia el río Kabyrga. Seitkul tenía un hermano mayor que vagamundeaba mucho practicando tanto barymta como robo. Cuantos años le sequía repetir y aconsejar el hermano menor, le daba igual y con tres o cuatro dueños de chozas se quedó en el mismo lugar en Turquestán. Al llegar a las orillas de Kabyrga, Seitkul tomó ketméns (algo parecido a azada) en las manos y los dio a esos treinta pobres. Ellos empezaron a nivelar y preparar la tierra para la siembra. Siguiendo el ejemplo que habían visto en Turquestán, trajeron agua del río en unas aryks (pequeño acueducto para irrigación en Asia Central) y comenzaron a regar las siembras.

Al madurar el pan, recogieron la cosecha. Los sobrantes de granos cambiaron por el ganado de nómadas acampados cerca.

Después de establecerse definitivamente en un nuevo lugar, Seitkul empezó a aumentar sus siembras año tras año. Instalaron norias y con su ayuda empezaron a conducir agua hacia los cultivos (en aquellos tiempos la gente sembraba nada más que trigo, cebada mijo). Y seguían cambiando sobrantes de cereales por ganado que les hizo enriquecidos.

Viendo todo esto, la pobretería de diferentes tribuís mundados comenzó a venir a Seitkul, y a través de unos cinco o seis años aúl de Seitkul alcanzó cuatrocientas granjas.

Al fin y al cabo, las granjas tanto del mismo Seitkul como de la gente de su torno tenían mucho ganado, y así Seitkul se convirtió en una persona respetada en el pueblo. A lo sucesivo, él se hizo pensar en acerca de cómo guardar todas las riquezas de su pueblo, conseguidas a duras penas contra sus enemigos ansiados - ladrones, lobos esteparios. Con este fin Seitkul reunió el pueblo, y consultando con él construyeron alto muro de césped en un lugar conveniente a las orillas del río, y pusieron pastores y guardias armados para su ganado.

Nómadas ansiados a su ganado, al saber que aquellos representaban un clan de gente reunido y obedecido a una voz del mismo hombre, no se atrevían a atacarles.

Habiendo asegurado la gente de aquel modo, Seitkul se sentía seguro y aconsejó que arrearan a rebaños a la venta en Bukhara y Kokand y llevaran allí buenos productos para los kazajos. Cada año en aquel lugar vallado hasta la cosecha, él organizaba el bazar, una especie de feria, y las poblaciones nómadas se acostumbraban hasta este tiempo traer lana, pieles allá, y unos cerealicultores llevaban su pan y productores cereales para cambiarlos. Así, por un lado – gracias al comercio, y por otro lado – debido a la agricultura, aúl de Seitkul se hizo rico.

El hermano mayor de Seitkul, que esperaba enriquecerse por medio de hurtos y robo de ganado en los alrededores de Konrat fue capturado y asesinado por un desconocido. Emir de Turquestán cogió su ganado como lo pertenecido a un ladrón y robó toda su familia. Algunos años Seitkul seguía buscando la familia de su hermano y, dicen, que la encontró y tomó consigo a su aúl.

Seitkul, según el respetado Sultán Ti-Leu Seydalin, murió a eso de en 1830.

Siguiendo el consejo de este hombre notable, que hizo a sus terráneos a acostumbrarse de la agricultura, mucha gente aún ahora sigue viviendo en el valle del río Kabyrga.

Y la gente de la estepa Turgay es empobrecida y no puede encontrar trabajo pero si empieza a trabajar sin emperezar, dentro de unos años se convierte por su bienestar como los demás.

KIBITKA Y CASA

En 1876, cuando yo ocupaba el cargo de juez, una vez me visitaron dos compañeros quejándose al haber peleado entre sí. Uno de ellos era mishar, y el otro - kazajo. Eran buenos artesanos, se didecaban a la construcción de cabañas y casas de madera para kazajos. Cobraban mucho dinero.

La causa de su pelea consistió en lo siguiente.

Una vez el mishar dijo:

- Tendremos que construir una casa, si no en invierno pasaremos frío.

El kazajo replicó en contra:

- No, hay que hacer una pequeña yurta de marcha. Es cómoda tanto en invierno como en verano. Si alguien nos contrata y nos vamos podremos llevar la yurta sea invierno o verano.

- Oh, ¡qué trague la tierra tu yurta! Ni de día, ni de noche uno se calienta en ella, simpre te calará el frío – protestó el mishar con arrebato.

- ¡Maldita sea su casa de madera! que no se puede llevar – dijo a su vez el kazajo expresando gran disgusto.

Así, alagando uno la yurta de fieltro y el otro la casa de madera, se riñeron entre sí, y, finalmente, se fueron a visitar al juez para que decidiera quién tenía razón.

Y con eso ellos vinieron a verme.

Los ambos fueron bien conocidos por mí como la gente trabajadora, bondadosa e ingenua.

Después de haber entendido de lo que había pasado, les pregunté,

- ¿Cuánto Ustedes ganan por mes?

- Cada uno de nosotros gana unos cuarenta o cincuenta rublos - contestaron.

- ¿Cuánto cuestan casa y yurta juntos?

- Para dos personas es suficiente tener una pequeña cabaña y una pequeña yurta de marcha, y ellas van a costar a eso de treinta rublos, pero podemos hacerlo por sí mismos – ellos respondieron.

- Y donde han vivido Ustedes antes?

- Cuando el pueblo se fue a zhailyau, alquilamos yurta para el verano por diez o quince rublos. Y en invierno vivíamos dondequiera. Si queríamos tener una vivienda aparte, pagamos por ello. Entonces les dije:

- Cada uno de Usted tiene razón. Yurta es cómoda durante unos traslados. En verano, cuando la gente se va a zhailyau, y Ustedes permanecen en las zonas invernadas, y se mueven de un invernadero a otro, en este para sus viajes es muy conveniente tener una pequeña yurta de marcha. En yurta, en verano Ustedes no van a helarse, y el aire es mejor en ella que en una casa de madera. Por eso, Usted kazajo haga un pequeño yurta. En invierno kazajos no hacen pedidos para la construcción de casas. En este período Usted ejecuta varios pequeños trabajos en casa, mientras que mayor parte del día está en el patio. Un hombre de labor que trabaja todo el día al aire libre, debe a lo menos por la noche permanecer al calor para estar listo a trabajar el día siguiente, por eso que mishar, haga una cabaña. De tal modo en verano Ustedes van a vivir en una pequeña yurta y en invierno - en una cabaña. Con todo eso Ustedes no tendrá que pagar cada año a algunas personas por la vivienda y por este dinero ahorrado háganse un a yurta y cabaña. Según mi opina es más provechoso.

Cada uno se quedó convencido de que la decisión fue a su favor, y él fue quién tenía razón.

Cuando me dejaron uno me dijo que iba a comprar una yurta de marcha, y el otro - que iba a crear una cabaña.

Pero les volví y pregunté.

- ¿Y Ustedes van a hacer cabaña juntos o cada uno para sí mismo?

El kazajo me contestó a eso:

- Que mishar haga su casa por si mismo, ya que yo encontraré una yurta de marcha para mi.

En aquél momento añadí a lo dicho anteriormente:

- Usted, mishar, al llega el verano, va a vivir en la yurta del kazajo, entonces le pagará la mitad del costo de la yurta. Y Usted, kazajo, al llegar el invierno, va a vivir en la cabaña cálida del mishar, entonces haga la cabaña junto con él.

Y los ambos ellos, creyendo en que cada uno de ellos tenía razón, se fueron, agradeciéndome una vez más.

DISCUSION DE ANIMALES

Una vez camello, caballo, vaca, oveja, perro, gallo, pollo, ratón y otros animales empezaron a discutir con cuyo nombre la gente debe dar comienzo a cuenta de años[2].

- Cuando un hombre se sienta a mí y va, larga distancia se hace cerca, - dijo caballo - Un hombre disfruta de mi poder, bebe mi leche, incluso de mi cabello hace arcana. No hay animal más ventajoso para el ser humano que yo. Y cuenta de años debe comenzarse de mi nombre.

- Comes avena, cebada, heno por el trabajo que prestas al hombre; y así, por la comida, te convertiste en su esclavo, - dijo camello. – Y en lo que toca a mi, levanto pesas que no eres capaz de levantar tú y las llevo a unas distancias durante unos meses. Cuando tengo hambre, no exijo avena o cebada, me conformo con lo que encuentro a lo largo del camino: si hay estipa plumosa – entonces estipa plumosa, si hay ajenjo – entonces ajenjo. Si se encuentra el agua - abrevo, y si no, entonces puedo pasar sed largo tiempo. Es por eso cuenta de años debe empezarse con mi nombre.

- Yo labro tierra para el hombre, él bebe mi leche hace qurut[3] de ella, bate la mantequilla, - dijo la vaca.

- Si no hubiera sido yo, ¿con qué un kazajo cubriría su yurta? Es de mi vellón él hace fieltro, entorcha lazos, torce hilas, cose batas de zhabaga[4] para sí - dijo oveja.

- Si no hubiera sido yo, muchos de vosotros habrían sido robados por ladrones o atropellados por lobos. Estoy guardando a todos vosotros, y de aparecer un enemigo, empiezo a ladrar en voz alta, - comunico al dueño sobre su aproximación – contaba perro.

- Si no hubieran sido nosotros, hombre no levantaría temprano por la mañana para trabajar, sino seguiría durmiendo, - dijo gallo. - Gallo, al despertarse temprano, comienza a cantar, y comunica que apunta el día. Y a media noche, grita, señalando que es tiempo para ir a la cama, si no, hombre puede llegar tarde al trabajo. Por la noche, vuelve a gritar, que significa que es hora de descansar.

El ratón se quedó en silencio un rato, sin saber qué decir permaneciendo en pensamientos sobre cómo engañar a todos. Y después propuso a los reunidos:

- Este discusión no servirá para nada. Vamos a esperar al comienzo del año, quién lo va el primero, con su nombre será nombrado el primer año de la era.

El camello, confiando en su altura, tuvo la seguridad de que nadie pudiera ver el comienzo del año antes de él, y fue el primer quién aprobó las palabras de ratón. Así, cada uno empezó a observar y esperar el inicio del año.

Mientras tanto el ratón subió al camello a hurtadillas, luego en la cima de su corcova y comenzó a esperar. En el resultado, el ratón fue el primer quién vio el próximo año, y lo notificó a todos. Es por eso su nombre se fijó al primer año de la era.

Dicen, que es por eso existe un refrán: "Un camello, confiando en su altura, se quedó sin nada."

HIJO DE BAI Y EL DEL POBRE

Asan era hijo de un bai, y Usen - hijo de un hombre pobre. Los ambos eran de la misma edad. Una vez todo el aúl dejó el campamento de nómadas, olvidando a los niños que jugaban detrás de una colina; y ambos ellos se quedaron en el lugar de viejo campamento. Pasado algún tiempo los niños decidieron ir al aúl. Miraron – no había aúl, sólo se veía la plaza del campamento. Asan se echó a llorar en voz alta, y Usen estuvo en sus pensamientos y dijo

- Tus lágrimas no servirán para nada. Lo mejor vamos a buscar el aúl.

- ¿Dónde podemos encontrarlo, si no hemos visto aún en qué dirección se ha emigrado? - Dijo Asan.

Usen sin responder nada llevó a Asan al lugar del campamento. Allí él encontró una vieja aguja con un ojo roto y la recogió. Encontró además un cuchillo roto y un puñado de pelo de caballo, los también recogió. Luego, empezó a examinar el lugar abandonado y al haber encontrado pistas del aúl migrante las siguió.

Al alejarse un poco Usen y Asan, las pistas se dividieron en dos rutas. Viendo esto, Asan empezó a llorar, diciendo: "Cuales de ellas vamos a seguir?"

Usen, examinando una de ellas empezó a seguirla explicando a Asan:

- Mira, hoy aquí han pasado nómadas, ya que en esta dirección hay restos de basura bestial fresca.

Al pasar un rato, Asan comenzó a llorar de nuevo, diciendo que quería comer. Usen seguía caminando en silencio. De repente, delante de ellos apareció un pato y al volar un poco se sentó. Usen al rebuscar el lugar de donde salió volando, encontró seis huevos. Asan encantado estaba a punto de tomar aquellos huevos, pero Usen se lo prohibió.

- De vagar largo rato habiendo perdido la pista, - necesitaremos alimentos y necesitaremos coger un pato - dijo Usen.

- Pues, ¿cómo podremos capturarlo? – Preguntó Asan.

- Vi a mi padre coger patos - dijo Usen y comenzó a tejer oncejeras del pelo de caballo que había encontrado en el lugar de anterior campamento de nómadas, y las colocó en el nido.

Después de eso, él llamó a Asan, y se escondieron detrás de una colina herbosa.

Pasado poco tiempo, el pato se volvió y sin advertir la presencia de la gente, se sentó en el nido.

Pasado un rato, Usen corrió hacia el nido.

El pato no podía salir volando, y sólo batió las alas. Usen miró – se debate atándose en las consejeras.

Asan dijo a Usen:

- Lo cogeremos vivo y vamos a jugar con ello.

- No, mi padre dijo que los patos son gansos – limpias aves, y en la necesidad la gente puede captarlos y comerlos. Es pecado mantenerlos atados y torturarlos. No vamos a atormentar el pato, es mejor degollarlo - dijo Usen y con una cercenadura del cuchillo, encontrada en el lugar de campamento de nómadas, mató el pato y lo llevó consigo.

Después de todo eso, ellos continuaron su camino. Al poner el sol su cenit Asan y Usen llegaron al río. Allí, bebiendo el agua ellos saciaron su sed.

- Ahora tenemos que cocinar la comida - dijo Usen.

- Pero no hay fuego, ¿cómo haremos la comida para nosotros? - Preguntó Asan.

Usen sin decir nada, caminó por la playa y encontró un pedazo de piedra sólida. Luego sacó un pedazo de algodón de un agujero pequeño en su chapán (algo parecido a caftán), lo puso sobre una piedra, presionó firmemente con un dedo y comenzó a golpear a empujones por la piedra con un parte obtusa de la cercenadura de cuchillo. Comenzaron a volar unas chispas, y la lana se encendió. Luego en torno de algodón derrumbó un poco de kisiak (estiércol seco en forma de adobe) y comenzó a soplar para que el fuego se encendiera más, y al Asan le envió que recogiera leña muerta. Habiendo sido llevado la leña, el fuego fue completamente encendido. Primeramente cocieron los huevos. Después desplumaron el pato, lo destriparon, empujaron en un palo y comenzaron a freír. Al ser frito el pato, lo comían hasta hartarse.

Asan, después de haber comido a pasto, olvidando de su dolor, corrió por la orilla del río y gritó de repente:

- ¡Usen! ¡Usen! Mira aquí a bajos fondos hay pez.

Usen, sin recurrir a gritos de Asan, puso la aguja encontrada en el fuego. Al calentarse la aguja al cabo de un rato y ponerse roja, Usen la sacó del fuego y empezó a doblarla con cuidado convirtiéndola en un gancho. Después, al llamar a Asan le dijo:

- Tú, ¡coge unas saltamontes!

Y en lo que toca a él, el mismo torció una sedal de cabello e hizo una caña de pescar. Cuando la caña era terminada, Usen metió en el gancho uno de las saltamontes atrapados por Asan y lanzó la caña en el agua. El agua era clara como un espejo, y era visible a pez nadar y jugar en aquel agua. Primeramente se acercaron unos pseudorasboras parvas. Uno por otro olía la lanza se alejaba y después se acercaba de nuevo. De repente pseudorasboras parvas huyeron a la desbandada. Se acercaba un lucio. Sin prestar atención alguna a la lanza, nadó lentamente al lado, moviendo su cola. Después de alejarse el lucio, pseudorasboras parvas de nuevo empezaron a reunirse y jugar alrededor de la lanza, persiguiendo una tras otra, tocando la lanza, y girando a su alrededor. De repente pseudorasboras parvas se desbandaron y desaparecieron. Banco de perca apareció. Una de ellas percibida la lanza primera, nadó directamente a ella e inmediatamente la capturó y devoró. Usen tiró la caña y lanzó la perca en la orilla. Usen pescó gran cantidad de percas de tal modo. Los niños, fascinados por la pesca, no se dieron cuenta de que se hizo de noche. Usen miró al sol y dijo:

- Pues, el sol va a ponerse ya. Hay que encontrar un esguazo y atravezarlo antes de anochecer.

Al decirlo todo eso, reunió pez capturada, y la envolvió en un caftán. Anzuelo con caña también tomó consigo, no dejó nada. Los niños comenzaron a buscar esguazo.

Usen se dirigió directamente hacia el lugar donde las pistas, que seguían, llegaron al agua. Y en este punto, los chicos cruzaron el esguazo y alcanzaron otra orilla.

Al pasar ellos cierta distancia, el sol se había puesto, estaba oscureciendo ya, y las pistas dejaron de ser visibles. Llegada la noche los dos niños comenzaron a sentir miedo. Usen todavía dijo que sería necesario pasar la noche allí para no perder pistas. Se detuvo, acumuló kisiyak y encendió el fuego. Algún tiempo después, Asan cansado por recorrir todo el día, se durmió. Y a Usen le pasaron por la cabeza unas palabras dichas por su padre: "Donde hay pueblo, allí hay ladrones y donde hay estepas allí hay lobos." Así que decidió no dormir y empezó a cocinar en el fuego la pez, pescada por la tarde. Así haciendo algo, era más fácil mantenerse despierto. En ese momento, vio a una tropa de saigas correr, mirando temerosamente al lado de fuego, y que al ver algo de repente cobró miedo y se desapareció. Pasado algún tiempo, se acercó una pirada de asnos salvajes con potros. A cabeza de la pirada iba bufando un porto con la cabeza y cola levantadas, y el resto de potros observaban con curiosidad. De repente, todos corrieron a diferentes lados, después de que de cerca aulló un lobo, y a lo largo gritó un avetoro.

Usen, se volvió frío y seguía sentado en silencio, mirando a su alrededor con temor y firmemente agarrando caña en las manos. Así vio una gran cantidad de animales, insectos, mariposas, escarabajos reuniéndose al fuego, y pensó, ¿por qué estas moscas y mariposas se acuden al fuego si allí encuentran muerte? Considerando así no dormía hasta el amanecer. Al aparecer el albor de madrugada y cuando se extendía por el cielo, pasando de rojo a pálido, Usen comenzó a despertar a Asan.

- Es tiempo para ir - le sacudía.

Asan, habiendo olvidando de que él estaba en el campo, siguió a dormir como si estuviera en su casa, y sin despertarse largo tiempo, murmuraba algo en su sueño. Usen no le dejó en paz hasta que le despertó, y ellos continuaron su camino.

Cuando el sol estaba cerca a mediodía, las pistas se desaparecieron, volviéndose invisibles sobre la roca dura. Los muchachos se detuvieron mirando a su alrededor en dudas sin saber a dónde ir.

De repente, en una colina alta, vieron una tumba grande. Usen vino a recordar las palabras del padre: "Si le sucede a perderse en el desierto, recuerda que allí donde hay tumbas debe haber agua, y donde hay agua, hay gente."

Siguiendo así los sermones de su padre, Usen, llevando a Asan, se dirigió a aquella tumba. Al acercarse más a la tumba, oyeron unos gansos graznar. Usen sabía que de cerca hay un lago, ya que no habitan gansos donde no hay agua. Los ambos subieron a la montaña, donde había una tumba y vieron un gran lago a pié de la montaña y tanto en aquel lago como en sus alrededores había gran cantidad de ganado. En la orilla del lago, en un prado verde, cubierto de hierba alta, se pastaba un rebaño de caballos y ovejas. Algunos de caballos entraban en el lago arrancando pequeños juncos verdes, y en otro lado del lago, en una salmuera, descansaban camellos. Viendo todo esto, los niños corrían por la pendiente y, la habiendo alcanzado, vieron que se pastaba el ganado de su aúl. Los pastores, al ver a Asan y Usen se alegraron, y algunos de ellos saltaron para complacer a sus padres y obtener suyunshi[5] de ellos. Y los otros, al colocar a los niños en los caballos, los llevaron al aúl. Por el camino los pastores dijeron a los niños que tan pronto como supieron que ellos se quedaron en el lugar de viejo campamento, se fueron a buscarlos.

El sol se acercaba a mediodía cuando los niños llegaron a casa a salvo y vieron a sus padres.

IGNORANCIA


A


Un mullah ignorante enseñaba a los niños de la misma familia ingenua. El mulla era analfabeto y no sabía leer en uzbeko. A cada niño dio una hoja de papel con vírgulas garrapatosas. Su lección pasaba así:
- Un caballo por cada boda.
- El nacimiento de un niño es una alegría, y requiere una cosa cara.
- Un buen caballo por dar un nombre.
- Tres camellos por la circuncisión
- Cinco camellos por la indulgencia
Un día un mullah que sabía leer y escribir llegó a este aúl. Cuando entró en la madrasa, el mullah ignorante en seguida, como si daba una lección, se refirió a un niño con las siguientes palabras, dirigiéndose al recién llegado:
- Que no hables mucho, ¿para que toda esa charla?. Tengo quince camellos y un caballo. La mitad de ellos es mía, y otra mitad será tuya.




B


Un tártaro salió corriendo de la casa a la medianoche sin sombrero, y mirando a él le siguió su esposa y sus hijos quedando la casa. El tártaro, por delante de su familia, corrió hacia la casa de su vecino y empezó a esconderse.
- ¿Qué te pasa? - preguntó el vecino. El tártaro le respondio:
Hace mucho tiempo vivían en mi casa unos demonios y genios. Cada noche, cuando nos acostábamos, los demonios se reúnen en mi techo y comienzan a jugar, tocar. Para expulsarlos, recogí varios mullahs para leer las oraciones, y por eso gastó un montón de dinero.
Esta noche los demonios de nuevo, como siempre, empezaron a correr y golpear, mientras yo estaba despierto. De repente, un demonio con una explosión, después de romper el techo, saltó hacia mí. Di un paso atrás y salió corriendo. Cuando me corrí con miedo, tocó su cuerno con la mano. ¡Apyray!,[6] demonios también tienen cuernos.
El vecino era un hombre inteligente y dijo:
- Vamos a verlo con una linterna.


Y, después de tomar otros tres o cuatro hombres, entraron en la casa del tártaro. Vieron que el techo era de cañas tejidas, con una rotura en el medio. Comenzaron a mirar a su alrededor y vieron una cabra. Estaba en el suelo boceando.
En un momento se oyó el grito de los cabritos en el techo. Oyendo sus gritos la cabra se levantó y baló. Después de esto, los cabritos bajaron del techo a través de la rotura y se unieron a su madre. Y entonces todos vieron que era la cabra y los cabritos del amo y de vecinos. Por la noche solían comer el heno apilado en el techo de la casa y jugaban allí, y la cabra que estaba en casa cayó del techo.




C



Un día de verano dos hombres hicieron un paseo. Al pasar junto al árbol, cantó el cuclillo. Un hombre dijo:
- El cuclillo es un pájaro profético. Ella me vio y me predijo que llegaría a ser rico en un futuro próximo.
- El cuclillo cantó para mí. Seré yo quien obtendrá la riqueza.

- Y por que es para tí, perro? - se enfadó el primer hombre.

- No soy perro, ¡tu eres perro! - le respondió el segundo enfurecido.
Así que tuvieron una riňa, y después - una pelea.
Ambas caras y narices fueron cubiertos con sangre. Estos dos llegaron al médico. Y después de que les hizo una ligadura, le dijo de que se había iniciado la pelea.
En eso el médico les dice:
- Oh, ¡que tontos! Eso cuclillo cantaba no para vosotros, sino para mí. Si no cantaba, no hubo la pelea, y si no hubo la pelea, no habría conseguido el pago para el tratamiento y no ganaría dinero.

D

Un amigo mío me contó:
En 1875, durante el camino, me detuve en un aúl. Mientras hablábamos, llegó un niño con los ojos hinchados con lágrimas. Sentaba en silencio, no jugaba como los demás niños, no comía. Sentí pena por él y pregunté a la gente sentada a mi lado:
- ¿Por qué este niño es tan lloroso, no juega y no come?
Entonces los habitantes del pueblo me dijeron:
- La madre de este muchacho murió la madrugada pasada. Poco después de su muerte la llevamos a la tumba situada en las cercanías de la montaña y la enterramos al lado de los otros. Cuando por la noche los chicos que habían ido a los terneros llegaron a las tumbas, oyeron de la tumba de la mujer enterrada una voz ahogada. Los chicos dejaron los terneros, corrieron a la aldea y nos contaron todo. Nosotros, los adultos, también nos acercamos a una corta distancia de la tumba y claramente oímos un gemido fuerte. Nos fuimos con prisa y, para llegar lo más lejos del pecado, con todo el aúl trasladamos a este lugar.
Este niño de doce años es el hijo de aquella mujer. "¡Mi madre está viva, hay que cavar la tierra y sacarla!" - pidió el niño llorando a todo el pueblo, pero nadie se acercó a la tumba, y además guardamos al niño y no le dejamos ir .
Entonces el niño se puso llorar y me dijo:

- Sin embargo, señor, ¡mi madre todavía está viva! Señor, es el único quien puede hacer la gracia ...
Con cuidado, mirando más cerca al niño, notó que tenía un aspecto muy inteligente, me sorprendió que por cuánto los adultos intentaban persuadirle, él seguía insistiendo, y estaba convencido de que su madre fue enterrada viva. Lo llamé, lo puso en mis rodillas y le dijo:
- Está viva tu madre o no, niño, voy a ir a verla.
Todos se saltaron en susto.
- Oh, murza, no lo hagas. ¿Si se puede desencerrar la tumba, pensando que los muertos pueden volver a vivir? Por una mujer castigada por sus pecados Usted puede hacer daño a sí mismo en otro mundo - me dijeron.
Pero yo ofrecí al niño que fuera a casa, se vistiera y volviera, y dijo a la audiencia:
- Es cierto que el hombre muerto no puede venir a la vida. Sin embargo, una mujer acostada en un desmayo fue considerada muerta y enterrada, y cuando Uds. oyeron su voz pidiendo ayuda, no la sacaron de la tumba. Así habéis invalidado el gran pecado, porque en ninguna parte del Corán no se menciona el hecho de que personas reales escuchaban de la tumba los gritos de una persona muerte.
El niño regresó rápidamente. Tomando unas azadas y palas, me dirigí a la tumba con mis acompañantes y el niño. Nadie de los residentes del aúl fue con nosotros.
Cuando llegó a la tumba, empezamos a escuchar, pero no importa por mucho que poníamos la oreja al suelo, no pudimos coger ningún sonido. Luego cavamos la tumba. Los dos de nosotros bajaron allí y vieron que la cara y las manos de la pobre mujer fueron cubiertas con la sangre y arañazos, su ropa fue rota, y su cuerpo aún estaba caliente.

Sacamos a la mujer de la tumba y establecimos una carpa encima, atendiéndola todo el día. En un momento en que fue sacada me pareció que tenía un pequeño atisbo de la vida, pero por la noche del mismo día ya estaba fría y, de hecho, muerta.
Estos casos, creo, se llevaron a cabo en otros pueblos. Los médicos educados dicen que hay enfermedades en las que los pacientes pueden permanecer con vida, pero inconsciente. Por lo tanto, no se debe tener prisa sepultando a una persona, hay que esperar y ver antes de enterrarlo.

ZHIRENSHE SHESHEN

Zhirenshé Sheshén[7], estando en camino y acercándose a un aúl, se detuvo, ya que entre él y aúl estaba un río. Él no conocía el vado, por eso se paró en la incredulidad, y en este momento del lado del pueblo se acercó una chica para tomar agua.
Forzando su voz, Zhirenshé la preguntó:

- ¿Dónde está el vado a través de este río?

La chica respondió:

- Allí está el vado. Aunque está muy lejos, pero es el vado más cercano. Otro vado, a pesar de que es el más cercano, está lejos.
No entendiendo el significado de estas palabras, Zhirenshé se fue para el vado que estaba más cerca de él, y empezó a cruzar el río, pero al alcanzar el medio río su caballo se quedó atascado en el barro y cayó, su ropa fue manchada de barro, y él apenas pudo salir. Después de eso, se fue a un vado distante que, con estar muy lejos, estaba más cerca. Allí pudo llegar a otra orilla sin dificultad y dirigió a la yurta de aquella chica.
Después de sentarse en la yurta, Zhirenshé la miró y la dijo:
- Cariña, tengo hambre. Dame una comida más sabrosa de la que tienes.
La chica respondió:

- Hay una comida amarga, pero sabrosa. Hay otra - cenceña, pero amarga.
Zhirenshé dijo:
- Lleva la comida que es amarga, pero sabrosa. La chica vino y trajo de Shanash[8] un tazón pequeño lleno de sal, y lo puso delante de Zhirenshé. Zhirenshé lo miró y dijo:
- Mi querida, ¿cómo puedo comer la sal?
Luego la chica trajo en silencio una taza de kozhé[9] sin salsa o sal, y se colocó delante de él.
Entonces Zhirenshé se puso pensar y como era de mente ágil, persona inteligente, di cuenta de todo lo que ella le había dicho. Se avergonzaba de que no esperando un tratamiento de la ama de casa, comenzó a preguntarle que era más sabroso. De todas las cosas que dijo e hizo, Zhirenshé dio cuenta de que ella era una chica inteligente y seria. Y dicen que Zhirenshé se casó con ella.

El nombre de la chica era Karashash la Guapa. Porque se consideraba la mujer más bella e inteligente, el khan que gobernaba en ese momento odió a Zhirenshé.
Una vez el khan quiso carne de ganso, y sus cocineros le sirvieron un ganso asado. Zhirenshé estaba sentado junto al khan, y el khan le ordenó:
- Comparte ese ganso entre mi, mi esposa, mis dos hijos y ti para que ninguno de nosotros tenga ni más ni menos. Si uno de nosotros va a conseguir una parte mayor o menor, te castigaré duramente.


Zhirenshé tomó un cuchillo, cortó primero la cabeza de ganso, lo dio al khan y le dijo:
- Señor, usted es responsable de todos nosotros, así que aquí tiene la cabeza. Segundo, sin khan no hay khanum, así como no hay khan sin khanum, como no hay pájaro sin cuello, por lo que el cuello es suyo - y él cortó el cuello y lo puso antes de khanum.
- Estos dos chicos - sus hijos, sus alas. Aquí están sus alas - y cortando dos alas Zhirenshé las puso a sus hijos frente al khan.

- Yo soy, señor, ni su cabeza ni pies, más o menos - la persona promedia, por eso toda la parte media de este pájaro es mía - dijo Zhirenshé y al fin y puso el resto del pájaro frente a si mismo.

Dentro de un tiempo el khan estába en la caza y, al haber visto un cardo corredor, ordenó a Zhirenshé:
- Va y pregúnta a la planta donde piensa pararse y cuando piensa viajar de nuevo. Si tu respuesta no será correcta, la guardia te castigaré.

Zhirenshé golpeó el caballo, y lo dejó galopar, deteniendo el cardo corredor con una lanza. Se detuvo un momento, volvió al khan, y le dijo:

- Señor, según sus instrucciones, pregunté al cardo corredor, y él me respondió: "No sé quién de vosotros es un tonto, el khan que te ha enviado a preguntar, o tú quién me pregunta. El viento sabe el comienzo de mi viaje, y el barranco sabe el lugar de mi estacionamiento".
Así que, sin dejar de atormentar a Zhirenshé y no ser capaz de ponerse en su red, el khan era más enojado con él y estaba buscando una ocasión para matarlo y tomar su mujer. Pero Zhirenshé, sabiendo los pensamientos traicioneros del khan, se puso triste. Un día Karashash la Guapa preguntó a su marido:

- ¿Por qué estás triste?

Zhirenshé le contó todo. Luego Karashash le dijo:

- Amigo mío, no te preocupes, inventaremos algo. Invita al khan y sus bías dentro de dos días.
Zhirenshé, aunque ganó la fama de altavoz más destacado del mundo, pero se decía que era muy pobre. En cuanto a su pobreza hasta este momento hay una leyenda: después del día en un hermoso palacio del khan regresó a su choza oscura y estrecha y, sentándose en la piel dura, solía decir:

- Oh, que buena es mi casa, mi espacioso palacio - una yurta blanca.
Al oír las palabras de su esposa, Zhirenshé le dijo:
- Queremos invitar al khan y sus acompañantes, pero ¿dónde vamos a colocarles, y con qúe les vamos a tratar? En este Karashash respondió:

- Déjame pensar en eso.

Dentro de dos días Zhirenshé invitó al khan y su séquito. Dirigiéndose a su casa el khan y sus guardias se preguntaban: ¿con qué va a tratarles Zhirenshé? Cuando los invitados vinieron, se sentaron en la choza, y los que no tenían suficiente espacio se colocaron en el patio a cielo abierto, Karashash la Guapa, levantándose de su asiento, les trajo una taza de leche y un poco de crema agria y lo puso ante el khan.
El khan tomó la crema en la punta del dedo meñique y lo puso en su boca. La crema parecía tan sabrosa, como si en su vida nunca había comido el plato más rico. Y después de comer con la punta de su dedo meñique una o dos veces más, sentía saciedad. Los restos de la crema dio a sus acompañantes. Y todos, preguntándose qué tipo de plato fue, lo probaron.
Saliendo de la casa, el khan dijo a Karashash:


- Bella, que plato ha servido a nosotros? Hasta ahora no hemos probado una comida tan sabrosa. Enséñanos, que ordenamos a nuestro cocineros que prepararan este plato.
Entonces Karashash dijo:

- Señor, sabe Ud. que somos pobres, y cuando mi marido decidió invitarles a Ustedes, me puso pensar qué puedo entretener a los invitados. Finalmente llegué a la conclusión de que los alimentos más nutritivos en el mundo debe ser una leche materna, ya que un niño menor de cinco-seis años puede vivir con la leche de la madre. Así que, ordeñando mi leche, hecho esta crema.

El khan exclamó: "¡Oh!", se levantó rápidamente y salió.

Se sabe que en los tiempos antiguos, así como en el presente, si alguien pruebe la leche de una mujer, ella se hace igual como su madre y él no puede casarse con ella.
Pocos días más tarde el khan invitó a Zhirenshé, le pidió perdón por el trato injusto y le regaló gran cantidad de ganado.



KARAKYLYSH
Cuento



Una vez vivieron cinco hermanos. Todos los hermanos sembraron una media desiatina de pan. Cuando comenzó la cosecha, los hermanos notaron que por la noche alguien había venido y quemado el pan.

Después de eso comenzaron a guardar su cultivo. El hemano mayor guardó el primero, pero no vio a nadie. Así los cuatro hermanos mayores guardaban cuatro noches. La quinta noche guardó el más joven de los hermanos. Su nombre era Karakylysh.
Esa noche, cuando Karakylysh guardaba, cayó del cielo una yegua castaña y comenzó a comer pan. Karakylysh la atrapó. La yegua castaña le dijo:
- Niño, déjame ir. Tengo cinco potrillos, les voy a darlos todos - uno para cada uno de vosotros.
Karakylysh la dejó ir. Después de eso la yegua castaña trajo cinco potrillos y dio el más pequeño a Karakylyshu, y los otros cuatro – a los otros cuatro hermanos.
Pero cuando los hermanos empezaban su carrera, Karakylysh siempre llegó primero.
Una vez Karakylysh vio un humo de la tierra, y se dirigió allí. Vio una casa que pertenecía a una mujer que se llamaba Vieja Insaciable. La anciana tenía cinco hijas. Las habitaciones de las chicas para la relajación, juegos y la comida estaban separadas.
Karakylysh penetró en la habitación para juegos y se escondió bajo la alfombra.
En cuanto las chicas comenzaron a entrar en la sala, levantó la alfombra. Las chicas gritaron de miedo y corrieron a su madre. La madre les regañó y dijo que regresaran. Cuando las niñas regresaron, se sentaron y empezaron a jugar, Karakylysh atrapó a todos. Tomó a las cuatro en sus axilas, y a la quinta puso detrás de su espalda, se montó en su caballo y partió, pero la anciana comenzó a llorar y dijo;
- Mañana te entregaré a mis hijas, y hoy por favor queda con nosotros.
Karakylysh regresó a las hijas, y se quedó para pasar la noche.
Llegó la noche. La vieja se hizo la cama y le ofrecí que se acostara. Antes de acostarse Karakylysh salió al patio y vio que su caballo estaba llorando – las lágrimas salían de un ojo, la sangre – del otro. Y el caballo le dijo:

- No duermes hoy. Si te acuestas, la anciana te matará. Forja los dientes de hierro para sí misma.
Karakalysh se volvió en la habitación, pero no dormía. La anciana entró en la puerta y dijo:

- ¡Vete a dormir, querido!- y se fue.

Después de un rato se volvió. Mientras que ella se iba y volvía, amaneció. Por la mañana, la anciana le dio su gran dote, y acompañando a sus hijas, dijo:

- Cerca del camino hay tres pasos. Que no se paréis en dos pasos por la noche, y en el tercero podéis pasar la noche.

Ya era de noche. Cuatro hermanos mayores estaban por la noche en el paso mediano y Karakylysh pasó la noche en el tercer paso.

Después de levantarse por la mañana, Karakylysh oyó a sus cuatro hermanos llorando, y alguien les dijo:

- Si me presentas a Karakylysh, les dejaré ir.

Al oír estas palabras, Karakylysh llegó y vio a Aydahar[10]. Aydahar soltó a todos los cuatro hermanos y dijo a Karakylysh:

- Tráeme la hija inmortal de Bermes[11] resguño khan.

Karakylysh aceptó y se fue. Mientras caminando, vio a un hombre que unía un monte al otro, y luego los separa. Karakylysh le preguntó:

- ¿Qué estás haciendo aquí? El hombre respondió y dijo:

-Quiero ser el compañero de Karakylysh.

Y juntos se han marchado. Se conocieron en el camino a otra persona que estaba tomando agua de la desembocadura del lago y la vertía en otro lago. También le tomaron a sus compañeros. A continuación se reunieron con el tirador y un corredor. El corredor corría tan rápido y era tan ágil que podía cortar la cola de dos cotorras sentadas juntos y adjuntarlas una al otra.

Así se montaron en un caballo, vieron dos montañas: la sangre salía de una montaña, y de la otra salía pus, y debajo de las montañas había un aúl.
Karakylysh vino a aúl de khan, y dijo:

- Estoy aquí para tomar a su hija. Y khan le ijo:

- Te pondré una condición. Si lo haces, te la daré, y si no – te mataré.
Primero decidió hacer una baiga y dejaron los caballos. El caballo de Karakylysh llegó primero. Después de esto, khan ha decidido organizar las carreras de pie. Karakylysh dejó a su amigo - el corredor, y khan – a la anciana. La anciana tomó un balde de la bebida de miel.
Antes de empezar a correr la vieja emborrachó al corredor, y cuando se quedó dormido, ella corrió sola. El oidor, poniendo su oído a la tierra, dijo: "Sólo un hombre está en marcha." Entonces Karakylysh gritó al tirador: "¡Tira!" El tirador apuntó, disparó y golpeó el balde que estaba a la cabeza del corredor. El corredor, despertando, cogió un puñado de arena y corrió. Después de haber alcanzado a la anciana, le gritó a ella, "vieja", y cuando la anciana miró, él tiró arena en sus ojos, y ella se paró gritando. Así que un corredor llegó en primer lugar. Khan entonces cerró a Karakylysh con sus amigos en una casa de hierro y se extendió alrededor unas brasas empezando a inflamarlas. En ese momento, un hombre que podía tomar el agua de un lago en su boca, comenzó a salpicar agua.
Después de esto, khan tuvo que entregarles a su hija.
Por el camino los amigos de Karakylysh se quedaron en sus ubicaciones originales. Como recompensa Karakylysh les dio ropa, pero no la tomaron ellos.
Karakylysh entregó la chica a Aydahar, y siguió su camino dirigiéndose a sus hermanos.

Leyenda

Cuando guerrero valiente Kara-batyr era un niño, durante una incursión en aúl fue capturado por bandidos que le hicieron pastar ovejas. Caminaba en andrajos, hambriento y alimentaba sólo con leche de ovejas ordeñadas por él en estepa.

Una vez, cuando el chico estaba sentado solo en tristeza, un cuervo se acercó a él volando y se sentó junto. El muchacho se volvió hacia él y le dijo:

— Hey, ¡cuervo, pájaro mío!

¡Tu alimento – es corriente de la sangre!

Me quito el amuleto -

Vuela a mi aúl natal.

Allí mi padre en angustia hay -

¡Dele este amuleto!

El cuervo grajeó y se fue volando. Un poco más tarde el cuervo se volvió y el muchacho le dijo:

Hey cuervo, ¡pájaro mío!

Comes nada más que carroña.

¡Amuleto que te doy

Lleva a mi aúl natal!

Al chirriar algo se fue volando el cuervo. Pero después volaron unas grullas y se sentaron al lado, y el chico les dijo:

— ¡Grullas queridas, maestros mías!

Con cuello largo su género es glorioso.

Dirijan su vuelo a mi aúl

¡Lleven el amuleto allí!

Las grullas gritaron "tyrrau-tyrrau", y también dieron a la fuga. Los gansos llegaron. Y el niño les preguntó:

— Oh, ¡gansos, gansos amigos míos!

¡Me apresuro a vosotros

Con mi súplica!

¡Amuleto, que le doy,

Llevéis a mi aúl natal!

Los gansos se fueron graznando. Llegaron unos cisnes. El chico de nuevo:

— ¡Familia de cisnes de lago!

¡Señores, ustedes son corpulentos!

¡Amuleto, que le voy a dar,

Lleven a mi aúl natal!

Los cisnes se volvieron hacia él, esperaron un rato y también se fueron. Algún tiempo después, llegó una golondrina. El chico:

Oh, ¡golondrina, pájaro mío!

¡Me tienen los enemigos en cautiverio malvado!

¡Amuleto, que te doy,

Lleva en mi aúl nativo!

La golondrina se levantó, dio una vuelta, pero finalmente lamentando al chico regresó y se sentó sobre su mano.

Aún de reconocer el amuleto mi padre, no va a saber con que gente estoy viviendo. Hay que hacer alguna señal en el amuleto – pensó el muchacho, tomó el cuchillo e hizo un disparo en el brazo haciéndolo sangrar sobre el amuleto y aruñó tamgu de turcomanos con esta sangre. Después de eso, él ató el amuleto alrededor del cuello de golondrina, le dijo a que tribu pertenecen sus padre y madre, y donde viven, y la dejó ir.

La golondrina voló siguiendo la dirección especificada por el chico:

Sobre una cadena de altas montañas,

Sobre un abismo de lagos oscuros,

Sobre soledad de desiertos y pantanos.

Al borde de la tierra desconocido

Sus alas estaban llevándola,

Con sudor chorreado por ellas.

Notando ella peligro desde arriba, se escondía detrás de terrenos irregulares.

Pasó volando por muchos países,

Pero llegó el fin del camino.

El sol se salió por trigésima vez,

Y abajo apareció el aúl

Que el chico pidió que encontrara.

Al lograr el aúl, la golondrina, se sentaba volando en las cimas de una u otra yurta. Examinaba la gente del aúl y por mucho que buscaba, no pudo encontrar a los mencionados por el chico.

Finalmente, cansada, se quedó dormida. Y oyó gemidos de una mujer. La golondrina empezó a escuchar con atención. La vieja cantaba con lástima:

— Oh, ¡niño mío,

Una mata de mi pelo cano!

Al lado de lagos hay jóvenes caños –

¡El único hijo mío!

¿Dónde puedo encontrar tus pistas?

¿Que enemigo te capturó

O corriente enojada te llevó

O una bestia maldadosa te tomó?

Si la roca requiere una víctima,

¡que me muera, pero no tú!

Pasó año tras año...

¡Es difícil vivir sola sin el hijo mío!

Espera, - de repente interrumpió a la anciana el anciano, y comenzó a llorar:

Como un tallo de la hierba creció solo,

¡Mi único, mi hijo!

Tu padre pasó ya por todo el mundo,

Pero ¡no hay ningunas noticias sobre mi hijo!

Flaco como una borra amojamada estoy hoy.

Mi huesos que son más fuertes que unas rocas,

Está quemando y destruyendo el calor.

¿Dónde estás, mi fiel tulpar?

¿O mi halcón se dio en una trampa?

Desearía ahora lo único:

¡A verte y morir!

A continuación, una joven al pedir a los ancianos que se callaron cantó:

En la aguda espada de acero

Su cuerpo parecía

¡El hermano nacido conmigo!

¡Creía tener vida fácil hasta morir!

Me pongo - seda,

Y mis caballadas –

¡Son caballos de pura sangre!

Tengo muchísimas amigas alegres,

Fieles compañeras de mi primavera,

Pero has desaparecido - ¡el destino es tan mal!

Y mi alma se congeló

Chapeta se fue de mi rostro,

Se desvanece el color de mis días primaverales

Sin tener tiempo de hacerse mejor.

¡Mis ancianos, padres míos!

¡No lloren, río amargo de lágrimas!

Hoy he tenido un sueño –

¡Que felicidad nos traiga!

¡Comprendan mi sueño, ancianos!

Halcón que desapareció hace mucho tiempo,

voló de nuevo hacia mí,

El caballo que hemos perdido en la caballada

Volvió hacia mí en el sueño,

Es querido hermano mío

En mi sueño entró en nuestra casa de nuevo!

¡Misericordia nos dará Kuday[12]!

¡Sólo a unos muertos no vamos ver!

Lo juro, Baba Tukty[13],

lo juro, Azis-Shashty:

Veo una golondrina volando hacia nosotros

¡Para llevarnos el mensaje de nuestro nativo!

Al oír unas palabras así, la golondrina voló hacia abajo y se sentó delante de los ancianos. Los pobres, sollozando, quitaron el amuleto discernieron el tamgú[14] y por el tamgu llegaron a saber que Kara-batyr había sido capturado por los turcomanos; después de eso, al preparar unos caballos y al reunir la gente, se fueron. El anciano, otorgando grandes regalos a turcomanos, regresó al su aúl con el hijo.

SABIO LUBKAN

Un monje, imaginándose que era un hombre justo, dijo al sabio Lubkan en una reunión:

- Es pecado que Usted cura a unos enfermos. El Dios envía muerte, miseria, y Usted busca modos de salvarse de ellos, lo que, a mi juicio, es una resistencia a una voluntad del Dios.

Lukban dijo:

- De ser esto justo, entonces traiga el libro que lo dice, y de ser este libro el libro a las palabras del cual se puede confiar, me arrepentiré y cesaré el tratamiento.

El monje en ningún libro leyó las palabras sobre las cuales estaba hablando, y por lo tanto no se movió para traerlo.

La gente reunida echó las campanas a vuelo:

- Sabio Lukban había consolado a mucha pobre gente, ayudado a unos huérfanos, viudas. Si consideras que sus quehaceres sean pecables, pruébalo con el libro, y si no puedes probarlo, te llevaremos a kazí.

Lukban, viendo que las cosas toman mal giro, les pidió que dejaran ir al monje. Le llevó en la calle y quedándose con él a solas, le dijo:

- Monje, le agradecemos por lo que Usted ganando salvarnos de nuestros quehaceres pecables, a su juicio, me dio el consejo. Pero yo también quiero darle un consejo: siempre que sea, antes de iniciar cualquier cosa, primeramente haga su mente que trabaje. Cuando su mente llegue a cierta conclusión, haga que trabajen sus ojos, y sólo después de que su mente decida, y los ojos vean la posibilidad de realizar este asunto y lo confirmen - sólo después de eso delengue y dé soga a las manos – es primero.

Segundo, desde sus palabras está claro que Usted no es hombre bien versado, ya que el Dios dio a un hombre diferentes partes del cuerpo, dio manos para trabajar, ojos para ver, piernas para caminar, oídos para oír. Dio razón para distinguir lo bueno de lo malo. Y si todo eso Usted no va a usar con los fines previstos, resultará que va en contra de la voluntad del Dios, y por lo tanto, no se puede rezar a Dios sin estar de pie, sin estar sentado, sin ver ni oír. Así mismo todos los objetos inanimados son creados no sin necesidad. Una hierba es creada como el veneno, la otra – es el contraveneno. Y si no las concibas y no llegues a conocerlas, eso también será un pecado, y si Usted va a utilizarlas en necesidad y con provecho, no habría ningún pecado en eso.

HOMBRE GENEROSO

Atymtay Generoso[15], siendo un hombre muy rico, cada día se vestía una ropa desgastada, carreteaba heno, cortaba leña. Una vez sus amigos le preguntaron:

- Generoso, el Dios le dio a Usted la riqueza, Usted da a una gente dinero, comida, a desnudos - ropa, a sin hogares - refugio y, a pesar de esto, como el último hombre pobre está cortando leña, llevando heno, exponiéndose a diferentes dificultades... En pocas palabras, está trabajando. ¿Cuál es la razón de todo eso?

Generoso respondió:

- Hay cuatro razones de eso: primeramente, si voy a montar en un caballo hermoso, vestirme en ropa cara y acostumbrarme de diferentes ventajas de la vida, se me ocurre encopetarme y con este pensamiento, temo de empezar a evitar a mi gente infeliz, dejar de prestar atención a las necesidades de los pobres y olvidar ayudarles. Segundamente, estoy convencido que no hay nada humillante en lo que tengo la riqueza y sigo a trabajar. Y eso creo que será un ejemplo para las generaciones futuras.

Terceramente, si cada día aún con poco labor cobraré uno y dos peniques y por ellos compraré pan y lo comeré, eso me traerá más beneficios, ya que alimentos duramente ganados son mucho más sabrosos y más nutritivos.

En cuarto lugar, de contar yo que la riqueza me dada por el Dios pertenezca sólo a mi, y no la voy a gastar dónde sea necesario, y la mayoría gastaré por comida y por si mismo, entonces tengo miedo de convertirme en un pecador ante el Maestro, que me ha dado esta riqueza.

INDIANO

Un indiano, después de regresar a casa, encontró que alguien le robó la carne, colgado por él para acecinar en un árbol cerca de la casa. Al examinar la localidad alrededor del árbol, caminó por la calle preguntando en voz alta si alguién había visto a un viejo hombre, bajo de estatura, con arma corta y perro pequeño con una cola larga y tupida.

Resultó, que a un hombre así, le habían visto muchos, y siguiendo sus decires capturó al ladrón. Cuando los aldeanos preguntaron al indiano, cómo él aprendió los signos del ladrón, él contestó:

- Que el ladrón es un hombre de baja estatura, entendí ya que cuando había tomado carne, sustituyó una piedra bajo sus pies. Que es un viejo, aprendí por sus pistas, ya que tiene un paso muy corto. Antes de tomar la carne, el ladrón apoyó su escopeta contra el árbol, y el extremo de caña dejó un pequeño rasguño en la corteza del árbol. Por la altura de este rasguño y el jacilla dejada en la tierra con la caña de fusil, me enteré de que tenía un arma corta. Lo que había un perro con el ladrón, y que era pequeño con hopo, me enteré de que cuando estaba robando mi carne, el perro se sentaba aparte y en el suelo arenoso se quedaron las jacillas de sus patas y cola con las que meneaba.

CUERVO Y GUSANO

Un cuervo volando, vio un gusano reptar por el suelo, lo cogió en su pico y voló. El pobre gusano se sintió que el asunto tomó mal cariz, y dijo:

- Hey, cuervo-héroe, he conocido a sus padres. Eran unas aves muy hermosas.

Al cuervo le gustaron estas palabras, y sin abrir el pico, le dio un sonido ronco:

- ¡Sí!

- He conocido sus hermanos y hermanas - seguía el gusano.

El curvo hizo un sonido de nuevo:

- ¡Sí!

- Pero todos ellos no eran más bellas que tú, - dijo el gusano. Y después de eso el cuervo muy contento abrió su pico ampliamente y dijo con voz ronca:

- ¡Sí!

El gusano cayó al suelo, y así se salvó de la muerte.

POLKAN

En los tiempos cuando estudiábamos, en el patio de nuestro maestro vivía un perro grande llamado Polkán. Un día miramos por la ventana y vimos un perro pequeño de habitación correr hacia Polkán y empezar a ladrar en voz alta a él, tirar, saltar y morderlo por sus patas.

Entonces dije:

- Espera un minuto, y vas a conocer, mi perro, Polkán te castigará si no dejas de toparse de bruces.

Algún tiempo seguíamos mirarlos. Polkán no se movió, no se amoscó y soportaba silenciosamente las agresiones y mordeduras del perro pequeño.

Al volverme, vi a nuestro maestro estar de pie detrás de nosotros y escuchar mis palabras.

- Verás - me dijo - Polkán tiene el corazón mejor que el tuyo. De jugar tú con los chicos menores, a la corta o a la larga harás llorar a uno de ellos u le ofenderás. Pues Polkán, aunque es un perro, pero se avergüenza de causar daño a unos más débiles que él, y no afecta este perro pequeño.

-

HOMBRE FELIZ

Un rey tenía su esposa caída enferma. Muchos médicos fueron invitados. Todos ellos trataban mucho, pero no alcanzaban a curar a la enferma. El rey reunió a curanderos y adivinadores y les anunció su voluntad:

- Curanderos y adivinadores, encuentren un remedio para curar la reina. Si no lo encuentren, entonces ordenaré que hagan a todos vosotros morir - colgar.

Todos los curanderos y adivinadores estaban asustados y confundidos, uno de ellos dijo que él sabía el remedio para curar la enfermedad de la reina. Le llevaron ante el rey. Y el adivinador le dijo al rey:

- Hay que encontrar al hombre más feliz del mundo, y de batir a la enferma con su camisa la enfermedad será vencida, y ella se recuperará.

El rey envió a todos los mensajeros por todo el reino. Pero por mucho que buscaban, no podían encontrar la persona más feliz. Si uno es rico y afortunado, entonces no tiene niños, y si hay una riqueza y niños, entonces alguien no le gusta a él, o le causa daños, o su esposa o sus hijos están enfermos. Y, por último, si una persona tiene todo, entonces no hay satisfacción por su riqueza, porque él quiere tener más, y por no poder ser satisfecho se causa muchas decepciones.

Perdida la esperanza, los mensajeros se detuvieron las búsquedas, decidiendo que no era posible encontrar el hombre más feliz. Pero un día el príncipe se puso en camino y oyó a un pobre hombre acercarse a una chavola caída y decir:

- Hoy he terminado el trabajo, he comido y estoy harto. No tengo ahora ningunos males. Pues me tiro y me acuesto.

Diciendo eso él se acostó en un montón de paja cerca de la chavola y se quedó dormido inmediatamente.

Al escuchar todo eso el príncipe hizo saber al rey que había encontrado al hombre más feliz. El rey rebosante de alegría, envió a sus servidores para que le llevaran el hombre más feliz. Al estar traido este hombre le dieron el oro y la plata, y le pidieron que entragara su camisa, pero se resultó que el hombre más feliz no tenía aún camisa.

SABIO JUEZ

El rey de Argelia Bauakas oyó que en una de las ciudades de su reino había un juez justo, y que nadie podía lograr a engañarle con testimonios falsos ya que se enteraba de litigantes a aquél quien tuvo razón y a aquél quien estaba equivocado.

Para saber si era la verdad todos aquellos decires, Bauakas, vestido como un comerciante, se fue al juez. A la entrada de la ciudad un mendigo cojo le pidió una limosna. Bauakas le dio limosna, y quería seguir pero el mendigo le cogió por el borde de su manto, y no le dejó ir.

— ¿No te ha dado una limosna? ¿Qué más quieres de mí? - Preguntó Bauakas.

— Usted me ha dado limosna es verdad, pero haga una buena cosa más – póngame en el caballo detrás de si y lléveme hacia la plaza, ya que temo ser aplastado por un caballo o camello en bazar - dijo el mendigo.

Bauakas puso al mendigo en caballo, lo llevó al centro de la ciudad, se detuvo allí y le pido que se bajara. El mendigo no se bajaba. Entonces Bauakas se volvió hacia él y levantando la voz dijo:

— ¿Porqué estás sentado? Bájase hemos llegado hacia la plaza ya.

— ¿Porqué debo bajarme? El caballo es mío, y si consideras que mi caballo es tuyo, entonces ¡vamos hacia kazí! – Riñó el mendigo.

Se reunió la gente y escuchaba a ellos discutir.

Todos dijeron:

— Vayáis a kazí, él encontrará quien de vosotros tiene razón y quién está equivocado.

Bauakas y el mendigo llegaron hacia kazí... Vieron - otros litigantes habían llegado hacia kazí. Kazí les llamaba y encuestionaba por turno. Pues llamó a un científico y campesino. Ellos estaban procesados por la esposa. El científico dijo que fue su esposa, y el campesino – que la suya. Kazí lo escuchó y respondió:

— Dejen aquí a la esposa y Ustedes vengan aquí mañana.

Después de todo, llegó el turno de un carnicero y mercader de aceite. Toda la ropa del carnicero estaba en la sangre, mientras que la del mercader de aceite - en aceite. El carnicero tenía el dinero en la mano, y el mercader de aceite se apoderó de la mano de carnicero con dinero... El carnicero contestó la pregunta de kazí:

— Compré este aceite del mercader de aceite y saqué el dinero para pagar, y me agarró la mano tratando de quitarme dinero, y después de no obtener dinero con la fuerza, seguía coger mi mano y me llevó en su casa. Tomaré tu dinero con mentira.

El mercader de aceite respondió a eso:

— No es verdad eso, kazí. El carnicero vino hacia mí para comprar aceite, y le echó un balde. Entonces él me dijo: "intercambie el oro". Para intercambiar un áureo, sacó una bolsa de dinero y sólo tuvo tiempo para ponerla sobre la banca como el carnicero agarró aquella bolsa y estuvo a punto de huir. Lo agarré por la mano, retuve y llevé hacia Usted.

Kazí escuchó a los dos y les dijo:

— Dejen el dinero aquí, y Ustedes lleguen mañana.

Llegó el turno de Bauakas y el mendigo. Bauakas contó todo el asunto desde el principio hasta el fin. Y el mendigo gritó:

— ¡Está mintiendo! Entré en la ciudad en el caballo y este vendedor se sentó en el suelo y pidió que le trajera a la ciudad. Lo puse en caballo, llevé a la ciudad y le dije:

— ¡Bájese! – Y él no se bajó del caballo, dijo que fue su caballo - y me prestó problemas.

Kazí pensó por un momento y dijo:

— Dejen el caballo aquí y Ustedes lleguen mañana.

Al día siguiente, mucha gente vino a escuchar los juicios de kazí. El primero se acercó el científico y el campesino.

— Kazí les dijo:

— La mujer es del científico, y al campesino ¡le azoten cincuenta veces!

Hicieron todo lo que les había ordenado inmediatamente: al científico le dieron su esposa y al campesino le azotaron.

El segundo fue el carnicero y el mercader de aceite.

— El dinero es tuyo, carnicero, - dijo kazí - y al mercader de aceite ¡le azoten cincuenta veces!

Los terceros llegaron Bauakas y el mendigo.

Kazí preguntó a Bauakas:

— Entre unos veinte caballos reconocería su caballo?

— Reconocería - dijo Bauakas.

— Y Usted? - Kazí preguntó al mendigo.

— Reconocería - también dijo el mendigo.

— Después de eso, kazí ordenó a los dos que vayan y les llevó al establo.

El primero fue Bauakas a quien dejó que entrara en establo Bauakas. Aquél entre muchos caballos encontró el suyo y se dirigió directamente hacia él y lo agarró. A continuación, dejó que el mendigo entre, aquel también llegó a el mismo caballo.

— Después de eso, Kazí, ocupando su lugar, dijo la frase:

— El caballo, es del comerciante, y al mendigo ¡le azoten cincuenta veces!

Después de las sentencias kazí se fue a su casa. Bauakas le siguió.

— ¿Por qué me sigues viniendo? - Preguntó kazí – Puede ser no estés satisfecho con mi decisión?

— No, - dijo Bauakas - Estoy contento con la decisión.

— Pero me gustaría saber cómo se enteró Usted de que la mujer es la esposa del científico, el dinero pertenece al carnicero, y el caballo es mío?

Kazí dijo:

— ¿Llegó a saber qué mujer era la esposa del científico de un modo así: temprano por la mañana llamé a ella, y le ordenó: "Llene mi tintero con la tinta." La mujer rápidamente lavó el tintero y la llenó - y lo hizo todo tan rápido, que fue evidente que ella trabajaba con el tintero y tinta. De ser ella esposa del campesino, en este caso no habría tenido esa habilidad. Así me enteré de que el científico estaba diciendo la verdad.

Llegó saber sobre el dinero de esta manera. Ayer, los puse en una taza con agua, y hoy temprano por la mañana ´he examinado si flota aceite sobre el agua. El aceite no estaba flotando. De esto se hizo evidente que el mercader de aceite dijo una mentira, y el carnicero tenía razón. De preguntar Usted porque puedo explicarle: si el dinero sea del mercader de aceite, él lo ensuciaría con aceite, y aceite flotaría en el agua. Era más difícil llegar a saber sobre el caballo - el caballo, llevado por Ustedes fue reconocido tanto por Usted como por el mendigo. Pero le lleve al establo no para ver si reconocen el caballo, sin con el fin de ver – a quien de Ustedes reconocerá el caballo.

— Cuando Usted llegó hacia el caballo, ella gritó y giró la cabeza hacia Usted, y cuando se acercó el mendigo, ella se acostumbró oprimió oídos y empezó a levantar su pata. A partir de aquel momento, estaba claro que el caballo era de Usted – terminó kazí.

Entonces Bauakas le dijo:

— No soy ningún comerciante, soy rey Bauakas. Vine para asegurarse de que sea la gloria hablada sobre Usted verdadera. Ahora, pídame todo lo que quieres.

— No necesito premios. Una alabanza así es la recompensa suficiente para mí, - dijo Kazí.

AHORRO Y AVARICIA

Algunas personas respetables deseando ayudar a una familia en duelo, recogían donaciones y con este fin visitaban casas, una por otra, y una vez pasaron por la casa de un hombre rico. Oyeron que el rico dejándoles en el patio, regañaba al empleado por el hecho de que aquél había olvidado arreglar un pequeño trozo de cuerda. El rico le dijo:

- Usted no sabe esto, aún ser esto un pequeño trozo de cuerda, pero es cosa comprada por dinero, y no es fácil ganar este dinero.

Los viajeros que vieron y oyeron todo eso comenzaron a consultar entre sí que hacer. Es poco probable que el hombre que es tan enojado por lo que un pequeño trozo de cuerda fue olvidado y dejado en el camino, donará algo, y es mejor para ellos no desperdiciar palabras en vano, e irse por el mismo camino. A lo que uno respondió:

- ¿Qué perdemos? Una vez llegados, le diremos nuestro caso.

Al decidir eso, vinieron al hombre rico y le dieron salem. Bai les cortésmente invitó que vinieron con él. Y después de haber aprendido su asunto con que habían llegado, inmediatamente sacó el dinero y les dio dos veces más que los otros, y, además, se comprometió a darles cuatro o cinco bolsas de pan.

Los viajeros se adivinaron de un acto así, y después de estar sentado un rato, le contaron cómo le encontraron un avaro viéndole en el patio. Entonces el hombre rico les dijo:

- Por no ignorar unas cosa, por pequeña que sea, las apreciaba y arreglaba, por eso tengo la oportunidad de ayudar a unos pobres y enfermos. Ahorro no es avaricia.

NUEZ DE ORO

Antes de gran fiesta para complacer a sus hijos, el padre trajo a casa diferentes nueces.

La niña menor Helena al ver entre nueces traídos los de oro, empezó a pedir con insistencia que le dieran estas nueces.

- Estas nueces son hechos sólo para la belleza, toma aquellos – apuntó la madre.

Helena empezó a llorar:

- No voy a tomar nueces negras. Dáme las nueces con ruezno de oro. Los granos en ellas deben ser más deliciosos que de los otros - dijo.

La madre pensó que, tal vez, no hiciera daño en la satisfacción de las solicitudes de la muchacha traviesa y le dio las nueces con ruezno de oro, y a los otros niños les entregó otras nueces.

Helena estuvo encantada e inmediatamente empezó a romper sus nueces. Miró, y ninguna de aquellas tenía granos, sólo ruezno vacío. Los niños sentados al lado empezaron a burlarse de ella.

Entonces el padre le dijo:

- Estas nueces no son para comerlas, sino son hechas para la decoración. Tomé el ruezno vacía de los frutos secos y los pinté con pinta dorada. En otras ocasiones no juezgues sobre las cosas según su apariencia, ya que el valor de las cosas reside en su contenido.

COMO SE PUEDE ENRIQUECER

Un científico francés, dijo:

- En 1791 yo era un joven y estudiaba en la universidad. Cada semana me fui a ver mi madre, que vivía en la ciudad Versal, y siempre vi en la calle a un mendigo con el nombre de Antón, pidiendo limosna.

Un día estaba caminando como siempre y me reuní con el hombre delgado, de estatura mediana, ya que caminaba en la misma dirección que yo, fuimos juntos, y nos encontramos con el mismo mendigo Antón. Como era de costumbre, comenzó a mendigar. Mi compañero, mirando a la cara de Antón le dijo:

- Antón, te ves como un hombre inteligente y parece tener fuerza para trabajar, sin embargo, se pones a una humillación así. Si quieres estar rico, voy a darte un consejo. Yo también fui un hombre tan pobre como tú, pero no estaba pidiendo limosna como tú iba de pueblo en pueblo, recogiendo en basura, en paja, o pidiendo unos viejos harapos. Después, vendía estos harapos en la fábrica de papel, acumulé poco dinero de un modo así y compré un burro y carro. Entonces empecé a andar en un carro para recoger y comprar viejos harapos inútiles en la granja, y luego se dediqué al comercio. Trabajando de esta manera, por siete años acumulé diez mil francos. Al ganar dinero, compré una fábrica de papel. Yo estaba joven, enérgico y ahorrativo, no perezoso, creó un bien situado negocio y actualmente tengo dos casas de piedra de gran tamaño. La fábrica dejó a mi hijo. Espero que no vaya a tener hambre y ser desnudo, porque desde la temprana edad le también aprendía no ser perezoso y no perder tiempo en vano y le convencía que no ganara el pan por medio de ligero trabajo. Siga mi ejemplo, Antonio, y te convertirás en un hombre tan rico como yo, - dijo, y se alejó.

Al escuchar estas palabras, Antón se quedó en el mismo lugar, se puso en el pensamiento y aún se olvidó de pedir limosna.

En 1815 pasando por la ciudad de Bruselas, entró en una librería grande. En la tienda vi un rostro del comerciante parecida familiar, él dio varias órdenes a sus empleados.

Cuando yo permanecía en la tienda, el hombre miró a mí fijamente, se detuvo pensativo, se acercó hacia mí y me dijo:

- Disculpe, quiero preguntarle ... Hace a eso de veinticinco años Usted parece estudiaba y cada día caminaba a Versal y siempre por el mismo camino?

En vez le recordé y exclamé con sorpresa:

- ¿Es usted, Antón!

- Sí, respondió el comerciante, - soy el mismo mendigo Antón. Un día, cuando Usted caminaba con una persona, él pronunció las palabras que penetraron profundamente en mi alma, y entonces después dejó de mendigar y comenzó a trabajar. Se comprometió a trabajar duramente y tratar con mis ganancias ahorrando. Y por fin se hicieron realidad las palabras de aquel hombre. Pues ahora soy el dueño de esta tienda grande.

PEDAZO DE ALGODON

Una adolescente estaba remendando el chapán de su padre. La madre se sentó a su lado y empezó a enseñarle:

- Hija mía, entre todas las cosas del mundo no hay tales, que no serían útiles para algo, y no se tumbarían en el suelo en vano.

Al decir estas palabras la madre, la chica terminó remendar la ropa, se puso de pie y, reuniendo unos pequeños pedazos de algodón, los metió en el patio, diciendo:

- Mamá, estos pequeños pedazos de algodón, tal vez, no estén necesarios para nada.

- Hija mía, estos pedazos no se perderán vanamente tampoco, - dijo la madre.

Hablando con la madre, la chica de repente miró por la ventana. Vio cómo el viento soplaba los pedazos de algodón y como un gorrión persiguió un pequeño pedazo, lo cogió en su pico y voló.

- Mamá, el gorrión tomó un pedazo de algodón. ¿Y qué va a hacer con él? - Preguntó la muchacha.

- Ya ves, hija mía, como se han confirmado mis palabras de inmediato. El gorrión fortalece su nido con algodón para sea blando a sus niños pequeños - dijo la madre.

HOMBRE y CORTESANO

Un hombre encontró en una estepa una piedra particularmente hermosa preguntó a su vecino qué hacer con esta piedra.

- Llevalo al rey - aconsejó el vecino.

Así el hombre llegó al palacio, se inclinó a los pies del cortesano y le pidió que organizara una reunión con el rey.

- ¿Que negocio tienes con él? – Preguntó el cortesano.

- He traído un regalo para el rey - contestó el hombre.

- Si me darás la mitad de lo que te dará el rey, puedo organizar una reunión, de lo contrario no verás al rey - dijo el cortesano.

El hombre se puso de acuerdo.

El cortesano llevó al hombre hacia el rey. El rey aceptó el regalo y al agradecer al hombre le dio mil rublos. Pues el hombre cayó de rodillas y dijo:

- Señor, no tomaré mil rublos, ordene que me azotan cincuenta veces por la espalda.

El rey pensó que debía tener una razón todo esto, y ordenó a los guardias que ligeramente azoten al hombre cincuenta veces. Cuando al campesino le azotan veinticinco veces, él dijo:

- Basta, a mí me basta, y el resto debe obtener el cortesano, ya que el medio de donación del rey, cual sea, debo darle a él.

El rey llamó al cortesano y ordenó que le fuertemente azotaran veinticinco veces. Después de eso el rey quedándose contento con la ingeniosidad del hombre, ordenó que le dieran dos mil rublos.

CONSEJO DE RATON

Ratón sermoneaba a solas su ratoncillo pequeño diciéndole que hay en el mundo demonio - fuerte hombre. Se pone una trampa de madera y une un pequeño taco de tocino allí. Si te acercas para paladear - serás atrapado en una trampa.

Un día, corriendo y jugando, este ratoncillo percibió el olor de tocino y deseando saber cómo podían poner allí aquel pedazo de tocino, empezó a mirar a través de la grieta desde una distancia y vio: había una trampa con un bocado de tocino en la parte superior – punto por punto como lo decía la madre. Pensó: "Pues que gente tonta – hicieron una trampa de madera, pusieron el tocino en la parte superior y piensan que nos engañen. No vamos a caer en esta trampa".

Entonces, corriendo alrededor del cebo, el ratón dijo:

- Ah, todavía huele bien este mal tocino. No lo voy a comer, pero puedo acercarme un poco, al menos para olerlo.

Por su parte, el ratoncillo, empezó a llegar cada vez más cerca a tocino. Mientras tanto la trampa de repente se cerró con ruido y aplastó al ratoncillo.

PADRE E HIJO

Padre regresando desde el campo con su hijo de diez años, vio una herradura vieja en el camino y le dijo a su hijo:

- Recoje esta herradura.

- ¿Para qué puedo necesitar la herradura vieja y rota - respondió.

Su padre sin decir nada levantó la herradura y siguió caminando.

Al llegar ellos a las afueras de la ciudad, donde trabajaban los forjadores, el padre vendió aquella herradura por tres kopeks.

Al caminar un poco más lejos, vieron a unos comerciantes vender guindas. El padre por aquellos tres kopeks rescatados por la herradura, compró un montón de guindas, las envolvió en un pañuelo y siguió caminando sin mirar a su hijo, de vez en cuando comiendo unas guindas. El hijo iba detrás mirando con envidia las guindas. Al pasar poco camino desde las manos del padre cayó una guinda. El chico se inclinó rápidamente la cogió y comió.

Al pasar un rato más, el padre dejó caer otra guinda, y luego otra, y empezó a dejar caer una guinda por una continuando su camino.

El hijo se inclinaba no menos de diez veces levantándolas y comía las guindas caídas. Finalmente el padre se detuvo y dando al hijo el pañuelo con las guindas, dijo:

- Ya ves, una vez que remoloneaste inclinarse para recoger una herradura vieja, y entonces inclinó diez veces para coger las propias guindas compradas por dinero ganado por la herradura. De aquí en adelante recuerdes y no olvides, si vas a considerar el labor fácil como el labor duro, entonces te encontrarás con un trabajo más difícil, si no te satisfaces con el pequeño, entonces perderás lo grande.

BENEFICIO DE CONOCIMIENTOS

Un viejo herrero trabajó día y noche sin descansar. Junto a él vivía un hombre rico Brown, cuyo hijo, jugando para divertirse cada día llegó hacia el herrero y observó como aquel forjaba el hierro.

Una vez el herrero dijo al señorito:

— Señor, sería mejor si usted aprende a forjar uñas que sólo observar. Quién sabe, tal vez algún día necesite el conocimiento de tal arte.

El muchacho para pasar el tiempo empezó a forjar uñas cada día y pasado algún tiempo, aprendió a forjarlas muy bien.

Pasados muchos años y el país fue atacado por enemigos. Toda la propiedad de Brown fue robada, y tuvo que huir junto con su esposa e hijos.

En el momento cuando vagaban en una ciudad, faltando alimentos y ropa, el alcalde dio una orden que el ejercito requería gran cantidad de botas militares, y la reserva de uñas para botas en las ciudades más cercanas se agotó, por lo que se ofreció a forjarlas. Entonces Brown aprendido este arte al ser el niño, anunció a las zapaterías gubernativas:

- Si se necesita gran cantidad de uñas para botas, entonces me contrataré forjarlas.

Cuando los zapateros vieron las uñas hechas por Brown, les gustaron mucho. Y Brown, contratándose, ganó mucho dinero y hasta el final de sus días vivía, sin faltarle nada.

ARBOLES DE JARDIN

A primera hora de mañana en un día de verano, un señor paseaba por jardín con su hijo. Examinaba unas flores y árboles plantados.

- ¿Por qué este árbol crece rectamente, y el aquel, por alguna razón, crece torcido? - Preguntó el hijo.

- La razón, hijo mío, es que este árbol durante su crecimiento era cuidado, le cortaban las ramas que crecían torcidas, y el aquél no era cuidado, creció por sí mismo - dijo su padre.

- Si es así, resulta que hay gran beneficio del cuidado - dijo el hijo.

- Sin duda, querido mío, no hay dudas que el cuidado es gran beneficio - dijo su padre - Esto puede servir como una ciencia a ti. Pues, eres como aquel árbol joven, porque necesitas cuidado. Si lo hago, corrigiendo tus errores, te voy a enseñar lo bueno, y tú, en obediencia a mí, vas a seguir mis consejos, crecerás buena persona, fiel, sincera, pero si vas a crecer sin vigilancia, te parecerás a aquel árbol torcido – terminó el padre.

JUSTICIA

Hacia la ventana de kazí Hussain llegaron dos mendigos andrajosos y empezaron a rogarle:

- Denos limosna, por el amor de Dios.

- Dios les dará, vayáis, - contestó Kazí.

- Denos limosna por el amor de profeta.

- Hey, mendigos, no toméis mi cabeza, ¡ya! - Dijo kazí y furiosamente arrojó en el suelo el libro que estaba leyendo.

- Oh, Kazí, por nuestra necesidad, dénos algo - pidieron los pobres.

- Entonces el kazí enojado se levantó impulsivamente, llamó a sus servidores para que lleveran los mendigos y les lanzaran en el calabozo.

Pero, los pobres se desaparecieron en el mismo momento.

Tres días después, kazí reunió un montón de invitados y comenzó la fiesta. La casa de kazí brillaba de oro y mueblaje caro. El se sentaba junto a la misma ventana y hablando con un muftí, miraba Bagdad. En aquel momento los mismos dos mendigos vinieron hacia la ventana.

- Le felicitamos por la ocasión de la fiesta, el juez. Denos algo en honor de su fiesta, - pidieron los pobres, sin apartarse de la ventana.

Kazí dijo al muftí sentado junto:

- Estos dos vagabundos han venido hacia mi casa por la segunda vez y me molestan. El noble califa no permite que tales sean castigados. A pesar de que no hay ningún orden asi, estoy ordenando que les cojan y engrillen. Que no vaguen y no estropeen la vista incomparable de buena ciudad de Bagdad...

Dijo eso, y llamó a sus servidores.

En aquel mismo momento los pobres entraron en la casa y se quitaron sus antiguos vestidos. Uno de ellos gritó severamente:

- ¡Kazí! Cuando te nombré un juez, esperaba que sería un juez imparcial, y tratarías asi del mismo modo tanto a unos ricos como a unos pobres. Pero veo que me equivocaba, y me arrepentí. ¡Zhapar! Tome este inútil viejo y le castigue con justicia. Que mi pueblo vea y sepa que la ira del califa en todas partes puede alcanzar al culpable, y que tarde o temprano el califa llegaré a saber sobre las malas obras. Y si él llega a saber sobre ellos, a su vez, no me importa el cargo ocupado por el culpable, será castigado.

Los invitados reunidos reconocieron a los llegados y cayeron boca abajo. Fueron, el califa Harun al-Rashid y su visir Zhapar, vestidos en unos mendigos.

SENTIMIENTO DE PIEDAD ES MAS FUERTE QUE DOLOR

Seit corría por la calle. Se rozó con una telega por casualidad. Se dio en tierra con una pierna rota y empezó a gritar y llorar en alta voz.

La madre apretó el paso hacia el hijo y se desmayó del susto. Seit lo vio. Dejó de llorar inmediatamente, y aún cuando le encasaban y vendaban la pierna, no sólo no lloró, sino aún no mostró que le dolía.

El curandero le preguntó:

- ¿No te duele? Ni siquiera ha arrugado el entrecejo del dolor.

Cuando su madre salió de la habitación, Seit, al recobrarse un rato murmuró al curandero:

- No sólo fue doloroso, sino me heló el corazón. Si la madre ve que me duele mucho, ella va a sufrir y remorderse, es la única razón de mi paciencia.

NEGLIGENCIA

Un mishar[16] llamado Karim, a pesar de ser buen jinete en trabajo, pero no tenía el hábito de lavarse, llevar una camisa limpia para estar aliñado.

Hablé con él:

- ¿Qué pasa contigo, Karim? ¿Por qué andas ensuciado? ¡Lavate - él siempre contestó:

- No tengo tiempo.

Así seguía siendo. Pero un día, su cuerpo se cubrió con abscesos, costras. Cuando estaba en aquel estado, contorsionándose del dolor, le preguntaban:

- Karim, ¿qué pasa?

Karim respondía como siempre

- Dios, me ha castigado por mis pecados.

Sus conocidos contrarrestaban a esto:

- Sin embargo, Karim, a Dios no le gusta los desaliñados, gente sucia, pero de haber tomado en hábito ir al baño o lavarse con agua y jabón en casa por lo menos una vez a la semana, entonces no habrías sufrido tantos problemas.

Al final, Karim fue llevado al hospital, donde le lavaron, vistieron en una ropa limpia y curaron. Mucho o poco estaba allí, pero la enfermedad fue vencida. Al salir del hospital, Karim fue contratado para trabajar en una de las plantas. Usted, tal vez, sepa qué algunas pinturas, con que se pintan uas cosas, pueden ser venenosas. Un día el dueño dio a Karim alguna pintura y le dijo que promiscuara. Karim la promiscuaba y como era de su costumbre, no lavó las manos, se sentó y empezó a comer pan, y toda la pintura quedada en sus manos se pegó al pan que comía. De repente Karim se sintió dolor en estómago. Cayó, comenzó a retorcerse, y permaneciendo enfermo algún tiempo, murió. La pintura resultó ser venenosa.

DAÑO DE ENGAÑO

Tres hombres estando de caza mataron sólo un pato por todo el día. Por la tarde, haciendo noche, empezaron una conversación:

- No nos hartaremos, nosotros tres, con este un pato y no es violento comerlo solo. Uno de los tres cazadores era un jinete astuto. Él dijo:

- He encontrado una salida. Vamos a cocer el pato ponemos la mesa nos dormimos, y uno de nosotros a quien soñará el mejor sueño, comerá el pato.

Decidiendo así, cocinaron el pato, lo cubrieron, y se fueron a cama. Por la noche el astuto se levantó, comió el pato y puso el platillo de la misma manera como fue antes.

Por la mañana el astuto preguntó a sus amigos:

- ¿Quién que sueño ha visto?

- Por la noche yo estaba volando por el cielo sobre un caballo blanco en una corona de oro – dijo uno.

- Yo estaba en el paraíso, y me hicieron el servicio huríes, - dijo otro.

- Todo lo que estáis diciendo vosotros es verdad. Les vi en el sueño, y cuando uno de vosotros convirtiéndose en rey voló a los cielos, y el otro se fue al paraíso, yo pensaba que no regresarías a causa de un pato y lo comí - dijo el astuto.

COPETE DORADO

(Cuento)

En un tiempo vivía khan y tenía doce esposas, pero ninguna de ellas tuvo hijos.

Una vez que khan se preparó para el viaje y preguntó a sus esposas:

- ¿Qué regalo me preparareis para mi llegada?

La esposa mayor respondió:

- Para su llegada, ordenaré que construyan palacios de oro.

Y la esposa más joven dijo:

- A su llegada nacerá un hijo y una hija. El nombre del niño será copete dorado.

Después de esto, khan hizo un largo viaje, había estado en la ausencia a eso de dos o tres años, y regresó a casa.

Para entonces su esposa mayor construyó un palacio, y la más joven nació un bebé con el copete de oro y una niña. Sin embargo, la esposa mayor por la envidia invitó a una bruja vieja y con su ayuda robó a los niños ordenando que los lanzaran en un pozo, y a la madre le puso dos cachorros. Y a la madre le acusó que ella dio a luz unos cachorros. Pobre madre lloró y se somitió involuntariamente a su destino. Khan regresó, creyó la calumnia y ordenó que deshicieran de la esposa más joven.

En el momento cuando los niños caían en el pozo, un ángel en forma de un pájaro se acercó volando, cogió a los niños, y voló con ellos a la ciudad y las dio a una mujer de edad, que vivía en las afueras de la ciudad.

Esta anciana no tenía un hijo ni hija. Los niños vivían con ella tres o cuatro años. Al poco tiempo la anciana murió. Al crecer el chico, empezó a saetear cabras y asnos. Este carne los hijos comían y vestían su pelleja. Luego encontraron una cueva en la montaña, lo adaptaron para la vivienda y se establecieron allí.

El hecho de que los niños estaban vivos, supo la mujer mayor de khan, que les había causado daños y miseria. De nuevo ella envió la misma bruja ordenandole que matara al chico con el copete dorado.

Al llegar a la cueva en la búsqueda de los chicos bruja vieja no encontró al muchacho. Él fue de caza. Pero la hermana estaba en casa. La bruja le dijo:

- Dile a su hermano que en aquel lado vive Ugryum-khan[17]. El tiene una yegua que cada día lleva un potro, y aquellos potros son - argamaks-tulpares[18].

Lo dijo y se alejó.

Bruja vieja, pensaba matar así al niño, ya que el que se ponía en búsqueda de aquella yegua murió perdiéndose en el camino.

Por la noche, cuando regresó el hermano, la hermana le contó todo lo que le había dicho la vieja. Al oír esto, el hermano se fue a buscar la yegua.

Por el camino encontró un gran río. El hombre que se atrevía a nadar a través de él se afondó. Cuando Copete Dorado cruzó al otro lado, la hija de una peri levantó las olas y se capturó el barco para bascularlo, pero Copete Dorado agarró sus manos, quitó su anillo, pulsera, los tomó consigo, y cruzó el río con seguridad, continuando su camino, alcanzó Ugryum-khan.

En aquél tiempo una yegua de Ugryum-khan empezó a parir. Y Copete Dorado dijo a Ugryum-khan:

- Señor, si me lo permite, tomaré su potro.

Ugryum-khan respondió:

- Tómalo.

Nadie pudo tomar potros nacidos, porque tan pronto como nací un potrillo, la hija de peri lo llevó. El muchacho empezó a arrechar, en cuanto a la yegua nació el potro, la hija del peri, apareciendo en forma de nubes, trató de quitárselo, pero Copete Dorado levantó a, mazando con la espada y ella dejando sus zapatos y potro se fue volando.

Copete Dorado llegó al khan y mostró sus zapatos y potro. El khan le bendijo. El muchacho volvió a casa con seguridad, dio a la hermana los zapatos, anillo, pulsera, y el potro, y se fue de caza.

Pasado algo tiempo, la misma bruja vieja se volvió, vio el anillo y potro y dijo a su hermana:

- Ya ves, les deseo lo mejor. Tu hermano te trajo un anillo, y ahora envíale en otro lugar - que traiga el cofre de oro.

La bruja dijo estas palabras, y se fue.

Cuando el hermano regresó, su hermana le dijo que había un cofre de oro en algún lugar, y que él lo trajera. El hermano se montó su potro-tulpar y se fue.

Por el camino se encontró con una anciana que recubría unas grietas en el suelo. Al acercarse a ella, él preguntó:

- Abuela, ¿qué estás haciendo?

Y la anciana respondió:

- Estoy recubriendo esta grieta en el suelo. Si preguntas por qué, te contestaré aquí vienen los héroes como tú, bajan a esta grieta por algún cofre y se pierden allí.

Entonces el muchacho dijo:

- Necesito aquél cofre también.

Y al acercarse a la grieta se bajó en ella. Bajo el suelo se presentó peri ante él y gritó:

- Piedra baja si estás en casa, ¡dime la respuesta! Tan pronto como ella gritó estas palabras, Copete Dorado se convirtió en una piedra, quedándose inmóvil en el mismo lugar. Su caballo alado le esperaba un día, el segundo y sin alcanzarlo volvió a casa y se puso a llorar. La chica al darse cuenta de que su hermano pereció, se sentó en tulpar y llegó a la vieja, que todavía seguía recubrir la grieta en la tierra. La anciana le dijo:

- Su hermano fue asesinado. No bajes en la grieta, si bajas también perecerás.

- Estoy dispuesta a morir, pero antes de morir deseo ver a mi hermano, incluso muerto - hermana contestó.

La anciana le dijo en eso:

- Vas por ahí y se lamentes entre lágrimas: "En el suelo, me siento miserable, debajo de la tierra te sientes miserable."

Cuando la muchacha, lamentando así comenzó a descender a la tierra, la recibió la hija de peri y preguntó por qué estaba sufriendo ella, dio lástima de ella y revivió al hermano.

Ya en la superficie de la tierra, el hermano y la hermana alcanzaron el bosque denso. Dejando su caballo y a la hermana en el lindero, Copete Dorado entró en la espesura. Así, caminando por el bosque llegó hacia una yurta menor[19] blanca, entró en ella y se sentó. Mientras estaba sentado allí, volaron dos hijas de peri y se sentaron en la parte superior de la yurta. Una de ellos dijo:

- Oh, un día yo estuvo muy asustada. Si me preguntas por qué, te contestaré. Fue en el río. Cuando traté de girar el barco, un jinete valiente sacó mi anillo. Si le veo otra vez, será su esposa.

Y la otra, más joven, dijo:

- Alguna vez tuve miedo también. Si preguntas por qué, te responderé. Solía cada día ​capturar un potro de un khan. Una vez, cuando estaba volando allí, un jinete valiente acechó, y sólo quería llevar el potro, él me la quitó. De ver a este tipo otra vez, será su esposa.

Y al terminar la historia los dos peri escucharon en respuesta:

- Soy yo el jinete más valiente, cuyos esposas quieren ser Ustedes.

Lo gritó, levantándose de su asiento, Copete Dorado. Después de eso, las dos hijas se casaron con él. El llevó las chicas junto con su yurta en el lindero donde se habían quedado su hermana con caballo. Después todos ellos se se mundaron en el previo lugar. En aquél lugar vivían cuatro o cinco años.

Pasaba día tras día. Copete Dorado cada día se fue de caza. Un día, mientras cazaba encontró a un hombre con el que empezaron a cazar juntos. Cuando cazaban juntos, apareció un animal grande en frente de ellos andando lentamente. Tan pronto como Copete Dorado junto con el compañero estuvieron listos para matarlo, de repente comenzó a hablar, refiriéndose al compañero de Copete Dorado:

- ¡Aquí es tu hijo!

Y, refiriéndose al Copete Dorado

- Aquí es tu padre. ¡La vieja les separó!

El animal lo dijo y desapareció.

El padre e hijo al reconocer uno al otro, se abrazaron y lloraron. El padre invitó a su hijo de huéspedes, ordenó que llevaran a su esposa mayor y a bruja vieja y que les ajusticiaran. A continuación, ordenó que encontraran a la mujer más joven, a que desechó y que en aquél tiempo vagaba ya en los alrededores, rogando limosna. Al estar ella traída hacia él, empezaron a vivir juntos con ella de nuevo. Copete Dorado se convirtió en khan. Luego llevaron a su hermana y dos mujeres.

Al reunirse todos juntos, se montaron una gran fiesta, las carreras de caballos. Y entonces empezaron a vivir felices con todos sus deseos cumplidos.

ARAÑA, HORMIGA Y GOLONDRINA

Un padre con su hijo de diez años de edad, caminaban por el campo. El padre preguntó a su hijo,

- Ves, allí está reptando una araña. ¿Qué está haciendo?

- Está tejando su red de araña.

- Y allí hay una hormiga, ¿ves?

- La veo correr con miaja en la boca.

- Vea arriba, quien ves?

- Arriba veo una golondrina con una hierbecita en su pico.

Entonces el padre dijo a su hijo:

- Así es, querido, estas pequeñas criaturas pueden servir como un ejemplo para ti. Una araña crea una red para captar moscas y mosquitos, y los emplea en la comida. Una hormiga corre buscando comida para sus hijos. Al haber encontrado una miaja, no la come sino correrá felizmente a casa con ella. Una golondrina para arreglar su nido para sus crías, recoge hierba.

No hay ninguna alma viva que no trabaje, y tú eres creado por Dios, no con el fin de holgazanear, sino hay que acostumbrarse de labor.

SAGACIDAD DEL CHICO

Un científico estaba caminando por una estepa desierta, se tropezó con una piedra y pensó: "Esta piedra puede ser perjudicial para la gente, sería mejor dejarla a un lado."

Levantó la piedra y debajo de ella se encuentra un cofre pequeño. Cuando abrió aquél cofre de allí salió agarrándose una serpiente y se lanzó hacia el científico tratando picarle. Entonces el científico le dijo:

- Te ha liberado de su cautiverio, desde el espacio oscuro y estrecho. ¿Si pagan el bien con el mal?

- Sí, - contestó serpiente.

- Vamos a preguntas a alguien si es así de verdad. Si la verdad será a tu lado, podrás picarme - dijo el científico.

Serpiente estuvo de acuerdo con aquella propuesta. Así se fueron juntos y se encontraron con un camello. Le contaron su historia. El camello les escuchó y dijo:

- Sí, pagan el bien con el mal. Si preguntáis por qué, les diré, por cuanto llevaba las cargas y bienes de hombre por toda mi vida, el hombre siempre pone sobre mí una carga pesada sobre mis fuerzas, y si no puedo ir, me golpea y tortura.

Serpiente al oirlo, se volvió una vez alrededor de cuello del científico.

Después se acercaron hacia un árbol frutal y pidieron que les juzgara. El árbol les contestó:

- Pagan el bien con el mal. Si preguntáis por qué, le diré que no importa por lo mucho que la gente disfruta de mis frutos, empleándolas de comida, pero no quitan frutas con las manos sin causarme daño sino baten por el cañón que las frutas caigan.

La serpiente abrazó cuello del científico por segunda vez.

Después se encontraron con un perro, que dijo:

- Pagan el bien con el mal. ¿Por cuánto, día y noche, sin dormir, defendía al hombre, su ganado y su propiedad, y no importa cuanto tiempo trabajaba para él, pero al final, cuando me hizo viejo y enfermo, me golpearon con un palo, y me desechó fuera del patio.

Serpiente, se envolvió otra vez, girando alrededor del cuello del científico y estuvo a punto de picarle, y el científico le dijo:

- Vamos a ir de nuevo a alguien y le pediremos que nos juzgue, y si se decide a su favor, entonces me picarás.

Llegaron a un grupo de chicos jugados y uno de ellos saludó al científico. El científico, al responder a su saludo le contó que había pasado. El chico escuchó al científico hasta el final y dijo:

- Oye, abuelo, Usted está diciendo una mentira. ¿Quién puede creer que en este cofre de tesoros pequeño podía colocarse una serpiente tan grande que puede envolverse alrededor de su cuello aún tres veces?

- Es verdad, - dijo la serpiente.

El niño, de todos modos se negó a creer y dijo que nadie creería en aquella historia hasta que viera con sus propios ojos. Entonces la serpiente, con ganas de convencer al niño se deslizó enroscándose y se colocó en ella. Al hacerlo serpiente, el chico cerró la tapadera del cofre con ruido, lo candó, y, pasándolo al científico, dijo:

- Llévelo y póngalo en el lugar donde Usted lo ha tomado.

LIMPIA FUENTE

Tres viajeros se reunieron en la misma fuente.

Fuente fluía del terreno pedregoso. En su torno había un bosque espeso, cuyas ramas y hojas asombraban la fuente. El agua de la fuente había limpia, fría como hielo, y brillaba como el cristal. En el lugar de donde el agua se agotaba, alguien puso una piedra de tamaño de una olla la horadó y desbastó y en el punto donde el agua fluía, escopleó una inscripción: "Hola, extraño, esté limpio como esta fuente" Cuando los tres viajeros, después de beber en abundancia, leyeron la inscripción, uno de ellos, según parece, un comerciante, dijo:

- Sabias palabras son grabadas aquí. Un regato corre de la fuente día y noche, sin cesar, y se lleva a cabo en tierras lejanas, y cuanto más fluye, más regatos desembocan en él. Por lo tanto, fluyendo él se convierte en un gran río. De aquí se desprende la conclusión: "Usted, hombre, también trabaja sin cesar sin poltronizarse, de hacer todo así al final será genial, y alcanzará su objetivo."

-El segundo viajero era un mullah pobre, él cabeceando dijo:

- No, no lo creo. El significado de esta inscripción es mucho más importante de lo que crees tú. Esta fuente es para cada uno: quien se desmaya del calor – a él le da un frescura y a su alma – delicia; quien quiere beber le calma la sed, y por todo eso no espera ningunas recompensas. Y si es así, el significado de esta inscripción es la siguiente si haces el bien a alguien, no le encarga que responda con lo mismo. Eso es lo que dice la inscripción.

El tercer viajero, muy delgado, joven apuesto permanecía en silencio. Los compañeros le preguntaron cómo piensa él. El joven respondió:

Pienso de otra manera. De quedarse quieto en el mismo lugar el agua en la fuente, la hierba y la suciedad acertando en ella, la ensuciarán y contaminarán, entonces la gente y los animales no amarían la fuente tan mucho. Pero a medida que la fuente fluye incesantemente día y noche, pues se rasa y por eso la aman todos. Si es así, entonces el significado de la inscripción es: mantenga el cuerpo y el alma limpias como esta fuente, ya que cuando miras en ellas, ves cómo se reflejan en ella el brillo del sol y el resplandor de la hierba si se miran a ella, por eso el alma como esta fuente, siga tener abierto a todos - deje que todo se ve. Eso es lo que dice esta inscripción según mi opinión.



[1] Kipshak – nombre de tribu

[2] Los kazajos mantuvieron la cuenta de años según el doce ciclo. Cada año fue nombrado en honor de algún animal, bestia, reptil.

[3] Qurut - es un tipo de queso comido en todo el centro de Asia, a menudo como aperitivo. El qurut consiste en leche agria seca y dura. Puede hacerse de diversas formas, incluyendo enrollándolo en bolas, cortándolo en tiras, y apretándolo en pedazos.

[4] Zhabaga – tusón, vellón de primavera

[5] Suyunshi – regalo por buena noticia

[6] Apyray - exclamación que expresa sorpresa, cerca de la rusa "oh-oh".

[7] Los cazajos a menudo enterraban a sus muertos en unas horas después de la muerte

Sheshén - elocuente

[8] Shanash – vasos de cuero en forma de bolsa

[9] Kozhé - bodrio de granos de trigo, cebada o mijo

[10] Aydahar - un dragón fantástico. Succionando el aire, podía tragar un animal o humano

[11] Bermes-khan – khan avaricioso

[12] Kuday – un dios

[13] Baba Tukty, Azis-Shashty - santos

[14] Tamgú – signo de tribu, marca

[15] Atymtay Generoso - el héroe de unos cuentos populares, que posee de sabiduría, generosidad, nobleza.

[16] Mishar – tártaros del Volga, cuya lengua se distingue de la lengua de tátaros de Kazán

[17] Ugryum-khan – héroe de cuentos, khan sin reír

[18] Tulpar – caballo con alas

[19] Yurta menor se instala cuando un hijo se separa de la familia o cuando una hija se casa. Fue de dimensiones menores que yurta del padre nombrada yurta mayor