La presidente de la dirección de koljós Kulzayra es una mujer poco sociable. Suele sentarse a la mesa en una negra chal de plumón. Rara vez habla, pero con una voz fuerte y dominante.
- Déjennos en paz, es la única igualdad de derechos que queremos. - obstinadamente repite ella. -Durante siglos, los hombres nos dieron de comer, nos vistieron, y ahora ya no lo pueden hacer,
-¿qué paseada son ustedes, que les pasa? ¡Déjenme de una vez hablar!... ¿dónde esta la libertad de expresión? Camarada delegado, dígale a estos que no me interrumpan- dijo Dayrabay más enojado.
La gente se calló.
-camaradas yo soy pobre, o mejor dicho pionero. 9 años que hambriento y descalzo pasto el rebaño de Semenov. Si estoy diciendo mentira que los sentados me corrijan… al llegar el poder soviético me recobré un poco. Unas que otras reses conseguí, mi casa construí. Empecé a vivir como un pobre, ni más ni menos. Me parece que al comienzo del año 1929 nuestro Zhasybay con sus amigos nos llamó a organizar la Kalauna “una cooperativa de tractores”. Lo que todos aceptamos y la cual la creamos. Recibimos 5 tractores. Nadie había visto unos tractores, los pobres potros del poste se soltaban. A las vacas las colas se les paraba, las abuelas se encolerizaban, los muertos se levantaba y el ganado menor salía en bandada hacia la estepa... Nos reíamos de nosotros mismos, al parecer, lo nuevo con lo viejo no hace armonía... En la cooperativa había 40 patios y en los arteles 88, pero la tierra era una sola, común. Para la labranza necesitábamos una parcela de tierra que era suficiente y amplia. Decidimos emplear los tractores desde Karatomar pero la aldea de Zhakena estaba en contra. «Nosotros somos los más pobres y no dejaremos pasar a los tractores por nuestra tierra- decían. Entonces únanse a la cooperativa, le dijimos. No querían escucharnos y resoplaban... en esta aldea vive un pellín que por lo visto confundía a la gente. De todos modo enviamos todos lo tractores a Karatomar, pero estos pobres nos fueron a encontrar con varas y garrotes. Sin embargo, interesados en pelearse no encontramos, aunque ellos decidieron acostarse por el camino delante de los tractores: «No les daremos labrar nuestras tierras, es todo» tuvimos que arrastrar a algunos a un lado del camino, si no me creen pregúntele a Zhasybay que está allí sentado. Él es comunista y mentir no puede... 20 días continuos los tractores labraron unos 200 hectáreas. Del tesoro estatal recibieron las semillas necesarias. Se sembraron, y todos nos sonreímos. Si el trigo creciera nos hartaríamos de pan. Y por gracias a dios el trigo maduró y la cosecha fue recogida en conjunto, se trilló y se calculó el mont. ¡Dios mío! ¡16 mil pud [4]de trigo cosechado! Crean o no lo crean... ¡acaso pudo alguna vez un pobre soñar con esta riqueza! Pero a como se dice los ojos lo vieron pero en manos no cayeron. El porqué, se los explico ahora camaradas. De 7 mil pud, dos y medio fueron designados para semillas el 30% lo cogió la cooperativa y el resto se dividió, recibiendo cada uno por 12 pud. Y precisamente en ese momento nos comunican que por un decreto del gobierno de Kazajstán, cada familia solo tiene el derecho de recibir 6 pud al año… que se le va a hacer contar las leyes no protestes. El trigo fue vendido y el dinero recibido fue enviado a los soldados de la legión oeste. Ese era nuestro regalo de todo corazón. Nos regocijamos alegremente de que nuestro humilde trabajo trajera tanto beneficio. Bien... una novedad más fue el crédito que ellos no lo negaron, pero de repente se acabo el trigo y no había dinero para comprarlo. No hay problema se nos calmó porque teníamos la semilla reservada. Y nosotros mismo podríamos sustentarnos con la leche. Desde ese entonces algo extraño esta pasando en nuestro artel. Cuando ingresamos en la cooperativa Zhasybay nos prometió que con el esfuerzo común se verá el beneficio de nuestro trabajo. De pronto es enviado de la región un delegado colochón y pelirrojo al que se le llama plenipotenciario o especial que nos dice: que no se hable más, desde hoy las reses, la gente y las cosas son de uso común. Y desde ese momento mi casa, mis vacas y mis toros dejaron de ser míos. Es más y hasta las semillas nos exigen. ¿Cómo es posible? – el pueblo murmuró. – en efecto nosotros tenemos preparada la semilla desde el otoño. Y este delegado peor que el pasado nos exige más semillas. Se recibe muy interesante todo esto. Camaradas yo tengo mi familia: mi mujer y yo. Si somos una familia pequeña pero mantenemos unas reses y una parcelilla tenemos, y a hora tenemos que pagar impuestos: un rublo 70 kopek. Está bien... tenemos que dividir el presupuesto familiar y recibo mi porción de 21 pud lo correspondiente a una pequeña familia. ¡A ver Dayribay!, ¡demuestra tu agilidad! ¡Qué eres un activista! ¡Desenvuélvete! no teniendo ningún centavo, tu vaca inscrita al colectivo y sin derecho de acércatele. Solo te queda tu mujer fiel y un viejo kalim. He pensado en venderlo, pero mi mujer me mataría. ¿Qué hacer señores?
¿Hombre y que se hicieron las semillas? Pero si nosotros mismos echamos en el granero dos mil y medio pud de trigo trillado y limpio- pregunté.
Esto a ti no te importa- me respondieron – son los impuesto de preparación, así lo designó la región.
¿cómo es posible? Si quieres ser un pobre honesto, entonces coge 21 pud de trigo. ¿Acaso soy un enemigo del estado soviético? ¿Acaso no le deseo el bien? ¿Acaso no me entrego hasta lo último?..
Me desgato de tal forma que en casa no paro. El alma se estremece de pensar que soy un pobre diablo. Andaba de aquí para allá con el objetivo de demostrar mi honestidad, aunque fuera imposible pedir prestado a alguien. Derrotado siempre regresaba a casa sin un centavo. Inmediatamente la mujer me regañaba pidiendo que comer, que en casa no había nada, que deambulaba sin razón... pero precisamente yo andaba en busca de trigo el cual quería comer mi mujer.
cambia el caballo por carne de vaca destazada,- dice ella. – es mejor quedarnos a pie, que morir de hambre.
Ni lo pienses... de momento este vivo, yo no me deshago del tinto...
Por la mañana apareció Seit yo precisamente estaba sentado enfadado.
Nos llevamos a la vaca rucia a la contratación,- me comunicó.
¡Pero si yo no he matado a tu padre!- Me encolericé yo- ¿qué tienes contra mi vaca rucia?
¡Mide tus palabras, compañero!- amenizó seit. – si te comienzas a cabrear te mando al juicio como enemigo del destace.
¿y adonde más me mandas? –le pregunté.
Seit en lugar de contestar comenzó a redactar algo en un papel. Después del juicio como es claro, vas a la cárcel. Y que es la cárcel lo he vivido personalmente. Esmaganbet me metió en 1925, echándome la culpa de cuatrera. Diciendo que yo le había robado su garañón... me mando a la misma cárcel donde estaba el famoso ladrón Koyshigul que se aburría un montón y al verme me dijo: “tú eres uno de los que me has acusado de que yo soy un ladrón, ahora desgraciado tu mismo has caído en mis manos» y así comenzó a darme una paliza. Como me acuerdo de esa cárcel y de esa paliza que al solo oír de ella, se me metieron los diablos y no pude contenerme.
¡Si has decido meterme a la cárcel pues que allá un motivo!
Entonces me abalancé sobre Seit y le comencé a darle una tunda de golpes.
Al día siguiente por los daños físicos causados a Seit, representante del estado de Baskarm, me mandaron a pie a la región... hacía frío, había una ventisca. El viento me daba en la cara...yo a pie y Kusebay iba en un jamelgo caballo con manchas.
Iba encorvado y tiritando... allí montado, abigarrado, inocente... era él quien me llevaba a la región. Yo estaba congelado hasta los hueso y le dije a Kusebay:
Entremos a la aldea más cercana y nos calentamos.
Pero este terco a veces se las pone.
no, - dijo, - me fue encomendado llevarte urgentemente.
Miré hacia atrás Kusebay iba sentado con la cabeza cabizbaja y en las manos llevaba solo un látigo, entonces me le lancé y lo tiré de la montura y salí cabalgando en el jamelgo a todo galope...
Al llegar a la región le preguntaba a personas que encontraba donde estaba la prisión, todos me miraban con los ojos salidos y se iban asustados. Iba por la calle y pensaba que me podía encontrar algún empleado de esos del estado. Y de repente delante de mí aparece un gran niño rojo con una carpeta en la mano, seguro es un jefe.
¡querido! – le exclamé. -¿dónde se encuentra vuestra prisión?
Él se volvió hacia mí.
¿para qué la necesitas?
Le respondí que yo debía estar preso.
¿cuál es tu culpa? ¿Eres de los ricos? ¿Por qué vienes sin custodia?
¡¿Cuál rico?! – le dije. – yo soy pobre. Dabayray un activista ardiente de la aldea numero 3. le pegué a un miembro de la dirección. En el camino he dejado tirado a mi custodia. Por eso he venido sólo.
El me miró fijamente a los ojos y me dijo,
Venga conmigo para que hablemos.
Me llevó al comité del distrito, me sentó en silla у se sentó frente a mí:
Cuénteme todo desde el principio.
Yo que le contaba y el que me escuchaba y me escuchaba. Mis palabras las escribía y ¿por qué el hacía tantas preguntas?
Creo que puede ser un detective… pero los detectives preguntan de otra manera. Ellos siempre comienza por los parientes.
A usted lo quieren meter a la cárcel sin motivos. Yo mismo comprobaré todo. Regrese a su casa - dijo finalmente el rojo.
Sonreí de la alegría, cogí fuerza y me interesé quien era él, se recibe que era el nuevo secretario del comité del distrito. Entonces decidí decirle toda la verdad.
respetado, - le digo. – 21 pud de trigo me persiguen día y noche. Dicen que si yo no doy el impuesto entonces me consideran un tipo sucio y deshonesto. ¿Qué no me pueden dejar en el listado de los pobres honestos?
Si usted tiene demás, entréguelo. Pero si no tienes que dar, no hay que pedir. En eso está toda la honradez.
No lo podía creer. Los ojos se abrían y cerraban atontados. Después el se levantó y encontró un periódico y me lo pasó.
Si alguien le comienza a exigir semillas sin base alguna, muéstrele por favor este periódico, aquí está redactado el decreto del comité central de partido, - dijo el secretario rojo.
¡Aquí tengo este diario! – Dayrabay hacia restregar las páginas, desplegó el periódico «aldeas Soviéticas». – personalmente no sé leer, pero por alguna parte está lo que él me dijo.
Apenas Dayrabay terminó su largo relato, la gente comenzó a hacer ruido.
Camarada delegado, ¿usted ha venido aquí para escuchar a Dayrabay o para hacer una reunión? – se quejó uno.
Historias similares las puede contar cualquiera –refunfuñó un segundo.
Yo propongo dejar de lamentos y pasar a otro punto de la reunión. Ya es tarde y no hay nadie que mire el ganado en casa. Las reses están con hambre, se están muriendo uno debe estar pendiente de ellas y no estar aquí desgastándonos el galillo hasta el último aplauso, - gritó un tercero.
Dayrabay se enfureció pero la mayoría lo opaco con sus gritos. Y regresaron al tema del día
¿Me puedo salir del Artel? – preguntó alguien.
Se puede.
Entonces me salgo.
¿la causa?
La causa es la siguiente. – el que hizo la pregunta dio un paso adelante. – la aventura de Dayrabay la conozco bien. ¡¿Qué orden es ese cuando a tus propias cosas no tienes derecho?! Cosí un abrigo de piel en este año y no lo pude llevar, una vez Kayranbay me lo pidió por qué quería ir a la región. Se lo puso y más no lo vi. Le pregunté por qué no me regresaba mi abrigo y el me contestó ladrando que me callara, que si yo no comprendía que ahora todo era de uso común. Pero no es tanto el abrigo como un potro que tenía. Era gallardo y fino, si el abuelo hubiera vivido yo no lo hubiera destazado. El caballito tenía buena sangre. Soñaba que iba a tener un caballo majestuoso. Un día mi esposa vino corriendo en llantos, se nos llevan al potro. Yo salté de la casa y me tope con la gente de bascarmi.
Hey, - les dije. - ¿quien les dio el derecho de coger el pan ajeno?
No es tuya la res, anciano, - me respondieron. – es del colectivo. El potro lo queremos para darle de comer a los pobres.
Me quede pasmado y no les pude decir nada. El pobre potro relinchada y se lamentaba como si sintiera la muerte. Su madre, la yegua también relinchaba y lo llamaba al corral. Yo lo quería, lo mimaba más que a un hombre. Me dio lastima. No lo destacé aunque comer carne no estaba en contra. Mi estado todos lo conocen. El año pasado fueron 8 cabezas y este año igual. En el matadero compre un rocío a un ruso. Ahora no tenemos carne. Hace poco parieron dos vacas y leche tendremos. Desde luego, seguro que hay pobres que no la tienen esto no lo niego. Si los buscamos seguro y los encontramos. ¿Pero estáis seguros que la carne de mi potro les llegó a los pobres? ¡Esa carne se la comieron vagos y perezosos! Esos que están acostumbrados a deambular por las aldeas mientras que otros se sudan la gota gorda para alimentarse...
¿quiénes son ellos? ¿puedes nombrarlos? – preguntó uno que estaba al lado.
¿Y por qué no? Puedo nombrarlos. Uno es Ermazhankish. ¿acaso no es un vago él? ¿acaso trabaja en alguna parte? ¡Un jinete robusto que puede doblar herraduras! ¿Si trabajara en verano es que no sería capaz de darle de comer a tres almas? ¡Es a él, a quien hay que oprimir!.. por eso me salgo del artel.
¡Camarada delegado! – se dirige un minoritario. – en el periódico está escrito que a quienes a fuerza lo trajeron al artel, ahora puede salir por voluntad propia de él. ¿Usted va a respetar esta decisión?
Claro que sí.
Y si un campesino medio se sale, ¿no se le perseguirá por eso?
No.
Entonces yo me salgo del artel. Sólo no me pregunte las razones, no quiero ni decirlas.
No, no, ¡que las explique! – exigió el corum.
¡Camaradas! No se debe obligar a la persona. Esas son las leyes soviéticas. Y ustedes no tiene derecho de obligarme a algo...
Yo les puedo decir por qué él se sale del artel – dijo levantándose Zhasybay.
¡y bien que lo diga!
¡Que lo diga!
No, no que lo diga el mismo, Zhasybay.
No, camaradas, no me estoy vengando, hablo lo que es. A Zhanbur verdad que no le conocí pero a Aysari sí. Sé como el fue gobernador de aldea, durante el Zariado de Nikolay VI, por un periodo de seis meses. Sé como el aceptaba los sobornos y no solo yo lo sé y ustedes también lo saben... ¿pero él los decepcionó? Acaso no fue él, quién como dice el proverbio del garañon rucio quién descompuso a toda la manada. ¿Es que no es él, quien hace reuniones secretas en su casa? ¿acaso no es él, quién difunde chismes de oído en oído?
Aysari saltó:
¡Camarada! Permítame tomar la palabra... Zhasybay no es la primera vez que me ataca. Desde hace diez años que me quiere destruir. Pero Ala hasta la fecha me defiende. Y espero que hasta mi propia muerte viviré. El mismo partido considera que es un asunto de voluntariedad ingresar o no al artel como sea yo me salgo. ¡Hasta siempre!
Y Aysari se dirigió hacia la salida.
Bien que tú mismo sales de lo contrario te hubieran expulsado, - le dijo Zhasybay a su salida.
¡Así nos dirás a todos! – refunfuño Umirsak.
Bien de momento no es tarde yo también me voy.
Y yo me voy, - se levantó Zhauke.
Empezaron a salir uno detrás del otro. Alguien se pelea con otro. Uno con otro se juntaban. La bulla se levantó – no se podía oír nada. Iristi el presidente de la reunión abrió la boca de la confusión.
Hey, Hey ¿qué es lo que pasa? – con costo pudo musitar.
Los inquietos miembros del artel, atacándose uno al otro se fueron yendo a alguna parte. De 68 personas se quedaron solamente 20. Zhasybay estaba todo sudado, no sólo la nariz le goteaba y ahora la sien también le corría las gotas de sudor. ¿De los ocho miembros del partido, los 9 del konsomoles sucedió que el núcleo del partido no pudo contener a la mayoría?..
¿como ha sido esto posible? – dijo sin bromear Zhasybay.
Simplemente dijo Dutbay- eso es culpa de Aysari y Sadbokas, ellos confundieron al pueblo.
¿Y ustedes dónde estaban? ¿dónde estaba su trabajo de aclaración? – levantó la voz el delegado. – ¿por qué incluso a los pobres abandonaron? ¡¿acaso es posible que un tal Aysari tenga más influencia que ustedes?!
Es injusto con nosotros, - dijo Zhasybay limpiándose el sudor. – nosotros teníamos un colectivo muy unido. Teníamos bastante autoridad ante los pobres. Pero la última campaña hizo estragos entre los pobres, les bajo la moral. Golpeó fuertemente el pensar del pobre. ¡la culpable es la región! ¡Ustedes los delgados y los emisarios son culpables de todo!
Zhasybay hablo fuerte y con ira sobre las injusticias y desigualdades cometidas en los últimos tiempos en los aún débiles arteles...
Entro Daybaray erizado y alarmado:
¡¿Hey, por que están sentados?!
¿Qué ha pasado?
¡Qué, qué! Sadvokas y Aysiri están juzgando a los que salen del artel, les están pegando
¡Tú mismo has provocado este escándalo!. ¡¿Tienes alguna demanda contra Aysiri?!.
¡Deja eso Zhasybay! ¡No me eches la culpa.
Se ofendió Daybiray. – ¿de qué estoy hablando? De la injusticia de los representantes del gobierno. ¡Y en el futuro lo diré!.. ¡y en el comité del distrito lo diré! ¿es qué yo he dicho alguna vez que me saldré del artel? ¿Y con qué objetivo? ¡Aunque me corras de todos modos ni un paso daré!.. ¿dónde está este Tinibay?. ¡¿Él también esta refunfuñando?!.
Darabay salió de prisa.
...confunden al pueblo. Unos entran, otros salen. Vierten, gritan, se empujan. De forma inesperada la cantidad de gente que ingresa al partido es la misma que quiere escalar en él.
¡Camarada delegado!. Para que se viene a la reunión, yo en lo particular me queje en parte y limpié mi alma- anunció Dayrabay. – el resto lo diré en el comité del distrito. Continúe su trabajo de 68 familias, están presentes 50. Para un koljós creo que es suficiente. Le escuchamos ¡hable!
él se rió.
Lo ve, a partir de esto debíamos haber comenzado, ¡perturbador! – se le salió a Alish.
Ay, Alek, ¿estás dudando de mí?. ¿Piensas que me he separado de la pobreza?. ¿te aferras de las faldas de Aysari? eh, no ¡Del partido tu no me sacas!
Dayrabay reflexionó un poco y preguntó:
¡Camarada autorizado! ¿Qué dice si yo quisiera entrar al partido, me aceptarían?
Tales como tú y debemos siempre aceptar.
¡entonces yo entro al partido!. Ea, ¡Zhasybay, anótame en tu listado y escribe!: desde el 1 de abril de 1930, yo Dayrabay, soy comunista.
Todos se dispersaron amistosamente.
El delegado se levantó y comenzó a leer el nuevo estatuto del artel.
1930