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Seifullin Saken "El camino espinoso" 

29.11.2013 2485

Seifullin Saken "El camino espinoso" 

Негізгі тіл: Saken Seifullin Camino espinoso

Бастапқы авторы: Saken Seifullin Camino espinoso

Аударма авторы: not specified

Дата: 29.11.2013

En vísperas

En mayo del año 1916 me gradué en el Seminario Pedagógico de Omsk y llegué a Akmola. En ese lugar me asignaron a vólost Buglinska de distrito de Akmola como profesor de una escuela de aúl en las orillas del río Nura, la escuela tenía que estar abierta en otoño. Ya que hasta el principio de las clases se quedaban tres meses, decidí a participar en el censo agrario efectuado en ese verano por toda la Rusia.

La población de la provincia de Akmola fue dividida condicionalmente en dos partes – la norte y la sur, y conforme a esa división fueron establecidas dos comisiones en el censo. La del sur fue liderada por Assylbek Seitov que acabó de graduarse en la Universidad de Tomsk, y como líder de la comisión norte me nombraron a mí. Yo junto con tres asistentes teníamos que hacer el censo en doce distritos rurales.

Fue el comienzo del verano. Nos fuimos a una estepa. Al pasar unas treinta y cinco verstás1 de Akmola, hicimos primera parada en aúl, que extiende sus yurtas2 en el valle del río Ishim. Encontramos a los jefes del vólost3 y les explicamos el propósito de nuestra llegada, les pidimos que reuniesen a los residentes y comenzamos el censo, según la instrucción, contar las cabezas de ganado, registrar la extensión de terrenos labradíos, hacer una lista de gente que tiene inventariario agrícolo.

1Verstá- antigua medida rusa 1,06km.

2Yurta-tienda de campaña de los nómadas del Asia Central y de Siberia.

3Vólost-distrito rural en la Rusia zarista

Una vez recogida la información necesaria, nos dirigimos por la corriente del Ishim a otra vólost. Poco a poco pasando de una aldea a otra, llegamos a la vólost Aksirakkulska (por el nombre de lago Aksirak-kul – significa Espinilla blanca), que confronta con el distrito Atbasarski. En esos tiempos casi todos los pueblos estaban en los pastos de verano cerca del pantano Shubyr, por eso nosotros junto con el administrador del vólost, los jefes, empleados y carteros fuimos a ese lugar.

 

En Shubyra

 

Shubyra es una zona pantanosa con una flora exuberante. Aquí se amontonaron las colinas, bajo de las cuales, en el valle, enverdecen de una manera pintoresca los paules. En Shubyra no hay bosques, tampoco se puede ver la cordillera, ni altas colinas. Aquí hay un río pequeño, y cerca unos pueblos llenos de gente. Las laderas de las colinas, las tierras bajas pantanosas y los prados - están cubiertos con pastos como si fueran grandes alfombras esparcidas que tienen un dibujo extraño.

El comienzo del verano es el tiempo de floración, llena de perfumes de los prados. Nuestra yurta estaba puesta a cierta distancia del estero, en el lugar más seco. Junto a nosotros en una yurta separada se estableció el administrador del vólost, el jefe y el escribano. Las yurtas se encontraban en una hierba frondosa y espesa, pero no obstante, como un signo de respeto especial a los que habíamos llegado, nos extendieron las alfombras y en medio pusieron una mesa baja redonda.

Con mucho gusto nos acomodamos en la yurta, decorada con un buen gusto y esfuerzo, sacamos los papeles y comenzamos nuestra ocupación inmediata.

A miles de kilómetros de un extremo a otro se estiraran doce distritos rurales. Es evidente que la gente local vive lujosamente, en abundancia, y los que son ricos, no tienen preocupaciones, pueden permitirse a tomar kumís encima de lo normal, dormir a satisfacción. Desde la mañana hasta la noche los hombres vagaban medio borrachos, vestidos a trancas y barrancas, buscando el kumís y perseguiendo a las chicas de la aldea.

Una gran cantidad de vagamundos aburridos se agrupan en nuestra yurta, contemplando cómo se realiza el censo. Otros están buscando un buen momento para flirtear con las chicas, juguetean como si fueran unos becerros bien alimentados, montan unos juegos divertidos, sobresalen en bromas y se burlan uno del otro a tope. También entre ellos hay muchos cantantes excelentes y actores. Desgarran la garganta en vano, se ríen a carcajadas, se los oye por todo el distrito, es decir, matan el tiempo de cualquier modo que pueden.

Los administradores de vólost, jefes, jueces árbitros - todos ellos son iguales – despreocupados, bais voluptuosos. Si los miras cuando están juntados, observándolos desde el exterior, parece que estos toros sementales engordados están a punto de enloquecer de la grasa.

Sólo los sirvientes y pastores, que están negros como el alquitrán por el sol abrasador, con gotas de sudor en la frente, sin descansar, cumplen su deber. Agotados por el calor, el sol y la sed, custodian el ganado de los baís en los pastos. Tratando de salvarse de los tábanos en vano, están obligados a quietar y ordeñar a las yeguas semi-salvajes y violentas. Los obreros desafortunados, con rostros curtidos y los labios agrietados por el calor, recogen el estiércol durante todo el día para hacer fuego y cocinar la comida a tiempo para su jefe . La gente sin derechos no tiene la posibilidad de  cosechar los frutos de su arduo trabajo ...

Hay que decir que el censo no fue tan fácil, aparecían ciertas dificultades, ya que los kazajos tendían a ocultar la cantidad de ganado, y habían pocos bonachones que proporcionaban la información precisa.

Poco tiempo después terminamos el censo en Shubyra. Teníamos que ir a la siguiente aldea. Nos esperaba un camino lekhano, y nosotros,  a decir francamente, no queríamos dejar la Shubyra hospitalaria. Y, de repente, el administrador de vólost, el escribano y el jefe comenzó a persuadirnos para pasar unos días más en Shubyra. Aceptamos con mucho gusto. Nos atrajo el olor agrio agradable de kumís de saba1 negra, la carne sabrosa de un cordero joven, el aire fresco, verdes prados, y por último, la calidez y la hospitalidad de la gente local.

Mediodía. El calor ha empezado a suavizarse y se ha disminuido, la brisa agradable acariciaba suavemente la cara. La tierra y el cielo se han juntado y parecían ser una entidad, todo estaba sumido en el verde. Ha llegado el silencio del atardecer. Como en un sueño, se silenció el vociferante aúl.

Me subí a la parte superior de la colina más cercana y miré a su alrededor.  Vi un dibujo silencioso, el ganado gordo y los pueblos a cierta distancia de las yurtas, montadas, según la costumbre, en un semicírculo ...

 

AUPILDEK

 

Por la tarde, nosotros los tres salimos del pueblo a caballo para descansar y distraernos de las preocupaciones del día. Teníamos los caballos trotadores, por eso nuestro estado de ánimo estaba un poco levantado. Recorríamos los lugares espesos y pantanos verdes, subimos a la colina. Montándonos al galope hacia el sol poniente, llegamos hasta la frontera entre los distritos de Akmola y Atbasarska y nos subimos a una de las colinas. Los caballos saboreaban, piafaban, se esforzaban hacia adelante. Estando allí, en la medida que el ojo podía ver, las tierras bajas y laderas estaban cubiertas de vegetación densa. No parecía ser una tierra, sino el mar verde. El sol parecía ser una barra de oro, que se inclinaba a la puesta. La lekhanía fantástica se movía, brillaba en diferentes tonalidades. El soplo del viento nocturno a sobre peine agitaba la hierba esteparia. El horizonte se fusionó con el cielo, como si abrazaran el uno al otro.

 

1Saba –es una bolsa de cuero de caballo, en la cual se prepara y se mantiene el kumís. (En adelante nota del traductor).

 

Y a la distancia, en la parte de Atbasar, apenas se veían dos lagos adyacentes. Los oscurecía la caña costera con la niebla nocturna.

- ¿Cuáles son estos lagos, cómo se llaman?- le pregunté a mi compañero, el nativo local.

- Son Aupildek y Alakol, - respondió.

- ¿De verás es el mismo lago, sobre el que hay la canción  famosa "Aupildek?"

- Es el mismo. Y la canción sobre una chica desafortunada la compusieron aquí, en el pueblo, que se encuentra al otro lado, y desde aquí no lo podemos ver.

- He escuchado muchas veces la canción sobre el lago Aupildek y sobre la joven, hermana de un tal Syzdyk. Por oídas, la joven se ha muerto.

- Es cierto, no aguantó más, la pobre, se ha muerto de una pena excesiva.

Un largo rato estuvimos mirando fijamente a los lagos lekhanos.

"Separada de su amor, vendida como esposa por dote a un hombre al que no amaba ..." - pensé con tristeza.

Delante de mí veo sus ojos, llenos de lágrimas. Imagino como está corriendo desde el pueblo odiado, adonde fue vendida por el ganado. Veo como vaga como si fuera la sombra de la luz en la oscuridad cerca del lago Aupildek ...

El cielo estrellado está callado. La tierra mantiene un silencio alarmado. Despoblado. Y sólo se balancea ligeramente el lago plateado. En su orilla está llorando una chica solitaria. No la escucha la tierra, ni el cielo,ni la hierba puede parar sus lágrimas desgraciadas. Sólo las cañas acogedoras del lago susurran en silencio, como si la tranquilizaran, compartiendo su dolor. Y las aves del lago hacen eco de su pena con sus voces tristes. Las aves lloran. La joven llora ...

 

Tus cañas, lago Aupildek,

de repente con el viento

se separan a diferentes lados.

Me siento triste y estoy llorando.

Soy una persona simple,

y mi alma

está detrás de las cimas de las montañas.

Ojalá tuviera alas ...

Llegaría hasta las nubes.

Y te tocaría tímidamente.

Mi destino es cruel.

¡Mira!

¡He venido volando para verte!

Por todas partes hay la nieve.

Y las cañas de Aupildek están en silencio.

¿hace mucho desde

 que terminé la escuela?

Contesta a la llamada

de mi alma orgullosa

Y llévame

del cautiverio.

Tengo dieciséis años ...

Y el lago Aupildek

está inmóvil bajo la nieve

endurecida.

El destinó me dió a ti,

mi querido, para siempre.

No puedo más

Vivir sin ti.

... canta con dolor y amargura

Aupildek bajo el agua,

También se siente mal

no se sabe porqué.

Como si tuviera el desastre de cisne

Y grita en la profundidad

muchos días.

Y de nuevo gritan con tristeza

las aves

estrellándose sobre

las rocas lekhanas.

Se puede gritar tanto

 Para levantar las aguas,

Y que desaparezca el lago.

Pero el lago Aupildek es cruel,

Y nunca ayudará a los desafortunados.

 

Una tras otra, como una cadena triste pasaron ante mis ojos las imágenes de su vida sombría en un pueblo extraño. Mirando al lago en silencio, permanecimos quietos durante unos minutos y nos volvimos a caballos de vuelta ...

Durante nuestra ausencia los caballistas del pueblo vecino decidieron hacer una fiesta. El jefe, el escribano del departamento de vólost Baiseit1 y varios otros jóvenes ágiles también estaban allí.

1Los kazajos antes tenían la costumbre de utilizar el nombre y el patronímico extremadamente rara vez, sólo se aceptaban los nombres.

Nosotros los cuatro también estábamos invitados. Lo de nosotros, me refería a dos tártaros, un ruso y yo. Galimzhan era un joven maestro de escuela tártara en Akmola, Nurgain - era maestro. Esa noche Nurgain tenía dolor de muelas, y no estaba en disposisión a divertirse, así como el starshinás ruso de nuestra tertulia Mikhail. Así que a la fiesta fuimos nosotros dos con Galimzhan.

La yurta blanca en los días de fiesta se veía desde lejos. En su interior estaban las alfombras, era bien decorada. Dentro la yurta estaba llena de la gente joven. Cuando nosotros con Baiseitov, Galimzhan y cinco dzhiguits que nos acompañaban entramos en la yurta, nos propusieron sentarnos amablemente y de inmediato en la cabecera. Al sentarnos formamos un semicírculo. Nos sentamos frente al jefe, ya que era un akín, y varios dzhiguits, los organizadores de la velada. Dentro de poco en la yurta apareció el administrador de vólost, acompañado por cinco o seis starshinás que fueron sentados ceremoniosamente, con honor. Se sentaron aparte, mientras que los jóvenes se establecían por doquier, chicos, por supuesto, más cerca de las chicas. Entre Galimzhan y Baiseit, como siempre, estaba sentada una chica. Sirvieron el kumís. Unos todavía no han gozado a satisfacción el kumís, y otros, los más diligentes, ya han iniciado un revolcón. Las chicas y las mujeres jóvenes se han vestido con elegancia, y otras de lujo. Las monedas en su cabello timbraban con cada movimiento suyo, y las pulseras de plata en las muñecas también. Los vestidos de seda susurraban suavemente, como si fuera el susurro de las cañas nuevas.

Las chicas son sensibles ante las bromas de los dzhiguits1, pero se mantienen con dignidad. En dos o tres lugares de la yurta las velas están iluminadas suavemente.

Varios golfillos entraron sin permiso en la yurta y empezaron a divertirse con los mayores, pero rápido se fueron expulsados.  Unos ya empezaron a ponerse borrachos por el kumís. El jefe akín tomó la domra2 y empezó a tocar unas melodías rápidas y precipitadas, chasqueando los dedos sobre las cuerdas. En un momento tan oportuno es muy agradable aplacar la sed con el kumís sabroso y saludable, ligeramente amarillento.

 

1dzhiguit – hábil jinete del Cáucaso

2domra-instrumento popular de cuerda

 

Imagínese el comienzo del verano, la noche cálida, aterciopelada y suave, la yurta resplandeciente en alfombras y fieltros estampados, adornada con cortinas. Ante Usted están los dzhiguits, preocupados por la atención, están sentados las jóvenes bellas de Sary-Arka. ¡acaso se puede quedarse con la mente clara, sin emborracharse, acaso el corazón se queda sin derretirse frente a una imagen tan encantadora! Un juego viene tras otro, más interesante, y cada uno se termina con una condición indispensable: cantar una canción. La domra pasa de mano en mano.

Los dzhiguits cantan, el uno mejor que otro, las chicas también cantan. Durante las melodías brillantes se escuchan sugerencias provocativas, en las palabras de una canción hay un significado emocionante oculto.

Ha llegado el turno de cumplir la condición de la chica que estaba  sentada entre mí y Baiseit. Ella es muy joven, de unos dieciséis años, no más, tiene los ojos negros y el pelo negro. Involuntariamente, me di cuenta de que cuando llegó su turno, todos en la yurta se silenciaron. Uno de los gerentes de la velada insistentemente pidió:

-  Que Habiba cante con la domra.

- Las otras chicas cantaban sin acompañamiento,-  noté.

- ¡Habiba siempre canta con domra!

Ya la domra está en las manos de la chica. Me aparte cortésmente para no molestar a la cantante.

- No sea tímido, por favor - Habiba me dijo con una sonrisa.

- Empieza, Habiba - Se escuchó de todos los lados. -Los huéspedes están esperando.

 

Habiba acordó la dombra a su manera, y sus dedos delgados y flexibles como un junco brillaban y corrían sobre los trastes, y los dedos de su mano derecha comenzaron a golpear rápidamente y sonoramente las cuerdas, como si el guisante de oro cayera en un platillo de plata.

Habiba empezó a cantar. La gente presente no podía apartar la vista de ella y seguía cada su movimiento con la mirada atenta y llena de admiración.

- ¡Dios mío! – se oían exclamaciones emocionantes de los starshinás que estaban sentados junto al administrador de vólost.

La chica parecía a una calandria durante su canto estridente, durante su caprichosa melodía que acaricia el alma, bate y bate con sus alas invisibles y vuela en las profundidades de los cielos. Allí permanece inmóvil para un instante y de repente se rompe como si fuera un relámpago hacia abajo, se gira como el viento y con el timbre aflautado cae al suelo. Aquí se siente apretada, como si no tuviera espacio, y su voz de nuevo se eleva al cielo azul celeste, alto-alto, y empieza a cantar como si no estuviese sola, sino reclamándose con el canto de otros pájaros, canta una vez triste, y la otra alegre, prolongadamente, cautivadoramente.

Suena una canción tras otra, de una manera amplia, sin fin, parece que a la seda brillante se echa una perla tras otra... Canta la calandria de mil voces. La escuchas y piensas que la canción trae placer no sólo a ti, sino también a todo el mundo, te acaricia, acuna a todo lo vivo en la tierra y en el cielo ...

La voz de Habiba bajó como la calandria hacia abajo y se quebró. El público se quedó en silencio por un tiempo, sin quitar la mirada de ella. Con un movimiento tranquilo la chica traspasó la domra al dzhiguit que estaba sentado en frente de ella, pero alrededor la gente comenzó a hacer ruido: "¡Canta una canción más, Habiba, por favor!" La chica no se resistió, cantó unas canciones más.

Después del canto de Habiba, ya no se quería escuchar a otros. Empezaron a jugar de nuevo. Lo que resulta ser, el tártar Galimzhan, nunca había visto unos juegos kazajos tan divertidos y casi no había escuchado nuestras canciones. Y alrededor jugaban al "Oramal tastamak", "Bugibay", "Marshim" 1.

1Juegos Nacionales. "Oramal tastamak" - tirar un pañuelo. El que juega mantiene el anillo en la boca y lanza un pañuelo a quien quiera (el chico a una chica y viceversa). La persona, a la que fue dirigido el pañuelo, tiene que coger el anillo a la boca y, en su turno, tirar el pañuelo al elegido siguiente.

"Bugibay" – los que juegan tienen que ponerse en un círculo, llevarse de la mano y cantar. Dos personas que están en el centro, llaman al círculo a un dzhiguit y a una chica (normalmente enamorados o "sospechosos") y les ofrecen  realizar cualquier cosa, en general es algo chistoso, o simplemente cantar, bailar.

"Myrshim" - uno de los jugadores esconde un anillo en su boca. El animador requiere al azar decir la palabra "Myrshim". El que escondía el anillo debe pronunciarla sin titubeo y no tartajeando. El animador engañado debe realizar alguna tarea de juego y seguir buscando el anillo.

 

Por la mañana todos se calmaron y se fueron. Antes de despedirse la he pedido a Habiba que vuelva a cantar "Aupildek" y ella ha cumplido mi petición.

Fuimos a nuestra yurta a pie. Durante el camino Galimzhan se entusiasmaba mucho:

- ¡Bueno, Saken, sólo hoy he visto a los kazajos reales! ¡Es la primera vez que me di cuenta del encanto de vuestras canciones! Te lo juro por Dios, he empezado a lamentar que no soy un kazajo de nacionalidad, o al menos no he crecido entre vosotros. ¡Si no estuviera casado, lo juro por Dios, habría huido de la ciudad a un aúl kazajo!..

Galimzhan se entusiasmaba mucho tiempo más hasta la hora de dormir.

Yo también estaba muy impresionado, sobre todo por el cantar de Habiba. Su voz encantadora, se puede decir, me fascinó.

Ante mí veía un matorral costero susurrando, veía una extensión plateada de lago fabuloso y el nido de cisne entre los juncos densos en el centro. Susurran las cañas con disimulo, se oye el canto triste del cisne, que se asimila al sonido de la dulzaina. De vez en cuando, pasa una onda ligera a lo largo del agua especular, como si alguién desconocido eche sobre el lago unas  perlas blancas como la nieve. Los gansos y los patos están graznando con discordía, y además de los rumores de pájaros, el oído humano puede notar algunos gemidos extraños sordos de agua, con quebradas y dolor. Estos gemidos en profundidades del lago son del pájaro aupildek. El pájaro parece ser ahogado en el agua, y por eso se oyen los gemidos de su peso frío "Aúl! Ah-u-u-p-p! Ah-ah-u-u-u.. "

Presionado por el peso exceso el ave está tratando de levantarse en vano, sacudir las alas. Su voz suena de una manera ahogada y terrible, conmueve el alma, angustia y tristece. La escuchas - y te parece, sientes como si estuviera gemiendo a tu lado, tragando las lágrimas, la mujer solitaria abandonada por todos. Sus suspiros lastimeros se encarnan con el canto del cisne, se reclaman con un pájaro invisible.

Lago atravesado

Cuenta tu secreto.

Eres cruel a todos -

es así.

Las cañas susurran tristemente

encima de ti.

El cisne orgulloso

Llora en su nido.

Poco a poco pasaron ante mis ojos las imágenes de la canción desgraciada, su melodía sonaba en mi corazón, y a mi mente han venido otras palabras, y he deseado compartirlas con todos:

 

¿Acaso el cisne es capaz,

De llorar, como la gente?

¿Quién lo hizo sufrir del dolor

al hermoso?

Tal vez está llorando

llevando la comida a los pajarillos

 (el llanto de la ofensa,

Lo entienden sólo las personas)

O está llamando a su enamorada,

Y ella no está

Y, tal vez, a su lado

Nunca estará.

 

El espantajo

 

Nos despedimos de Shubyra. Nos esperaba un largo viaje en adelante. Montados a caballos, estábamos corriendo durante todo el día, una vez al trote, otra  al galope, de vez en cuando usando a los caballos de sobra, y sólo al día siguiente llegamos al lugar prefijo.

Ahora teníamos que hacer el censo en tres distritos: Monshakty, Karabulak y Kzyltopyrak.

Hemos ido a ver al aúl popular en estos lugares Nurmagambet Sagnaev, que tiene el apodo público Pan, es decir, altivo, arrogante.

Por el camino le pregunté al acompañante, por qué Pan recibió el galardón del zar. Y la respuesta fue la siguiente. Un día, el heredero del zar, viakhando, llegó a Omsk. Por esa ocasión, fue organizado el banquete, al que han venido todos los aristócratos esteparios del distrito - famosos bais, mirzas de categoría, los administradores de vólost. Para ver con sus propios ojos al heredero gubernamental en Omsk han venido los aristócratas de Akmola, Atbasar, Kokchetav, Petropavlovsk, Karkaralinsk, Pavlodar, Bayan-Aúl y de otros lugares. Para sobresalir unos delante de otros, cada uno llevaba una yurta, decorada con gran estilo, cada uno trató de eclipsar con su riqueza a otros. Pan Nurmagambet superó a todos. Pudo atraer la atención especial del heredero gracias al hecho de traer su yurta de lujo, decorada con dibujos de oro. El heredero otorgó la yurta de oro, la  visitó y en su dentro tomó kumís de la saba negra, revolviéndolo con un agitador de plata, decorado con joyas. Además de eso, Nurmagambet trajo al banquete tres yeguadas jóvenes, de diferentes pintas de colores. El Heredero era muy aficionado a los caballos, y el obsequioso Nurmagambet le regaló las tres yeguadas junto con la yurta dorada. Y, segun se dice, una buena acción merece otra buena. El heredero lo galardonó al Pan con una medalla de plata.

...Cuando nos fuimos a la aldea de Nurmagambet, el sol ardía de una manera insoportable. En primer lugar, teníamos ganas de aplacar la sed y, a continuación, vernos con Pan.

Las yurtas de los pastores estaban a una distancia respetuosa de la yurta de Nurmagambet. Detrás de un cerro, en un valle, en el prado verde hemos visto cuatro yurtas blancas, establecidas en pares. Entre ellos había una distancia de al menos un centenar de pasos, y, a juzgar por el hecho de que la hierba estaba no aplastada, allí vivía la gente ajena.

Apenas paramos nuestro carro en una yurta cercana, a nuestro encuentro salió un dzhiguit moreno ágil en un beshmét. Nos saludó y nos preguntó quiénes éramos y desde dónde. Después dzhiguit desapareció en la yurta, y cuando salió de nuevo dentro de poco tiempo, nos invitó: "Bienvenidos."

En la parte de frente, en la que no estaba gente, habían alfombras y esteras de fieltro bordados. Dhiguit nos invitó hacia adelante con un gesto silencioso. Al entrar en la segunda yurta, vimos un lujo maravilloso. Nisiquiera había una pizca del tamaño de una palma, que no estuviera cubierta con un paño de seda chiné. En las paredes estaban colgadas alfombra terciopeladas, brillaba el saetín, se iluminaba la plata. Cerca de la pared había algo parecido a una especie de banco, de la longitud de un arshín, cubierto con unas alfombras caras, adornadas abajo con flecos.

Uyki1 y shanyrak2 fueron pintados de un color azul claro y entrelazadas con flecos. En el sitial encima de los paños estában los edredones de seda. Un invitado, si desea, puede situarse en estas mantas, o sentarse en el banco de alfombra. A la derecha del sitial, bajo un dosel de seda azul, vimos una cama de metal reluciente, en la que estaba sentado Nurmagambet. Además de él, nadie estaba en la yurta. Pan estaba sentado inmóvil y en silencio, como un ídolo. En su cabeza tenía un gorro de castor, en la nariz brillaban unas gafas con montura de oro, sus hombros estaban tapados con una bata de tela gris con el cuello de terciopelo resiente oscuro, bajo su bata se veía un béshmet de la misma tela gris cara. En sus pies brillaban  unos chanclos. Con la mano en guante blanco Pan estaba jugando con pequeño bastón de plata. Tenía una barba negra ardiente y bigote, de apariencia parecía tener ya más de cincuenta años. Entramos y le saludamos, Nurmagambet se levantó despacio y nos saludó también con una voz incomprensible, como si no quisiera molestarse hablando en voz alta.

Nos sentamos en el asiento alfombrado. Pan no dijo nada, nosotros tampoco pronunciamos ni una palabra, continuando observar las paredes con curiosidad.

A mí, me dio la impresión de que era un hombre mediocre, un poco lento, pero con un carácter severo. A primera vista, me pareció a un espantajo bien vestido. Nurmagambet hizo un gesto apenas perceptible indicando con la barba a dzhiguit, que estaba sentado en la entrada. Siguiendo cada paso de su jefe, dzhiguit, como un perro, se levantó y salió. Unos minutos más tarde, junto con otro sirviente, trajo un gran recipiente de madera lleno de kumís. Al agitarlo con un cucharón de cuerno, comenzaron a verterlo en tazones estridentes de porcelana pura.

1Uyki ~ palos doblados de madera que forman el armazón de la yurta.

2Shanyrak – el círculo de madera para el techo de la yurta.

 

Disfrutamos mucho aplacando nuestra sed con la bebida fría, aromática, dada en la nariz. Los sirvientes apenas tuvieron tiempo para llenar y servirnos los tazones de color púrpura. Nurmagambet también bebió,  sin quedarse atrás de nosotros. En la yurta reinaba el silencio.

Al salir de la yurta de Nurmagambet, preguntamos quién vivía en las otras dos yurtas blancas. Resultó ser que a distancia de un centenar de pasos era la casa de la esposa de Pan. La ceremonia de la invitación se repitió: dzhiguit entró en la yurta, después de un rato salió y dijo con dignidad:

- Bienvenidos a su morada.

Entramos y vimos el mismo arreglo rojo, fieltros de dibujos y paños, flecos, uyki y shanyrak, pintados de color azul y entrelazados con flecos y encaje. La esposa de Pan estaba descansando en una manta de seda de color rojo brillante, doblado en cuatro. Junto a ella se encontraban seis almohadas de plumas, encima de la cabeza habían pliegues de dosel de seda roja. Ella llevaba un vestido de seda blanca, en la cabeza una china de seda del mismo color.

La mujer pálida y delgada respondió a nuestro saludo apenas audible, con un gemido, y con un gesto apenas perceptible indicó traernos el kumís. Vimos el recipiente de una forma más original que el de Nurmagambet, también adornado con plata. Los anillos de plata del cucharón timbraban melodiosamente. El kumís, tan frío, aromático, de color amarillento lo sirvieron en tazones de porcelana azul clara. Tomábamos el kumís, y la mujer estaba sentada como una momia, sin prestar atención a otras personas.

Las yurtas de dos cúpulas, blanqueciendo en un prado verde, se quedaron detrás de nosotros. En una de ellas se encuentra un ídolo de piedra, el solitario Nurmagambet, en la otra, a la distancia de cien pasos, se aburre por desocupación la esposa mimada, frágil de Pan, parecida a un cisne moribundo ...

"¡Los aristócratas, burócratas, mirzas - son todos unos parásitos y gorristas de la misma clase! ¡Ellos son, como tejones, chupan la sangre del público"- me decía mi compañero Sorokin muchas veces estando en invierno en Omsk. Acabé de acordarme de sus palabras y las repetí en voz alta.

- ¡Mira, acertó correctamente! - notó con sorpresa mi acompañador tártaro.

- ¡Y cómo esos perros no se aburren de la vida! – respondió su compañero.

 

ANTES DE LA TORMENTA

 

A finales de junio llegamos a la vólost Korzhun-Kul, que confrontaba con el distrito de Pavlodar  de la provincia de Semipalatinsk.  Allí, en el abolengo de Kanzhygal, en ese momento había una lucha entre los dos grupos por el grado del administrador de vólost. Un grupo fue encabezado por el propio administrador de vólost, y el otro por un mirza gordo que brillaba de grasa. El administrador de vólost  achicharraba sin piedad a la gente, por eso muchas personas no estaban contentos con su gobierno. De las mil quinientas haciendas apoyaban al administrador de vólost no más que un centenar. Pero teniendo el poder, el administrador de vólost no abatía su orgullo, y al igual que un lobo enojado se aventaba a su caza indefensa, se abalanzaba sobre la población aterrorizada, exigiendo el cumplimiento de sus voluntariedades.

Hemos enviado un faraute hacia delante para avisar con antemano sobre nuestra llegada a los habitantes de las aldeas, situadas en las orillas de dos lagos pintorescos: Aschykolya (Lago Salado), y Kaskaat (El caballo calvo). El sol se estaba poniendo cuando llegamos a la costa oeste del Aschykolya.

Cerca se podía ver unas yurtas blancas. Por otro lado de la costa se encontraban dos o tres pueblos pequeños. Los pastores caballeros trajeron una manada de caballos al lago para beber. Uno de los jinetes, al vernos, dió la vuelta a su caballo y galopó al encuentro de nosotros. Su caballo negro hermoso y veloz, parecía a punto de saltar por el aro. Su montura plateada estaba brillando. El caballo no estaba quieto, ensortijaba los ojos violentamente, como para mostrar una vez más la ensillada de plata de su montador que era un dzhiguit alto, vestido como un ciudadano - en las botas, un sombrero, pero en la bata kazaja. Reconocí a Tolebai, con quien estudiábamos juntos en la escuela desde la infancia, en Akmola. Resultó ser que él estaba trabakhando de escribano en el departamento Korzhunkulski de vólost. Y el administrador de vólost -  era su tío Olzhabay.

- ¡Assalaumagalikum!

-¡Uagalikumassalyam!1

- ¡Vaya encuentro!

- ¡Por fin ha llegado el día, cuando podemos vernos otra vez! 

Con alegría y con entusiasmo, nos encontramos con mi amigo de la escuela. Tolebay nos llevó a casa del primo del administrador de vólost y después de una charla de mucho contenido, de repente me preguntó:

- ¿Has oído que a los kazajos van a contratarlos a las obras de retaguardia? Ha llegado desde la ciudad una instrucción para hacer listas de todos dzhiguits en la edad de diecinueve a treinta y un años.

- No, no lo he oído - respondí, y, a su vez, le hice muchas preguntas a mi compañero: - ¿A dónde? ¿A quién? ¿Cuándo contratan?

- La gente no sabe – si hay que creer o no en estos rumores - continuó Tolebay  - Todos están confundidos profundamente, asustados y cautelosos. Mi padre se fue a la ciudad para verificar estos rumores de alarma, y tenía que haber regresado ayer, pero hasta ahora está retrasándose no se sabe porqué.

 

1¡Salud! ¡Qué la paz esté con vosotros! - Saludo árabe que entró en el idioma kazajo del Corán.

 

Nuestra conversación se alargó. Estábamos sentados en una yurta seisavada acogedora y limpia. No tenía lujo excesivo, pero las rejillas de pared y uyki eran bien decoradas, y en general  estaba bien arreglada. La señora estaba ocupada, puso en marcha el samovar, comenzó a preparar unas tapas dulces para el té. El intenso calor ya se disminuyó, una brisa tranquilizante sopló desde el lago, una alba vultuosa pintó el horizonte. Cansados después del largo traqueteo en la telega por los caminos intransitables, nos tumbamos en las colchas y almohadas blancas no muy frescos. Junto con nosotros estaba sentado el adjunto de vólost con las piernas cruzadas y hablaba tranquilamente.

Frente a nosotros había una mesa baja redonda, cubierta con un mantel verde con flecos de colores. La porcelana roja estaba sonando, sobre el mantel estaban puestos los buñuelos frescos con kumís. En la mesa aparecieron dos platos con mantequilla, samovar  comenzó a bullir, y cuando todo ya estaba preparado, nos invitaron a la mesa. Sentándonos en círculo, tomamos el té, y el escribano, mientras tanto, envió un mensajero para que trajera a la gente de los pueblos cercanos.

Al día siguiente al mediodía llegó de la ciudad el padre de escribano Barlybai, el hermano mayor de administrador de vólost. Entonces, ya se había reunido una gran cantidad de personas de los pueblos cercanos. Los dzhiguits salieron a buscar a Barlybay. Le ayudaron a bajarse del caballo, sujetando las bridas del caballo, le abrieron la puerta amablemente, trataron de cualquier modo mostrarle su respeto. Los presentes en la yurta se levantaron cuando él entró, comenzaron a estrechar la mano a Barlybay. Hemos seguido su ejemplo. Se sentía que todos estaban preocupados, con impaciencia esperaban las noticias. Después de saludarse la gente empezó a preguntar :

- ¿Qué hay de nuevo en la ciudad?

- ¡Uf! - jadeando, dijo Barlybai - ¿Qué novedades hay? .. Los llevan a los kazajos. Aquí teneis el ucase - murmuró Barlybai. Al sentarse, sacó de su bolsillo un papel doblado con grandes letras rusas, y se lo dio a su hijo.

El hijo comenzó a leer.

Las personas presentes se quedaron perplejos, todos esperaban en silencio hasta que el escribano comprendiera el texto ruso y les explicara con detalles en kazajo. Después de leerlo, el escribano me dio el papel a mí.

Eso fue una transferencia del gobernador de Akmola según el ucase imperial del emperador de 25 de junio sobre la movilización a las obras de retaguardia de población kazaja en la edad de diecinueve a treinta y un años. Mientras yo estaba leyendo la transferencia, oí las voces ansiosas pidiéndome transmitir lo más pronto posible el significado del documento.

- Sí, la situación está difícil, dije – Gobierno necesita gente para trabajar, por eso movilizan a los kazajos.

Ninguno de los presentes creyó que en la transferencia se decía sólo sobre las obras de retaguardia, y no sobre la frente.

- ¡Esto es mentira! Nos llevarán a la guerra, como a unos soldados auténticos. Oh, Dios, por qué tenemos unas penas tan terribles. ¡Por qué nos diste esta maldición!..-Todos alborotaron en la yurta más y más alto.

Al terminar el censo con rapidez, por la tarde salimos del pueblo y nos detuvimos para pasar la noche después de viajar unos tres kilómetros, en las orillas del lago Kaskaat. Al día siguiente, nos dividimos en dos grupos: Galimzhan con Michael se dirigieron al censo en Spassk y Karaganda, y yo con Nurgain fuimos a través del valle del río Slet.

Al día siguiente enviamos un mensajero al pueblo del administrador de vólost, a unas cincuenta verstás. Ese día, el administrador de vólost no tenía tiempo para venir según nuestra petición. Esperándolo, descansábamos en una pequeña cabaña en la orilla de un estero, en el cual casi no había agua. Los lugareños al oír sobre el censo, empezaron a reunirse, pero sin el administrador de vólost y escribano no podíamos comenzar nuestro trabajo.

La gente de allí era mucho más pobre que en Shubyra. Fuimos visitados por el jefe, que trajo un buen pellejo de kumís1. Mataron al cordero primal y lo pusimos en zheroshak-  es una hueco alargado para el horno - una olla para cocinar la carne. Cerca del zheroshak comenzó a bullir el samovar de cobre. Poco a poco comenzaron a reunirse los curiosos, hablando entre ellos en voz baja, chismorreando sobre esto y aquello.

1kumís-leche fermentada de yegua o de camello

Hacía calor y el kumís emborrachador añadía aún más calor. Estábamos sudando como después de un combate cuerpo a cuerpo, así que teníamos que  desabotonarnos las camisas para refrescar el pecho.

Por la tarde llegó el administrador de vólost y el escribano, cansados ​​del solazo. Al verlos, la gente se agolpó alrededor de nuestra vivienda. Hasta la noche cerrada junto con el administrador de vólost y el escribano nos hemos estado preparando para el próximo censo. Nos acostamos muy tarde. Las noches de verano eran cortas. A la madrugada nos despertó el llanto triste ruidoso de una mujer. Apenas desperté, me pareció que esos sonidos los había escuchado en mi sueño. Pero ahora he oído claramente la lamentación de las mujeres y las voces groseras pausadamente calmantes de los hombres. Uno de ellos entró en nuestra chabola, despertó al dzhiguit que nos acompañaba y en voz baja le dijo con una sonrisa:

-Esas mujeres son unas tontas, están llorando como unas vacas. Se han reunido por la mañana temprano, hacen ruido, gritan, lloran, no entiendo ¿qué es lo que quieren?

Dzhiguit, medio dormido chasqueando los labios, dijo:

- ¡Vaya, esas mujeres! Han oído la campaña, pero no saben dónde está. Siempre demuestran su estupidez, cuando es necesario y cuando no lo es.

Finalmente me desperté. La chabola ya empezaba a calentarse del sol naciente. He notado que en el pecho del hombre entrante brillaba en una correa de cuero algo parecido a una moneda de cobre. Estaba vestido de un beshmét negro con hombreras rojas trenzadas, en su costado - tenía una espada de sable negro plano con anillos de latón. Por la ropa se podía reconocer a un ordenanza, los cuales, en general, venían de la ciudad con avisos urgentes. El llanto de las mujeres no paraba. Le pregunté al mensajero en breve sobre el propósito de su llegada.

- Esta mañana, alguién ha llegado de Omsk y ha dejado un rumor tonto que a los jóvenes los llevan al servicio militar. Y luego, encima de todo, aparecí yo. Por eso esas tontas mujeres se alborotaron - dijo el mensajero.

Me vestí rápido, Nurgain ha seguido mi ejemplo.

Dentro de unos minutos nos enteramos de lo siguiente. El aúl, en el que nos encontrábamos, estaba situado en la frontera del distrito de Omsk. Al oír la información sobre el ucase, según el cual  a los jóvenes kazajos los tenían que llevar a las obras de retaguardia, unos dzhiguits asustados huyeron del distrito de Omsk, propagando rumores sobre el asunto que a los kazajos los llevarían al servicio militar, que en el distrito de Omsk ya se había empezado la movilización y que tenían que llevar a los kazajos no para las obras de retaguardia, sino directamente a la frente. Todas las personas movilizadas morirían inevitablemente ...

Esos rumores exagerados, embellecidos, absurdos se difundieron por los aúles en un instante. Y además apareció el mensajero. Y cuando las personas comenzaron a hacer preguntas con entusiasmo, calmándolos, el mensajero aún más los alarmó y aturdió con sus improvisaciones inoportunas:

- ¿Y qué pasa si os llevan al servicio militar? ¿Os vais a negar, o qué? ¡Es el ucase del zar, lo teneis que cumplir! Así que empezad a recogeros con Dios..

¡Cómo las mujeres de los pueblos pueden estar sin asustarse!

“¡Oh, Dios, acaso merecemos tu castigo! .. ¿con qué te enojamos? Te sacrificaremos el aksarybas y bozkaska1,  el más caro sacrificio, pero apóyanos a los desdichados!”

 

1Aksarybas – una oveja blanca con la cabeza amarilla, tradicionalmente sacrificada en los casos importantes, asimismo una oveja calvatruena- bozkaska.

 

“KAZAJSTÁN RESPUBLIKASYNYN” ULTTYK AKADEMIYALYK KITAP Hayasa

 

Las mujeres con gritos y lamentos comenzaron a llamar por los nombres a sus hijos y sus hermanos, como si se despidieran de ellos para siempre.

Estábamos rodeados. Las mujeres, sin escuchar una a la otra, interrumpiéndose, comenzaron a vocear:

- ¡Resulta ser que el censo es una mentira! ¡Habeis llegado para hacer una lista de los soldados!

- ¡Aunque sois kazajos, pero sois los espías de los rusos, quereis venderles nuestros hijos y hermanos!

- ¡Estáis sobornados..! ¿Acaso no sois musulmanes?..

- ¡No le diremos nada en cuanto al censo, no daremos ninguna información!

- ¡Volved por la misma carretera por la que habeis llegado!

Sin escuchar nuestras explicaciones y argumentos, las mujeres nos rodearon apretándonos más y más, gritando unas cosas no muy buenas a nosotros.  Unas de ellas llevaban en las manos las nagaikas1, mangas de las palas, ketmén2. Los hombres estaban callados, ocultando su auténtico estado de ánimo y para distraer la atención ponían la cara que tranquilizaban a las mujeres. Pero en realidad, a escondidas las incitaban.

1nagaika - fusta de cuero

2ketmén - azada en Asia Central

A trancas y barrancas, junto con el administrador de vólost y escribano,  logramos calmar a la multitud y explicarles que la tarea del censo es completamente diferente y que no tenemos ninguna relación con la movilización.

Las mujeres se calmaban poco a poco, comenzaron a apartarse. Al reunir a los hombres con dificultad, comenzamos el censo. Ya era evidente que la gente no nos creía y pensaba que ocultábamos nuestras intenciones auténticas y a escondidas hicimos una lista de los que debían ser llevados al servicio militar.

Cuando estuvimos a punto de irnos, resultó ser que en el pueblo no había ninguna telega, todas estaban escondidas de nosotros. A duras penas el jefe fue capaz de encontrar una telega1. El administrador de vólost y el escribano querían despedirse del mensajero lo más pronto posible, ya que realmente había traído la instrucción  para los de vólost a hacer las listas de nombres de los hombres en la edad de diecinueve a treinta y un años.

1telega – carro de transporte de cuatro ruedas.

Decidimos llegar lo más pronto posible a la aldea en la que vivía el veterinario. Ese pueblo estaba en el valle del río Olenta, a unos doscientos verstás. Esparábamos mucho a que nos dieran la telega, por eso el dzhiguit que nos acompañaba se fue a buscar una telega ocasional. Nosotros durante ese momento estábamos en la yurta de un bai local. Nuestro dzhiguit se regresó muy pronto, entró corriendo en la yurta, jadeando, con las palabras:

- ¡Nadie me deja una telega! Un canalla me expulsó, incluso me dió con una nagaika. ¡No nos darán los caballos!

Me enojé, y decidí aplicar todo el poder y para asustar al bai, saqué un lápiz de bolsillo, y le exigí que me diera el nombre del bai y del hombre escandaloso que estaba en zheli1. Mi apariencia de enojado produjo efecto – según el orden de bai nos dieron una telega en unos minutos.

Fuimos hacia adelante. En zheli pusimos una brida al garañón gris de cabellera espesa de la yeguada del bai y montamos encima al dzhiguit que nos acompañaba. Ya hemos comprendido la situación formada en los pueblos, por eso hemos decidido parar nuestra actividad en cuanto al censo, llegar al veterinario para tomar la información general sobre la cantidad de ganado y lo antes posible regresar a la ciudad.

 

1Zheli (zhel!) – un lazo, tendido en el suelo en estacas para atar a los potrillos y los corderos.

Por el camino, nos dimos cuenta de que la gente nos recibía y se despedía de nosotros con las miradas cautelosas y frías. Al atardecer llegamos a un aúl solitario y pobre. Ya que los residentes nos sospechaban en malas intenciones, escondieron todos los caballos, y la telega que nos dió bai, la teníamos que devolver. Y la devolvimos, quedándonos sólo el garañón gris de bai. Después de convencernos que no nos iban a dar más caballos, enganchamos a pujos el garañón de trofeo. Resultó ser bozal, violento y desde los primeros pasos nos llevó por caminos intransitables a toda velocidad. La telega estaba crujiendo, las ruedas cantaban, apenas tocando el suelo. Dzhiguit trató de atiesar las bridas, quise ayudarle, pero fue en vano. Subimos a una colina, y se rompió el lazo. El carro en inmediato se puso patas arriba, algo se rompió con crujido, y nosotros estábamos en el suelo. Afortunadamente nadie había sufrido trompazos graves, y luego nos pusimos en pie.

El garañón arrastró la delantera de dos ruedas con un timón, no podía deshacerse de ella, respingaba con furia y daba vueltas a nuestro alrededor. Logramos atraparlo. A trancas y barrancas ajustamos el carro roto, anudamos el labio de garañón con un mango del látigo, le atamos los ojos con un pañuelo, lo aparejamos de nuevo y despacio nos pusimos en camino.

 

Atardecía. Llegó el crepúsculo. Por todas partes no había gente, ni sonido, como si la estepa hubiera muerto. El cielo se cubrió de nubes. La carretera estrecha poco frecuentada se convertió en un tollón. El garañón perdió las fuerzas, y tuvimos que ir a pie. El pobre garañón a duras penas arrastraba la telega rota. De vez en cuando parábamos, prestábamos el oído a la estepa nocturna, con la esperanza de oír una señal de la vivienda de los humanos, y caminábamos adelante. Finalmente el tollón desapareció por completo, y nos atrancamos con un banco de un lago seco, cubierto de cañas y hierba salobreña. Caminamos mucho, tropezando en los mogotes y huyéndonos en los pantanos. Parecía que nunca antes una persona había estado allí. Daba en la nariz el olor del lago seco con la hierba podrida. Con cierta dificultad salimos del pantano y nos dirigimos hacia el sur por caminos intransitables. Al poco tiempo el cielo empezó a aclararse y encontramos el tollón. Nuestro acompañante volvió a subir en el caballo, y nosotros continuábamos caminando detrás de la telega.

Estábamos muy cansados. Antes del amanecer hicimos un apeadero, desenganchamos al caballo y lo atamos con la barriguera al carro y nos quedamos dormidos.

Cuando aparecieron los primeros rayos del sol, subimos a la colina cercana para observar los alrededores y para determinar dónde estábamos. El tollón que habíamos encontrado por la noche, nos dirigía hacia el oeste. Lejos se veían muchas caballadas. Otra vez le tapamos los ojos al caballo, dzhiguit se sentó a horcajadas, y yo con Nurgain - en la telega. Cerca de la caballada, nos subimos a una pequeña colina,  vimos algunas aldeas y nos fuimos allá. Hacia nuestro encuentro venían dos pastores de la caballada. Dimos la vuelta con nuestro caballo y con mucho gusto fuimos a su encuentro. Uno de los pastores enganchó amablemente su caballo en nuestro carro y nos llevó hasta el pueblo extremo.

Resultó ser que durante la noche llegamos hasta las tierras del distrito de Pavlodar. El aúl comenzó a despertarse. De pronto las mujeres y los niños nos rodearon por todos lados, preguntándonos con interés quiénes éramos y de dónde íbamos. Teniéndo en cuenta la triste experiencia durante el último censo, hemos ocultado nuestra actividad, y nos presentamos de agrimensores, como si teníamos confiado ponernos al corriente de las tierras fronterizas de los distritos de Akmola, Omsk y Pavlodar. Yo estaba vestido en un uniforme de profesor con botones amarillos, y por eso era fácil pasar por un empleado agrimensor. Además de eso decidí fingir que hablaba el kazajo, y hablé en ruso. Nurgain, dándose cuenta de mi plan comenzó a traducirme.

- ¡Yapyrymay! – se sorprendían las mujeres -¡Dios mío, cómo se parece a un kazajo!

- ¡Este empleado es idéntico a un kazajo! Pero ¿por qué no habla el idioma kazajo?

- Su padre fue bautizado de kazajo - explicó Nurgain con seguridad – No habla el idioma kazajo. Ahora está recorriendo las aldeas a propósito para saber más sobre la vida de las personas. Se interesa por todo, por lo visto lo atrae aquí una fuerza desconocida.

- ¡Oh, pobrecito! - Suspiró una de las mujeres –por eso se parece tanto a un kazajo, miradle a los ojos ...

Nos invitaron a la yurta. Estuve tan cansado que de inmediato me caí en la almohada. Nurgain estaba en vela. El guía se ocupaba de la telega. Para no calentar la curiosidad de las mujeres, cerré los ojos y fingí que estaba dormido.  Entre tanto, Nurgain se interesaba ​​ sobre las últimas noticias y, despedía a los demasiado curiosos y habladores de la yurta.

- Señor está muy cansado por el camino, - Nurgain convencía a los que entraban en la yurta- Por eso os pido no molestarlo y dejarlo.

A otros les decía:

- Mientras el señor está descansando y tomando el té, os pido que nos prepareis los caballos.

A veces Nurgain me hablaba en ruso con cuidado, consultando.

Tomamos el té. Apareció el dueño degarañón gris, con el que sufrimos ayer por la noche, y lo llevó.

Nos fuimos en una telega. Ha pasado el tiempo del rezo de mediodía, cuando llegamos a Olenty a ver el veterinario. Allí el enfermero veterinario era Husain Kozhamberlin, mi pariente lekhano. Vivía con su familia. En su casa descansamos a maravilla, pasamos la noche y al día siguiente nos dirigimos a Akmola.

En uno de los aúls de vólost Ereymenska, donde vivían los kazajos de la generación de Kanzhygala, notamos una inquietud inhabitual, similar a la preparación a una rebelión. Los hombres a caballos galoparon a alguna parte, al parecer, a una reunión oculta.

Las esposas y sirvientes de bai nos llevaron a una yurta individual para pasar la noche. Nos acostamos sin velas, en la oscuridad.

A la mañana siguiente nos engancharon un camello fatal en drozhki y a malas penas nos llevaron a la aldea vecina.

Así, con gran dificultad sacando los carros, llegamos al lago Aschykol, al pueblo, sobre el cual ya había contado. Los rumores sobre la movilización han preocupado a todos. Aúl zumbaba como una colmena. Los hombres a caballos se reúnen a bandadas, y hablan sólo de una cosa: los kazajos no deben ir al servicio militar. Y si alguien trataba de decir algo contrario, era su enemigo. Se sentía que la gente de aquí realmente está en contra y tiene la intención de oponerse. Nos encontramos de nuevo con Tolebay, con su padre Barlybay, su tío Olzhabay, les hicimos preguntas acerca de todo para estar plenamente conscientes de la situación.

Desde allí nos dirigimos directamente a la ciudad. Por el camino nos encontramos con grupos y brigadas de kazajos a caballos. Mencionando a los rusos, todos escupían en sus palmas poniendo cara de que estaban listos a lucharse en ese mismo momento. Por la noche, paramos en uno de los pueblos. Los jóvenes nos recibieron sin amistad de una forma abierta. Al acomodarnos en la yurta de Zhajud, cuyo hijo nos conocía, de repente entraron unos dzhiguits ruidosos a bandadas y sin ningún respeto especial empezaron a interrogarnos: ¿quiénes eramos y por qué llegamos? Empezamos a hablar  sobre cosas generales, tales como la injusticia del Zar de Rusia, en los problemas  de la vida de los kazajos.  El starshiná Zhajud intercedió por nosotros, sólo por eso, los dzhiguits enojados salieron diciendo "bueno, si es así".

Akmola estaba alarmada. Los rumores pánicos se extendían muy rápido entre los ciudadanos:

- Los kazajos van a la ciudad y van a destruir a todos.

- En vólost Tinalinska el policía municipal Ivanushkin fue asesinado.

- Las tropas regulares llegan de Omsk.

- El gobernador Kochura-Masalskiy está en el camino.

- Los kazajos están creando un ejército, escogieron a los khans voluntariamente, hacen pistolas, espadas, hachas, balas.

- Están preparando la armadura, y a los jóvenes se les enseñan el arte militar ...

Estaba en la ciudad durante una semana. No oí en las calles las canciones anteriores, la diversión de antes. La  ciudad asustada se convirtió en un rumor.

Pronto llegó el control de censo de los distritos del sur encabezado por el médico Asylbek Seitov. Resultó ser que los kazajos y los temeshi golpearon severamente a los del censo, los ataron, les afeitaron las cabezas, hicieron rezarles en la oración musulmana, y varios días los mantuvieron en un cautiverio hasta que los librara el comerciante de Akmola, el luchador Zhumán.

Llegó el gobernador. Reunió a los starshinás, bais, jefes, bais de la estepa y de la ciudad. También vino un montón de otra gente. El gobernador, parecido a un hombre-camello, pronunció un discurso. La gente estaba sin los gorros, juntados hombro con hombro. Las palabras tristes del gobernador el intérprete las traducía a las personas, las que escuchaban respetuosamente:

- Vine hasta aquí después de enterarme de la noticia vergonzosa, como si los kazajos de Akmola no desean cumplir el ucase imperial, es decir ir a las obras de retaguardia y quieren rebelarse. ¡Es una locura, una estupidez, una perogrullada! ¿Acaso pueden los kazajos desarmados enfrentarse a la potencia de las armas rusas?

¡Qué renuncien a esta locura hasta que no sea demasiado tarde!

...Starshinás, vosotros sois las personas estimadas en la estepa kazaja. Le ruego que vayan de prisa a los aúls y convenzan a los hombres para que dentro de una semana ellos lleguen a las obras de retaguardia según el ucase de zar. Si no lo lograis, no espereis piedad de mi parte. Enviaré mis ejércitos a la estepa y a los pueblos para exterminar a los kazajos, como a los carneros. ¿Sabeis qué es una ametralladora? es un arma que siembra las balas, como la lluvia. Mis soldados están armados con ametralladoras y van a cortar a los kazajos, como la hierba verde. Si en una semana no calmais a la gente, los soldados saldrán a la estepa y disparaban a cualquiera que aparezca en el camino. Las ametralladoras estarán instaladas en unos vehículos a los que no podrá hacer un agujero ninguna bala. ¡Si en una semana no calmais a la gente, lo primero que haré, será meteros en la cárcel a vosotros mismos! Os doy quince minutos para una consulta entre vosotros mismos, y después teneis que darme una respuesta definitiva.

Sus caras se estiraron. Los starshinás confusos se sentaron en el patio, recogiendo las piernas. Estaban estar hechos unos basiliscos.

- Vamos a pedir un aplazamiento al gobernador, -dijeron los más decididos - Muchas aldeas están situadas lejos de la ciudad, en una semana no tendremos tiempo de ir allí y regresar.

Dentro de quince minutos, los starshinás con cabezas destapadas, como las ovejas, asustadas por la venida temible, empujándose unos a otros, acudieron al gobernador para proponer su ruego.

El gobernador no ha afirmado el aplazamiento. ¿Y quién es tan arriesgado para contradecirle? ..

Los starshinás expresaron su disposición de calmar en una semana a los pueblos furiosos, aunque sabían que las personas entusiasmadas no se calmaran tan rápido. Lo sabían, pero no pudieron resistir a la terrible ira del gobernador, así que aceptaron irse a la estepa.

La nobleza kazaja estaba en una situación desesperada. Delante una hondura profunda, y detrás unas lanzas afiladas. Los starshinás deprimidos y aplanados se fueron a su casa,  suspirando y clamando: "¡Oh, Dios, ¿qué es lo que vamos a hacer?"

Los starshinás y los bais se fueron a caballos a la estepa. Los seguí para informarme de la situación en los aúles, para visitar a la gente.

Las aulas que estaban a orillas del Nura, tenían a su khan que era hadzhi Alsen. Era evidente que la gente no se detendría, no se retiraría ante los ejércitos del zar, sin medir sus fuerzas, aunque contra los rifles, las ametralladoras y los cañones sólo estarían las porras y lanzas.

-  Moriremos sin miedo y lástima, pero tenemos que oponernos contra el zar ruso, que nos quitó nuestras tierras y el agua, y ahora quiere llevarnos a nosotros mismos, - con estas palabras los kazajos promovían uno en otro el espíritu de lucha.

La conversación en la yurta de Kolbai estaba susurrando y armando un jaleo, como si fuera una riada de primavera. Pero todavía no se sentía la voluntad de tomar una decisión por ellos mismos. Las conversaciones se terminaron en eso.

Al pasar la noche en la aldea Zholboldy, a la madrugada me he puesto en camino y por la noche llegué a mi aldea. Aquí las personas se han armado como Dios manda. Las personas estaban hablando ruidosamente y con excitación. Y nuestra aldea que antes no era muy trabajadora, perezosa, ahora la hacienda fue totalmente abandonada por la gente. Todas las personas estában armadas, alborotadas, no habían indiferentes. Querían elegir a hadzhi Amet en nombre de khan. Y otros hadzhi fueron destinados como visores. Los jóvenes montaban las lanzas, dagas, hachas.

Las lanzas estában brillando bajo el sol, los dzhiguits estaban saltando a bandadas entre los aúls, la estepa estába zumbando.

"¡Es mejor morir en la tierra, en la que nacimos y nos pusimos de pie por primera vez que morir en el extranjero, en Alemania lekhana! ¡Pase lo que pase, estaremos dispuestos a sacrificar nuestras vidas, iremos a la guerra sagrada - gazavat! Quien muera en el campo de gazavat, será bendito en el otro mundo ... "

Las mujeres, los niños y las ancianas estában llorando. Sobre todo estában llorando con amargura las pobres madres que tenían hijos de la edad de reclutamiento. Tristeza de las madres parecía a la niebla negra. Los niños son la luz de los ojos de una madre. Si sus hijos se lanzan a los "alemanes", o se quedan para hacer la batalla con el ejército del zar y morirán aquí - en cualquier caso, el dolor de una madre es el mismo. Durante día y noche, ella piensa en su hijo, lo añora, derrama sus lágrimas amargas.

Al lado de nuestro aúl, en unos dos vólosts, la nobleza kazaja ha elegido como su khan a Nurlan Kiyashov. Durante muchos años él cumplía el servicio de administrador de vólost. Corría el rumor de que los aúls de la generación de Thinali han organizado un destacamento de quince miles de rebeldes. Han construído cuarenta forjas y están haciendo escopetas. Hadzhi Kuanish, después de convertirse en khan, envió sus mensajeros por todas partes con levas a unirse. Otras familias como si dieran brazo a los Thinali .

A la frontera natural de Karagash ha llegado un destacamento de los rebeldes y proclamó al khan Ospan, hijo de Chon. Ospan envió unos mensajeros a nosotros.

Apareció el molá Galautdin. Comenzó a predicar: "Los Gyaur perderán. Yo iré delante de nuestras tropas, y la bala no tocará a nadie". Detrás de la generación de Thinali se armaron los aúles de Turgay y también eligieron a su khan. Su ejemplo seguieron los aúles de Atbasar.

Las personas estában preocupadas. Una tras otra, corrieron las noticias sobre una rebelión inminente. Los kazajos decidieron oponerse de la movilización de zar a cualquier precio. Comenzó a ser evidente que sin el desastre, sin enfrentamientos armados, sería imposible parar el alboroto de las personas.

Por todas partes habían molás, predicando el chariat con encarecimiento. Los molás invitaban a cada uno a participar en la guerra sagrada contra el zar. Participar en gazavat es un deber de todos los musulmanes. Si el zar rompió su promesa de no llevar a los kazajos al servicio militar, entonces guerrear con él no sería un pecado. Apareció un molá Kumisbek con su predicación: "¡No tengais miedo, musulmanes, obtendreis la victoria! Si los soldados del rey levantan las armas, sus ojos estarán tapados  de polvo. Si disparan, sus balas volarán al cielo".

La gente le creía y se repetía: "¡Oh, ojalá Dios quiera así!"

Corrían unos rumores de lo más increíbles. Como si un starshiná viera al carnerero del Anuarbek mismo, el sultán de Turquía. Sultan estaba volando. Voló hasta la manada del viejo carnerero en un avión y aterrizó. El viejo se asustó, pero Anuarbek se le acercó rápido y lo tranquilizó: "No tengas miedo de mí, soy Anuarbek. He venido aquí para ver lo que está pasando en los pueblos. Dile a todos los kazajos, que no tengan miedo de nada – apareceré otró día. Ahora tengo que darme prisa". Y el sultán supuestamente se fue volando.

Se oye por todas partes: "Debemos unirnos con los tinalines. Es la hora de prepararse de verdad".

Muy pronto me di cuenta de que no iban a funcionar las persuasiones de los starshinás, enviados según el orden del Gobernador de Akmola. La gente no va a creerlos.

"Sería mejor si los dzhiguits kazajos jóvenes hubieran estado en el servicio de los soldados - pensé -. Habrían aprendido a usar armas, el arte de la guerra, y después habrían armado contra el zar." Pero es poco probable que estas consideraciones mías funsionen en una situación tan tensa.

Siguiendo los acontecimientos, me di cuenta de que mucha gente en realidad no deseaba el combate mortal, sino que tenían más ganas de demostrar su militancia en la distancia, y aún mejor, simplemente migrar sin pecado lo más lejos posible. La mayoría no querían pelearse, sino que sólo librarse de la soldadesca.

Comenzó a correr el rumor de que los ejércitos de la ciudad se fueron a la estepa. Los traslados de aldeas, que se encontraban anteriormente cerca de las colonias rusas, aumentaron el pánico entre otros aúles, que habían decidido permanecer en sus lugares. Comenzaron a amenazar a los de vólost: "No exhiban las listas de los reclutas". A los de vólost no les dejaban pasar a la ciudad. El hijo del ex administrador de vólost, fue pillado por un visir en el camino a fábrica Spasska del khan recién aparecido:

- ¿A dónde vas?

Él respondió que iba a la fábrica.

- ¿Qué tienes que hacer en la fábrica?

- ¡atiza! – exclamó el hijo del administrador de vólost. Visir lo golpeó con un látigo, dijo: "¡Toma eso, uat tibi nas1". Lo pegó y lo obligó irse de vuelta.

Los aúles están preocupados, el pánico está creciendo. Había rumores de que las tropas actuaron contra tinalintsev. Los dzhiguits siguen jineteando a caballos, haciendo ruido con sables, pero no tienen gran deseo de dar el brazo a los tinalints. Parece que habrá aún más dolor y lágrimas de los niños, starshinás y mujeres, que esto es sólo el principio. El estado de ánimo de la gente es que están listos, incluso en este mismo momento correr sin mirar atrás. Supongamos que después de la lucha con los soldados del zar en las tierras maternas permanecerán sus cuerpos muertos, pero los que se quedarán vivos, tendrán que salvarse huyendo a tierras lekhanas. No hay otra alternativa - sólo huir. Adiós, tierra natal, adiós, arroyos y ríos.

No hay manera fácil de ver el sufrimiento de la gente. Se oyen los gritos tristes de las madres, de los starshinás y de las novias, se ven los dzhiguits jóvenes, llenos de fuerza condenado a la muerte en un combate con los ejércitos del zar, y el alma se llena de una niebla negra. Parece que el corazón está a punto de estallar por el dolor con un tintín ansioso tranquilo, como si las cuerdas de una domra se estiraran. La gente está corriendo alrededor, sin darse cuenta de sus acciones. Unos, obedienciendo al poder ciego del destino, están callados y se preparan con paciencia a la muerte, otros, más prudentes, tratan de hacer algo, perotienen pánico y corren alrededor, sin saber qué tienen que hacer. Las personas se agitan como si fueran un mar durante huracán fuerte. Con silencio y con discreción está batiendo el reventón, las oleadas se están espumando, y ​​no hay ninguna fuerza que pueda calmar este elemento ...

Estoy sentado en mi casa, sin saber qué hacer, a dónde ir, qué lograr. La madre está llorando. También llora mi hermano, que firmemente ha decidido morir en su tierra natal durante el combate.


 

 

 

 

 

 

 

 

 

Movimiento Liberal

Kazajo

(1916)

 

 

A la salida de Akmola a estepa me interesaba por el estado de ánimo de las personas no sólo de los pueblos kazajos, sino también de los rusos. Cerca de la ciudad los kazajos se preocupaban con discreción. Algunos de los dzhiguits jóvenes tenían preparados los caballos ensillados y, como si esperaran la solución de los acontecimientos. En caso de desgracia todos ellos estaban listos para salir corriendo al lugar de la oposición armada. Sin embargo, todas estas disposiciones son ocultas, las preparaciones a la oposición son imperceptible. Es difícil decir si los pueblos suburbanos están preparados a intervenir contra contra el gobierno.

Pero en los aúles, un poco más lejos de la Akmola ya empezaron a hablar acerca de cómo retirarse de sus hogares y migrar hacia la estepa. Sus caras estaban llenas de confusión y miedo.

Las relaciones entre los rusos y los kazajos eran muy tensas.

Los ricos urbanos rusos en las conversaciones con los kazajos preguntaban amargamente: "¡Poseeis unas tierras inmensas, vivis tranquilamente, en abundancia, e incluso os peleais con los rusos, os oponeis al servicio del zar!"

Los kazajos manifestaron a rostro firme: "El zar nos quitó nuestras tierras y el agua, ahora quiere llevar a nuestra gente para enviarlos a las balas alemanas, para cortar a los kazajos, como la hierba. El zar quiere exterminarnos a todos. Es mejor que muéramos en nuestra tierra natal que en Alemania lejana!"

La enemistad entre los pueblos rusos y kazajos sobre todo se siente en zonas remotas, alejadas del distrito.

Al sur de Akmola, unos ciento cincuenta kilómetros hacia nuestro aúl, en la orilla del Nura se encuentra el pueblo Zaharovskoe. Aquí vive el policía municipal,  encargado de las órdenes en las vólosts de sur del distrito Akmola. Al llegar a Zaharovskoe, fui a ver al policía. Habló conmigo sin sinceridad, fingía con evidencia, tratando de demostrar de cualquier modo que sufría por los kazajos con toda el alma.

Sosteniendo la sonrisa, le pregunté al policía:

- Si usted está tan preocupado por la suerte de los kazajos, ¿por qué no se va a las aldeas para compartir con ellos sus consejos sabios?

- ¿Y si los kazajos me matan? - dijo el policía. “Es cierto, - pensé - a este perro lo pueden matar en el aúl”.

Desde la aldea extrema un ruso acarreador me llevó de mala gana al aúl cercano, y excoriandome rápidamente, al instante dió la vuelta a los caballos.

Yo estaba en el aúl Zholboldy, donde vivían los kazajos de la gran generación de Tok. Estaba rodeado de inmediato, apenas tenía tiempo para decir hola, inmediatamente me empezaron a interrogar. Entré en la yurta del starshiná Kopbay, mi pariente cercano. Kopbay me acogió muy bien. Al principio sin prisa, en voz baja me preguntó acerca de la situación en la ciudad, sobre otras noticias no muy importantes, después nervioso empezó a hablar de lo principal:

- ¿Qué es lo que planea el gobierno ruso? ¿Es cierto que en contra nosotros están armados los ejércitos? ¿con qué se terminará todo esto?

En estos lugares los kazajos alarmados ya no ocultaban sus disgustos. Se sentía la decisión de intervenir contra las autoridades rusas. Los dzhiguits no desensillaban a los caballos, prepararon las espadas, hachas y palos. Los grupos de montadores galopaban entre las aldeas de un lado a otro. En las manos sujetaban las porras, en las rodillas tenían unos palos largos con hachas en los extremos. Las puntas de lanza levantadas brillaban bajo el sol. No sólo los jóvenes, pero también los viejos gracias a una fuerza desconocida, se prepararon para la batalla.

Le pedí a un familiar rico que me diera una telega para llegar a Zajarovka. Me negó. Si los pobres en estos días pensaban en su propia salvación, y se olviban de su ganado, en cambio los bais antes de todo estában preocupados acerca de cómo mantener los hatos y rebaños de ganado. El destino de las personas les interesaba poco. También me negó otro pariente, aunque en realidad, ése y el primero tenían en sus rebaños unos mil caballos. No he encontrado ninguno. Tuve que dirigirme a los más pobres. Uno me dió una telega, otro un par de caballos, y junto con Satay Zhankuttiev fuimos a la ciudad.

Era agosto, el tiempo de la recolección. Al atardecer llegamos a los pozos en la orilla oeste del río Esen y vimos que unos hombres de los aúls recién llegados ponían sus yurtas de prisa. Todos los hombres estaban a caballos. El ganado berreando cerca de los pozos, los caballos y los camellos, vacas y ovejas se mezclaron. Los niños corriendo, las mujer andando de prisa estableciendo las chabolas y las yurtas. Los utensilios de cocina, artículos de uso doméstico con fardos apilados estaban tirados al suelo. Con gran esfuerzo supimos que allí se encontraban nuestros parientes, el mismo aúl Zholbolda, donde me había quedado durante el camino fuera de la ciudad.

Por la noche, nos refugiamos en una de las cabañas, los interrogamos en detalle sobre las razones de las migraciones tan apresuradas. Resultó ser que durante el día fue un enfrentamiento armado con veinticinco soldados rusos que habían venido a la aldea encabezados por un policía municipal de Zajarovka. Los soldados llegaron exigiendo devolverles los doce caballos que fueron robados en una de las colonias rusas. Con ellos estaban los dueños de los caballos que faltaban. Pero a medida que los habitantes de ese pueblo no tenían la culpa, por eso se negaron a ser responsables por el robo. Los soldados abrieron el fuego e hirieron a dos caballos. Los kazajos les respondieron, y las balas comenzaron a caer de ambos lados. Los soldados se vieron obligados a marcharse sin nada, y los kazajos se trasladaron rápidamente a otro lugar, haciendo prisionero al yesaul-kazajo junto con un caballo en un arnés rico de plata.

De la conversación supimos que estos mismos veinticinco soldados habían detenido la caravana de la generación de Shubyrtpala. La gran caravana - eran trescientos camellos que llevaban los productos alimenticios y trataron de resistir al servicio militar. El jefe principal de la caravana, el nieto de Agybay-Batyra, un hombre valiente desarmado,  encabritó al caballo y galopó hacia el servicio militar armado gritando: "¡Agybay". Desde luego a los caravanistas los rompieron en mil pedazos. El policía municipal mató a dos de la caravana, y los sobrevivientes que eran golpeados y heridos, fueron llevados a Zaharovskaya y puestos bajo la custodia. El caballo gris en la montadura de plata, capturado por los kazajos junto con esaul, resultó ser el caballo del nieto de Agybay-batyra.

La gente de aúl, cuando se enteró de que íbamos a la ciudad, nos pidió pasar una carta al policía municipal en la que explicaban su inocencia en la desaparición de los doce caballos, también pedían no perseguirlos en vano. Si las autoridades condenan compensarle los perjuicios a este aúl, entonces, lo quieran o no, estarían de acuerdo a obedecer, pero que les den tiempo para buscar a los ladrones verdaderos de caballos.

La siguiente parada hicimos en el aúl Usabay. Allí, tres mensajeros que iban con nosotros desde el pueblo Zholboldy, escribieron una carta al policía municipal y la sujetaron con el sello de Usabay.

 

 

Por la tarde salimos del aúl del bai Usabay, situado a orillas del Esen asentado, íbamos por los caminos intransitables y por la tarde llegamos a la extrema aldea rusa que se llamaba Koskopa, desde donde habían sido robados los doce caballos por unos desconocidos.

En el pueblo preguntamos a cualquiera dónde podíamos pasar la noche. Ése indicó a una posada. Nos fuimos hasta la posada, de inmediato estábamos rodeados por los aldeanos rusos. Se oyó una fuerte forma de improperios, vimos unos ojos enojados chispeando con maldad. De repente aparecieron dos soldados y empezaron a gritarnos: "¡Sois unos espías, os arrestaremos" Tuvimos que bajar de la telega. Los hombres de inmediato se apoderaron de nuestros caballos. Nos llevaron a la casa y después llegó el responsable y me preguntó:

- ¿Quién eres tú?

Le expliqué. Los hombres nos rodearon aún más cerca.

- ¡No, todo es mentira! - gritó el responsable - ¡Sabemos que eres el líder de los revoltosos, llegaste aquí para conocer nuestra posición! ¡Vas a atacar a nuestro pueblo! ¿Tienes los documentos?

Le mostré mis documentos. El responsable las echó un vistazo y se calmó un poco, pero los aldeanos no paraban:

- ¡Los documentos pueden ser fingidos! Son los espía kazajos, hay que matarlos!

- ¡Con hacha! ¡Con hacha matarlos! – se oyeron las voces furiosas.

Empezaron a hacer ruido. Los aldeanos enojados por el robo de los caballos y el conflicto con los aúles, exigían nuestro castigo.

"¡Aquí está la muerte! - pasó por mi cabeza - Inesperadamente. Sería suficiente que uno levantara la mano, y una multitud enfurecida, que perdió su forma humana, nos destrozaría en pedazos ... "

- Eres tú quien manda aquí, - dije, refiriéndome al responsable – De todo lo que pase con nosotros, tendrás que responder tú ante la ley. Has echado un vistazo con tus propios ojos a mis documentos, firmados por el inspector de Akmola de la educación pública. Por todos los problemas que serán causados con nosotros aquí, vas a responder sólo tú. Si me necesitas, puedes ordenar, y no voy a huir.

El responsable se quedó pensando por un momento. Los hombres siguieron gritando, pidiendo nuestra muerte.

- ¡Callaos! - Finalmente no soportó el responsable - ¡No estoy dispuesto a contestar por vosotros ante la ley!

Después del dicterio temible del responsable los aldeanos se tranquilizaron notablemente. El superior de los soldados nos registró, nos quitó los cuchillos. Rebuscando nuestros baúles, llevó los papeles y documentos. Después puso a nosotros a dos soldados, y a los aldeanos les mandó irse.

Los soldados nos vigilaban sin parar toda la noche. De vez en cuando entraba el responsable, acompañado por dos o tres aldeanos y un soldado. Se sentaron al lado de nosotros y estaban hablando entre ellos, obviamente queriendo que nosotros lo escucháramos: "vinieron de Akmola trescientos soldados ... Y diez ametralladoras ... que están instaladas en las calles ... Tendremos que sujetarlos todo el tiempo aquí ..." Empecé a hablar un poco con ellos. Mi amigo Satai escuchaba la conversación y sin entender en ruso, temblaba de miedo. Mientras los aldeanos estaban presentes, yo no podía hacer nada para ayudarle. Pero tan pronto como se fueron, traté de calmar a Satay, diciéndole en resumen, que todo iba bien. Estaba silencioso, mudo de miedo. Según la apariencia feroz de los aldeanos, podíamos darnos cuenta con facilidad de lo que íban a hacer con nosotros, es decir todo lo peor. La enemistad entre los rusos y los kazajos activó sobre todo en esos días, se sentía que la lucha iba a terminarse no con la vidas, sino con las muertes. Ya hubo varios casos de asesinato a las personas rusas y kazajas en soledad.

Nos acostamos en el suelo y los soldados estaban sentados...

Por la mañana, el responsable con dos aldeanos y un soldado armado nos llevaron al policía municipal de la aldea Zaharovskaya. Al mediodía, cerca del pueblo, al lado de las colinas, hemos visto a una caravana de camellos. Encima estaban los soldados con escopetas. Resultaron ser los mismos camellos, que fueron robados a los hombres de la caravana que habían venido de Karkaralinsk por los alimentos. Los soldados de camellos protegían la aldea Zaharovskaya de los kazajos.

Nos llevaron al policía, el mismo con el que tuve el honor de conocernos por el camino de Akmola a mi aúl.

El policía casi corriendo a nuestro encuentro, empezó a interrogarnos, al oír lo que había pasado, se echó a reír. El convoy encabezado por el responsable, al ver que el policía nos ha librado sin tomar medidas estrictas, se fue descontento y confusos.

Entramos en casa del policía, y le entregué la carta de los zholboldints en cuanto a la desaparición de los doce caballos. Allí mismo me interesé sobre la situación de la caravana de trescientos camellos, y le pregunté si el policía le iba a permitir a la caravana seguir su curso. Él respondió que había enviado a la ciudad unas referencias correspondientes y esperaba su respuesta en esos días.

El policia satisfació mi deseo de vernos con alguién de la caravana. Trajeron a dos de ellos. Uno de ellos estaba golpeado gravemente. Hablé con él, intenté consolarlo.

Al tener las noticias de Akmola, me dieron el papel verificativo para mis familiares, lo entregué a Satay y le pedí que fuera al aúl...

En Zaharovskaya no he visto a ningun kazajo estando en libertad, todos estaban juntados en un lugar y estaban vigilados por los centinelas. Nadie se acercaba a ellos. Muchos ya fueron disparados, los de caravana estaban esperando su destino.

Durante todo el día yo no salía a la calle. No podía entender nada de la situación actual. No tenía a nadie con quien compartir mis preocupaciones y la ansiedad en cuanto al destino de los kazajos ordinarios. ¿Qué los espera en el futuro?

Es difícil estar solo. Como si me hubiera perdido, y me quedé solo en el borde de un precipicio.

Me fui a la tienda, cuyo propietario era un tártaro Karim Muksinov. La esposa del propietario, una mujer de unos cincuenta años de edad, envejecida anteriormente,  vino a mi encuentro y me invitó a entar. Entré. El propietario no estaba en casa, se fue a la ciudad por negocios. Con la dueña vivía su nuera y su hijo de unos doce o trece años. Los dos hijos mayores estaban en el ejército. Al recordar sobre ellos, la mujer se puso triste. Pasamos mucho tiempo hablando sobre los tiempos difíciless y sin prisa tomábamos el té. Llamé la atención sobre un acordeón y la pregunté quién lo tocaba.

- Antes tocaba mi hijo mayor – respondió la mujer.- Ahora el acordeón se quedó abandonado. Poco a poco aprende a tocar mi hijo menor. Si quiere Ud. escuchar, va a tocar ...

Quise escuchar alguna melodía.

El chico cogió el acordeón y comenzó a tocar una melodía triste y melancólica. Sonaban los sonidos, una vez de una forma suave, otra vez fuertes, sollozando violentamente. Nosostros estábamos en silencio, enfrascados con la música. El alma como si se descongelara, se suavizó. Vi que la mujer comensó a secar las lágrimas de su cara. La tristeza capturó también mi corazón, pero trataba de controlarme, aguantando.

La melodía triste, lamentable te distrae por completo, te libera de una prisión triste. No pude resistir más, lloré y saliendo a la calle, me fui a mi casa.

¿Cuando nuestra tierra se metió en tantos problemas? ¿Por qué no pudimos estar cerca de la gente y no le ayudamos? Teniendo en conciencia la debilidad, el corazón se estába sangrando.

Al día siguiente, llegó un mensajero de Akmola a casa de policía con el fin de enviar la caravana capturada a Akmola.

Decidí seguir la caravana para saber lo que les esperaba en la ciudad y, si sea posible, ayudarles.

Llegué a Akmola. Ya era la hora de ir a la escuela de la aldea Buglinska, pero no me atrevía, caminaba por la ciudad en la espera de unos eventos nuevos importantes.

A los de la caravana los metieron en un sótano frío. Compré un carnero, lo maté y lo pasé a los de la caravana.

Los ejércitos de zar se iban a la estepa sin parar. Los cárceles urbanos estaban rellenos de los kazajos, capturados durante su escape de los aúls. Muchos inocentes eran pasados por las armas sin causa ni proceso judicial. Los aúles se ruinaban, robaban al ganado, mataban a los dzhiguits, violaban a las mujeres. A unos cuantos khanes recién aparecidos los pusieron en la cárcel. El hadzhi Alsen y dos hijos de Chon fueron arrestados. Y desde las estepas traían más y más a nuevos presos y "criminales". Comenzaron a llevarlos a unos sótanos de edificios de piedra. Corrían los rumores de que a los "instigadores de la rebelión" los golpeaban todos los días unos carceleros. Interrogaban sin parar a los "khans" y los abatanaban también, a pesar de su dignidad. A hadzhi Alsen lo mataron a patadas en la cárcel.

Los aúles, situados cerca de la ciudad que no tuvieron tiempo de emigrar, estaban de acuerdo con entregar sus dzhiguits a los starshinás. A los starshinás de esos aúles las autoridades los llamaron a la ciudad.

En los pueblos rusos, apareció una gran cantidad de valiosas joyas y utensilios caros, saqueados en los aúles kazajos. En estos días en Akmola, de repente, aparecieron muchos tapices, alfombras de fieltro, samovares, cuencas, tazas, abrigos de pieles, sillas de plata, montaduras, pulseras de plata, anillos y otras joyas.

En las aldeas de la generación Tinali, según los rumores, se ha reunido un ejército de quince mil de rebeldes, los soldados emprendieron un viaje en los coches.

Cerca del aúl de Chon, en la frontera natural de Karagash, se encontraba el aúl Konyok, donde vivían los kazajos de la generación de Tok, que estaba cerca de nosotros. El administrador de vólost allí era Omar, apodado de Takyr (Desnudo), porque tenía poco ganado en comparación con otros bais locales. Una vez en el pueblo de Takyr-Omar aparecieron siete soldados, encabezados por el suboficial. Omar los saboreó a su casa, y allí los mató a los siete  junto con el suboficial...

En la generación de Kanzhygal el administrador de vólost Olzhabay llevó sus tropas a los aúles que no le apoyaron a Olzhabay durante las elecciones de vólost. Los soldados quemaron a los invernaderos yestaban fusilando a las personas inocentes. Los desgraciados se escapaban, sin tener tiempo de llevar a los enfermos, ancianos y ancianas, y a veces dejaban a los niños pequeños en la cuna. Algunos aúles, marchándose de sus casas, escondían todos los objetos de valor en los montículos. Los soldados se daron cuenta de ese rodeo y comenzaron a arrancar las tumbas recientes, sacando cosas y, a veces profanaban las tumbas verdaderas.

Los ojos humanos nunca habían visto lo que estaba ocurriendo en los pueblos por donde pasaban las tropas del zar. Había una gran cantidad de personas pasadas por las armas, las mujeres y las chicas violadas y baldadas a palos, los niños huérfanos. Las viviendas estaban trastornadas, patas arriba, todas las cosas valiosas fueron quitadas, y lo que no era posible de mover, estaba roto. Como si la estepa fuera atacada por una peste negra...

Un día me encontré con un conocido del seminario cosaco, el alférez Zyryanov. Acababa de llegar de las estepas. Resultó que fue enviado desde Omsk para pacificar la "revuelta de los kazajos." En la conversación, le pregunté: ¿Acaso tú también tenías que matar? Riendo, Ziryanov dijo:

- Personalmente maté a sólo cinco personas.

¡Vaya casos en la estepa, vaya gente que se dirigía allí!

Fui a la escuela Buglinska de aúl, recién abierta. El aúl estaba tranquilo, se encontraba a sesenta kilómetros de Akmola. Me trpliqué allí, reuní a los niños y empezamos con las clases.

Pasaron varios días. Los aúles cercanos se calmaban poco a poco relativamente, y ​​las tropas de los soldados comenzaron a regresar a la ciudad. No se calmaron las aldeas de la generación de Tinali y algunas otras, que se encontraban en las zonas más remotas del distrito.

Las autoridades provinciales y de distrito continuaban seguir con su línea. Se seguía la leva en cuanto a las obras de retaguardia a los dzhiguits en la edad de diecinueve a treinta y un años. En el distrito de Akmola en tres lugares fueron establecidos los puntos de leva, que dependían sólo de Akmola. Los de vólost empezaron a entregar las listas de los hombres. En los aúles de nuevo comenzó a entrar el pánico. Los ricos y los pobres tienen sólo una preocupación - evitar el servicio militar, redimirse, darle un soborno a algún jefe por su hijo o hermano. Al parecer, los concusionarios tenían unos intermediarios, unos mediadores oficiosos. Los de vólost, bais, starshinás, todos los funcionarios se sintieron más seguros que antes, empezaron a encontrar con facilidad una extracción gratuita.

Los pobres no tienen a nadie quien los defienda, no tienen nada para pagar el tallón, no tienen nada para poner en la mano rapaz de un mediador de starshiná o un bai. Mientras tanto, entre los hijos de bais aparecen más inútiles para el servicio militar, ya que los bais daban mucho ganado para percibir a sus hijos y parientes.

Se pusieron en camino los legados y rogadores a bandadas de los pueblos a la ciudad. Aún más sufrieron los aúls silenciosos. Al ver que no se podía conseguir la justicia de ninguna manera, ni con ira, ni con ruegos humildes, sólo en ese momento las personas se dieron cuenta de lo profunda que era la infelicidad.

Las aldeas alejadas continuaron resistiendo y sin entregar a sus dzhiguits. En nuestra vólost de dos mil de familias eran aptos sólo cuarenta o cincuenta personas. A otros, los que dieron un soborno alto, les dieron un aplazamiento.

Las autoridades han perdido la conciencia por completo, hacen pagar caro a la gente.

Al bai rico no le cuesta nada lo de entregar su ganado en las manos codiciosas de los stashinás. Y los pobres se quedaban completamente abismados.

A nuestros dzhiguits los apellidaban a obras de retaguardia en la fábrica Spasska. El administrador de vólost, junto con bai Seytkemelev, que habitaba en Spassk, les sobornó mucho a las autoridades, y ahora manejaban con los dzhiguits,como querían. Sólo los pobres fueron llevados al servicio militar. Los concusionarios no se tomaban la molestia de nadie, se desmandaban de una manera abierta, todo era permitido a ellos, ni hablar del asunto del honor y la conciencia, de la compasión en cuanto a las personas.

Escribí una carta al jefe de la provincia de Akmola,  haciendo la firma de un nombre falso. En la carta que le dije acerca de la arbitrariedad y los excesos de la codicia desenfrenada de los funcionarios, de que lo comerciantes desbocados, aprovechando la ocasión compran el ganado barato, le dan al desafortunado kazajo dinero que necesita para sobornar. Al final de la carta, por ponderabilidad, añadí que tarde o temprano, la justicia tenía que triunfar y que los fieros-oficiales un día responderían por sus humillaciones.

Después de salir de la escuela, me fui de nuevo a Akmola. En ese lugar la situación era grave, la gente estaba inquieta. Corrían de aquí para allí los comerciantes, deseando llenar la bolsa gracias a la angustia del pueblo.

En la casa de Musapir se reunieron unos kazajos. Traté de calmarlos: "No es dejeis llevar por el pánico, tratad de mantener la calma, a no ser así,  morireis todos disparadamente."

En Akmola se vagaban los dzhiguits- reclutas, en busca de kumís en las casas, se emborrachaban, cantaban las canciones, hacían ruido, gritaban, exactamente como los reclutas rusos ante la soldadesca. Unos descansaban con un acordeón, han añadido una domra al acordeón.

      Una vez, unos dzhiguits estando alegres, me invitaron con ellos. Con la armónica, las canciones íbamos de un comerciante de kumís a otro y tomábamos el kumís. Los dzhiguits a menudo cantaban unas canciones tártaras tristes. Lloraban y cantaban otras canciones parecidas a las tártaras, pero kazajas:

... el zar me necesitó,

Cuando cumplí veinte años,

El zar me necesitó.

 

No conozco melodías más tristes y dolorosas que las tártaras.

Entramos en la casa, donde estaban sentados unos dzhiguits jóvenes y bebían cerveza. Uno de ellos tocaba el acordeón, otros cantaban con discordancia. En la habitación entró un dzhiguit que se llamaba Kilybay, conocido en Akmola como conquistador de las mujeres, el cual, como resultó ser, estaba mal de la cabeza. Le propusieron a Kilybay sentarse, lo invitaron con el vino y exigieron que cantara. No teníamos que pedirlo mucho, nos cantó, luego tomó el vino y se derrumbó ruidosamente. Borracho, se sentó a mi lado, me abrazó y lloró: "era mi turno para ir al servicio militar ..."

Me preguntaba  ¿por qué tenía que ir al servicio militar? Me parecía que Kilybay era notablemente mayor de la edad exigida.

- ¿Acaso todavía no cumpliste los treinta y uno?-Le pregunté.

- Sí, cumplí, maldita sea esa edad, pero de todos modos me voy al servicio.

Y Kilybay contó lo que le había ocurrido. Por la noche, cuando los escribanos íban por las casas y hacían las listas de los dzhiguits en la edad de diecinueve a treinta y un año, en ese momento Kilybay estaba coqueteando con las chicas en una compañía. Entraron los escribanos y comenzaron a anotar los nombres y la edad de los dzhiguits. El nombre de Kilybay lo conocían todos y le preguntaron cuántos años tenía. Se sintió cohibido en la presencia de las chicas decir su edad verdadera, y dijo que tenía veinticinco años. Y así apareció en la lista de las obras de retaguardia.

- No entiende la gente las bromas, - se desconsoló Kilybay.

- Entonces, ¿por qué no corregiste el error más tarde?- me sorprendí.

Borracho por completo, confundiendo las palabras rusas y kazajas, apenas explicó Kilybay:

- Me di cuenta, pero ya era demasiado tarde. Me han dicho que no podían corregir.

Entre los casos lamentables, también habían casos divertidos.

Una vez he ido a despedirme de otros movilizantes a las obras de retaguardia. Reunidos al lado de una casa grande de ladrillo, en la que antes estaba una tienda. La calle frente a la casa estaba llena de acompañantes. Había mucho ruido,gritos, llanto, en la casa constantemente entrando y saliendo las personas, sin saber qué era lo que buscaban, preocupados en la espera de despedida. Por fin llegó una fila de telegas, acompañadas de soldados. Las telegas se pararon al lado de la casa roja. La gente se quedó en silencio, observando de cerca lo que iba a ocurrir a continuación. Los soldados entraron en la casa y dentro de unos minutos empezaron a sacar uno tras otro a los dzhiguits movilizados y asentarlos en las telegas. Y sin despedirse se partieron, llevando a los dzhiguits de sus familiares y personas queridas.

Una vez más,  todos empezaron a llorar y gritar, no había ni una sola persona que no lloraba. Las mujeres desgraciadas como unas locas gritaban y corrían detrás de las telegas.

Al día siguiente volví a la escuela Buglinskaya.

Pasaban los días... Llegó el invierno. De vez en cuando echaba un vistazo a los periódicos rusos, seguía los eventos que tenían lugar en Moscú en cuanto a la duma de Petrogrado ... Los ministros comenzaron a variar ... El corazón estaba lleno de presentimiento, a la espera tensa, esperando ansiosamente los cambios grandes...

¡Y de repente, apareció una noticia como piedra caída del cielo que el gobierno del zar se cayó!

 

 

 

 

 

 

 

 

 

LOS PRIMEROS AÑOS DE REVOLUCIÓN

 

 

Habían muy pocos kazajos, quienes, después de haber oído hablar del derrocamiento del zar, no estaban contentos. Con entusiasmo han percibido esta noticia los trabajadores jóvenes kazajos, especialmente los cultos. Por supuesto, no les gustó la noticia de la revolución a unos como Nurmagambet y a otros servidores del zar.

A excepción de un puñado de "ciudadanos de honor", todos kazajos odiaron al zar. El zar quitaba la tierra, se burlaba de las personas, llevaba a los jóvenes al servicio militar, ofendía los sentimientos religiosos de los kazajos. Así que  las personas deseaban todo lo mejor  a los que luchaban contra la autocracia rusa. Cuando Rusia perdió la guerra con Japón, los kazajos de la estepa decían con satisfacción: “¡Toma del frasco, Carrasco!..” Y los acontecimientos de 1916 fueron a la gente inolvidables, hicieron una herida incurable,  los corazones de la gente estaban llenos de sangre.

En esos días, empecé a recibir cartas de Omsk y Akmola de mis compañeros-partidarios anteriores. En sus cartas estaban muy felices de la caída del gobierno zarista, me informaban sobre su participación activa en las reuniones turbulentas y mitines. Atraídos a la lucha social y política, ellos se apresuraron a defender a todos los kazajos, en general, sin dividirlos en clases. Por supuesto, en los primeros días, muchos no entendían el objeto de la lucha bolchevique...

Me fui de inmediato a Akmola. Un rasgo característico de ese período fue una gran cantidad de diferentes reuniones y mitines. Las logomaquias se estallaban todos los días, los nuevos comités y oficinas fueron reelegidas casi cada día.

Aparecieron unos altavoces primitivos, caudillos-parladores que salían al podio en cualquier ocasión. La gente que antes había sido invisible, sin distinguirse de todos, ya se lanzaba violentamente a las batallas oratorias, tratando de decir su palabra a propósito y fuera de propósito.

Los exadministradores, los abaceros, los especuladores, los profesores, los técnicos, los empleados, los traductores, funcionarios de clase baja, los enfermeros veterinarios, médicos y otros – todos se unieron a la lucha, todos se adelantaban para actuar como caudillos del pueblo.

Los ciudadanos de Akmola se dividieron en grupos. Los cosacos rusos, los pancistas, los musulmanes (tártaros y kazajos), los maestros, los soldados del presidio y los trabajadores - cada grupo se realizaba sus reuniones por separado. En lugar de los ex policías para controlar a los residentes de la ciudad y de la estepa fue elegido el comité de coalición. En lugar de jefe provincial, fue nombrado el comisario, los jefes campesinos fueron desplazados.

He venido a la ciudad justo en el día de las elecciones de comité coalicionista provincial.

Los "líderes" urbanos kazajos para realizar las elecciones se reunieron en madraza1.

Yo estuve presente en esa reunión. En una gran sala madraza llena de gente, los jóvenes kazajos educados, hablaban en general de una cosa: ¿qué hacer? El gobierno zarista cayó,  las personas obtuvieron la libertad política y las masas de la gente no sabían entonces cómo vivir, qué hacer.

¿Quién iba a ser el gobernador, el dirigente de la gente en la estepa? ¿Cómo portarse con el administrador de vólost anterior? ¿Si también serían incluídos los representantes de los aúles en comité coalicionista provincial? Y si entraran, ¿cuántas personas y con qué derechos?...

1Madraza - es una escuela religiosa musulmana.

Los oradores hablaban mucho, con confusión, indefinidamente, alrededor del tema. No tenían la experiencia política, cada uno hablaba a su manera, por eso se discutían hasta lo infinito ... Y se fueron sin nada decidiendo reunirse al día siguiente.

Al día siguiente, se reunieron en madraza los tártaros y kazajos juntos. Dos tártaros intervenían con aire de desafío - Seit Latypov y Sharip Yalymov. Unos comerciantes no muy ricos que tenían las lenguas bien colgadas, jugaban el papel de los caudillos entre nosotros y presentaron sus propuestas y demandas en nombre de todos los musulmanes. Los muy ricos se conferenciaban aparte.

Y en esta ocasión, la reunión discutía la misma cuestión:  acerca de las elecciones al comité coalicionista provincial. Tenían que estar incluídos los representantes de diferentes nacionalidades, de diferentes agrupaciones de clase, de diferentes estamentos. Fueron recibidas las instrucciones desde arriba: presentar al comité el mismo número de diputados, independientemente del número de los votantes, es decir, en partes iguales de los musulmanes, de los cosacos rusos, de la clase media, de los habitantes del barrio, de los soldados, de los maestros. La mayoría, a excepción de los cosacos rusos, no estaban de acuerdo con esa orientación. Precisamente esa fue la cuestión discutida en la reunión de la madraza.

- Invito a todos los kazajos y los tártaros, todos musulmanes a oponernos  contra esta disposición, dijo  Seit Latypov – Somos la la mayor parte, por eso no podemos participar en el comité al igual que los representantes de los pequeños grupos de la población rusa. Que sean las elecciones generales sin restricciones. Quien obtenga la mayoría de los votos en la votación secreta, será el miembro del comité.

      Los participantes de la reunión comenzaron a hacer ruido aprobativamente.

- Mañana – continuó Latypov – un comisario que ha llegado de Omsk para realizar las elecciónes tendrá que reunir a los votantes, del ayuntamiento anterior. Pediremos la palabra y en nombre de los musulmanes declararemos que no estamos de acuerdo con el establecimiento de un comité en esa base. Propongo ahora destacar a dos comisionados que irán al seminario de profesores y hablarán de nuestras necesidades con los representantes de los maestros urbanos Gorbachov y Koltunov.

       Los de la reunión han afirmado por unanimidad la propuesta de Latypov, y le han encargado, junto conmigo intervenir al día siguiente en el Consejo, en nombre de los musulmanes, y en ese momento tenían que ir inmediatamente al seminario para hablar con los representantes de los maestros que estaban a favor del principio anterior del Comité Electoral.

Encontramos a Gorbachov y Koltunov en el seminario. Los he visto por primera vez. Ambos maestros de seminario eran versados en el movimiento revolucionario. Les presentamos la concepción de la asamblea musulmana acerca de la formación de un comité coalicionista. Los maestros aprobaron nuestra decisión y, además, informaron lo siguiente:

      - El escaso número de profesores no restringirá los intereses de los grupos sociales más grandes. El principio de la creación de un comité coalicionista  estaba propuesto por la gente de mala conducta, "los ex". Los maestros tienen la intención de resistir a este principio. Las elecciones deben ser universales e iguales para todos.

        Después de hablar de otros asuntos importantes, nos despedimos.

      Al día siguiente, el comisario de Omsk reunió a los representantes del ayuntamiento anterior.

    Nosotros también hemos llegado. La sala grande estaba llena. La gente estaba hombro con hombro. En la mesa, cubierta con una tela verde, estaba sentado el comisario de Omsk, un oficial gordo y otros cinco desconocidos a su lado. Los primeros oradores inmediatamente comenzaron a oponerse contra la organización de comité coalicionista.

      Latypov intervenía en nombre de los musulmanes, que es un hombre ágil y animado. Él sabía hablar.

     Según los acuerdos de la mayoría, la cuestión sobre el establecimiento del comité coalicionista ha desaparecido. Fue escogido un consejo temporal  y tomada una desición de elegir en un futuro próximo a un comité provincial-ciudadano según la votación secreta universal.

       Al principio los rusos, kazajos y los tártaros hicieron una lista general de candidatos. Luego apareció una lista aparte, presentada por un grupo de la población rusa. A la siga se aumentó el número de agrupaciones, y fueron creadas ​​cinco o seis listas diferentes.

       Se realizaron las elecciones. El comité formó parte sólo de dos kazajos. El pequeño número de nuestros miembros se debe al hecho de que todavía no todos los kazajos entienden la importancia de las elecciones.

      El comité seleccionado ha enviado a la gente a los aúls para realizar en su lugar las aclaraciones y propaganda correspondiente.

     La próxima reunión en madraza fue hecha por Yalymov ya mencionado. En esa reunión llena de gente, llegó el anciano Balapan, un hombre experto, uno de los activistas de los pobres urbanos. Yalymov se comportaba de manera arrogante, hablaba engreído, aunque no tenía muchas razones para gobernar de la gente. Yalymov estaba trabakhando en una oficina de transporte, tenía una tienda pequeña de ultramarinos. Como muchas personas de la clase de los comerciantes pobres, él era un caballero de industria listo. Rápidó, con prudencia, se hizo de pronto como un organizador, comenzó a hablar con orgullo en nombre de casi todos musulmanes. Era desequilibrado, extravagante, logró congraciarse con los tártaros y los kazajos, y tomó parte del comité.

 

 

       En el debate de la cuestión de quién debía ser enviado a la estepa, Balapan de pronto forcejeó con Yalymov.

       - A la estepa tienen que ser enviados los kazajos - dijo con firmeza Balapan.

      Pero Yalymov quería enviar más tártaros a los aúles, en especial a comerciantes menudos y especuladores-lonjistas. Balapan insistía en su opinión. Entonces Yalymov le sevantó, dio un puñetazo sobre la mesa y comenzó a gritarle, poniendo los ojos con enojo. Siempre ingenioso, usualmente mordaz Balapan esta vez se ha desconcertado, no ha podido resistir al nuevo jefe. Al parecer, era la culpa de su miseria en el pasado, la humildad de  pobre. Pero aún así, no creo que se asustara.

Al final, han decidido enviar a la estepa un grupo mixto de kazajos y tártaros. Saliendo a la calle después de la reunión, unos empezaron a tomar el pelo de Balapan:

      - Bueno, ¿Yalymov le asustó bien a Usted, no?

Al día siguiente Balapan vino a verme y comenzó a escandalizarse:

       - El perro ese Yalymov ... ¿Por qué elegimos a ese perro?

       - Lo que pasa es que usted ayer tuvo miedo de él, -le dije, en broma.

       - No, no le tuve miedo, sólo ... metí la pata. Él me gritó en ruso: "Resulta que él no tenía derecho!" Al principio yo no entendí, pero después ya me di cuenta - admitió con franqueza Balapan.

La frase de Balapan: "Resulta que él no tenía derecho" - todavía existe a modo de broma entre los residentes de Akmola.

        Poco tiempo después de este evento, el comité fue reelegido. En un corto período de tiempo en Akmola habían tantas reuniones, elecciones y reelecciones del comité, que no es posible recordarlos...

      Habían muchas reuniones, y ninguna autoridad. El gobernador  del distrito no era el comité, siempre reelegido, sino un comisario llegado del gobierno Kerensky. Pero su gobierno no duró mucho. Cada uno se creía un dueño del reglamento, nadie obedecía a nadie. El tribunal no tenía el apoyo, poco numerosa policía parecía impotente.

        Todos los funcionarios de zar: los administradores de vólost, los policías municipales, los jefes campesinos – continuaban viviendo como unos patriarcas. Los destituidos, y no en todas partes, vivían en los mismos lugares, sin ningunas dificultades. El nuevo gobierno nisiquiera pensaba en castigar a estos chupasangres por sus excesos del pasado. Ya que, ha pasado poco tiempo, hace un año, cuando fue publicada la movilización de obras de retaguardia cuando la gente se alzaba contra la injusticia, esos maldadosos funcionarios- desolladores hacían pagar caro a los kazajos desdichados.

      Profundamente nos agobiaba su impunidad actual. Hacíamos todo lo posible, estabamos corriendo, pidiendo venganza, y todo en vano, nuestras quejas volaban con el viento.

      En el año 1916 en la fábrica Spasska, en el pueblo de Alekseevka, con la promesa de liberar a los jóvenes de la movilización, los jefes Goyakovich y Orlov descaradamente aceptaban unos sobornos enormes. Sus botínes los compartían con bai Seytkemelev. Ahora, estos usurpadores viven en Akmola, y lo mucho que he tratado de que fueran arrestados y juzgados, todo en vano. Era muy difícil encontrar una juez justo y que tenga el poder, capaz de castigar a los criminales según se merecían. Todos vivían voluntariamente. Cada uno a su manera, entiendía la libertad obtenida y trataba de utilizarla a su discreción. Al interesarse ​​por la causa de algun hecho indigno, se oía una respuesta despectiva: - ¡Es que tenemos la libertad...!

         Por todas partes de Kazajstán comenzaron a realizarse los  congresos regionales y provinciales. En abril, tuvo lugar el congreso regional de los kazajos en la ciudad de Omsk. Como representantes de Akmola enviamos a unos enfermeros veterinarios Husain y Baiseitov. En este congreso con sus fondos fueron de propia autoridad dos leones de la estepa, bais gruesos: Zhantore de la generación de Tam y Olzhabay – el administrador de vólost de Korzhyn-Kul.  En ese congreso fue elegido el comité regional kazajo.

          - Desde el periódico "Kazajo" al Congreso ha venido Myrzhakip de Orenburg.

           Al poco tiempo después del Congreso a Akmola llegaron dos comisarios: Adilev y Kemengerov que crearon el comité provincial kazajo. Pero toda la autoridad local seguía siendo concentrada por el comisario del gobierno de Kerensky.

Por todas partes continuaban siendo diferentes reuniones, se realizaban los congresos. En nombre de los kazajos y del comité kazajo en ellos tenían que intervenir nuestros representantes.

      El presidente del comité kazajo llegó a ser el abogado Duysembaev, y yo era su substituto. Adilev, Kemengerov, Shegin, más tarde Aibasov y otros formaban parte del comité. Los que por poco que sepan leer y escribir, estaban contratados al trabajo. Se decidió organizar una imprenta y publicar un periódico. Acumularon el dinero para adquirir las carácteres y con este objetivo delegaron a Duysembaev en Kazan.

           Me elegieron como presidente del comité. Continuamos enviando a los apoderados judiciales por todos los vólosts de la provincia de Akmola para la organización de los comités de vólost. Formamos una instrucción de mucho contenido mostrando cómo organizar estos comités, no escoger a los ex represores y violadores de la población, intentar convencer para que se suscribieran a nuestro periódico. Recoger el dinero. Junto con los apoderados judiciales, enviábamos un cuaderno especial con las condiciones de la suscripción al periódico.

    Han comenzado a empeorar las relaciones entre el comisario provincial de Akmola y el Comité kazajo. Tuve que ir inmediatamente a la aldea para resolver un caso controvertido. Resultó que en mi ausencia, el Rakhimzhan Duysenbaev que había regresado de Kazan, insultó en una reunión al comisario provincial Petrov, lo llamó un provocador. El comisario ofendido capitalmente, lo entregó a Duysembaev a los tribunales.

       Al regresar de prisa a la ciudad, enviamos un telegrama confidencial a tres direcciones: al comisario regional de Omsk, al comité regional kazajo y al tribunal regional, acusando a Petrov en hechos injustos.

        En esos días hemos vivido los cuatro en una habitación de la casa, donde albergaba el comité: Dinmuhammet Adilev, Birmuhammet Aibasov, Kemengerov y yo.

Nos dormimos tranquilamente. A altas horas de la noche me desperté de una llamada a la puerta. Abrimos y vimos al cartero.

- ¿Qué pasa?

- Teneis una citación.

- ¿Qué citación por la noche?

El cartero me la pasó, la echamos un vistazo –era una citación de verdad. El comité provincial ruso nos llamaba urgentemente  a una reunión... Nos cambiamos una mirada, perplejos, le hemos preguntado al cartero ¿qué reunión era esa y quién estaría presente allí? El cartero respondió que los detalles eran desconocidos para él, que tenía el orden de entregar la citación. Lo único que podía comunicarnos era que los miembros del comité ya se habían reunido y estaban esperando a nosotros.

Rápidamente nos vestimos y salimos todos juntos. El cartero nos dijo que en comité tenían que estar presentes todos los miembros. Nos tuvimos que ir de puerta en puerta, para levantar a la gente. Por el camino entramos a ver a Baimagambet Ogiztazov, que también era miembro de nuestro comité, antes había trabajado de traductor adjunto de jefe de distrito.

Hablaba bien el ruso, y decidimos llevarlo con nosotros. Al averiguar a dónde íbamos, Baimagambetov se asustó y recogiéndose, repetía: "Bueno, ¿qué podría pasar?" Nosotros lo llevamos casi con fuerza.

 Era una noche sin luna, oscura, la ciudad se encontraba durmiendo en un sueño profundo, y sólo los miembros del comité kazajo caminaban por las calles de noche.

En el cielo habían unas nubes pequeñas, y de vez en cuando una estrella como si sonriera a nosotros con una leve sonrisa. Al igual que los ojos de los diablos brillaban las ventanas oscuras de las casas durmientes.

- Oh, Dios mío, ¿por qué nos necesitan, qué pasa?-se preocupaba Baimagambet –Algo habría pasado sin falta, de lo contrario no nos llamarían. Ah-ah, hijos míos, tantas veces os lo he advertido, y no me hicisteis caso. Y aquí teneis. ¡Tal vez el zar ruso de nuevo se subió al trono!

Vinimos a la reunión. Todos los miembros del comité estaban presentes. La situación estaba en calma, sin problemas, sin prisa. Estaba presente el comisario provincial y el secretario del partido socialista de Martlog, que también era un miembro del comité.

Se empezó la reunión, y en primeros momentos ya nos dimos cuenta por qué nosotros fuimos convocados. El comisario Petrov se había dado cuenta del contenido de nuestras telegramas, enviadas a las tres direcciones, y convocó el comité ruso, hizo entre sus miembros el trabajo correspondiente y nos hizo venir a nosotros, para echar un rapapolvo, demostrar sus derechos.

La conversación se inició de una forma fuerte, acerba. La mayor parte de los rusos eran unos habladores excelentes. Especialmente se distinguían Petrov y Koltunov – un maestro de seminario.

- ¡Esta es una denuncia calumniosa! - exclamaron con ardor - ¡es un insulto a los representantes de las autoridades nacionales! ¡Teneis que demonstrar la culpa del comisario en hechos y documentos, si no, tendrá que ser responsable ante la ley! - Y golpeaban sus puños sobre la mesa.

Nosotros no teníamos ningunos documentos comprometedores, además, no esperamos que se discutiría ese asunto y al principio nos perdimos. Pero poco a poco comenzamos a atravesar razones, demostrar nuestra inocencia. Eso le hizo al Petrov perder los estribos por completo:

- ¡Me llamasteis provocador en vuestro telegrama a Omsk! A los provocadores los fusilan. ¡Presentadme inmediatamente unos hechos descubiertos, a no ser así vais a ser responsables ante la ley! - Su voz era furiosa, el comisario golpeó con una espada el suelo de forma amenazante.

- ¡Tengo muchos méritos ante la revolución! - Seguía - Fui el primero en ponerme contra el zar junto con mis soldados. Mi padre es un revolucionario viejo. ¡El escritor Potapenko en su libro escribió sobre mí! El niño Sasha fuí yo. ¿por qué merezco tanta suciedad encima de mí? – terminó el comisario, casi llorando.

La posición del comité kazajo no fue agradable. Baimagambet desapareció con pretexto de "salir a la calle". Con diferentes pretextos, se fueron de la sala el Sultán, Useke (Usen Kosayev), Husain y otros compañeros. Se quedaron a participar en los debates los cuatro: Birmuhammet Aibasov, Dinmuhammet Adilov, Kemengerov y yo.

En esta reunión, estábamos en la minoría y no fuimos capaces de demostrar nuestra justificación.

Sin embargo, según el telegrama de Omsk vinieron dos comisarios, un ruso que se llamaban Jomutov y el otro kazajo-A. Seitov. Se reunieron en el comité kazajo. Y como hemos dicho en la reunión que el escándalo se resolvío por las fuerzas locales, los dos comisarios en silencio partieron de vuelta.

Según este ejemplo se puede juzgar sobre las actividades de nuestro comité. Sólo era una apariencia de poder, pero en realidad no tenemos ningunas atribuciones. Las leyes anteriores no son válidos, y todavía no habían nuevos. Nuestro comité tenía la tarea número uno - es la liquidación de las ganancias y la emancipación de la mujer en la familia.

Sobre la confusión total en la actividad de nuestro comité como órgano del poder popular se puede juzgar por el hecho siguiente. Dos ex gobernantes de vólost tenían alrededor de ciento veinte denuncias de parte de las personas. Es imposible enumerar todas las humillaciones por parte de los de vólost, las cuales se mencionaban en las cartas. Después de examinar las quejas, hemos decidido hacer todo lo posible para entregar a los de vólost a los tribunales, qué tengan lo que se merecen por la humillación de las personas. Pero Petrov dijo que no éramos competentes para juzgar a los criminales. Luego nos dirigimos a los jueces rusos para que nos ayudaran, pero recibimos una respuesta evasiva, diciendo: "No interferimos en las cosas de los kazajos, decidid solos como querais."

Entonces enviamos todas esas 120 quejas al comité regional de Omsk con el ruego de arreglar las cosas y castigar a los culpables. Enviando las quejas, teníamos la intención de verificar al mismo tiempo la eficacia del comité regional, con la esperanza de que allí tomaran algunas medidas, y luego nuestro trabajo se simplificaría un poco. Pero dentro de unos días, nuestras quejas volvieron sin ningunas instrucciones adjuntas y explicaciones, sin decir sobre el intento de tomar alguna medidas respecto los culpables.

Los miembros del comité provincial conocían muy bien a los dos administradores de vólost, especialmente a Olzhabay, al administrador de vólost Korzhynkulsky, el que tenía ochenta quejas. Es imposible olvidar las lágrimas y gemidos de las personas a las cuales humillaron esos monstruos en el año 1916. Y sin embargo, no habían tomadas ningunas medidas para castigarlos por parte del comité regional, ni por parte del administrador de vólost. Además de todo eso, el miembro del comité regional resultó ser el sobrino de Olzhabay llamado Tolebay.

Inmediatamente después de la caída del régimen zarista Olzhabay llegó a Akmola y lo inteligente que era, autoritario  entre los funcionarios, teniendo la lengua bien colgada, comenzó a intervenir en las reuniones e incluso se introdujo en los "líderes". Voluntariamente ido al congreso en Omsk, se las arregló para abrirle paso a la candidatura en los miembros del comité de su sobrino. Al enterarse de que los parientes de los muertos sin culpa durante los disturbios de los kazajos en el año pasado, le demandaron unas ochenta quejas, Olzhabay inmediatamente se huyó de Akmola. Sobre este asunto comentamos al comité regional, muchas veces dimos las telegramas pidiendo excluir a Tolebi del cuerpo de comité regional, pero nuestras cartas y telegramas no fueron contestadas, el comité no nos hacía caso, y poco a poco nos dimos cuenta de que no podíamos tener unas relaciones normales entre el comité regional y el nuestro.

Mientras tanto, seguimos llevando a cabo nuestros asuntos provinciales de forma independiente. Establecimos una organización juvenil "Zhas kazajo" - "kazajo joven" con su propia junta de directores y una breve acta de constitución. En la que se hablaba, en particular: "... La organización" kazajo joven " considera que el partido revolucionario es el más justo en toda Rusia y está mano a mano con ella. La organización apoya por todos los medios la creación de la República Federal..."

El objetivo principal de nuestra organización era la ilustración de una política nueva a la población local, así como la observación de la legalidad revolucionaria; El presidente  de "Zhas kazajo" fue elegido el Saken Seyfullin, y los componentes de la delegación - Adilev, Aybasov, Asylbekov, Serik-baev y Nurkin. Al principio, a nuestra organización se han inscrito unas cincuenta personas, pero este número se ha incrementado gradualmente. Pronto apareció un secretario- oficinista propio, un liquidador, el sello propio. En el otoño publicamos nuestra primera edición de revista "Aina" - "Espejo", publicada en una tipografía.

Si era bueno o malo, es difícil de juzgar, pero en comité y en "kazajo joven" se trabajaba mucho entonces.

En los aúles se organizaron comités de vólost. En muchos lugares hemos logrado de destituir de gobierno y de la influencia a algunos ex funcionarios y opresores de la gente. Hemos defendido por todos los medios la libertad de las mujeres, anunciamos que cada mujer tiene iguales derechos electorales que los hombres. Dentro de las posibilidades luchamos con la ganancia. La chica, casada con un hombre al que no ama sólo porque él había pagado una gran ganancia, la librabamos con fuerza de la esclavitud y le proporcionábamos el derecho de casarse con su elegido. Por lo tanto, nuestro comité de pronto se convirtió para los kazajos de Akmola en los tribunales, y la policía, y la autoridad suprema. Frente al edificio donde trabajaba el comité, siempre se encontraban los caballos ensillados de los mensajeros, llegados desde los aúles. Muchas mujeres y chicas kazajas venían al comité con una solicitud de protegerlos del matrimonio por ganancia, y satisfacíamos sus ruegos, les entregabamos los documentos que les daban el derecho de elección libre del novio. Una vez fue que en un día un tal documento de liberación recibieron dieciocho chicas del aúl.

De las cartas y diarios privados, que comenzaban a publicarse uno tras otro en diferentes lugares de Kazajia, nos enterábamos sobre las organizaciones universales de los comités y de su trabajo. Ellos trabajaban de diferentes maneras, en algunos distritos con gran aplicación y con los resultados, mientras que otros - con flojedad, con falta de iniciativas.

En todas partes comenzaron a publicarse los periódicos. En Semipalatinsk empezó a publicarse el periódico "Sary-Arka", su redactor era Halel Gabbassov y sus colaboradores eran Ermekov, Bukeikhanov, Turganbaev. En Tashkent, se publicaba "Alash", su redactor era Kolbay Togusov. Más tarde, este periódico fue cambiado de nombre "Birlik Tuy" - "La Bandera de la unidad", y su redactor era Mustafa Chokaev, y los colaboradores - Bolgambaev, Turyakulov, Jodzanov y otros. En Astrakhan se publicaba "Urano" - "La leva", que fue redactado por A. Musin, en Akmola se publicaba "Tirshilik" - "La vida", el redactor era Rajimzhan Duysembaev, y los colaboradores Sadvokas Seyfullin (que soy yo), Asylbekov, Omirbay Donentaev y otros . En Orenburg se seguía publicando un periódico popular "kazajo", que fue redactado por A. Baitursunov y M. Dulatov. El colaborador activo era Bukeikhanov. El periódico "kazajo" era burgués- nacionalista e influía en la firmeza y el contenido de todos los demás periódicos kazajos, excepto el de Akmola "Tirshilik." Los colaboradores de "kazajo" enviaban por toda la estepa kazaja inmensa unas cartas e instrucciones, explicando su política nacionalista y exigiendo apoyo para esta política en todos los medios de comunicación impresos, en todas correspondencias que se enviarían a una editorial.

De los periódicos nos enteramos sobre el trabajo de los comités en todas las regiones de Kazajia, la cadena política de los comités, sus hechos prácticos, su directorio. En esos tiempos los directores de los comités eran sobre todo los ex intelectuales burgueses: los abogados, los jueces, los médicos, los funcionarios, los intérpretes, en la mayoría de los casos eran los hijos de los ricos terratenientes. Y a menudo los inspiraban los mismos los molás, los ishanes, los anteriores administradores de vólost.

Contaré sobre un acontecimiento que tuvo lugar en la región de Uralsk. Eso fue durante el período de los congresos regionales. El congreso se inauguró en la ciudad de Uralsk, en el edificio del circo de la ciudad. Fue elegido un presidium, que tuvo lugar en la mesa en medio de la arena. Muchos delegados no tenían suficientes asientos y estaban de pie en los pasillos. En el circo se reunieron los ex bais, ex funcionarios, representantes de los intelectuales, las mujeres educadas, en una palabra, toda la flor y nata de la provincia Uralsk. En el presidium estaban las personas conocidas en toda Kazajia, muy honradas, tales como Halel Dosmuhammetov, Zhahansha Dosmuhammetov, Gubaydulla Alibekov y otros. Hasta sólo mirarlos era un placer, por no hablar de sus discursos inteligentes. Estaban sentados, como se debía, en mesa, en las sillas, y sólo una persona estaba aparte, según su deseo, en la misma arena, en la alfombra suave. Estaba sentado como una pelota en la mantequilla, tan gordo, de espaldas anchas, con un cinturón de dibujos de plata y una gorra de piel de una marta. Tenía mucha gordura en su nuca, sus mejillas se colgaban como unos barquinos. Conociendo su valor, muy rara vez favorecía a los presentes con su mirada. Pero de ese dios, "el ombligo del mundo", los del presidium no le quitaban la vista, clavaron sus ojos y lo miraron como un perro de caza a su amo.

Todo parecía estar con calma. Pero de pronto, "el ombligo del mundo" detuvo su mirada arrogante en dos mujeres kazajas, que estaban vestidas con estilo europeo. "El ombligo" frunció el ceño y gruñó de forma amenazante:

- ¿Qué muñecas son esas de allí?

Los delegados se quedaron helados. Los de presidium se temblaron y comenzaron a explicar:

- Una de las mujeres – es la esposa de Isa, la otra - es la esposa de Aitzhan. Ambas son las nueras de Usted.

- ¡Fuera! ¡Este no es el lugar para la reunión de las mujeres! - Ordenó el hombre gordo.

Las mujeres fueron expulsadas ​​del circo en un instante.

De tal manera acabando con la primera cuestión, tomamos un descanso. Los delegados del congreso hablaban entre ellos en paz. El gordo ombligo del mundo concedía con benevolencia una palabra a una persona o a otra. Los presentes con entusiasmo escuchaban su discurso, valioso y captan cada su palabra al vuelo, como un perro hambriento capta un hueso lanzado.

- ¡Hey, Gubaydulla! - el gordo llamó al miembro de presidium, a Gubaydulla Alibekov. – Continuamente repites, que muy a menudo estás en San Petersburgo. Puedes estar allí cuando quieras, pero aquí, en mi país no charlatanées la absurdidad.

Entonces el gordo se dirigió a los molás:

- ¡Hey, molás, fumad el tabaco, y entonces no tendréis el dolor de la cabeza!

Nadie se atrevió a ofenderse por las palabras del gordo, ni contradecirle. ¿Pero quién era?

Era un descendiente del famoso Syrym-Batyra, un conocido administrador de vólost que se llamaba Salyk.

Cuando el Congreso terminó su trabajo, Salyk se dirigió a los del presidium:

- ¡Hey, vosotros de ahí! Ahora todos vosotros sin excepción tieneis que ir al cementerio. Vamos a leer el Corán en la tumba de los muertos en el año 1916.

Los delegados lo obedecieron sin discusión y, al salir del circo, se fueron a bandadas al cementerio. Cerca de las tumbas todos se sentaron con las piernas cruzadas.

Los miembros del presidium y todos los activistas estaban en la primera fila - Halel, Zhahansha, Gubaydulla y otros. La sura más larga del Corán "Tabarak" la escuchaban con paciencia hasta el final.

Así eran los gobernadores. Habían muchos parecidos a Salyk, el “dios” de la tierra, unos gobernadores generales se encontraban en otros lugares y tenían los mismos hábitos y actitudes hacia la innovación.

Ya he contado muchas veces sobre el administrador de vólost Olzhabay, al cual fueron demandadas numerosas quejas y el que envocó a su sobrino Tolebay al comité regional. Olzhabay se quedó sin castigo, estaba entre nuevos representantes de las autoridades. Cuando más tarde llegaron los de Kolchak, Olzhabay llegó a ser uno de los líderes activos de la provincia Alash-Orda, y el mencionado anteriormente Salyk - el miembro del gobierno Alash-Orda en Kazajia occidental.

Los bais autoritarios, como Salyk, se abalanzaban de todas maneras sobre nosotros en Akmola. Su preocupación diaria era la liquidación del comité kazajo. Nos insultaban de todas maneras, inventaban calumnias sobre los miembros del comité. Nos llamaban ateístas, seductores del camino verídico, agitadores de la tranquilidad nacional.

No nos rendíamos, la lucha nos hacía madurar.

Una vez, al mediodía tuvimos una reunión cerrada del comité junto con los miembros de "Zhas kazajo".

Hablábamos de unas cuestiones confidenciales, por lo que hemos puesto en la puerta a un empleado de guardia, para que no dejase pasar a personas ajenas.

Era de mediodía, y la gente, como siempre, rodeó el edificio del comité. Apenas comenzamos la reunión, la gente llamaba a la puerta y gritaba con enfado. Oíamos que nuestro empleado de guardia  trataba de calmar a las personas, pero fue en vano. Finalmente el empleado de guardia no pudo resistir más, y con la cara ardiente, ofendido entró en la sala de reunión:

- Toda la gente se echó encima de mí, quieren entrar con violencia - explicó.

- ¿Quién es el instigador?

- El administrador de vólost Sypan.

Al Sypan lo conocíamos como un administrador omnipotente de vólost . Veinticinco años consecutivos ocupó el cargo de un administrador de vólost y era un zorro astuto, sutil y comerciable en cuanto a la conversación y negocio,  no como el Salyk de Uralsk que una vez en pleno día, saltó un ojo a un miembro de comité en Zhympita.

- No dejes entrar a nadie, diles que es una reunión confidencial - insistimos en lo nuestro.

El empleado de guardia se fue, pero de un minuto, oímos unas voces todavía más fuertes que antes, la puerta se abrió, casi se alzó al vuelo, y entró con violencia un grupo de dzhiguits liderado por Sypan.

- ¿Qué es lo que quereis del comité?

- Nada - agresivamente respondieron los perturbadores del orden -. Queremos estar presentes durante sus conversaciones.

- La reunión del comité está cerrada, vosotros no teneis el derecho de estar aquí.

- ¿Por qué está cerrada? ¿Qué secretos tienen Ustedes de nosotros? ¡Estaremos presentes - y está!

Se emocionaban, estaban nerviosos, comenzaron a calmarse. Sypan le dijo lo siguiente a un miembro de nuestro comité, liquidador Nurzhan Shagin:

- ¡Mira, Nurzhan, mantén la boca cerrada! Porque si no, te voy a encontrar rápido un lugar adecuado.

Sypan junto con su escolta se retiró, pero la reunión del comité fue fracasada.

En otra ocasión, durante una sesión de "Zhas kazajo", ocurrió lo siguiente. Yo estaba presidiendo. Estábamos sentados formando un semicírculo. Junto al presidente de sesión estaba el secretario y los miembros de la junta: Adilev, Aibasov, Nurkin y Asylbekov, y en frente de nosotros estaban:  Serikpayev, Donentaev y otros. La sala estaba rellena, no había paso. Eran muchos los que querían escuchar.

La sesión se prolongó hasta muy tarde. Antes de la puesta del sol en la puerta se empezó un bullo, se escucharon gritos furiosos:

- ¿A dónde os meteis? ¡por qué apretais, no hay sitio!

- ¿Qué pasa?...

Hemos visto que a través de la multitud se dirigían hacia nosotros cinco o seis clérigos con rostros enojados. Se trataba de los famosos "santos" del distrito de Akmola – halfé Galautdin, molá honorable Omar y otros molás. Tuvimos que interrumpir la sesión y preguntar qué quería esa gente:

- Nada, - respondieron los mulás indefinidamente, se sentaron en la esquina y comenzaron a conferenciar entre ellos. Después Galautdin se me acercó y propuso:

- Sr. Saken, usted debe hacer una pausa para unos minutos.

- ¿Para qué?

El orador permaneció callado y en la sala se hizo el silencio.

- Ya es la hora de namazdiger1. Interrumpa la sesión, y vayáos todos a la avemaria - sugirió el halfé.

- Ahora no tenemos tiempo, halfé - le dije.

- ¿Qué significa que no teneis tiempo? ¿o sea, para charlar teneis el tiempo, y para orar no? vamos a la avemaria ahora mismo- ordenó Galautdin.

хNamazdigcr – tiempo de avemaria.

- Pero no hemos hecho la ablución - continué insistiendo, - No estamos preparados a la avemaria.

-Todavía tendreis tiempo para hacer una ablución. Ahora haced una pausa en la sesión y vámonos a la avemaria, sino pasará el tiempo de oraciones, - con frialdad y con un toque de amenaza, continuó el halfé.

¿Cómo actuar? Me tocó en lo vivo el descaro persistente de Galautdin. Miré alrededor a los rostros de mis compañeros, vi al intenso, listo para una refriega, Baken Serikpaev y al indicarle levemente, él dijo con firmeza y en voz alta:

- ¡No digas tonterías, molá!

Tras del Bakken se levantó bruscamente Omirbay:

- ¡Dáme la palabra, Saken!

Le concedí la palabra. Los molás se silenciaron con perplejidad. Todos los presentes en la sala retenieron la respiración, esperando con qué se iba a terminar esa refriega de los jóvenes con los cleros.

Omirbaev empezó a rostro firme:

- ¡Ustedes, los molás, engañan a la gente, nos trastornan la cabeza, son como unos parásitos en los hombros de la nación! ¡Ustedes son doblados, dicen una cosa, hacen otra, unos afluentes y mentirosos astutos! ¿Acaso se arrepienten alguna vez de sus manejos deshonestos? ¿Por qué han venido aquí, qué les importamos nosotros? Cuando nosotros estemos en el infierno en otro mundo, ustedes ¿serán capaces de ayudarnos? ..

Los molás se retiraron sin nada...

En estos ejemplos, quiero mostrar que tanto los administradores de vólost, como los molás actuaron contra nuestras innovaciones y trataban de cualquier manera presionar a nuestro comité.

Debo decir que no solamente en la región de Akmola, sino en toda Kazajia, con mayor o menor éxito, la nobleza espiritual y antiguos funcionarios zaristas estaban contra los comités, trataban de hacer cumplir sus decisiones, imponer sus puntos de vista al público y como antes obtener el poder.

Pondré un ejemplo más de un período posterior.

Fue durante el gobierno de Kolchak.

En esos tiempos, Alash-Orda se concentró en dos lugares: en Semipalatinsk, donde fue dirigido por Alikhan Bukeikhanov, y en el oeste de Kazajia, en la región de Uralsk, en Zhympitas, donde el líder era Zhahansha Dosmuhammetov. Los miembros activos de Alash en el oeste eran Halel, el administrador mencionado de vólost Salyk y otros.

Una vez todo el directorio de Alash-Orda occidental se reunió en la sala de Hallel con motivo de la llegada del famoso Hazret Kuanay, un huésped bastante honorable. La gente conocía personalmente a Kuanay y lo trataban con respeto los muftís1 tártaros y bashkirios en Kazan y Ufa. Por supuesto, aquí lo miraban con obsecuencia y lo llamaban "Hazret".

1Muftí – un jurista musulmán, comentador del Corán, el representante del clero superior.

"Hazret" Kuanay estaba sentado, el majestuoso y enojado-importante. Mirándolo del lado, se podría pensar que era el mismo Buda, antes de eso el inmóvil y estimable Kuanay. Estába callado, sin decir una palabra en vano, y si decía algo, cada una de sus palabras se percibía como un don de Dios. Hazret estaba mirando a sus parroquianos con tranquilidad olímpica, y los miembros del gobierno estában sentados humildemente, en silencio, como los alumnos ante un maestro. A veces, en sus miradas obsequiosas a Kuanay se expresaba la lealtad de perro, y parecía que estában a punto de mover la cola como los perros fieles delante de un amo. Cerca estaba sentado el jefe de gobierno Zhahansha Dosmuhammetov. Llevaba puesto un uniforme elegante, nuevo, parecido al jefe militar persa Rizashah. Zhahansha era encantador, de buena o mala gana tienes el deseo de mirarle una vez más. Zhahansha – era el jefe de Alash-Orda, Zhahansha – era el khan kazajo ...

Pero Zhahansha estaba sentado sin sombrero. Y, según costumbre, su cabeza no estaba afeitada, en la cabeza Zhahansha tenía una cabellera. Tendría que estar en una tubeteica azul y un gorro de piel de Khan, decorado con piedras preciosas y adornos. Pero no lleva nisiquiera un tymak.

Zhahansha, de pronto como dándose cuenta de su falta, pasó la mano por el pelo, lo alisó. Hazret observó fijamente el movimiento de Zhahansha. Bajo el ojo izquierdo de Kuanay vaciló ligeramente el músculo, y Hazret de repente levantó la cabeza, como el águila real, liberado de una gorra de cuero. Con una mirada fija se clavó en la cara de Zhahansha. El público ansioso retuvo la respiración - ¿qué pasará?

- ¡Atolondrado! - exclamó Hazret -. ¿Por qué Ud.está sin el gorro? Nosotros lo consideramos a Usted como el gobernador, el califa. ¡Durante cada oración, oramos por Usted, por sus éxitos y su salud! ¿Y cómo se comporta Usted? Ponga un gorro inmediatamente!

Todos se asustaron, tratando de suavizar de alguna manera el incidente desagradable.

- ¡Corren los rumores de que usted reza con descuidado! - Hazret continuó enfadado.

Repitiendo sin cesar "culpables, culpables," la gente por fin pudo calmar a Hazret. Cuando se hizo el silencio, la conversación tomó Halel, el propietario de la casa:

- Su Santidad, ahora estamos muy ocupados con el trabajo, no hay tiempo libre por completo, nisiquiera hay tiempo para respirar. Permítanos en los días normales orar en casa, e ir a rezar a la mezquita sólo los viernes.

Kuanay guardó el silencio con aire descontento y finalmente permitió que los miembros del gobierno de Alash-Orda oraran en su casa por el motivo de estar ocupados lo excesivo.

- ¡Pero habrá que ir a la mezquita los viernes! - ordenó firmemente Hazret, manteniendo firmeza de principios.

- Así será, su santidad – afirmaron con humildad los miembros del gobierno ...

Algo similar ocurría no sólo en oeste, sino también en otras partes de Kazajia. Alash-Orda no se apoyaba en las actividades de la gente, sino en los administradores anteriores de vólost, en molás de honor y en Hazrets. Los invitaban indispensablemente a todas las reuniones y sesiones, escuchaban sus recomendaciones y consejos, y los realizaban. Así Alash-Orda efectivamente ejercía el poder de los mismos funcionarios del zar en la persona de los administradores de vólost y los mentores espirituales anteriores en la persona de los molás y sus secuaces.

 

Ahora continuamos la historia de actividades de nuestro comité de Akmola.

Como ya he dicho, los habitantes del distrito percebían en nuestro comité un nuevo poder con todos los derechos, la corte y la policía. Nosotros no estábamos con los brazos cruzados, siempre nos visitaban los mensajeros y los demandantes que  venían de los aúles de todas las vólost. Había mucho trabajo. Pero todas nuestras actividades consistían en el hecho de que nosotros mismos actuábamos sin la ayuda de nadie, sin instrucciones, consejos, indicaciones. Cuando se requiería un poder importante, no teníamos a nadie en quien apoyarnos, ningún ordenamiento, ni leyes. Y el comité ruso no realizaba ningún trabajo en absoluto.

Todo el poder administrativo de Akmola estaba centralizado por alférez Petrov, enviado por el gobierno de Kerensky. Pero ¿qué podía hacer, en qué leyes podía basarse en sus actividades? Ya que la situación era muy complicada, y no sólo en la región de Akmola, sino en todo el distrito.

Durante siglos, una capa gruesa de hielo inmovilizaba el mar silencioso, que acumulaba la fuerza. De repente, el hielo se rompió, y el elemento se quedó libre, andó por las nubes. ¿Qué poder lo podrá parar ahora, excepto el poder público?¿Quién y dónde creerá un poder que sea capaz de dirigir el elemento alborotado al camino correcto?..

El periódico "kazajo" de Orenburg se apresuraba a convertirse en un centro organizador por toda la Kazajia. A pesar del hecho que el periódico se publicaba en los extremos de la tierra de Kazajia, tenía todas las posibilidades de llegar a ser un centro organizador. En primer lugar, el periódico "kazajo" comenzó a publicarse mucho antes en comparación con otros periódicos – desde el año 1912. Ya se ha ganado popularidad, ha adquirido experiencia correspondiente de la lucha política-social, ya tiene sus lectores.

El periódico comenzó a publicarse en ese momento en que se intensificó el régimen colonial del gobierno de zar,  cuando los residentes fueron desplazados de las tierras fértiles a lo largo de las riberas de los ríos, de sus posesiones anteriores en las cuales habían vivido sus antepasados. Los kazajos lloraban por su destino, con dificultad sobrevivían las opresiones. Después muchos empezaron a darse cuenta de su esclavitud. Poco a poco los jóvenes kazajos tenían el deseo de ser educados, aprender a leer y escribir. Los estudiantes – son la luz,- dice el proverbio. Justo en este momento comenzó a publicarse el periódico "kazajo". Poco a poco, el periódico de Orenburg llegó a ser un centro tipográfico de los nacionalistas kazajos. Por eso, tras la caída de zar, el periódico "kazajo" inmediatamente llegó a ser el abanderado de Alash-Orda.

El periódico anunció la convocatoria del Congreso de toda Kazajia. Pero antes de todo fue convocado el congreso regional de Turgay, que trabajaba desde el 2 hasta 8 de abril del año 1917. Al congreso llegaron los delegados de los comités de la región de Uralsk, de Akmola, de Semipalatinsk, de Syr-Darynsk y de Bukeevska. Durante este congreso, fue tomada la desición sobre la convocatoria  del congreso de toda Kazajia, también fue elegida una delegación preparativa, encabezada por la junta editorial del periódico "kazajo" de Bukeikhanov, Baitursunov, Dulatov y Kadirbaev.

En breve, la delegación elegida por el congreso de Turgay informó sobre la convocatoria del primer congreso de toda Kazajia en Orenburg el 20 de julio del año 1917. El periódico notificó la cantidad de los representantes de cada región de Kazajia en particular. Después a todos los comités fueron enviadas unas telegramas de Orenburg, en las cuales se enumeraron las cuestiones que se iban a analizar en el congreso:

El sistema de gobierno de toda Rusia.

La autonomía de las regiones de Kazajia.

La cuestión de la tierra.

La formación de la policía.

Zemstvo1.

La cultura.

Procedimiento judicial.

Las cuestiones de la religión.

Tema de la mujer.

Preparación para una convención constituyente.

El tema del consejo de los musulmanes de toda Rusia.

Un partido político en Kazajia.

La cuestión de los acontecimientos en los Semirech.

Las elecciones de los representantes de federalistas de toda Rusia para el congreso de Kiev y el comité ilustrado de San Petersburgo.

1zemstvo – administraciones locales y provinciales dirigidas por la nobleza y la burguesía en Rusia zarista.

El número de los delegados era muy pequeño. Ellos fueron elegidos por los comités regionales o provinciales. En breve se ha sabido que, además de los delegados oficiales, elegidos según el reglamento, al comité estaban invitados con los telegramas especiales, las personas individuales de diferentes lugares, tales como Salyk de vólost,  "el ombligo de la tierra", hazret Kuanay, y también el Pan Nurmagambet, ya conocido al lector. Cada uno de los trabajadores de comité estaba perplejo: ¿quién los hizo venir y para qué? Ha resultado que los hizo venir el Bukeihanov, personalmente. ¿Con qué esas personas han ganado la confianza de la gente después de la caída del poder de zar?

Los delegados de la región de Akmola fueron nominados: el médico Assylbek Seitov y el maestro Magzhan Zhumabaev.

Sucedió que nosotros trabajando con el sudor de la frente en el comité provincial de Akmola, resultamos ser unos observadores imparciales, no fue culpa nuestra. No estábamos juntados a los trabajos preparatorios relacionados con el congreso, y sobre todo nos enterábamos de lo que ocurría sólo por las telegramas, cartas y periódicos.

Ante el congreso recibí una carta de Omsk del paramédico Shaimerden Alzhanov. Conocí a este hombre durante mis estudios en Omsk. Luego nos juntamos y nos hicimos buenos amigos.

Cuando en Omsk fue establecida una organización juvenil kazaja "Birlik" - "La unidad" por primera vez en el año 1913, nosotros eligimos por unanimidad a su presidente Shaimerden Alzhanov.

Ya se había demostrado como un revolucionario firme. En una de las sesiones secretas de "Birlik", que tuvo lugar en un carrascal, Shaymerden propuso: crear una tipografía pequeña con las fuerzas propias, editar unos folletos de contenido revolucionario y esparcirlos entre la población kazaja. Ya en esos tiempos surgía la pregunta: ¿qué debe hacer nuestra organización, si sucede la revolución? Shaimerden declaró firmemente: "Con el derrocamiento del gobierno zarista, tenemos que intervenir con el arma en las manos, con las fuerzas revolucionarias." Muchos no aprobaron sus manifestaciones resueltas, lo acusaban a Shaimerden en la imprudencia. Yo estuve a favor de él. Y ante el congreso de toda Kazajia, Shaimerden me envió una carta:

"Saken, me voy al congreso de los caballeros en Orenburg. Me opongo a Bukeikhanov y comprobaré la incorrección de su posición.

Tú debes también abrir los ojos a la gente, exponer continuamente el verdadero rostro de estas personas. ¡Adiós! Espera mis cartas".

Empezamos a prepararnos para el congreso, comenzamos a explicar a la gente que no esperara el maná del congreso.

El aviso del día del congreso de Orenburg lo discutimos en la reunión general de nuestro comité provincial. El tema más importante, principal, según nosotros, era la discusión del nuevo gobierno de Rusia. Este tema tenía preocupados a todos, ya que al congreso en Orenburg vendrían los bais barrigudos, los molás y hazrets, los administradores anteriores de zar. Qué forma de gobierno podrían ofrecer, no era difícil de adivinar: sólo que sea beneficiosa a ellos mismos, pero no para la gente.

Después de la conferencia y del intercambio de nuestros puntos de vista, tomamos el reglamentario del comité y en el nombre de cómite,  Birmuhammett Aibasov formó el siguiente telegrama al congreso de Orenburg: "Nosotros votamos por la República Federativa, estamos en contra de las otras formas de gobierno."

Nuestro telegrama llegó a Orenburg antes del congreso. Algunos oradores también estaban a favor de la república federativa. El presidente de sesión Bukeikhanov trataba de imponer al congreso el programa del partido de cadete1. Argumentó el poderío de instalar el gobierno ruso con el Rey y el Parlamento, como en Inglaterra ...

El tiempo iba volando. Los hadzi, los molás y los administradores anteriores de vólost continuaban tratándonos de sus enemigos inveterados, nos llamaban ateos, perturbadores de las actitudes de las personas.

Al recibir los carácteres tipográficos, comenzamos a publicar un periódico "Tirshilik" - "Vida".

1Bukeyhanov era el miembro del partido de cadete.

En agosto tuvo lugar el congreso provincial de Akmola, al cual llegó desde Omsk, del comité regional, Assylbek Seitov, miembro del congreso de Orenburg. Trajo una resolución imprimida del congreso, y contó con detalles cómo había pasado el congreso. Por mucho que insistiera Bukeikhanov en tomar el programa de cadete, en el establecimiento de una democracia constitucional en Rusia, al final se vio obligado a aceptar la propuesta sobre el establecimiento de una república federativa. El congreso también aprobó un reglamentario sobre la organización del partido "Alash" y nombró a los candidatos de todas las regiones de Kazajia para participar en la próxima Asamblea Constituyente.

- Tú también estás incluído a la lista de los candidatos - me dijo Seitov –Además de ti, también irá Rakhimzhan Duysembaev de la región de Akmola.

Le pregunté ¿por qué los candidatos a esta importante reunión se incluían en rebeldía? Las alturas directoras no conocían nuestro estado de ánimo, y tampoco sabíamos qué partidarios éramos.

- ¿Qué van a hacer ustedes si los representantes a ciegas están a favor de cualquier partido ruso? - le pregunté a Seitov.

- ¡Eso no va a suceder! Está creado un partido kazajo - dijo Seitov con firmeza.

- Seguramente no estaremos en el partido, donde sea necesario una bendición favorable de Olzhabay o Nurmagambet,- seguía yo.

Seitov me respondió algo con desaprobación, entramos en una disputa y, al final, pedí que me quitaran de los candidatos en la convención constituyente.

El congreso de Akmola pasaba en una forma extremadamente grave para nuestro comité. La mayoría de los delegados eran partidarios de los administradores anteriores de vólost, sus consuegros y hermanos. Sin ningún tipo de atribuciones al congreso llegaron los administradores anteriores de vólost, unos bais importantes y los molás, teniéndonos entre dientes desde hace mucho tiempo.

El comité comenzó a dividirse. Los ex partidarios nuestros, con los cuales habíamos trabajado hombro con hombro hace poco, han estado bajo la influencia de los de vólost y han acordado con ellos de una forma deshonrada en contra de la anterior estructura del comité kazajo. Seitov también a todo trance intervino contra nosotros.

El comité fue reelegido. El presidente llegó a ser el enfermero veterinario Husain Kozhamberlin, y los miembros del comité fueron: el molá Mantén, los ex traductores del tribunal Erdenbaev Sarman Shulenbaev, el ex administrador de vólost y traductor Usen Kosaev y otros parecidos a ellos. Koshmuhammet Kemengerov y Dinmuhammet Adilev se fueron a Omsk, y Aibasov se dirigió a Atbasar, a su tierra natal.

El comité actualizado al poco tiempo mostró su cara auténtica. La gente simple, ansiando la libertad y la justicia, no podía encontrar el apoyo en el nuevo comité, por eso se dirigía a “zhas kazajo” en búsqueda de consejos, de ayuda, de apoyo. Nuestro periódico "Tirshilik" cada vez se hacía más popular. El periódico era una institución de "Zhas kazajo", por lo que podíamos criticar a rostro firme las actividades del comité kazajo. De vez en cuando dejábamos claro al lector, en cuyas manos se encontraba en ese momento el comité. En uno de los ejemplares de "Tirshilik" apareció mi poesía que tenía un título sin ambigüedad "Los perros centinelas". El presidente del comité Hussain Kozhamberlin expresó su insatisfacción en cuanto a ese uso de la palabra, pero la poesía, no obstante, interpretó su papel en la lucha con el nuevo comité.

Sobre la "igualdad", introducida por el nuevo comité, dice el hecho siguiente. Según el orden del comité provincial, se empezó la recaudación de dinero entre la gente de nuestro distrito. Cada uno tenía que entregar unos siete rublos y cincuenta kopeks. El Comité exigía una contribución igual también de los bais, como Nurmagambet, Sagnaev y Olzhabay, que tenían mil caballos, y del conocido por su pobreza, el viejo de Akmola Balapan. Esto se refería a la igualdad. Había una cantidad enorme de parecidos hechos.

No podíamos permanecer en silencio y nos opusimos enérgicamente contra tales excesos en las páginas de nuestro periódico. Obviamente sabíamos que con nuestras acciones nos creábamos enemigos en ese entorno complejo, pero actuábamos según nuestra opinión. Muchos no estaban de acuerdo con nosotros, nos odiaban, y se comportaban con nosotros con malevolencia muchos años más.

En la primavera del año 1925, en el congreso de toda Kazajia de los corresponsales del periódico "Akzhol", convocado en Tashkent, un Baitasov Abdulla intervino con su informe sobre "La historia de la prensa kazaja". Revisando el trabajo y el contenido de los periódicos del período prerrevolucionario, en la medida de sus fuerzas que distorsionban la clave de la cuestión, el orador afirmaba que el "Tirshilik" de Akmola, principalmente expresaba los intereses de los campesinos pobres, y al mismo tiempo, no podía renunciar por completo el nacionalismo y los prejuicios religiosos.

Me atrevo a decir que esto es palabrería. Es absurdo afirmar que cada ejemplar del periódico era perfecto en todos los sentidos, que el periódico nunca había "tropezado" en la evaluación de uno u otro caso particular. Nosotros, los editores, entonces no teníamos suficiente experiencia de la lucha política-social, no todos éramos lo suficientemente alfabetizados. Incluso ahora, en nuestros días, hay periódicos que de vez en cuando dicen tonterías evidentes sobre un tema u otro...

Y en esos tiempos para entender las cosas fue aún más difícil. Sin embargo, "Tirshilik" no apoyaba ninguna religión, ni a los nacionalistas. Si nuestro periódico fuera nacionalista, entonces estaría a favor de Alash-Orda. Eso no sucedió. Si era religioso, podeis juzgar por los siguientes materiales.

"Necesitamos un mufti" – anunció en sus páginas el periódico "kazajo" de Orenburg. Respecto a este anuncio en uno de los ejemplares de "Tirshilik" intervino con su artículo de fondo el redactor jefe Rakhimzhan Duisembayev. Nuestro artículo de fondo fue reimpreso por el "kazajo", pero con sus propias oposiciones y advertencias. Así es como se veía en las páginas de "kazajo".

"...El periódico "Tirshilik" recientemente organizado en Akmola anunció un artículo de fondo "Si necesitan los kazajos a un muftí", el que demuestra la inutilidad del muftí y que invoca a la rebeldía y renunciación de él en actualidad. A pesar de que es la opinión del único periódico "Tirshilik", sin embargo, hemos decidido poner este artículo para los lectores. Aquí está lo que escribe "Tirshilik":

"Aunque nuestros kazajos proponen el sometimiento al muftí, pero no se imaginan claramente si lo necesitan. Una de las razones de esta incomprensión, con toda la probabilidad, puede resumirse en lo siguiente. En conversaciones con los kazajos, los tártaros a veces declaran que si los kazajos no reconocen el poder del mufti musulmán, entonces, en consecuencia, mecánicamente se someten al gobierno ruso. Esta declaración de poca importancia unos la toman en serio, la perciben como un insulto a su dignidad nacional y por lo tanto comienza una confusión. Pero en cuanto al fondo, el muftí tártaro se somete a los rusos.

Hasta hace poco, no había ninguna dignidad eclesiástica  pública de su dignidad, que no hubiera sometido al zar ruso.

Además de eso, tras el derrocamiento del zar Nicolás, se mostró que los muftíes hipócritas tártaros eran espías astutos de zar. Contaban a los funcionarios del zar sobre todos los progresistas que deseaban el bien a su nación. El zar estuvo deseñado, pero los Muftí se quedaron. Ellos hasta ahora se mantienen en vigor, son honrados, pero nosotros no notamos su influencia beneficiosa especial de la religión en la vida, no vemos los frutos de instrucción pública.

Érase una vez, los kazajos estaban bajo el dominio de muftí. Hace sólo treinta años, fueron liberados de su influencia, cuando se decidía una cuestión territorial importante para nosotros. Los líderes del movimiento kazajo en la cuestión del terreno, no pudieron recibir ningunos resultados positivos tangibles precisamente porque los muftíes se lo impedían. Los clericales  no apoyaban a los kazajos.

Las elecciones de los obispos en Rusia, se realizaban independientemente de la voluntad y el poder del zar. Ahora la religión de los rusos se ha convertido en un asunto personal de cada ciudadano. ¿Y por qué tenemos que vestirnos en la ropa llevada y seguir sustentando la propaganda religiosa, convertirnos en los siervos del Mufti?

La ciencia dice que el fortalecimiento del opio religioso deslumbra a la gente, la aleja de la cultura, la mantiene en la oscuridad y en la falsedad de esclavo. Las personas embrutecidas harán de un molá a un muftí, le dotarán el poder absoluto dictatorial, y luego no serán capaces de deshacerse de él. Esto ya había sucedido en la historia de otras naciones.

¿Qué será de los pobres, si el Muftí en la ceremonia de una boda, el nombramiento de un recién nacido o un funeral les quitará a su último becerro de la única vaca?

El veinte y cinco de marzo del 1891 fue publicado el "Reglamento  de la estepa", en el cual fueron nombrados los derechos y deberes de los molás, su función y el propósito en la sociedad. La recaudación de diferentes impuestos a los mólas fue oficialmente prohibida. Pero la gente no lo sabía.

Y un sargento analfabeto de aúl hizo creer a la gente que ellos estaban obligados a pagar un impuesto especial por el funeral, por la boda, por el nombre del recién nacido. Este impuesto ha sido habitual como un dote al zar.

La gente kazaja ahora tienen muchas tareas precisas, necesitan lograr su libertad personal, y no poner un muftí en sus hombros.

El hecho de que el Muftí no es necesario a los kazajos, que no notan el beneficio de su nombramiento, mostraban las elecciones de los ahones1 en Akmola.

Durante ese período, ningun periódico kazajo, excepto "Tir shilik" no intervenía con un artículo tan decidido, de carácter con evidencia antirreligioso. Todos los periódicos de esa época reflejaban los intereses de Alash-Orda. El programa de este partido era para ellos una leva y un gonfalón, y el apoyo era hasta entonces los bais de cabellos blancos, los administradores venerables de vólost, los hazrets "santos". El"Tirshilik" tuvo un reglamento especial en comparación con otras redacciones. Nuestro apoyo fueron los numerosos pobres de ciudad y de aúl, y los empleados activos - los miembros de la organización juvenil "Zhas kazajo".

Y en Akmola misma y en las aldeas el periódico "Zhas kazajo" gozaba de una autoridad mucho mayor que el nuevo comité. Nosotros interferimos a todo trance en los asuntos del comité, cuando la cuestión fue sobre el matrimonio forzado, sobre la ganancia, sobre las acciones injustas de alguién.

El nuevo comité, por mucho que intentase, no pudo ganar la autoridad de la gente. Y no es sorprendente, porque el nuevo comité no ha hecho nada nuevo en la vida de los kazajos, y los llevaba a la antigüedad, bailó al son que le tocaban de los ricos terratenientes y los de vólost. Estaba claro que con esta orientación los del comité no iban a ganar el apoyo de las personas. En cada reunión del comité constantemente estaba presente alguién de los miembros activos de "Zhas kazajo", se encargaba de que no se distorsionara la política revolucionaria, no violaran los intereses de la población ordinaria.

1Lhon - el rango espiritual igual a hazret. Ahon tiene un grado académico.

La villanería que hagan los miembros del comité bajo la presión de los bais, nosotros hicimos todo lo posible para publicarla, sacabamos en claro a todos los líderes deshonestos del comité.

Era difícil combatir. Apoyábamos la gran cantidad de los pobres, sin embargo ellos hasta el momento no tenían un programa prefijo, y los miembros del comité se basaban en los bais y en los administradores de vólost que sabían lo que querían, su objetivo era claro, y no ahorraban en los medios para establecer vínculos, en los sobornos, lograban lo suyo  a cualquier manera, actuaban a sordas, bajo cuerda.

Llegó el momento en el que nuestra organización ya no podía limitarse con paños calientes, y decidimos lucharnos de una forma abierta contra el comité.

Convocamos una reunión cerrada de nuestra institución en el edificio de la escuela donde yo vivía con mi maestro. Nos reunimos por la tarde, cuando anochecía. Vinieron no sólo los miembros del "Zhas kazajo", pero también algunos de los invitados, a los que confiabamos totalmente.

Estaba presente Bayseit Adilev, recién llegado de Omsk, Rakhimzhan Duysembaev, nuestro escribano principal y el redactor jefe de "Tirshilik", y otros líderes de la institución. Yo era el presidente de la sesión, Adilev – el secretario. En esa reunión, hemos llegado a una opinión unánime: era necesario  con la ayuda de la gente, reformar el comité provincial kazajo.

Hemos sobrevivido la resolución, en la que argumentabamos la necesidad de disolver el comité. La resolución fue copiada en cinco ejemplares para entregarla a todas las más importantes organizaciones rusas urbanas.

Hemos adoptado el siguiente plan de acción.

Por la mañana, antes de que se empiece el trabajo, hemos ido al mismo tiempo a las instituciones más importantes de la ciudad y las hemos otorgado la resolución de la reunión de "Zhas kazajo." Luego nos hemos ido a la ubicación designada para la reunión general -  en el apartamento de Asylbekov, no muy lejos del edificio del comité. Allí tomamos los eslóganes, escritos anteriormente y formando una columna, nos dirigimos al comité con nuestros requisitos.

Hemos distribuido las responsabilidades entre nosotros. Para otorgar la resolución Bayseit y Zhumabai se dirigieron al comisario provincial Petrov, yo me fui a los soldados del presidio e intervine con un informe, dos compañeros fueron enviados al comité ruso y también explicaban según nuestra resolución, y los otros dos tenían que quedarse en el apartamento de Asylbekov para escribir consignas. Duysembaev, Serikpayev y otras varias personas tenían que ir al bazar, donde por la mañana se reunían los pobres kazajos de la ciudad, para intervenir allí, leer la resolución, convocar la gente a la manifestación y arrastrarla en pos de sí.

Después de distribuír las responsabilidades, bien alta la noche nos separamos.

Por la mañana, todos se dirigieron a cumplir su deber.

Los soldados de presidio expresaron su solidaridad en cuanto a nosotros. Al conseguir el apoyo nos apresuramos a la reunión. El comisionado de distrito, después de haber oído hablar de nuestra intención de disolver el comité, se puso furioso. "¡No permitiré! ¡Parad ahora mismo! ¡Si organizais una manifestación, arrestaré a cada uno de vosotros! ",- gritó Petrov.

A nuestra reunión empezó a confluir la gente. Llegó corriendo un ribaldo, obviamente  mandado en secreto por el comité:

- ¡Retiraos, al comité han venido cuatro policías con armas de fuego, el mismo comisario de distrito y otros dos rusos!, -gritó.

- ¡Qué vengan aquí. No vamos a renunciar nuestra intención!

Salimos a la calle firmemente con consignas. Una gran multitud de gente se unió a nosotros, la mayoría de ellos eran los pobres urbanos.

Todos los miembros del comité, al ver a nosotros acercando, se huyeron por la puerta del sótano.

 

 

A nuestro encuentro salió el comisario Petrov y comenzó a defender los derechos del comité. Los dos nuestros descutieron con él ferozmente, acusando al comité por sus errores, por sus hechos injustos. Esos dos nuestros dzhiguits (Husain Zhalmagambetov, y el otro no lo recuerdo) recién llegados de las estepas, conocían la situación de esos lugares y por lo tanto se enfrentaron con pasión al comisario de distrito. Yo los apoyé.

Junto con el comisario apareció un secretario responsable de los socialistas-revolucionarios de Akmola. Con tranquilidad y a machamartillo intervino en la conversación, como un orador y líder con experiencia y empezó a calmarnos. Por más moderadamente que hablaba el representante de eser,  más violentamente se comportaba el comisario. Él alborotaba como un incendio. Al fin y a la postre, al tranquilizarse, el comisario nos pidió un aplazamiento de quince días para hacer durante ese tiempo las reelecciones del comité kazajo.

Nos separamos.

Después de esta manifestación ruidosa el comité definitivamente perdió su autoridad en los ojos de la gente. Las personas entendían que dicho comité era inútil en ese momento en el gobierno.

Pasaron los quince días, pero el comisario no tenía intención de hacer las reelecciones. Entonces otra vez comenzamos el conflicto con el comité. En un bazar pasajero Rakhimzhan Duysembaev intervino con un discurso. Argumentaba de una forma convincente a la gente que el comité había sido creado por el aprovechamiento de los ricos terratenientes, los administradores de vólost y sus secuaces, pero no por el bien del público.

- ¡Hay que echarlos a patadas! – se oyeron los gritos, y la multitud otra vez se puso en camino al edificio del comité. Pero sus miembros habían huído prudentemente otra vez. La puerta estaba cerrada y nos encontró un propietario viejo.

La gente se fue ...


 

 

UNA LUCHA POR LOS CONSEJOS

 

 

En noviembre, recibimos un telegrama con una noticia que en Petrogrado se había derrocado el gobierno de Kerensky y que el poder había pasado a los bolcheviques.

Después de la Revolución de Octubre, la vida social y política en Akmola comenzó a bullir, como en una caldera de cobre.

Se hicieron más frecuentes las reuniones, los mítines, se renovaron los debates ardientes.

En una lucha abierta por la formación del consejo de Akmola los compañeros rusos y kazajos iban mano a mano. Con nosotros estaban Duysembaev, Asylbekov, Serikpayev, Nurkin, Bekmuhammetov (Nurgain), Adilev, Handeldin Uvali, Gizzatullin, Kosherbay y otros; los soldados del presidio- Monin, Krivoguz, Loznoy, Kolomeytsev, Repshneyder, el empleado de la fábrica Ekibastuzska el Bochok; un miembro del partido de eser de izquierda el abogado Trofimov, profesor del seminario Gorbachov y el eser izquierdo Martlogo.

Se hacían muchas reuniones y mítines. Todos los cosacos rusos, sin escepción, eran los oponentes del establecimiento del poder de los consejos. Los bais, los nobles hereditarios, los oficiales se resistían obstinadamente a reconocer el poder de los consejos; contra nosotros también era el comité kazajo, siendo el partidario de Alash. Aunque el gobierno de Kerensky fue liquidado, pero su comisario de Akmola Petrov continuaba teniendo el poder.

En resumen, eran muchos los opositores, y nosotros éramos muy pocos.

De acuerdo con la decisión del congreso de Orenburg, encabezado por Bukeikhanov, en todas las regiones de Kazajia fue organizado el partido Alash. En las provincias y distritos fueron abiertos sus comités. En todos los periódicos, excepto "Tirshilik", estaba publicado su programa. Los peiódicos publicaban unos artículos entusiastas, cantaban himnos del partido Alash, cuyo programa consistía en trozos de los programas de cadetes, de mencheviques y de los socialistas revolucionarios.

Alash no podía poner en marcha su programa palabrera, hasta que recibiera el apoyo de Kolchak.

Todos los intelectuales nacionalistas llevaban hasta los cielos a Alikhan Bukeikhanov, considerándolo un líder sabio y legítimo de toda Alash. Ellos no escatimaban los esfuerzos y recursos para demonstrar su justificación y estaban dispuestos a pisar a los disidentes.

Bukeikhanov llegó al congreso de Siberia, visitó Omsk y Semipalatinsk, intervino con discursos. Los señores cultos, los nacionalistas venerables, hombres de negocios, comerciantes, estudiantes jóvenes, los hijos de bais - salían al pasaje y con honor encontraban a Bukeikhanov.

Para ilustrar citaré un artículo, publicado en el "kazajo" el 21 de noviembre del año 1917. El artículo está reimprimido de "Sary-Arka", y como ejemplo digno de imitación, se enumeran los que encontraban con honor y saludaban al  Bukeikhanov en Semipalatinsk: Shaiki Musataev, Ahmetzhan Kozybagarov, Mannan Turganbaev, Sultanmakhmut Toraigyrov, Aymautov y otros.

De cada provincia de Kazajia para tomar parte en trabajo de la Asamblea Constituyente de Toda Rusia "Alash Orda" designó a los delegados y publicó sus nombres en el periódico del 14 de noviembre del año 1917.

Del partido "Alash"

 

En nombre del órgano central del partido "Alash" para la Asamblea Constituyente son nombrados los siguientes delegados de la región de Turgay (lista número 1):

1. Ahmet Baitursunov,

2. Ahmet Beremzhanov,

3. Sagyndyk Doszhanov,

4. Abdollah Temirov,

5. Tel Zhamanmurunov,

6. Erzhan Orazov,

7. Alikhan Bukeikhanov.

 

De las regiones de Akmola y Semipalatinsk

 

Lista de número 5

1. Alikhan Bukeikhanov,

2. Aidarkhan Turlybaev,

3. Alimhan Ermekov,

4. Halel Gapbasov,

5. Assylbek Seitov,

6. Mukysh Bochtaev,

7. Erezhep Itbaev,

8. Zhakip Akpaev,

9. Seylbek Zhanaydarov,

10. Raimzhan Marsekov,

11. Zhumagali Tleulin,

12. Biahmet Sarsenov,

13. Rahimzhan Duysembaev,

14. Ahmetzhan Kozybagarov,

15. Magzhan Zhumabaev,

16. Abikey Satbayev,

17. Sydyk Meshinbaev,

18. Bazyken Uskenbaev,

19. Salmakbay Kusemisov.

 

De la región de Uralsk

1. Halel Dosmuhammetov,

2. Zhahansha Dosmuhammetov,

3. Nurgali Epmagambetov,

4. Gubaydulla Alibekov,

5. Salimgirey Karatleuov,

6. Omar Esengulov,

7. Gaisa Kashkinbayev.

 

De la región de Semirechensk

 

Lista 2

1. Muhammetzhan Tynyshbaev,

2. Shibalin (ruso),

3. Otynshi Alzhanov,

4. Achkasaysky (ruso),

5. Gabdullin,

6. Niyazbekov,

7. Mirzakhan Toleubaev,

8. Babkin (ruso),

9. Propkin (ruso).

 

Lista 3

1. Ibraim Zhainakov,

2. Shandirikov (ruso),

3. Sadyk Amanzholov,

4. Dur Sauranbayev,

5. Bazarbai Mametov.

 

De la región Bukeyevska

Lista 8

1. Ualithan Tanashev,

2. Bahitkerey Kulmanov.

Lista  2

1. Kadim Sarmoldaev,

2. Salimgirey Nuralihanov.

En el sumario general, faltaba sólo la lista de delegados de la región Syr-Darinska.

Los líderes de Alash-Orda desde los primeros días de la revolución estaban furiosamente contra el poder soviético. Los periódicos de Alash-Orda ensuciaban en alta voz a los bolcheviques, de todos modos calumniaban a los fundadores del régimen soviético.

"Los bolcheviques son los agentes secretos de los alemanes, se los vendieron por dinero", - afirmaron febrilmente los periódicos.

En el periódico "kazajo" del 14 de noviembre del año 1917 Bukeikhanov y sus "correligionarios" publicaron un artículo infame contra el partido bolchevique. También vulgarizaron el contenido de las actividades bolcheviques, los presentaban a los bolcheviques doblados, astutos y los denigraban de cualquier modo, tratando de que el lector sienta una aversión a los bolcheviques. Bajo este artículo se firmaron: A. Bukeikhanov, A. Baitursunov, M. Dulatov, Ahmet Beremzhanov, S. Doszhanov, Zh. Zhanibekov, Fayzulla Galimzhanov, K. Argyngazyev, G. Zhundibaev, Gazimbek Beremzhanov. En el mismo ejemplar del 14 de noviembre estaba publicado un telegrama adicional, firmado por A. Bukeikhanov, A. Baytursunov, S. Doszhanov, Eldes Omarov sobre la convocatoria del II congreso en Orenburg.

Según este telegrama se convocaban los representantes de cada región al congreso, una persona de redacción de cada periódico, de la institución recién inaugurada. Y sus partidarios – los mirzas, los kazi y otras dignidades eclesiásticas, los intelectuales burgueses – el periódico los indicaba por nombre: kazi Omar Karashov, kazi Kairsha Akhmetzhanov, kazi Gabdulla Eshmuhametov, ishan Ahmet Orazbayev, Kozhakhmet Orazaev, Korgambek Beremzhanov, Kulmambet Kankozhin, Shakarim Kudayberdin , Zhusipbek Basygarin, Mustafa Chokaev, Halel Dosmuhammetov, Zhahansha Dosmuhammetov, Ualithan Tanashev, Bahitkerey Kulmanov, Zhangozha Mergenov, Ishangali Arabaev, Oraz Matiev, el anciano Shonan, hadzhi Otarbayev Kundybayev, Ahmetkerey Kosuakov, Nurlan Kiyashev, Nurmagambet Sagnaev, Shangirey Bukeev, hadzhi Esengul Mamanov, Muhammetzhan Tynyshpaev, Salyk Karpykov, Sapar Nauryzbaev e Ilyas Zhangarin.

Según el telegrama, al igual que los representantes de otros periódicos, fueron convocado al congreso también los representantes de nuestro "Tirshilik", y la institución recién inaugurada "Zhas kazajo". Pero nosotros no enviamos nada al congreso de nuestra redacción, ni de la institución "Zhas kazajo". En la lista de los convocados nombradamente estaban los de  Akmola: Nurlan Kiyashev y Nurmagambet Sagnaev. A esos dos ancianos, que anteriormente eran grandes señores feudales, se los sometían todos los kazajos sin discusión. Nurlan Kiyashev antes de derrocamiento de zar, veinte y cinco años sin parar había sido el administrador de vólost, no una vez fue premiado por zar y donado por los generales. En sus caballadas había alrededor de mil caballos. Él era un apoyo omnipotente de treinta vólost del gran género de Kuandik. Y el Nurmagambet, que tiene el apodo Pan (arrogante), en honor de la llegada del heredero de zar hizo un banquete en Omsk, le regaló al heredero una yurta blanca como la nieve, adornada con oro y tres yeguadas jóvenes con los garañones; una yeguada era exclusivamente las yeguas entrepeladas con los remiendos negros como si fueran gotas en un papel blanco, la segunda yeguada – de las yeguas negras, parecidas a los castores, la tercera yeguada se particularizaba con una blancura maravillosa. Pan tenía muchos órdenes, premios, diplomas de honor, obtenidos del mismo zar y su heredero. Este famoso, brillante bai, el administrador autoritario de vólost hizo la peregrinación a La Meca, llegó a ser un hadzhi1, pero era analfabeta, así como otro delegado de Akmola Nurlan Kiyashev.

 1Hadzhi (árabe) - el título honorífico de un musulmán que ha viajado a Mekka, al templo Kaaba o Medina a la tumba del Profeta Muhammad a hacer sacrificios en el día de fiesta de Kurban-Bairam.

Por lo tanto, y el segundo congreso "de toda Kazajia" estaba en manos de los terratenientes ricos, hadzii, los ex administradores de vólost y los "santos" hazrets.

En Orenburg se reunieron los lobos escogidos de Alash, de la ciudad de Akmola en el congreso estaban el halfé Galautdin y el comerciante del primer gremio Kul Pauenov.

El congreso aprobó la decisión de organizar un gobierno unificado Alash, un ejército regular y empezar a recaudar los fondos. Ya está elegido el personal de gobierno, que hablan el kazajo, están seleccionados los visores.

El veinte y cinco de enero del año 1918, el periódico "Sary-Arka" reimprinió la voluminosa parte del periódico "kazajo". Comienza así:

 

La resolución del congreso general kazajo y kirguís....

 

El congreso tuvo lugar del 5 al 13 de diciembre en Orenburg, adonde llegaron delegados de las ocho regiones de Kazajia.

El congreso fue convocado por iniciativa de Alikhan Bukeikhanov, Ahmet Baytursunov, Eldes Omarov, Sagindyk Doszhanov y Myrzhakip Dulatov.

En la actividad del congreso tomaron parte los representantes de diversas instituciones y periódicos, como, por ejemplo, Murtaz Nurseitov, Abdrahman Murtasinov, Abulgaziz Uyakeshev, Berniyaz Kuleev, Abilhamit Zhundibaev, Abilgaziz Musin, Koshmuhammet Kemengerov y Hayritden Bolganbaev.

Invitados especialmente: Bahitkerey Kulmanov, Zhahansha Dosmuhammetov, kazi Omar Karashev, kazi Abul Eshmuhametov, Madi Makulov, Halel Dosmuhammetov, Esengali (Ishangali) Arabaev, Ahmetkerey Kosuakov, Ualithan Tanashev, Zhangozha Mergenov, Salik Karpykov, hadzhi Otarbay Kundybayev, Mustafa Chokaev y Ilyas Zhangarin.

El presidium del Congreso: Presidente Bahytkerey Kulmanov; los miembros: Alikhan Bukeikhanov, Hadel Dosmuhammetov, Azimhan Kenesarin, Omar Karashev.

Secretarios: Dauletshe Kusepgaliev, Myrzhakip Dulatov Seydazim Kadirbaev.

Antes de la inauguración del congreso, intervino con un discurso Alikhan Bukeihanov,dijo: "El orador famoso, que recibió un premio por la afluencia en la reunión anterior, convocado también a este congreso, nuestro querido anciano Oraz Tatiev murió. Por lo tanto, antes del congreso, les propongo rezar por la conmemoración del alma de Oraz ".

 

El público, después de rezar por la conmemoración del alma de Oraz, comenzó la reunión...

Las cuestiones para la discusión en el congreso:

1. Sobre la autonomía de Siberia y Turquestán en la comunidad sudoriental.

2. Acerca de la autonomía de Kazajstán y Kirguistán.

3. Sobre el establecimiento de la policía.

4. Acerca del Consejo Nacional.

5. Las cuestiones de la cultura.

6. Sobre el tesoro nacional.

7. La elección del muftí.

8. Sobre el tribunal popular.

9. Sobre la administración de aúl.

10. Las cuestiones de los productos alimenticios.

 

Sobre las cuestiones de discusión está tomado un reglamento. El Congreso ha decidido recoger unos cuantos millones de rublos para el mantenimiento del nuevo gobierno, formar policía de varios miles de personas, repartirlos entre las regiones. Fue elegido el gobierno de Alash Orda.

1. De la provincia Bukeyevska - Ualithan Tanashev,

2. De Uralsk - Halel Dosmuhammetov,

3. De Akmola - Aidarhan Turlybaev,

4. De Turgay - Ahmet Beremzhanov,

5. De Semipalatinsk - Halel Gapbasov,

6. De Semirechensk - Sadik Amanzholov

7. De Syr-Darya - Mustafa Chokaev.

 

Fuera de las regiones están elegidos:

8. Alihan Bukeihanov,

9. Zhahansha Dosmuhammetov,

10. Alimhan Ermekov,

11. Muhammetzhan Tynyshpaev,

12. Bahytkerey Kulmanov,

13. Zhakip Akpaev,

14. Bazarbai Mametov,

15. Otynshi Alzhanov.

 

Los substitutos:

1. Gaisa Kashkinbayev,

2. Tusipbek Zhakippaev,

3. Erezhep Itpaev,

4. Satylgan Sabataev,

5. Esengali Kasabulatov,

6. Batyrkair Niyazov

7. Mukish Bochtaev,

8. Seilbek Zhanaydarov,

9. Salimgirey Nuralihanov,

10. Omar Almasov,

11. Seydazim Kadirbaev,

12. Asfandiyar Kenzhin,

13. El capitán ayudante Begimov,

14. Esen Turmagambetov,

15. Zhaneke Sultanbaev.

 

Al cargo de presidente de la Alash-Orda están presentados para el voto: Alikhan Bukeikhanov, Bahytkerey Kulmakov y Aidarkhan Tulybaev.

Votaron a favor de Alikhan – 40, contra él -18, a favor de Bahitkerey – 19, contra – 39, a favor de Aidarkhan – 20, contra - 38.

La mayoría de los votos era a favor de Alikhan Bukeikhanov, asi que él fue elegido de presidente de Alash-Orda.

En el comité de la cultura fue eligido Ahmed Baytursunov, Magzhan Zhumabaev, Eldes Omarov, Biahmet Sarsenov, Telzhan Shonanov.

Así que de repente y rápido fue formado el gobierno de Alash-Orda. Los poetas nacionalistas de bais han compuesto en su honor unas odas de alabanza y, sin afrentarse al pueblo, las publicaban en los periódicos.

Ante el segundo congreso universal de Kazajstán y de Kirguistán en el ejemplar 254 en diciembre del año 1917, el periódico "kazajo" publicó el texto del telegrama "Sobre la autonomía de Turkestán." Decía lo siguiente:

"Kokand. 2 de diciembre. El 27 de noviembre en Kokand tuvo lugar un congreso regional de los musulmanes. Fue declarada la autonomía de Turquestán. Las personas se alegraron de ese evento. Fue elegido un gobierno nuevo - la Asamblea Nacional Provisional. En enero estará convocada la Asamblea Constituyente de Turquestán. La ciudad de Kokand era la sede del Gobierno Provisional.

Hayritden Bolganbaev

De tal modo apareció la autonomía de Kokand. Algunos renegados-intelectuales de Alash-Orda, al ponerse de acuerdo a hurtadillas con los funcionarios burgueses uzbecos y tártaros en Kokand, eligieron a ellos mismos para el Gobierno de Turkestán, declararon la autonomía. El dirigente de gobierno era Muhammetzhan Tynyshpaev, y los miembros del mismo - Mustafa Chokaev y otros.

Cuando fue declarado el segundo congreso universal de Kazajstán y de Kirguistán, el miembro del gobierno de Turkestán, Mustafa Chokaev se fue inmediatamente a Orenburg. En el congreso Chokaev hizo comprender que los kazajos de Semyrechya y Syr-Darya tenían que unirse a la autonomía de Turkestán. Por lo tanto, después del congreso este "héroe", llegó a ser un miembro de dos "gobiernos"...

Los periódicos publicaron varias veces el personal de los comités provinciales de Alash-Orda. Por cierto, hice las listas de los miembros de los comités de tres provincias.

En el ejemplar 254 del periódico "kazajo" de 18 de diciembre del año 1917 un corresponsal profesional informó:

“La región de Akmola.

Sobre la inauguración del comité regional de Alash-Orda en la ciudad de Omsk ya ha sido notificado en el periódico. En el comité están eligidas las siguientes personas:

Asylbek Seitov, Magzhan Zhumabaev, Mukhtar Samatov, Aidarhan Turlybaev, Bekmuhammet Serkebaev, Erkosay Mukushev, Erezhep Itbaev, Dinmuhammet Adilev, Koshmuhammet Kemengerov, Musulmanbek Seitov, Zhumagali Tleulin, Oc. Akhmetov, Husain Kozhamberlin, Kozhakhmet Kakenov. El comité de Alash-Orda dirigía a la gente a cada distrito para aclarar acerca de las elecciones de la Asamblea Constituyente. Formaron sus propios comités en cinco distritos de la provincia de Akmola”.

En el 253 del "kazajo" en diciembre del año 1917 fue publicado lo siguiente:

El partido Alash.

Ya hemos hablado sobre la inauguración del comité regional en Semipalatinsk. En el último ejemplar de “Sary-Arka” está publicado este artículo:

“En Semipalatinsk se inauguró el comité regional provisional de partido Alash. Su personal era el siguiente: Alimhan Ermekov, Raimzhan Marsekov, Imam Alimbekov, Ahmetzhan Kozybagarov, Turagul Cunanbaev, Halel Gapbasov, Sydyk Duysembaev, Alihan Bukeikhanov, Mustakim Maldybaev, Daniar Muldabaev, Biahmet Sarsenov, además de ellos al comité se incluirá una persona de cada distrito. El presidente del comité era Halel Gapbasov, el adjunto - Ahmetzhan Kozybagarov, el secretario- Sydyk Duysembaev, el tesorero - Daniar Muldabaev. El presidente de honor fue elegido Alikhan Bukeikhanov...”

En el 250 del "kazajo" en noviembre del año 1917 fue publicado: “El partido Alash.

En Orenburg fue formado un comité regional de Turgay  del partido Alash. El comité era de 14 personas, entre ellas diez eran de Orenburg, y una persona de cada de los cuatro distritos.

Los miembros de Orenburg: Ahmet Beremzhanov, Ahmet Baitursunov, Alihan Bukeihanov, Eldes Omarov, Omar Zhanibekov, Myrzhakip Dulatov, Gabdulhamit Zhundibaev, Sagindyk Doszhanov, Gabdukarim Doszhanov (de Turgay), Telzhan Shonanov (de Irgiz), Esengali Nurmuhammetov (de Aktubinsk), Myrzagazy Espulov (de Kustanai). El presidente del Comité de Turgay Alash era Alihan Bukeikhanov, el adjunto - Ahmet Baitursunov, el secretario - Myrzhakip Dulatov, el tesorero - Zhanuzak Zhanibekov.

Las cuotas de afiliación del partido Alash eran de un rublo”.

En el ejemplar 253 del periódico "kazajo" está puesta una publicación reimpresa de "Sary-Arka", que dice: "Un miembro de Alash puede ser cualquiera quien cumpla sin discusión las instrucciones del Comité Central del partido Alash y reconozca el derecho de su programa."

Para celebrar las elecciones en la asamblea constituyente llegó Mukhtar Samatov de Omsk desde el comité regional Alash Orda. En ese momento, Mukhtar confiaba totalmente a Bukeikhanov y a sus secuaces.

En Akmola fue organizado un comité provincial del partido Alash Orda, que comenzó a hacer los preparativos para las elecciones en una asamblea constituyente. Por supuesto, todo eso tenía en cuenta que los kazajos votaran por los candidatos del partido Alash.

El comité kazajo de Akmola medio muerto a la llegada de Mukhtar Samatov comenzó a revivir.

Me fui al comité para encontrarme con Mukhtar. Nos saludamos. Antes éramos unos compañeros cercanos, juntos creamos durante los estudios en Omsk la institución "Birlik" (La unidad), que actuaba desde el año 1913 hasta el 1916.

- ¿Has aceptado unirte al partido “Ush zhus”? - me preguntó.

- ¡No. No necesito el partido Alash, ni el “Ush zhus”! No estoy completamente de acuerdo con los programas de ambos partidos. Pero ma gusta más el de “Ush zhus”.

- ¿Y a favor de qué parte vas a estar en la Asamblea Constituyente?

- ¡Ya lo decidiré yo sólo. Pero hasta ahora no estoy de acuerdo con Alash, ni con “Ush zhus”!

- Por cierto, ¿qué partido es ese “Ush zhus”, que fue organizado en Omsk en paralelo con el comité regional del partido Alash?

Fue organizado por sus residentes de Omsk, tales como: Muhan Aytpenov, Kolbay Togusov, Shaimerden Alzhanov y otros.

La llamaron un partido socialista "Ush zhus" y en su lista nos incluyeron en rebeldía a nosotros – unos compañeros de Akmola.

Inmediatamente después de la instalación "Ush zhus" empezó a tirar barro a los líderes de Alash Orda. Lo hizo con la ayuda del periódico "Ush zhus", publicado en Petropavlovsk. En sus páginas tenía muchos insultos en cuanto a los líderes de Alash.

Por supuesto, los líderes de Alash-Orda no daban su brazo a torcer por los “Ush zhus” . Ellos también sabían insultar y, además de eso, eran mucho más superiores en este respecto de sus detractores. Había muchos los de Alash-Orda, el personal dirigente del partido era bastante alfabetizado, tenía experiencia en la lucha política, además de eso todos los periódicos regionales, excepto "Tirshilik" estaban bajo su control. "Sary-Arka" de Semipalatinsk, "Birlik Tuy" de Tashkent, "Urano" de Astracán, "kazajo" de Orenburg – todos juntos se desprendieron a la redacción con palabrotas al periódico "Ush zhus". Insultar se puede a cualquier persona, teniendo el deseo, y los parladores perfectos de Alash tienen mucha habilidad en este aspecto.

El periódico "kazajo" era el más antiguo por el tiempo de la publicación, la más experimentada. ¿Cómo no iba a superar a los demás en la habilidad? Para convencer al lector personalmente en esta "habilidad" y que comprenda la verdadera posición de Alash respecto a “Ush zhuz”, citaré algunos extractos del "kazajo" y "Sary-Arka ";

 

En el ejemplar 260 del "kazajo" está reimpreso el siguiente artículo de "Sary-Arka":

“Unos canallas excelentes entre los kazajos

Después de recibir una libertad tan esperada, a nuestra gente se le abrieron los ojos, se estableció la unidad de concepciones y el entendimiento mutuo. La mayor parte de la población obtuvo una vida mejor, más rica. Pero siempre entre todos se encuentran unas personas particulares desordenadas que empiezan a ponerse hecho una furia de gordura. También hay renegados ingeniosos y avillanados y renegados los cuales seducen a la gente, que había obedecido honestamente sus líderes, que siguen el camino correcto. Tenemos a algunas personas que han olvidado el concepto de honor, y no tienen ni la más mínima conciencia. Bajo el pretexto del derramamiento de las publicaciones, ellos sembran la discordia entre la población, tienen la intención de hacer excesos. A los abanderados del partido Alash, los mártires, que defienden a la gente a capa y espada, ellos, esos canallas son como una jauría de perros rabiosos, que quieren destrozar, roer o picar mortalmente, como las serpientes venenosas. Cubriéndose detrás del nombre “Ush zhus”,

Ellos escupen los insultos de su boca sucia a las personas bien intencionadas, honestas del partido Alash. A los explotadores de cuatro patas los consumen con estricnina, con veneno, y con tal intención, declaramos lo siguiente.

Entienda de una vez por todas, que en el partido "Ush zhus" están unos agresores cizañadores, escandalosos, picaros. Son una enfermedad en el cuerpo sano de la gente.

No hacerles caso, evitarlos, tener cuidado – es el deber de cada hijo digno de Alash, de la nación. Desde tiempos inmemoriales, los kazajos estaban bajo el control de los extranjeros, sufrieron la opresión y el abuso. Ahora es el momento de decir con firmeza a los astutos de “Ush zhus”: no envicieis a las personas.  

No es lo vuestro lo de unir y enclavijarlas. La gente no tiene que ir al abismo, siguiendólos a ciegas. No molesteis a las personas. ¡Si deseais buscar un pedazo de pan en el conturbativo de los fallecidos, entonces, busquéoslo allí, pero no aquí!

Nosotros estamos a favor del partido Alash. Es nuestro guía seguro al futuro.

Los miembros de zemstvo provincial de Semipalatinsk - Ahmetzhan Andamasov, Zhamshyrbay Shulembaev, Temirshi Zhunusov, Sadyk Duysembaev, Kurmambay Muzdybaev, Bayseke Esirkepov, Mailybay Yesenbayev, Imambazar Kazangapov, Rayymzhan Marsekov, Kaldybay Budambaev y Kokbay Shanataev”.

En el periódico "kazajo" el 12 de noviembre del año 1917 fue publicado el artículo "los lados turco-tártaros":

 

"Hemos recibido un telegrama del Comité Regional de Omsk de Alash-Orda.

Los enemigos inveterados de Alash están escatimando el hilo del partido y están divulgando unos rumores calumniosos entre la gente. Rogamos que publique con urgencia el programa de Alash-Orda en las páginas de "kazajo"...

 

 

Después de eso, el 17 de noviembre recibimos otro telegrama de Omsk:

"Los kazajos estaban insatisfechos con el programa del partido Alash, formado por un buen cadete Bukeikhanov, y formaron a solas un partido socialista bajo el nombre “Ush zhus”. El objetivo de ese partido fue: apoyar la federación, organizar una nueva comunidad turco-tártara, presentar a sus candidatos en la lista de una asamblea constituyente. Presidente del Presidium - Aytpenov, secretario – Kubekov”.

Ese telegrama fue enviado a dos direcciones: a la redacción de "kazajo" y a la redacción de "nuevo tiempo"1.

Al recibirla, los tártaros probablemente pensarían que al final se encontró un "héroe" de los kazajos, que podría unir a todas las generaciones turco-tártaras.

¿Cómo los tártaros podrían enterarse de la natura de ese caballero novel? De hecho, puede pasar que los tártaros no le van a creer. Igual que no cayeran en la trampa los kazajos, si un tártaro, por ejemplo, Fatihulla nos diera un telegrama de la provincia de Kazan y nos dijera que estaría dispuesto a organizar una generación  turco-tártara. ¿Acaso hubiéramos creído y reaccionado a su acto con sensatez y con respeto?

El nombre de Aytpenov, el autor de este telegrama – es Mukan. Aunque no lo conoce todo el mundo a Mukan, pero es bien conocido en el distrito de Omsk. Hemos sido informados de él nosotros también. Si es el mismo Mukan que ha creado el partido "Ush zhus" para reunir las generaciones turco-tártaras, entonces, que el Dios nos quite tales benefactores, hasta ahora sólo tenemos este deseo.

Pero tal vez nos equivocamos, tomando el partido "Ush zhus" por el que había antes. Si se trata de un mismo partido, entonces no está claro por qué en la caída del rublo no le cambiaron el nombre "un mil", y como la llaman "trescientos"2.

Creemos que Mukan, infectado por la enfermedad bolchevique, decidió formar un partido "socialista", pero sin su beneficio personal. Cuando llegué a ser un socialista, es decir, de iguales derechos, entonces todos sus bienes adquiridos desde el 25 de junio del año pasado, ¿acaso no se convertirán en una propiedad de toda la sociedad?”

1"Nuevo Tiempo" – un periódico tártaro de Kazán.

2"Ush zhus" - trescientos, es un juego de palabras.

 

El comité regional de Turgay del Alash-Orda.

El 26 de noviembre del año 1917 en “kazajo” №252 fue publicado un artículo de Madyar (el seudónimo de Dulatov) bajo el título de “los ribaldos de Ush zhus”.

"... En Omsk apareció Mukan, el que pesca en río revuelto. Este hombre después de la publicación de la libertad, se hizo muy desenfrenado, indisciplinado, dañaba los asuntos nacionales, por eso el comité regional de Akmola decidió acabar con sus hechos indignos, le advirtió de recio. Después de esta advertencia Mukan, al consultarse con sus amigos, unos estrafalarios conocidos como Kolbay (Togusov) y Shaimerden (Alzhanov), decidió arrestar personalmente a los miembros del comité regional. Unos 50-60 personas de diferente chusma en plena luz del día rodearon el apartamento de Aidarkhan (Turlybaev), presidente del comité. El jefe no estaba en casa, los gamberros golpearon al servidor de casa, cometieron el escándalo. Los familiares llamaron desde el apartamento de Aidarhan a la policía. Llegó la policía. Junto con los cosacos libraron a los miembros del comité de la custodia y detuvieron a los "revolucionarios" falsos en el lugar del delito. Ahora se realiza la investigación.

 Los dejaron ir a la libertad bajo fianza o garantía, eso no se sabe, pero dicen que ahora los "héroes" están en salvo.

Tenían ideas tontas de hacer una revolución, planeaban arrestar a alguién y resultaron en la cárcel ellos mismos. Corrían rumores sobre esta historia por todos los lados. ¿Qué manera hay de no pelearse ahora con el comité regional?

En este momento, se están preparando las reelecciones al zemstvo, y a Mukan le gustaría mucho ser un miembro público... Sin saber qué hacer, se mueve como si fuera un caballo embridado, tascando el freno. Mientras tanto, las elecciones de la asamblea constituyente de los distritos urbanos en Akmola y Semipalatinsk se están tardando, se termina el plazo de la presentación de las listas, los participantes de esta asamblea. Los ribaldos políticos están contentos, todo esto es a su favor, para saltar de la mata.

 

"Si habeis formado el partido Alash, entonces nosotros  no somos los que nacieron ayer, abriremos el “Ush zhus”. Con la ayuda de Dios también seremos capaces de hacer un alboroto. Si presenta una lista, entonces nosotros también incluiremos la lista nuestra” – dijeron, y crearon una lista de nueve personas “las mejores” y se la entregaron al comité.

     ¡aquí teneis una lista! ¡Presentarla es muy fácil! Quien tenga debajo cien firmas, entonces una lista puede ser presentada por cualquiera. Pero la cosa no está sobre la cantidad de las listas, sino sobre su personal. En las regiones de Akmola y de Semipalatinsk hay diez distritos. Después de la revolución, habían varios congresos, en los cuales fue elegida la gente honesta por la voluntad de la población. En el Congreso de toda Kazajia, que tuvo lugar de 21 a 26 de junio, también fueron elegidos los favoritos de la gente. Sus nombres fueron presentados en el periódico "kazajo".

Los  renegados no fueron dirigidos a ese camino arriesgado. Pero ellos solos por su propia voluntad, decidieron vengarse del comité regional de Akmola, sin pensar que la causa de todos sus problemas era la estupidez de ellos mismos, que se reflejaba en el hecho de haber presentado su lista.

 

Aquí están presentadas dos listas para comparar y considerar las candidaturas de cada uno de ellos:

De Alash:

1.Alihan (Bukeihanov),!

2.Aidarhan (Turlybaev)

3.Alimhan(Ermekov)

4. Halel (Gapbasov)

5.Assylbek (Seitov)

6.Mukish (Bochtaev)

7.Erejep (Itbaev)

8. Zhakip (Akpaev)

9.Seilbek (Zhanaydarov).

De “Ush zhus”:

1. Hadzhi Hassen,

2. Kolbay (Togusov)

3.Shaimerden (Alzhanov)

4. Mukhan (Aytpenov)

5. Usen (Kosayev)

6. Sultanmakhmut

(Toraigyrov)

7. Bayseit (Adilev)

8. Kazi (Torsanov)

9. Aliaskar.

 

 

 

!Los apellidos entre paréntesis no están indicadas en el original.

Según estas listas, pueden juzgar la humanidad, la inteligencia, el honor y el valor de cada candidato; ¡pueden votar por el que el alma desee!

En el artículo citado el propagandista de Alash-Orda Myrzhakip Dulatov, alagando a la gente, repite sin parar que supuestamente sólo los de Alash-Orda son los verdaderos defensores de los intereses del pueblo kazajo, los partidarios de su libertad y su prosperidad. Esta técnica no es nueva, hacerse de un defensor de los pobres es el método favorito de la propaganda falsa burguesa.

En respuesta de las palabras abusivas de Alash-Orda, no se quedó atrás el periódico"Ush zhus." Pero si comparamos el personal y la cultura del directorio de ambos partidos, la experiencia de los dos periódicos, de grado o por fuerza “Ush zhus no ganaba”. Alash-Orda se componía de flor y nata de los bais, los hijos de los funcionarios de categoría, que han formado la educación en los gimnasios de zar, los mirzas hereditarios, es decir, la élite de la nación. Y en "Ush zhus" están reunidos los residentes de la ciudad de Omsk, los artesanos, los cocheros, los pastores, sobre todo los pobres urbanos analfabetos. Entre ellos también estaba un luchador conocido Hadzhimukan, que antes era un pastor.

En las discusiones, en la logomaquia, la aristocracia educada, obviamente, era más eficaz, y en sus acciones era más flexible. Y sus oponentes incultos actuaron con la sinceridad y sencillez de un hombre pobre, sin malicia y astucia, sin rodeos. Pero el proverbio dice: “El que es fuerte físicamente puede vencer a los tres, pero el que es fuerte de conocimientos – vencerá a miles”. El Hadzhimukan podría lucharse con diez hombres de Alash-Orda y vencerlos, pero en la lucha política estaba completamente indefenso ante Zhahansha, el abogado culto.

Dicen, “a cada uno el odre y el agitador”. El periódico "Ush zhus" correspondía completamente al nivel de desarrollo de los militantes con su organización.

Los líderes de Alash-Orda se manifestaban en sus páginas de una manera descuidada, grosera. Los empleadores de redacción no siempre se daban cuenta de que, siendo atravesados denunciando al enemigo, usaban las palabras y las técnicas ilegales y por eso, sobre todo, compremetían a ellos mismos.

¿Cómo era en realidad ese evento, el que fue descrito en las páginas de "kazajo" por Dulatov?

El diecinueve de octubre del año 1917, Mukan Aytpenov junto con Shaimerden Alzhanov, Abdrahman Kylyshpaev y otros organizadores del partido nuevo, entre los que estaba el luchador Hadzhimukan, convocaron una reunión en la que una criticaron bruscamente las actividades indignas de los líderes de Alash-Orda. A pesar del derrocamiento del gobierno zarista, a pesar del hecho de que fue declarada la libertad a las personas, la gente común, los pobres no tienen ninguna utilidad. La aristocracia de los bais se apoderó del gobierno, organizó su propio partido. La reunión adoptó una resolución de disolver el comité regional de Akmola, el que no ayuda a los pobres urbanos, no los intercede. M.Aytpenov, S. Alzhanov, A. Kylyshpaev eran los empleados del comité kazajo provincial de Omsk. Bajo su liderazgo había cerca de un centenar de habitantes de las ciudades.

La multitud se fue a asaltar el edificio del comité regional. El primero iba Hadzhimukan llevando una bandera roja en sus manos. Los manifestantes llevaban unas consignas, en las que estaban escritos los requisitos de los pobres. Se acercaron al edificio,y lo rodearon. Los organizadores y los inspiradores de la manifestación Aytpenov, Alzhanov, Kylyshpaev y otras diez personas entraron en la sala del comité y declararon que todos los empleados de allí eran arrestados. Algunos fueron golpeados allí mismo. El presidente, el abogado A. Turlybaev no estaban en la sala del comité.

Los rebeldes junto con Seitov y Zhumabaev arrestados, se fueron a la casa de Turlybaev, la rodearon, comenzaron a forzar la puerta, pero Turlybaev se había escapado....

En ese momento, llegó la policía y un grupo de cosacos a caballos, que rodeó a los manifestantes, liberó a Seitov y Zhumabaev, y detuvo a los agresores del alboroto.

Con este respecto, el 21 de octubre del año 1917 el comité regional kazajo aprobó una resolución traducida en ruso:

PROTOCOLO

La reunión del comité kazajo regional de Akmola

132, el 22 de octubre  del año 1917

 

Presentes: Turlybaev, Sadvokas Zhantasov (Magzhan) Zhumabaev, A. (Assylbek) Seitov, E. Mukushev, E. Tokpaev, K. (Kazi) Torsanov y otros miembros: E. (Erezhep) Itpaev, M. (Muhtar) Samatov y M. (Musulmanbek) Seitov.

En la reunión se discutían los informes de M. Seitov y M.Zhumabayev sobre el incidente que tuvo lugar el 19 de octubre  del año 1917.

"..el 19 de octubre del año 1917 a las dos horas de mediodía, a la oficina del comité kazajo regional vino el vicepresidente del comité kazajo provincial Sh. Alzhanov y su secretario A. Kylyshpaev. Junto con tres kazajos - "milicianos". Entraron con violencia en la sala y fueron directamente a la oficina del presidente.

Los kazajos -"milicianos" acompañantes fueron puestos a los teléfonos por Kylyshpaev y los ordenó a que no dejaran el paso a los empleados del comité regional.

No pasaron ni diez minutos antes de la llegada del presidente del comité kazajo provincial de Omsk Mukan Aytpenov acompañado de cincuenta o sesenta kazajos, entre ellos seis o siete tenían unas cintas de policías del distrito de Omsk.

Aytpenov, les ordenó a sus compañeros, señalando al secretario del comité regional: "¡En primer lugar, detenedlo!"

Seitov dijo: "¡Sin el permiso de gobierno provisional Aytpenov no tiene el derecho de arrestar a nadie voluntariamente!". Entonces Aytpenov ordenó a sus "policías" que aplicaran la fuerza.

"Los policías" llevaron de viva fuerza a M. Seitov a la oficina del presidente del comité regional, en la que en ese momento se encontraba Zhumabaev, Torsanov, Adilev.

Aytpenov se manifestó ante el público:

- ¡Los ancianos honorables, los hermanos mayores y menores! Nací y crecí en medio de vosotros. Me conoceis bien. Supongo que comprendeis las desgracias que he tenido durante el zarismo, difidiendo  vuestros intereses. Me conoce toda la región de Akmola. Espero que vosotros no hayais perdido de confiarme, - dijo Aytpenov.

El público repetía en voz alta: "¡Te Creemos, te creemos!"

- Sois unas personas sencillas, - continuaba Aytpenov. - Los miembros del comité regional – los monárquicos, los secuaces de la autocracia, ¿acaso alguna vez ellos han cumplido por lo menos una de vuestras necesidades?

- ¡No, no! ¡nunca ocurrió eso! – respondió el público.

- En el comité todo está organizado por su propia iniciativa. Todos ellos mantienen el gobierno según su deseo. El comité regional - esto es una desgracia para el pueblo kazajo. La agricultura está experimentando una ruina grave debido a sus actividades nefastas. Echad un vistazo a sus documentos, enviados a los comités municipales, y os asegurareis de que están ordenando, administrando de forma burocrática. ¿Acaso unas acciones así se concordan con la libertad?

- ¡No! ¡no! ¡No se concordan! – decían los que estaban presentes. En especial se destacaban las voces de Kuderi, Sarsenbay, Nurtaza, Kudaibergen y Sadvokas.

- Si es así, ¿acaso es justo dejar estos monárquicos ávidos en poder del comité regional? ¡En mi opinión, no es justo! – dijo Aytpenov con firmeza.

La gente asentió eso por unanimidad y de inmediato decidió hacer que el presidente Turlybaeva se niegue del cumplimiento de sus funciones en el comité regional.

Aytpenov junto con sus tres "policías" se fue en busca de Turlybaev. Después de unos 30-40 minutos se regresó e informó al público: "Turlybaev se había escapado, pero aún así logramos golpear a sus dos perros." (Uno de ellos era el cochero, y el otro el cocinero).

Por el permiso de algunos ancianos, ante el público intervino el secretario del comité M. Seitov:

- Soy el pariente más cercano de Aytpenov, - dijo, así que lo conozco mejor que vosotros. Él es un hombre ardiente y siempre quiere lograr su beneficio personal. Ahora está aprovechando de vuestra simplicidad, os empuja a cometer un delito, agitando a usar la fuerza. Por supuesto, no estais conscientes de todas las consecuencias de esto con claridad. No comprendeis a qué os llevará esta equivocación. No os dais cuenta que en consecuencia sereis responsables por Aytpenov.

Y Aytpenov dijo:

- ¡Oh, qué lástima! ¡Ese perro todavía no me ha devuelto mi revólver! ¡si estuviera ahora en mis manos, yo lo hubiera usado en el asunto!..

Al dictado de Aytpenov en "nombre" de la reunión, el secretario Bogenbaev emitió un estatuto en el que expresó su desconfianza hacia todos los miembros del comité regional kazajo, a excepción de algunas personas que están nombradas aquí.

Al final de estatuto pone:

Mañana, el 20 de octubre, a las 12 horas de mediodía los miembros del comité regional, a los cuales fue expresada la incredulidad, que declaren que renuncian voluntariamente sus cargos en el comité!.. "

Algunos se negaron a firmar este "estatuto" y Aytpenov volvió a hablar:

- ¡Hey, personas! Aquí está el estatuto, en el que están registrados sus deseos. ¡Seitov se niega a cumplir con su pedido! ¿Cómo valorais eso? ¡Yo creo que hay que arrestarlo!

Seitov fue arrestado. Y Zhumabaev también.

- Tu destino está en mis manos, yo soy tu dictador – dijo Alzhanov en voz alta, dirigiéndose a Zhumabaev.

El público llevó arrestados a la casa de Turlybaev. Durante el camino Aytpenov decía a los que íban al encuentro: "Hemos arrestado a los monárquicos."

Rodearon el apartamento de Turlybaev. Aytpenov, Alzhanov y Kylyshpaev, los tres se acercaron a la puerta, llamaron y exigieron inmediatamente sacar a Turlybaev.

Y Aytpenov ordenó a varios "policías" pasar por encima de la valla y abrir la puerta. Tenía el objetivo de dejar entrar a la gente en la casa de Turlybaev por la puerta trasera.

De la puerta principal salió un hombre armado.

- soy un subjefe de policía. ¿Qué es lo que quereis? - les preguntó.

Aytpenov, Alzhanov, Kylyshpaev, al desconcentrarse, mascullaron de la forma incomprensible:

- ¡La gente exige que salga aquí Turlybaev!

- Turlybaev no va a salir. Decidme, ¿qué quereis?-Continuó el subjefe de policía.

- ¡Digale que las personas expresan unánimemente la incredulidad a Turlybaev. Por lo tanto, de acuerdo con la decisión de la gente, que Turlybaev mañana a las 12 horas del mediodía venga al apartamento de Kuderi Musin y diga que se está negando a cumplir las funciones del comité!

Luego llegó la policía urbana, rodeó a la multitud de gente y la llevó al comisario de segundo departamento regional...”

El comité regional decidió:

"Considerar que el alboroto mencionado anteriormente de los residentes urbanos de Omsk no merece una atención especial, ya que las personas fueron engañadas por Aytpenov, Alzhanov, Kylyshpaev y otros. Estos líderes son unos perturbadores de la paz pública y del orden legal establecido.

Considerar como ilegales las acciones violentas de los "policías" que ciegamente obedecían a Aytpenov y atraerlos ante la responsabilidad judicial.

Considerar como necesario informar al comité consorcial regional de Akmola, así como otras autoridades superiores.

Firmado por: el presidente de comité regional de Akmola - Turlybaev; Vicepresidente – A.B. Seitov; Miembros - Mukushev, Zhumabaev, Zhantasov; Secretario – M.B. Seitov..."

Esta es la decisión del comité regional kazajo de Akmola, tomada por el motivo de alboroto organizado por los pobres urbanos de Omsk, en vísperas de la revolución de octubre.

Acerca de este evento, publiqué un artículo en el "Tirshilik" y recordé también sobre el envío de los recursos financieros a los hijos de los pobres provinciales de Akmola, que estaban estudiando en Omsk. (“Tirshilik”, №4, 10.X1. 1917). Yo argumenté que el dinero repartido por el comité regional de una forma injusta, porque se entregan a los hijos de los bais, y no a los pobres.

El comité kazajo regional de Akmola percibió mis palabras verdaderas como mentira y envió de Omsk una carta abierta al periódico "kazajo". Tengo que citar el texto de la carta abierta del comité regional, publicado en el periódico de Orenburg 254 del 13 de diciembre del año 1917.

"Le pedimos que publique esta carta abierta en el periódico "kazajo". En el cuarto número del periódico "Tirshilik" de Akmola está publicado un artículo firmado por "Shamil"1 bajo el título: "El general2 arbitrario regional de Akmola – es el comité kazajo". Al considerar el mensaje de Shamil como una calumnia y mentira continúa, el comité regional se vió obligado a aclarar la posición real de las cosas.

El comité regional de Akmola lo querían disolver no todos los residentes de Omsk, sino que sólo Mukan Aytpenov, Abdrahman Kylyshpaev, Shaimerden Alzhanov y unos cinco o seis de sus compañeros. Por el analfabetismo y la estupidez, sin saber lo que había pasado, los siguieron unos cuarenta o cincuenta ciudadanos. Su comportamiento es conocido en todo el distrito de Omsk. Todos saben que estas personas nunca estarán de acuerdo con ninguna autoridad, excepto la suya. En el medio del verano, sin ningún tipo de elecciones, se unieron descaradamente al comité provincial y hasta finales de otoño armaban los escándalos para impedir las reelecciones, y ahora, estando convencidos completamente de que el 20 de octubre se realizarán las reelecciones en contra de ellos, están interviniendo para consolidar su posición ante el comité regional. Todos ellos fueron detenidos en el mismo día, pero liberados después de tres días y ahora están bajo la investigación.

El comité provincial de Omsk está reelegido. Acabamos de oír que el comité regional se está disolviendo el 1 de noviembre. Ha pasado ya el 1 de diciembre, pero nadie planea disolver el comité. Hasta que zemstvo regional esté parado, no estará en orden los asuntos de la población, al parecer, el comité regional no se disolverá. El procedimiento kazajo no puede estar sin la vigilancia.

1"Manal-Shamil" - un seudónimo de Saken Seifulin.

2Una sugerencia satírica de la arbitrariedad del comité.

En el artículo también ha sido falseado el informe sobre el dinero ingresado en el comité regional. En realidad fue así:

El distrito de Omsk ingresó mil doscientos rublos para el mantenimiento del comité y para el pago de becas, además de eso tiene que añadir cinco mil trescientos rublos. El distrito de Petropavlovsk ingresó cuatro mil seiscientos y veinte rublos para el mantenimiento del comité y para el pago de becas y tiene que ingresar más 11.500. El distrito de Kokchetavsk para el mismo propósito ingresó cinco mil rublos, además ingresará doce mil rublos. El distrito de Atbasarsk ya ingresó 4.400 rublos, tenía que ingresar dieciocho mil rublos. El distrito de Akmola ingresó ocho mil quinientos rublos, y, además, debe ingresar 25.500 rublos.

Estos son los importes que se habían recibido y que se tenían que recibir de cada distrito. La información del señor Shamil no es cierta. El señor Shamil dice que el comité regional no les da las becas a los estudiantes del distrito de Akmola. Esto no es cierto. (Escribí “a los hijos de los pobres insolventes", y mis palabras fueron omitidas intencionadamente).

De hecho, en las escuelas estatales de la provincia de Akmola sólo se estudian dos personas: Dinmuhammett Adilev y Ashim Omarov. Ambos reciben una beca del comité regional.

Además de ellos, en las escuelas "privadas" estudian tres más alumnos de Akmola. De acuerdo con la decisión del congreso, el comité regional sólo puede dar becas a los estudiantes de las escuelas estatales, mientras que a otras no tiene el derecho. Además, estos últimos tres son los hijos de los bais conocidos. Así que las palabras del señor Shamil de intercesión, que “los niños están vagando por las calles de Omsk sin vigilancia”, parece ser una palabrería...

Las excusas confundidas, las mentiras torpes siempre perturban a los lectores, rebajan el prestigio del periódico. La calumnia será conocida sólo por las páginas del periódico, los calumniadores se persiguen​​por la ley”.

Si la carta del comité regional sea verdadera, yo estaría ya en el juicio.

Sobre las intenciones serias de los pobres urbanos de Omsk que querían dispersar el comité con elocuencia, certifican los documentos.

Lo que dice el comité que "los estudiantes de las escuelas privadas - son los hijos de bais conocidos", y por lo tanto no les entregan las becas – es una mentira palmaria. Una de los estudiantes Gyulyiarap Atshabarova - la hija un hombre pobre de Akmola, que no tiene el ganado en absoluto; el segundo – el conocido Zhanaydar Sadvokasov; y el tercero - Hamza Zhusupbekov. Además de ellos, allí estudia Hasanbek Kulataev, una persona procedente de aúl, que se encuentra cerca del pozo Uspensky. Hasanbek también está estudiando sin recursos financieros. Trabaja en los últimos años de policía.

En vísperas de la revolución de Octubre, los comités, que estaban manejados por los títeres del gobierno Kerensky – Milyukov y los aficionados de Alash-Orda, han perdido su credibilidad ante los ojos de la gente sencillo, los trabajadores negros y los pobres urbanos.

La pobreza de Omsk organizó el partido "Ush zhus", encabezado por Aytpenov, Shaimerdenov, Alzhanov y Kylyshpaev. Los líderes incompetentes, sin experiencia del partido de recién creado comenzaron a aplicar una política muy inconsistente

Su partido lo nombraron socialista. Pero ¿por qué, pues, le dieron el nombre al partido de "Ush zhus" (Trescientos)1? En la lucha con Alash-Orda utilizaron sus mismas técnicas nacionalistas-burguesas, sus definiciones y argumentos.

Por supuesto, en esos tiempos muchos tropezaban, caminaban a oscuras. Los empleados de “Ush zhus” no entendían con claridad sus tareas, cometían grandes errores. Escribí a Shaymerdenn Alzhanov, el que nos había incluído a su partido en rebeldía, que no podíamos votar por “Ush zhus”.

 

Esto se refiere a todos los kazajos sin división en clanes y clases.

Mi carta no tuvo ningún efecto. Los líderes de “Ush zhus” continuaban insultando al directorio de Alash-Orda. Hemos publicado en el periódico "Tirshilik" un artículo, en el que citamos nuestro desacuerdo de principio en cuanto a “Ush zhus”. Sobre este mismo asunto telegrafié en la redacción de "kazajo". No estuvimos de acuerdo con los métodos de “Ush zhus”, y al mismo tiempo, tampoco considerábamos razonables sus ataques que influían en la autoridad de Alash-Orda ante los ojos de la gente.

Bien o mal, pero el partido "Ush zhus" deshonestó públicamente a los líderes "impecables" de Alash.

Hay gente que hasta hoy dice que nosotros supuestamente somos adyacentes del "Ush zhus". Estas declaraciones se deben a la gente de zonas remotas que no conocen la situación de entonces en Akmola, o la gente que tiene los objetivos malos, que tratan de denigrar con propósito a nosotros.

Aunque si no tomamos en cuenta nuestro artículo en "Tirshilik" y mi telegrama a la redacción de "kazajo", donde se dice con claridad que no estamos de acuerdo con la posición de "Ush zhus", entonces se puede citar otro hecho, bastante convincente.

En el “kazajo” 259 del 12 de enero del año 1918 está citado: “La redacción recibió un telegrama de Mukhtar Samatov, en la que habla sobre la falta de preparativos de las elecciones del 26 al 31 de diciembre. Los candodatos de Akmola se niegan a votar por el partido "Ush zhus".

No participamos en la votación para mostrar nuestro desacuerdo en cuanto a la política de "Ush zhus". Nos portamos así no por el miedo de Alash-Orda y no porque pensábamos que los líderes de “Ush zhus” eran peores para la población que los líderes de Alash. Por el contrario, en el partido "Ush zhus" estaban los compañeros honestos, excelentes, tales, como Shaimerden (Alzhanov), Isaac (Kobekov). En la revolución Alash era más peligroso y perjuicioso que “Ush zhus”. Empezaban bien o mal los organizadores de "trescientos", pero en los años 1917-1918 en los días históricos cruciales ellos estuvieron a favor de los rojos, apoyaron la revolución.

Nosotros no éramos muy activos en la elección de los delegados a la Asamblea Constituyente, ya que no queríamos apoyar al partido de "Ush zhus". Si hubiéramos votado por los candidatos identificados, la mayor parte de kazajos de Akmola hubiera estado con nosotros. Hemos podido confirmar eso cuando tuvieron lugar las elecciones de los miembros del zemstvo (poco después de la asamblea contituyente). Aunque no éramos muy activos en esa elección, pero la mayoría inmensa (90 por cientos) de los delegados del zemstvo provincial estaban a favor de nuestra posición. Entre ellos se encontraban los de Alash-orda, tales como Nuralin, Seitov, Ablayhanov y otros.

Pero volvamos a los hechos que ocurrieron inmediatamente después de la Revolución de Octubre. En el frente político, el mundo viejo se cogió con el nuevo. Lo pasado se luchó con una époco nueva, vivificante. La lucha se intensificaba cada día más. Los primeros que levantaron la bandera del Consejo fueron los líderes de la instalación "Zhas kazajo", junto con un pequeño grupo de camaradas rusos.

Hemos comenzado a ganar fuerza. La juventud de la fábrica Spasska formó la institución "zhas zhurek – el corazón joven". Mantuvo una estrecha relación con "Zhas kazajo" y más tarde se convirtió en su sucursal en la fábrica. Un joven, turco de nacimiento, trabajaba en "Tirshilik" y representaba la institución de la fábrica "Zhas zhurek."

En la mayoría de las reuniones y manifestaciones nosotros tuvimos la última palabra.

Sobre la organización del régimen soviético en Akmola discutimos en una reunión llena de gente que tuvo lugar en una sala de cine. En la sala había mucha gente. Algunos estaban en la puerta. Los que estaban presentes se dividieron en dos partes. Cada uno de ellos querían hablar ante el público, estaban gritando desde sus sitios. En nombre del periódico "Tirshilik" me insistí en la creación urgente del poder soviético en Akmola. Mi discurso inspiró al público. Todos ellos sin escuchar a los demás, hacían ruido, se dirigieron hacia la tribuna, crearon una bocanada de gente. A los oradores no les permitían terminar su discurso, los interrumpían, hacían ruido. La gente se ardió como un polvo seco de una chispa. Estaban discutiendo, haciendo el ruido y al final optaron por un consejo de organización temporal. Votaron por cada candidato por separado, revisaban la biografía del candidato, lo invitaban a la tribuna para poder verlo.

Fueron eligidos los siguientes socios:

Bochok – un trabajador de la fábrica Ekibastuzska, Monin - un soldado, Krivoguz – un soldado, Loznoy- un soldado, Kolomeicev – un soldado, Kolomeytsev – un soldado, Shafran - un herrero, Pyankovsky-electricista, Kondratiev - artista, Bogomolov - un funcionario de baja clase, Repshneider – un soldado, Baken Serikpaev - acaba de graduarse en una academia primaria superior, Abdulla Asylbekov - un funcionario de baja clase, Nurgain Bekmuhammetov – un maestro, Bayseit Adilev - un funcionario de baja clase, Zhumabai Nurkin - un maestro, Martlogo - un peluquero, Turysbek Mynbaev Bayseit Zhumanov, Hafiz Gizatullin, Manazarov, Gryaznov, yo - Saken Seyfullin - y otros.

La gente ya empezó a marcharse, cuando alguién dijo que "el comisario del Kerenky Petrov se había huído."

Escapó el mismo Petrov, quien, al firmar documentos o hablar en las reuniones, se refería siempre a él mismo como el comisario del gobierno provisional, el mismo Petrov al que el verano pasado en una de las reuniones Duysembaev lo llamó un provocador.

La noticia sobre el escape del comisario de gobierno temporal entusiasmó todavía más a la gente. En la búsqueda de Petrov fueron enviados inmediatamente dos soldados encabezados por Krivoguz.

Después del mitin, fue organizada la primera reunión del consejo organizacional, en el que se aprobó el estatuto de la convocatoria del Congreso, fueron previstos los apoderados judiciales para las obras aclaratorias en su sitio, fue elegido un comisario para cada institución y decidido que todos los empleados de todas las instituciones tienen que someterse sin objeción al comisario del consejo.

Pero al día siguiente, nuestros comisarios, después de haber estado en las instituciones bajo la autoridad de consejo organizacional, tenían que irse de allí, ya que habían escuchado muchas humillaciones respecto a ellos. No podían usar la fuerza, ya que no tenían a nadie en quién apoyarse.

Así que los ciudadanos no reconocieron nuestro consejo temporal. Pasaron dos días en la confusión y la anarquía. Luego otra vez empezó el alboroto, las discusiones en voz alta. Al final se reunieron los funcionarios de las instituciones de ciudad, los miembros del estrado social medio, los soldados rasos y eligieron el consejo público, y el comisario provincial temporal era Petrokeev.

De esa manera, en Akmola habían varias "autoridades": un comisario temporal, el comité provincial kazajo, el consejo temporal, la justicia de cosacos, el comité de zemstvo.

Al principio, todos ellos administraban paralelamente, pero poco a poco el poder más grande empezó a obtener el consejo organizacional, en el que estaban los presentantes de diferentes grupos de población y de diferentes nacionalidades.

Poco tiempo después hubo una reunión de zemstvo provincial con los representantes de las aldeas. El comité de zemstvo, que fue fundado en verano, hacía las elecciones, en la que nosotros también asistíamos. Los comisarios que tenían el cargo de hacer las elecciones íban a diferentes vólosts, y nosotros, los dirigentes de "zhas kazajo", les dimos las instrucciones y los reglamentos correspondientes. Algunos de esos comisarios que íban a la estepa, eran los miembros de "zhas kazajo".

Justo en este momento, en nombre del comité regional kazajo vinieron de Omsk el doctor Assylbek Seitov y el capitán Migash (Migadatsha) Ablayhanov para organizar el "consejo nacional" de distrito en Akmola, en otras palabras, el consejo provincial de Alash-Orda. Se suponía que iban a organizar la policía nacional kazaja y formar los medios para el fondo del gobierno de Alash-Orda.

Vinieron al comité kazajo y rápido se pusieron de acuerdo allí. También participó Muhtar Samatov, un comisario especial de Alash, que había llegado del mismo Omsk para las elecciones de los candidatos supuestos de la asamblea constituyente.

A los debates también llegó Abdulla (Asylbekov), Kosherbay Zhamanaev, el jefe de los pobres de ciudad, y yo.

Estaban presentes sólo los kazajos. Habían todos los miembros del comité: el presidente – el enfermero veterenario Husain (Kozhamberlin), los miembros – el molá Manten, el traductor Sarman (Shulenbaev), el traductor Husain (Erdenbaev), el administrador de vólost - Usen (Kosayev).

También se reunieron los partidarios apasionados del comité, tales como Olzhabay, el administrador de vólost Bagzhan, el escribano Tulebay Nuralin – el sobrino de Olzhabay, un miembro del comité regional, y Muhtar Samatov. La sala del comité estaba llena de gente. Todos estaban siguiendo lo que ocurría con gran interés, como si delante de ellos estuviera una batalla de luchadores en el funeral rico de un bai. Discutían mucho tiempo, pero se separaron sin nada, sin ningun acuerdo, sin encontrar un lenguaje común.

Al día siguiente, también había una reunión, y otra vez la sala del comité estaba llena de gente, sin que quedara sitio para los que querían participar. Habían unos debates de mucho ruido, por eso los miembros del comité pidieron el apoyo de Sharip Yalymov, un conversador extravagante, sobre el cual ya había hablado antes, un tártaro-mercachifle entonado, tonto. Nuestra parte ha decidido también convocar a un socio, el profesor de los cursos pedagógicos kazajos, un tártaro Uvaliy Hangeldin. Los debates iban estallando. Pero esta vez tampoco decidimos algo, nos separamos con la condición de hacer al día siguiente un mitin masivo en el patio del comité.

Al día siguiente en el gran patio del comité se reunió mucha gente, exclusivamente los kazajos. Habían heladas, todos se vestieron como en invierno. El vapor de la respiración estaba por encima de la multitud. Muchos habían venido de diferentes pueblos. También asistían los ancianos, los jóvenes y los administradores de vólost anteriores, y los nuevos.

Se empezó el mitin. El presidente electo era Kosherbai Zhamanaev - un representante de los pobres de ciudad.

Kosherbai –es una persona analfabeta, pero sabe hablar y siempre sigue nuestro punto de vista. Sus habilidades extraordinarias de hablar se mostraron inesperadamente en el momento difícil tras el derrocamiento del zar. Sería dificil encontrar a un hablador mejor que él en Akmola. Al anunciar las temas discutibles, Kosherbay las publicó en los debates generales.

Empezaron los discursos, y de nuevo las personas se discutían. Llegó el día decisivo de la lucha, cuando cada grupo tenía sólo una solución: la victoria o la derrota.

En los dos últimos días hemos tenido un trabajo explicativo activo entre la población urbana, para contar con el apoyo en el momento decisivo.

Se agarraron en la tribuna como si quisieran matar el uno al otro. Un discurso iba tras otro. Cada uno tendía a captar la atención de todos, ganar la confianza del público atento. Los oradores tenían la frente con sudor, a pesar del intenso frío. Por el aire caliente se derretía la escarcha en las pestañas, el vapor de la respiración de la gente volaba al cielo. En ese mitin, yo tenía que intervenir tres veces.

- ¿Qué es Alash-Orda? - dije en mi dicurso - es un partido que tiene la intención de restablecer el janato antiguo, convertirse en un yugo alrededor del cuello y una piedra en el zapato del pueblo kazajo. ¿Acaso nuestra gente necesita el janato?...¡No! Hemos sufrido muchos caprichos por parte de Khan. Ahora, las grandes multitudes de la gente kazaja no están seducidas por los desvaríos vacíos de esos señores que están soñando a convertirse a los khanes. Los pobres rendidos, al deshacerse del zar, no quieren poner de nuevo en su cuello "su señoría" de Khan. El janato lo necesitan los bais y administradores de vólost como el aire. El janato lo necesitan los los hijos de los caballeros, que desean convertirse en nobles hereditarios. La Rusia laborable multinacional, la que derrocó y destruyó los trescientos años de reinado de los Romanov, ahora no permitirá que los khanes otra vez reprimieran a la gente trabajadora kazaja. Que recuerden eso los señores que desean convertirse en los khanes y en los nobles. La gente sencillo no los apoyará... Decidieron recoger el dinero de la población kazaja. La pregunta es, ¿a quién es ese dinero? Sólo para aquellos que quieren convertirse en los khanes. Decidieron formar la policía de los kazajos. La pregunta es, ¿qué intereses serán protegidos? Por supuesto, los intereses de los khanes. ¿De quién protegerá? De los bolcheviques, que están en contra de los khanes y del zar. ¿Quiénes son los bolcheviques? son las personas que defienden los intereses de los trabajadores, de los pastores y de los pobres. ¿Quiénes son los seguidores de los bolcheviques? Toda la clase trabajadora multinacional, los pastores de pueblos, todas las multitudes de gente pobre, los soldados regresados de la frente, y los pobres aldeanos de los poblados rusos - estos son los que están siguiendo a los bolcheviques. Cuando sea formada la policía kazaja para  la vigilancia de los khanes, entonces actuará contra los trabajadores rusos, soldados y aldeanos pobres.

Los bolcheviques se esfuerzan por la igualdad de todas las nacionalidades. Son implacables enemigos del zar, los monárquicos, los bais, que chupan la sangre de la gente, los funcionarios-ladrones, los administradores de vólost y los starshinás.

Los kazajos no van a derramar la sangre por los señores que sueñan convertirse en los khanes, ya que no tienen la sangre sobrera y las fuerza excesivas. Los soñadores insubsistentes que busquen entre los trabajadores a los que quieran apoyar el janato. El gentío honesto de estepa no los siguirá. ¡No exigid de la población kazaja el dinero, ni los dzhiguits a la policía! – termité con firmeza mi discurso.

Al terminarse el mitin, nosotros éramos los ganadores, con el apoyo de la mayoría hemos derrotado a nuestros oponentes.

Al día siguiente, se empezó la reunión del zemstvo provincial. Llegaron muchos delegados de "Zhas kazajo", también estaban presentes los miembros de nuestro Consejo. La reunión fue inaugurada en un edificio del gimnasio de dos pisos, construido del ladrillo rojo. La sala amplia parecía ser inadecuada para las reuniones agitadas de esa época: había filas de sillas, en las que se sentaban los delegados tranquilamente. Las filas de atrás las ocupaban los invitados .

En una sala separada estaba servida la mesa para los delegados, allí se podía tomar el té con azúcar, saborear el pan blanco con mantequilla y queso.

Cuando los delegados se sentaron en la sala, el presidente de zemstvo el doctor veterinario Chernov inauguró la reunión. La gente venía más y más. En la sala entraron todos los activistas de ciudad: los ex jueces, investigadores, inspectores y médicos. Me las arreglé para tener un asiento en la primera fila.

- Señores, antes de comenzar nuestro trabajo, tenemos que prestar el juramento civil. Vamos a juramentar la lealtad al gobierno provisional. Voy a leer el texto del juramento, y Ustedes repitan mentalmente conmigo. ¡Les pido a todos a ponerse de pie!

El público se puso de pie. Los del Consejo también se levantaron. Para nosotros, ese inicio de la reunión fue lo inesperado. Anteriormente nos habíamos quedado en exigir que el zemstvo se sometiera al Consejo como al poder popular revolucionario. De lo contrario, tendría que disolver su organización. Pero no estábamos preparados para un tal comienzo, para el juramento y por lo tanto perder la oportunidad de intervenir en contra del juramento que acabábamos de prestar.

La gran mayoría de los presentes en la sala-son los kazajos. El ochenta o noventa por ciento de ellos –son los partidarios de “Zhas kazajo”. Chernov, al  terminar de leer el juramento, lo puso en la mesa.

- Y ahora vamos a firmarnos uno tras otro bajo el texto del juramento, - sugirió.

En la sala la gente empezó a moverse, por lo que se podía juzgar su plena disposición de firmar el juramento.

Nosotros, los del Consejo, nos quedamos desconcentrados.

- Permíteme decir unas palabras - Me dirigí al presidente.

Chernov me dió la palabra.

- El juramento que acaba de leer a nosotros, es incomprensible a la mayoría de los delegados. Propongo prestar el juramento en el idioma kazajo, para que los delegados kazajos sepan en qué se suscriben. También pido aclarar con más detalles, ¿a quien prestamos el juramento, a qué gobierno provisional? – Le pregunté sin rodeos.

- A lo mejor Usted lo traduce al idioma kazajo, - en cierto perplejidad ofreció Chernov.

- Yo no soy su traductor oficial - repliqué de una forma desafiante, sintiendo que Chernov se mantiene inseguro como presidente.

A renglón seguido, me apoyaron algunos delegados rusos y los soldados, los miembros de nuestro Consejo.

- ¡fuera! – dijeron con ruido.-Él es bastante astuto como para aprovecharse de nosotros, para que prestemos el juramento a Kerensky. ¡Fuera el contrarrevolucionario, detenerlo!

Las personas comenzaron a hacer ruido, se levantaron. Las sillas comenzaron a crujir; los soldados se dirigieron al presidium. Los secuaces de Chernov fueron volando de allí, como el viento, todos ellos se escaparon por la puerta trasera. En el escenario se quedó sólo el Chernov, pálido y desconcertado.

- Le pido que tranquilice al público, - un par de veces me pidió.

Y la multitud apretaba, se subía hacia adelante, rompiendo las sillas y los bancos, gritaba: "¡arrestar a los contrarrevolucionarios!"

Nosotros dos con Monin tratamos de poner el orden, gritábamos hasta enronquecer y con gran esfuerzo calmamos a los delegados enfurecidos.

En el silencio volvió a hablar Chernov:

- Estais gritando en vano, sin utilidad habeis armado un escándalo - comenzó a descargarse - Me refería al juramento del gobierno provisional, el que tenemos en Akmola. Me refería al Consejo temporal - empezó a hacer excusas delante de nosotros. - Cualquier gobierno, como si se llame hasta la asamblea constituyente, es temporal...

Chernov se andaba con rodeos, por lo tanto la reunión de zemstvo no fue llevada a cabo.

Al día siguiente, cuando estaba enseñando en una escuela a los niños, dos trabajadores de "Zhas kazajo" vinieron a verme en un trineo:

- ¡Vamos rápido! En la escuela secundaria de nuevo hay una reunión sólo de los kazajos. Ofrecen formar el zemstvo separadamente de los rusos. Samatov, Yalymov y Nuralin están equivocando al público el camino correcto.

Me vi obligado a suspender las clases, y nos fuimos corriendo a la escuela en un trineo. Allí realmente había una reunión. En el presidium estaban Samatov, Yalymov y Nuralin. Presidía el Samatov. Me abrí paso entre la multitud y me acerqué a la mesa de presidium. Es obvio, que Samatov y sus compañeros ya habían captado la atención de público ingenuo, los habían atraído a su parte. Le pedí la palabra a Samatov.

- Bueno, le voy a poner a Usted en la lista de los oradores, - afirmó por las buenas.

Los oradores salen uno tras otro, veo que no se paran y que mi discurso al fin y a la postre puede quedarse sin actuar a los presentes. Me acerqué a Samatova y le pedí insistentemente a intervenir.

- Cuando llegue tu turno – vas a intervenir, - dijo con calma.

Yo había tenido suficiente, y empecé a hablar, interrumpiendo a otro orador. Ése se desconcentró, perdió la cabeza y se silenció. En la sala se hizo el silencio. ¿Cómo será esta refriega? Samatov me llamó al orden de una manera fría.

- ¡No me molestes hablar, Muhtarka! – y con el gesto expresivo, he insinuado con firmeza que me dejara en paz.

En la sala todos se pusieron a reír1. En especial se morían de risa nuestros compañeros que conocían los detalles. A Samatov se le subió la sangre a la cabeza, se descompusieron los rostros furiosamente de Yalymov y Nuralin.

- ¡En ese caso, me niego a presidir una reunión dijo Samatov!

- Y a usted nadie le pidió hacer una reunión, - le respondí. Samatov, Yalymov y Nuralin abandonaron la reunión.

1Se reían por dos razones: Muhtarka - es un nombre de perro. Además de eso, la esposa rusa de Samatov llamó a su perro Muhtarka, la mayoría de los presentes estaban al tanto de eso.

 

Ya no intentaban más formar un zemstvo kazajo separado.

Sin perder la esperanza de vuelta de lo viejo y el éxito de su empresa sobre la recaudación de dinero para Alash-Orda, Ablayhanov y Seitov siguieron viviendo en Akmola. Los miembros de nuestro Consejo comenzaron a hablar de que estaría bien arrestar y meter en la cárcel a esos agentes. Ya no representaban un peligro grave para nosotros, por lo tanto nadie se molestaría en arrestar a esas personas indefensas, por lo que sólo nos quedaba reír con alegría, cuando una noche esos dos se escaparon de Akmola.

En febrero del año 1918, nuestro Consejo convocó el congreso provincial de Akmola. La mayoría de los delegados eran soldados, recién regresados de la frente, los pobres de las aldeas rusas, y también los kazajos de los aúles y los trabajadores de la fábrica Spasska.

El congreso iba con gran entusiasmo. Los delegados consideraron por unanimidad únicamente el poder soviético con todos los derechos en el distrito. En el congreso se discutían las cuestiones de actualidad, las cuales fueron discutidas en todas las reuniones ultimamente. Los delegados intervenían con pasión y sinceridad. Realizaron el mitin de ciudad bajo la dirección del Consejo.

La opinión de los delegados del congreso no la compartían los cosacos de Akmola, los cuales nos miraban de reojo, con malevolencia. Los cosacos todavía esperaban a aislarse, formar su propia autonomía con la autoadministración independiente. Hemos sabido que en este momento los líderes de Alash-Orda se confabularon con el atamán1 cosaco Dutov sobre las acciones conjuntas y publicaron eso de forma abierta en el "kazajo". El periódico también informó de que la formación de oficiales de policía kazaja se realizaba en la escuela de cadetes de Orenburg, donde por lo regular se formaban los oficiales cosacos. También sabíamos que antes de su fuga de Akmola, Ablayhanov, Seitov, Nuralin y Samatov a través del comité kazajo de distrito tenían las conversaciones secretas con los cosacos sobre las acciones conjuntas.

1El atamán – jefe cosaco

Hemos realizado un mitin entre los cosacos de ciudad. Intervenía Turyspek Mynbaev, un delegado del pueblo, y yo.

- ¡cosacos trabajadores! Nuestro Alash-Orda y vuestros generales y atamanes, tales como Dutov y Kaledin – ellos todos son unos parásitos, que actúan en conjunto, chupan la sangre de las personas trabajadoras. ¡Hermanos, cosacos trabajadores, unámonos! ¡No cedamos al engaño, no entremos en la trampa, la que nos están preparando los señores, no deshonremos nuestra fe laboral! - invocamos con ardor.

Turyspek estaba sobre una tribuna alta, insultaba de todas maneras a Alash-Orda en el idioma ruso torcido, y a los atamanes cosacos y se entusiasmó tanto, que no se contuvo y al final de su discurso juró de una forma impublicable en el idioma kazajo.

El congreso eligió el Consejo ciudadano de distrito. Los miembros eran:

1. Bochok - el trabajador de la fábrica Ekibastuzska, el pintor y el artista;

2. Katchenko Zahar – el trabajador ucraniano;

3. Shafrán - el trabajador de Uralsk;

4. Serikpayev - acaba de licenciarse en la academia primaria superior. Hijo de un kazajo sencillo;

5. Oleynikov - un soldado que había regresado de la frente;

6. Bogomolov – un funcionario de la clase baja de Akmola, el revolucionario antiguo;

7. Loznoy – el cochero de Akmola, el soldado que regresó de la frente;

8. Asylbekov – el funcionario, el secretario, el hijo de un kazajo sencillo;

9. Bekmuhammetov - un tártaro pobre, el profesor de la escuela kazaja;

10. Nurkin – el maestro de la escuela de aúl, el hijo de un kazajo sencillo;

11. Shegin – un pobre semianalfabeto de ciudad;

12. Kara (el apodo- negro) Bayseit (Zhumanov) un pobre kazajo semianalfabeto de ciudad;;

13. Aryn Maldybaev – un pobre de ciudad, enérgico, cumple su palabra, inteligente, honesto, tenaz, perspicaz, aunque es analfabeto;

14. Turysbek Mynbaev – un dzhiguit semianalfabeto de estepa;

15. Zhainakov Baimagambet - un pobre de aúl. Conoce una docena de palabras en ruso, sin educación, pero activo, cumple su palabra, es una persona despabilada;

16. Aubakir Esenbakov – un kazajo semianalfabeto, apenas conoce el idioma ruso, es pobre, de carácter fuerte, un dzhiguit valiente. Era el hijo de tolengut1, de aha-sultán2 de Akmola, de alcalde, de hidalgo hereditario Hudaymendin. Desde la infancia es el secuaz de los pobres, endurecido en las competiciones con los nobles;

17. Gizzatullin Hafiz - un tártaro urbano pobre. Estaba al servicio de un comerciante kazajo Koshygulov;

18. Galim Aubakirov - un pobre, también era el siervo de Koshygulov;

19. Battal Smagulov – el funcionario, secretario, tiene la educación primaria;

20. Adilev Bayseit - terminó la escuela urbana, trabajó de secretario, es el hijo de un kazajo sencillo;

21. Pavlov - el oficinista de Akmola;

22. Monin - el hijo de un ciudadano sencillo de Akmola, un soldado joven;

23. Krivoguz – un soldado;

24. Martlogo – un peluquero;

25. Shcherbakov – un trabajador de la fábrica Spasska;

26. Pyankovsky – un montador;

27. Martínov – un cerrajero de la fábrica Spasska;

28. Prudov – un empleado de la fábrica Spasska, el mecánico;

29. Kondratiev - el artista;

30. Trofimov - el abogado;

31. Bazov – un funcionario de la clase baja;

32. Malyukomov - el agricultor;

33. Stegalin - el agricultor analfabeto;

34. Gryaznov - un funcionario de la clase baja;

35. Un Gryaznov más y también es el funcionario de la clase baja;

36. Kolomeytsev - un soldado que regresó de la frente;

37. Verba - un funcionario de la clase baja;

38. Hakim Manazarov - un funcionario de la clase baja;

39. Husain Kozhamberlin – un enfermero veterinario;

40. Tinalin – un empleado kazajo;

1Tolengut - un dzhigit de categoría.

2Aga-sultán – el sultán jefe.

 

41. Yundin;

42. Ananchenko;

43. Zhahiya Ainabekov;

44. Kotov;

45. Yo y otros.

El presidente del Consejo fue elegido Bochok, sus adjuntos: Serikpayev y Zahar Katchenko. Más tarde, hemos elegido como presidente al Zahar Katchenko. Los miembros del presidium: yo, Krivoguz, Monin, Adilev, Pavlov, Kondratieva.

A partir de ese momento las instituciones municipales de Akmola se vieron obligados a someterse a nuestro Consejo. Cada miembro de Consejo fue designado como comisario en una u otra institución, dependiendo del nivel de la educación.

Pavlov y Monin fueron designados como los comisarios de los fondos; Bogomolov y Asylbekov - comisarios de productos alimenticios; yo era el comisario de la cultura; Verba se hizo el Comisario de correos y telégrafos (conexión); Stegalin y Maldybaev - comisarios de la agricultura; Zhumabay Nurkin fue designado de investigador, el miembro del Tribunal; Drizge que llegó de Omsk después de congreso era el presidente del tribunal, aunque este hombre no era un miembro del Consejo; Pyankovsky - el comisario del trabajo; Melyukomov - el comisario de la salubridad; Turysbeka Mynbayev y dos o tres kazajos más fueron designados como jefes de los departamentos de trabajos de oficina kazajos; el compatriota Kremenskov era el juez; Shafrán – el comisario de los molinos nacionalizados; Graznov y Adilev – eran los jefes de policía de distrito.

El trabajo fue duro.

En la junta del Consejo se discutía sobre el tema de una manga, en la que podría apoyarse nuestra autoridad. Los miembros del Consejo comenzaron a formar la manga. Trabajadores alfabetizados eran pocos. El Consejo provincial nos daba instrucciones y ordenes irregularmente y con retraso. Los ex empleados de las instituciones, casi todos se habían despedido por su propia cuenta, y los pocos que se quedaron trabajaban descuidadamente.

Las responsabilidades de cada uno de nuestros comisarios eran difíciles. Habían muchas cosas que hacer sin parar.

El periódico "Tirshilik" comenzó a aparecer a tolondrones. Todo el trabajo duro fue confiado a mí. Además, yo no dejé de enseñar a los niños en la escuela.

Se abrió una escuela de tarde para los adolescentes, y tuve que dar clases también allí. En total, desde la mañana hasta la noche cerrada, hemos estado trabajando muy duro.

El comité provincial kazajo de Akmola se disolvió mecánicamente. De sus líderes, hemos introducido en el Consejo a Husain Kozhamberlin y a Shegin. Al  convocar a los dirigentes del comité, hemos exigido de ellos el estado del dinero, cobrado para los estudiantes pobres. Ellos se asustaron de veras. Según la costumbre kazaja, el mediador entre nosotros se hizo el enfermero veterinario Nauryzbai Zhulaev y suavizó el conflicto. Con el dinero tenían una "confusión", por lo que los miembros del comité kazajo temían rendir cuentas ante nosotros. Lo sentíamos. Había mucho dinero cobrado de la población para ayudar a los pobres que estudian en Omsk. Al principio, el dinero lo cobrábamos nosotros. Cuando nos excluyeron del comité, nuestros sucesores lo gastaba en sus propias necesidades personales, y sólo una cierta cantidad de dinero la enviaban a Omsk directamente al comité kazajo regional. Los miembros del comité el dinero lo repartían entre sus familiares, que estaban estudiando en otros distritos, y a los que no necesitaban la ayuda.

Empezamos a hablar de esta injusticia a través del periódico "Tirshilik." Es por esta razón que los miembros culpables del comité kazajo temían rendir cuentas ante nosotros. Y cuando nos reunimos en la casa del enfermero veterinario Nauryzbay, ellos, los miembros del comité kazajo, nos pedían con lágrimas perdonarlos por los abusos cometidos. Decidimos limitarnos esa vez con una amonestación estricta.

En breve recibimos un telegrama de Omsk, que decía que del comité kazajo regional fueron expulsados los miembros de Alash-Orda y el personal nuevo del comité era: Aytpenov, Alzhanov, Torsanov, Togusov y otros. Después recibimos un telegrama de gobierno con una propuesta de reelegir también el comité kazajo provincial de Akmola. Pero habíamos disolvido ese comité para no crear la dualidad de poderes, y la reelección era considerada como un asunto innecesario y erróneo.

Una vez recibí de Omsk un telegrama que decía: “Akmola, a Seifulin. La parte de los estudiantes no están de acuerdo con el trabajo contrarrevolucionario de la institución de Alash-Orda "Birlik", están en contra de ella. Fue organizado el consejo democrático de los estudiantes. Al presidium eran elegidos Zhanaydar Sadvokasov, Tautan Arystanbekov, Hamza Jusupbekov, Seitkaziev, Abulhair Dosov ...”

Esa era una noticia agradable. Hemos establecido una correspondencia regular con los jóvenes revolucionarios.

También mantuve la correspondencia con Dinmuhammet Adilev. Me informó que se había unido al partido rojo de guerrillero, formado por los bolcheviques en Omsk y que se llamaba el primer destacamento internacional.

"¡Ningun partido de Rusia, a excepción de los bolcheviques, - escribió Dinmuhammet, - no garantiza la igualdad a la gente trabajadora deprimida!"

En otra carta, también está hablando de la racionalidad del programa bolchevique, que dice: “En un momento tan difícil y crítico, yo no podía quedarme quieto, así que decidí ir a la frente a luchar por la felicidad de toda la humanidad ...”

El trabajo en nuestro Consejo estaba herviendo. Habían muchas cosas que teníamos que decidir al azar, a ciegas, ya que no nos llegaban las directivas,ni  instrucciones, ni órdenes de gobierno. El poder soviético en Petrogrado publicaba un decreto tras otro. De su contenido nos enterábamos por la radio y muy a menudo era desfigurado.

Habían unos tiempos en los que aún no se reconocía el Poder Soviético en todas las regiones. A muchos el Poder Soviético les parecía incrédulo, hostil. Por la radio se podía oír, por ejemplo, una tal noticia: "el poder soviético en Petrogrado se cayó". Los periódicos criticaban de todas maneras a los bolcheviques, insultaban el Poder Soviético de la mejor manera que podían. También los periódicos kazajos de Alash-Orda han tratado de mantener el ritmo de los periódicos burgueses rusos.

En el 253 del periódico "kazajo" del 02 de diciembre del año 1917 fue publicado un editorial, "Una noticia alegre", que se refería a la caída del Poder Soviético y en ese mismo momento entre otras cosas Partido Bolchevique fue insultado.

En el 260 del 17 de enero del año 1918 en el artículo "La situación política" otra vez estaban insultando a los bolcheviques con habilidad, de un estilo espléndido de que ellos supuestamente eran "unas personas con el interés propio, unos canallas malintencionados, que fingen ser unos defensores de la gente para el beneficio personal". En el ejemplar anterior del "kazajo" del 12 de enero del año 1918 en un editorial titulado "la demagogia", el periódico está quejandose literalmente, de la indignación contra los bolcheviques, los cuales con sus falsas promesas engañaron a la gente, tratando de atraerla a su parte, estaban pescando en río revuelto.

Además de la propaganda sofisticada, el partido de Alash-Orda no se olvidaba de las actividades prácticas y se preparaba activamente para la formación de un ejército regular. Se dirigió a los jóvenes con la invocación de " matricularse en la escuela de cadetes oficiales". Unas tales escuelas estaban en Uralsk y Semipalatinsk. Allí se matricularon unos grupos pequeños de los jóvenes "valientes"de Alash-Orda, que comenzaron voluntariamente el camino de la lucha contra los bolcheviques. En "el kazajo» № 259 fue publicada una declaración extensa en cuanto a ese asunto.

Y el Poder Soviético por su parte, poco a poco fortalecía sus posiciones. De día en día, la minoría perdía sus fuerzas, la que había intentado apoyar los órdenes anteriores, el mundo que había antes.  Seguíamos los periódicos y nos enterábamos de que los bolcheviques maltrataban aún más las tropas cosacas del atamán Dutov, quien fue apoyado por el periódico "kazajo". Pero llegó el día en que recibimos un ejemplar del "kazajo", en el cual sin ninguna alegría especial, se decía que el comité central de Alash-Orda pronto se verá obligado a abandonar el Orenburgo...

En enero del año 1918, el Orenburgo estuvo ocupado por los bolcheviques. El atamán Dutov se huyó.

Después de unos días se propagandó la noticia de que los líderes de Alash-Orda el Bukeihanov, Baitursunov, Dulatov y Omarov (Eldes) pasaron de Akmola a Semipalatinsk. Nos enteramos de eso al pasar dos días de un kazajo de aúl, quien nos informó sobre el lugar de su último estacionamiento nocturno. Pensando un poco, nos decidimos que los miembros de Alash-Orda tendrían que pasar por el camino por la fábrica Spasska. En el telegrama de respuesta nos informaron que los dirigentes de Alash-Orda ya habían pasado hacia adelante.

El próximo ejemplar de "kazajo" ya lo recibimos rehecho completamente. Su redactor era Abulhamit Zhundibaev. El periódico nuevo se publicó el 27 (14) de Febrero del año 1918 en el 261. Fue publicado el artículo "La situación en Orenburgo". En el artículo se comparaba la situación actual, después de la interpresa de la ciudad por los bolcheviques, con la situación anterior. Aquí está el extracto del artículo "La situación en Orenburgo".

“Las tropas cosacas, junto con los guardias blancos durante un mes luchaban contra los bolcheviques, pero en la noche del 17 de enero, fueron derrotados y se fueron de la ciudad.

Los representantes del comité que salvaba el país de los enemigos que tenían todo el poder en sus manos, - el cosaco Atamán Dutov y el comisario de Orenburg Arhangelsky,- se escaparon junto con su personal.

La ciudad se quedó sin el jefe. La población se encontraba en un estado crítico. Los cosacos se huyeron, los bolsheviques no llegaron, no había autoridad en la ciudad,  que sea capaz de proteger a las personas de las bandas de ladrones y otros malhechores. Por lo tanto, el comité militar musulmano se declaró el jefe absoluto de la ciudad hasta que se estableciera el poder bolchevique.

El comité montó la guardia de los dzhigits armados en cada institución nacional y estatal en el caso de un ataque repentinvanao. La residencia de Bashkir del comité militar musulmán - se convirtió en la esperanza y el apoyo de todas las personalidades principales de la ciudad.

El patio de la residencia constantemente estaba vigilado por los soldados armados de los musulmanes, así como los jóvenes tártaros inscritos intencionalmente en la druzhina1. Los carros y coches estaban en ristre enganchados.

El 18 de enero vinieron los bolcheviques a la ciudad y comenzaron a acantonar las casas. En las calles estaban unos marineros armados y guardias rojos, acobardando a la gente. Unas diez y quince personas entraron en una casa y efectuaban el registro, buscaban armas y a oficiales ocultos.

Entre los registradores habían personas honestas que sabían hablar con la gente. Pero también habían los que especulaban a la población. Gritaban a la gente como si fueran unos toros salvajes, que no estaban acostumbrados al atadero, saqueaban las casas y dispararon a los que trataban de resistir. Los merodeadores eran los marineros anarquistas y los ladrones locales de Orenburg que llegaron a ser unos "bolcheviques" con el objetivo de ponerse las botas. El Estado Mayor de bolcheviques castigaban de cualquier manera a los merodeadores, no les dejaban el paz, pero con todo eso, en los primeros días, la ciudad sufría de los excesos. Los ribaldos que se hacín pasar por los bolcheviques violentaban en las casas de los ricos, se llevaban los objetos de valor en sus telegas.

 

1druzhina – grupo de voluntarios para mantener el orden público

 

Ante el temor del empujo de un rifle o un cuchillo dirigido al corazón, la gente les entregaba a los ladrones todas sus bienes de fortuna sólo para salvar su vida. El que valoraba su vida menos que la riqueza, recibía una bala en su lugar.

Los dzhigits armados del Comité Revolucionario Militar de día y de noche patrullaban por las calles en unos vehículos. Si pillaban a los ladrones en su lugar, los detenían, y los bienes de fortuna devolvían a sus dueños. Dentro de unos tres o cuatro días, la ciudad se libró de los merodeadores gracias al Comité Militar Revolucionario musulmán.

Los marineros-anarquistas encontrándose con los dzhigits del comité rechinaron los dientes y trataban de insultar por todos los medios a los miembros del comité. En una reunión en la estación de Orenburg se plantearon una cuestión de la eliminación de las armas del comité musulmán.

Los bolcheviques formaron en la ciudad su comité militar revolucionario, designaron a los comisarios para los diferentes sectores de la economía. Las instituciones estatales y nacionales tenían puesta una guardia segura. La vida en las ciudades se normalizó.

Después de ocupar la ciudad, los bolcheviques conquistaron el periódico "la región de Orenburg", que había sido publicado antes por el partido de cadetes1, y le cambiaron el nombre a "el boletín". El periódico cooperativo "Uralsk de sur", fue publicado bajo el título "El asunto popular".

El periódico "el amanecer laborable" estaba en manos de los mencheviques. Sus materiales eran a menudo graciosos y a veces molestaban a sus hermanos mayores - los bolcheviques. Este periódico fue quitado. En su lugar, empezó a publicarse "El periódico laboral", pero su actividad estaba parada temporalmente por los bolcheviques por el motivo de la charla excesiva. El periódico "Vahit" fue quitado por el comité militar revolucionario.

En la imprenta del 9 de febrero fue imprimido el primer ejemplar del periódico “el boletín” del comité revolucionario musulmán de Orenburg.

 

1cadete – alumno de la escuela militar en la Rusia zarista.

 

Podemos decir que a finales de enero la vida en la ciudad se puso en orden. Durante un mes que estaban sin llegar las cartas, los periódicos y las revistas, al fin y al cabo comenzaron a llegar a los destinatarios.

Las insistencias de que los ricos locales beneficiaban el comité musulmán para defender sus propios intereses, tuvieron efecto: las druzhinas que habían salvado la ciudad del saqueo, fueron desarmados. Entonces los soldados tártaros y los trabajadores, se unieron y eligieron un nuevo comité militar revolucionario musulmán.

El presidente fue elegido Gali Shamgunov, el adjunto Muhamet Tahirov, el secretario Abdolla Yakubov.

Se considera que en este comité, están incluidos los musulmanes, honorables por la plebe, que se ganaban el pan con manos callosas y con el sudor de su frente y no deprimían a los otros.

Las tiendas y las escuelas, que se habían cerrado mucho antes de la llegada de los bolcheviques, se abrieron el 29 de enero. Los comerciantes se dedicaban a la mercancía, los niños aprendían las lecciones. En el edificio antiguo de cadetes fue abierta una escuela militar.

Después de ocupar el Orenburg, los bolcheviques sometieron grandes impuestos a los ricos locales hasta su asolamiento.

Los impuestos simultáneos eran de diez millones de rublos. La junta de recaudación los distribuyó de la manera siguiente: Zarepnov debía importar un millón de rublos, Sarakov – un millón y medio, Pankratov - un millón, Deev - trescientos mil, Burov - seiscientos mil, Pemnov - ciento cincuenta mil, Neharchev - ciento veinticinco mil, Slashilin - setenta y cinco mil, Korobkov - sesenta mil, Balandin ~ cien mil, Nehonov - setenta y cinco mil, Uretsky Oryshteri - setenta y cinco mil, la sociedad de Potlov - cien mil, Zajo - cien mil, Bratin - cincuenta mil, Kaymushteri, Bolfson, Kornilov - cincuenta, cuarenta, veinte mil, Lsheskin - cincuenta mil, Lysyh - cinco mil, Agladonov - cien mil, Andreev - treinta mil, Votem - cinco mil, Shepshayshi - veinte mil, el médico Voskresensky - quince mil, Popov, Terebinski y Nicolin - diez mil cada uno,  los centros de enseñanza del bai Mahmud Husainov - seiscientos mil, las empresas de hazret Uvaliy Husainov - ciento veinticinco mil, Gydbay Baltabaev - cincuenta mil, P. Gimadiev, Abdrahman Amzin, Byrdaran Gabdullin, Auarinvazov, Akimbaev, Ayupov, G. Shepirov, Gabdulkaim Sedachev - veinticinco mil cada uno, M.Sharafutdinov, Sh Musupov - veinte mil cada uno, Kurtapov, Ramov - quince mil cada uno, Habibullin, Zomarov, R. Habimov, S. Murzabaev, Gabdulrashit Husainov - diez mil cada uno. Sustraerse de los impuestos no tenía el derecho ningun bai.

El latifundio del abogado Garadsky pasó a la disposición del comité militar revolucionario, El ferrocarril de Tashkent - en manos de los trabajadores ferroviarios. De todas las tipografías grandes de Orenburg el comité sólo gobernaba de una – la tipografía de Levenson.

Sólo había cinco o seis familias de los kazajos que se habían quedado en Orenburg durante los terribles acontecimientos. Los bolcheviques no los oprimían.

Los trabajadores del periódico "kazajo" todavía no se han vuelto a Orenburg.

Los bolcheviques les parecieron a los kazajos unos lobos con colmillos, o por alguna otra razón los kazajos comenzaron a aparecer en Orenburg sólo a mediados de febrero. La ciudad estaba en ese momento en calma. No había las noticias de los asesinatos malvados y robos. Los kazajos que vivían en los aúles cercanos de Orenburg estaban bienfortunados. El comisario de Turgay tomaba medidas inmediatas para eliminar los enfrentamientos entre kazajos y la población rusa, impedía los ataques hostiles de aldeanos, "bolcheviques" a los aúles kazajos.

Los correos y telégrafos estaban trabajando, los bancos estaban abiertos. Pero a los inversores del banco se les emitía no más de ciento cincuenta rublos a la semana. En la ciudad no habían las monedas pequeñas y después los billetes de cien rublos estaban intercambiando por menores, recién recibidos de Petrogrado. El dinero nuevo de Orenburg todavía no ha perdido sus virtudes anteriores. Los bolcheviques comenzaron a emitir su dinero.

 

Zh. Zhanibekov.

 

Aquí está citado el nuevo artículo del periódico "kazajo" después de la conquista de Orenburg por los rojos. El periódico como si hubiera puesto un abrigo de piel al revés.

En el mismo ejemplar 261 está un artículo de fondo;

“Orenburg 27 (14) de febrero.

La lucha ideológica entre los representantes de los partidos políticos, que se han multiplicado como las ramas en el árbol no se para. Cada uno a su manera, busca el bienestar de su nación.

El zar está derrocado, la revolución ya está realizada, al ámbito político salieron los bolcheviques, junto con otros partidos políticos. Se dirifieron al gobierno, culpando seriamente al Gobierno Provisional. Los bolcheviques señalaron a la pasividad y la inacción de ese gobierno, lo acusaron de ser indiferente en cuanto las necesidades de los trabajadores oprimidos. Los bolcheviques se habían quejado de una forma abierta. A finales de octubre, todas las provincias estaban gobernadas por los bolcheviques, excepto Orenburg, Don, Uralsk, Ucrania, donde vivía la mayoría de los cosacos.

Orenburg  estaba luchando durante un período largo y duro, pero ya se entregó, ya que los bolcheviques se  fortalecieron considerablemente. Junto con los bolcheviques llegó el señor Alibiy Zhangildin – procedente de la familia de Kipchak, como comandante del destacamento de Ufimsky del distrito Turgay. Contrató como su asistente a un residente de Orenburg que sabe trabajar con la gente, el señor Muhammediyar Tungachin. El señor Muhammediyar cuatro días estaba en una profunda reflexión, se consultaba con los musulmanes bien apersonados de Orenburg y con los compañeros de servicio y, al final, con su aprobación, aceptó la propuesta del comisario. Zhangildin envió un telegrama invitando a Orenburg a algunos empleados de Aktobe y otros lugares.

Después de recibir los telegramas y las notificaciones por escrito, la gente de todas partes, los hombres públicos empezaron a llegar a Orenburg para cuidarse del fusilamiento.

 Viviendo en el desierto, mirando hacia atrás, con precaución, sin entender la situación actual, los trabajadores kazajos que habían llegado no aceptaban a nadie, excepto a los comisarios Alibiy y Muhammediyar.

El señor comisario Alibiy Zhangildin desarrollaba las ideas de la revolución de la gente. La gente llegada por su invocación estaba de acuerdo a trabajar con el comisario juntos y encontrar maneras de prevenir los sufrimientos de la población. Las aldeas de Aktobe, situadas a una corta distancia de Orenburg, con la ayuda del telégrafo se asociaron con los habitantes de los distritos lejanos de Irgiz y Turgay.

Teniendo en cuenta que en ese entretiempo las personas tenían gran necesidad de los informes periódicos, sabiendo que el consejo de redacción anterior se escapó de Orenburg, en respuesta a la solicitud de la multitud, y a petición de los trabajadores que llegaron al distrito de Orenburg de Aktobe, me hice cargo de las funciones de redactor del periódico "kazajo".

Llegaron los siguientes empleados de los Ancianos: Myrzagul Koyaydarov, Sarsen Zhakupov, Ahmetkerey Kosuakov; de los jóvenes intelectuales: Esen Nurmuhammetov, Sagindyk Doszhanov, Nysangali Begimbetov, Sultan Arkabaev, Nurgali Atantaev, Zadakerey Nurmuhammetov, Ali Ibraimov, Erezhep Koyaydarov, Kasym Aryngaziev, Dosmuhammet Kozhabaev, Kamalitden Aryngaziev, Bahytkerey Kakenov, Karasay Koyaydarov y otros.

En el entretiempo angustiado no hay caminos triviales, por eso si uno quiere tener un rumbo sólido, es muy complicado de tenerlo. Los lectores de los periódicos deben tener en cuenta la variabilidad del medio ambiente.

El deber más importante del periódico "kazajo" – es informar a la gente acerca de eventos actuales, indicar el camino y ayudar a los desconcertados en un momento crítico...

 

Abdulhamit Zhundibaev .

 

El comisario Zhangildin – es el primer bolchevique de los kazajos. Él, personalmente, participó en las batallas con guardias blancos, encabezando el destacamento de los rojos. Nombre del compañero Zhangildin lo sabíamos a través de los periódicos del partido Alash-Orda, los que lo difamaban de todas maneras, imputándole las cosas absurdas.

Al escuchar los insultos de periódicos de Alash, consideramos a Zhangildin muy peligroso para la burguesía. Hablábamos entre nosotros: "Si rechazamos los chismes de los periódicos sobre las cosas que dicen de él, resultará ser que es una persona muy seria, como Kolbay (Togusov). Si no tomamos en cuenta la inquietud y el desequilibrio de Kolbai, entonces parecerá un hombre muy capaz, ingenioso...” Según los insultos de los periódicos nos era difícil formar una imagen justa sobre los bolcheviques ...

En el "kazajo" del 2 de diciembre del año1917, 253 en el artículo "El juez – es la gente", Bukeikhanov (bajo el seudónimo de "Kyr Balasy" - "Hijo de las estepas") se jactó:

"Por los partidarios de Zhangildin en la lista 3 en las elecciones a la asamblea constituyente, la gente de Turgay presentó sólo 41 voto, mientras que en la lista del partido Alash votaron 54.897 personas".

Los oradores de Alash en los periódicos todos los días insultaban de todas maneras a los pocos bolcheviques kazajos. Por encima de todo estaba insultado Kolbay y Zhangildin.

En el artículo "Quién es un amigo, quién es un enemigo", una personalidad bien apersonada de Alash-Orda, el Dulatov, según la firma de Madyar, 3 de marzo del año 1918 en el periódico "Sary-Arka" escribió:

"... Si los espías de ayer que se han convertido hoy en los bolcheviques quesieran ir al infierno a tierras lejanas, los hubiéramos deseado buena suerte. Sin embargo, es una lástima que ellos conducen a la gente honesta fuera del camino correcto, eso es una pena, y hablan en nombre de la población, mientras que no los seguirán nisiquiera diez kazajos. En los tiempos de reacción negra del zarismo algunos de ellos intervenían como los misioneros bautizados, otros se vendían a gendarmería – eran unos informantes secretos, y los terceros engañaban a la gente, los cuartos - robaban en la carretera – eran así de cobardes... Ahora, en tiempos difíciles, convirtiéndose en los "bolcheviques", planean inflamar el fuego de la discordia en Alash entre la gente que vive pacíficamente en la yurta blanca como la nieve. Dicen que no es necesario dar la autonomía al partido Alash, que los delegados del congreso general de los kazajos y kirguís – son sólo los bais, que hacen daño a la población kazaja, y por lo tanto el congreso no puede considerarse legítimo. Corren los rumores falsos que los quince líderes electos de Alash-Orda - son los enemigos de los kazajos y kirguís, por lo que deben ser destruídos. Declaran de una forma abierta que el periódico "kazajo" – es el enemigo de la libertad, y sus empleados – son secuaces del zar Nicolás”- se quejaba, gimoteaba Dulatov, luego empezó con los regaños y las amenazas contra los bolcheviques-kazajos.

No había ningun bolchevique, al que no lo regañaran. Ellos también critiquizaron a Lenin, pero como dicen: "Los perros ladran, pero la caravana sigue su propio camino". El trabajo estaba en su apogeo, seguíamos nuestro ritmo, aunque no siempre sin problemas, a veces teníamos que tropezar. Le dimos a la gente las casas y los molinos de los bais. El banco siberiano lo nacionalizamos.

A pesar de que los bolcheviques expulsaran a Dutov de Orenburg, en casi todas partes, excepto la región de Akmola, seguían actuando los partidarios de los guardias blancos y de Alash-Orda. Todavía eran pocos inspiradores verdaderos de la organización de Consejos y aún no habían los dzhigits-guerreros que protegieran con armas al Consejo.

Se sentía el crecimiento de la actividad política entre los kazajos de la región de Bukeyev, donde los intelectuales jóvenes comenzaron a actuar a favor de los Consejos. De los periódicos nos enteramos que los intelectuales de Bukeev cambiaron a los funcionarios del gobierno Kerensky; entregaron el poder en las manos del plebe.

"kazajo", 261 del 27 de febrero del año 1918 reimprimió el informe en el periódico "Uran". "Otra vez los cambios.

En el ejemplar anterior del periódico se informaba que el comisario Kulmanov estaba cesante, y en su lugar estaba Azirbaev. Ahora los comisarios están suprimidos por completo, y la jefatura de la región de Bukeyev está clasificada de la siguiente manera:

Los asuntos interior: B. Niyazov.

Transporte: I. Koshekov.

Prestación de ayuda: K. Meneshev.

Productos alimenticios: C. Generalov.

Finanzas: D. Temiralin.

Educación: Mendeshev.

Salud: M. Kokebaev.

Los asuntos de litigio: C. Nuralihanov.

Sin esperar el congreso y el debate público, estas personas de inmediato se hicieron cargo de la región de Bukeev. Sus acciones se pueden examinar de dos maneras.

En primer lugar, en un momento tan turbulento alguién tiene que estar en el poder para comenzar de inmediato a rescatar a los residentes de todo tipo de desastres, para indicar el camino correcto. Pero, en segundo lugar, también podemos pensar que la retirada de los empleados anteriores, elegidos por los delegados de cuatro mil de personas en la región de Bukeyev, el cambio arbitrario de poder en las manos de los intelectuales- renegados urbanos mencionados certifica las acciones a favor de los intereses limitados de algunas personas. Yo no puedo calificar las acciones de nuestros líderes como correctos o incorrectos, pero creo que la gente entienda a qué puede llevar todo esto...”

 

Alash-Orda se instaló en Semipalatinsk. En las regiones de Uralsk y Aktobe la población kazaja aún no aceptó el poder soviético. Los kazajos de Turkestán todavía estaban entusiasmados con la organización  de la autonomía.

 

En el "kazajo" 261 del 27  (14) de febrero del año 1918 está publicada esta crónica:

"... Kokand. En Kokand está el poder soviético. De los miembros de la anterior "autonomía de Turkestán" están arrestados tales kazajos como Mustafa Chokaev y Abdrahman Urazaev. Otros miembros, por lo visto,  se escaparon..."

El poder de Consejo se fortalecía cada día más y más. Las "autonomías" burguesas, tales como Alash-Orda, se iban volando un día tras otro como unas marionetas. El movimiento constante del proletariado y de las masas trabajadoras bajo el directorio de los bolcheviques, destrozaba por completo el gobierno de la burguesía y la clerecía – a los hazrets, los intelectuales bais. El partido bolchevique se dirigió a la gente con el manifiesto. Aquí está el manifiesto histórico del Consejo de los comisarios públicos "¡a todos los musulmanes trabajadores de Rusia y del Este!"

 

 

“¡Camaradas! ¡Hermanos!

En Rusia pasan grandes eventos. Se termina la guerra sangrienta, que había comenzado por el motivo de la división de otros países. Está cayendo predominio de los explotadores que han esclavizado a las poblaciones del mundo. Bajo los golpes de la revolución rusa está estallando el viejo edificio de la servidumbre y la esclavitud. El mundo de la tiranía y la opresión está viviendo los últimos días. Viene un mundo nuevo, un mundo de los trabajadores y los liberados. El dirigente de esta revolución es el gobierno ruso de los obreros y campesinos, el Consejo de los comisarios públicos.

Toda Rusia está llena de los Consejos revolucionarios de deputados laborables, soldadescos y de campesinos. El poder del país está en las manos de la gente. El pueblo trabajador de Rusia está ardiendo sólo con un deseo - encontrar la paz honesta y ayudar a los pueblos oprimidos del mundo a ganar su libertad.

En este asunto santo la Rusia no está sola. El gran grito de liberación, obtenido por la revolución rusa, está mantenido por todos los trabajadores de Este y Oeste.

Agotados por la guerra, los pueblos de Europa ya tienden las manos, como forma de paz. Los obreros y los soldados del Oeste ya están preparados a la bandera del socialismo, asaltando la fortaleza del imperialismo. A la India lejana, la misma a la que durante siglos oprimían los explotadores " ilustrados" de Europa, ya ha levantado la seña de la rebelión, ya que organiza los consejos de diputados y derrumba de los hombros la esclavitud odiosa, invocando a la gente de Este a la lucha y liberación.

Se viene abajo el reino de saqueo capitalista y de la violencia. La tierra está ardiendo bajo los pies de los explotadores imperialistas.

Ante estos eventos grandes, nos dirigimos a ustedes, los trabajadores y los musulmanes desdichados de Rusia y del Este.

¡Los musulmanes de Rusia, los tártaros de Crimea y de la región de Volga, los kirguises y los uzbekos de Siberia y de Turquestán, los turcos y los tártaros de Transcáucaso, los chechenos y los montañeses de Cáucaso, todos esos, las mezquitas y capillas de los que fueron destruidas, las creencias y las costumbres de los cuales fueron violados por los zares y opresores de Rusia!

A partir de ahora, sus creencias y costumbres, sus instituciones nacionales y culturales son libres e inviolables. Organicen su vida nacional con libertad y sin obstáculos. Ustedes tienen el derecho de hacerlo. Tienen que saber que sus derechos, como también los derechos de todos los pueblos de Rusia, están protegidos con todas las fuerzas de la revolución y de sus órganos - los Consejos de diputados laborables, soldadescos y de campesinos.

¡Mantengan esta revolución y su gobierno plenipotenciario!

¡Los musulmanes de Este, los persas, los árabes e indios, todos aquellos,  los bienes de los cuales, la libertad y la patria de los cuales durante cientos de años fue negociada por los explotadores voraces de Europa, todos aquellos los países de los cuales los quieren compartir los ladrones que habían empezado la guerra!

Declaramos que los acuerdos secretos del zar caído sobre la toma de Constantinopla, confirmados por el Kerensky caído – ya están anulados.

La república de Rusia y su gobierno, el Consejo de los comisarios públicos, está en contra de la confiscación de tierras extranjeras. Constantinopla debe permanecer en las manos de los musulmanes.

Declaramos que el acuerdo sobre el reparto de Persia está anulado. Tan pronto como estén parados las operaciones militares, las tropas se retirarán de Persia y los persas tendrán el derecho de definir con libertad su propio destino.

Declaramos que el acuerdo sobre el reparto de Turquía y Armenia está anulado. Tan pronto como estén parados las operaciones militares, los armenios tendrán el derecho de definir con libertad su propio destino político.

La esclavización vendrá no de Rusia y de su gobierno revolucionario, sino de los explotadores del imperialismo europeo, de los que han convertido su patria en una colonia desplumada y depredada.

¡Derrocan a esos explotadores y los opresores de los países suyos! Ahora que la guerra y la devastación están arruinando los fundamentos del mundo anterior, cuando el mundo entero está ardiendo de indignación contra los agresores imperialistas, cuando cada chispa de indignación se convierte en una poderosa llama de la revolución, cuando hasta los musulmanes indios, perseguidos y atormentados por la esclavitud extranjera, insurreccionan contra sus opresores, ahora no hay que estar en silencio. ¡No pierdan más tiempo y quiten de sus hombros a los invasores antiguos de sus tierras! ¡No les permitan más que saqueen sus hogares nativos! ¡Ustedes mismos deben ser los dueños de su país! ¡Ustedes mismos deben organizar su vida a su manera! Ustedes tienen el derecho de hacerlo, porque su destino está en sus propias manos.

¡Camaradas! ¡Hermanos!

Vamos con firmeza y a todo trance al mundo democrático leal.

Llevamos la liberación a los pueblos oprimidos del mundo.

¡Los musulmanes de Rusia!

¡Los musulmanes del Este!

 

En el camino del renacimiento del mundo, estamos esperando su simpatía y apoyo.

El presidente del consejo de Ccmisarios públicos

V. Uliánov (Lenin)1.

 

Así era la invocación del consejo de comisarios públicos. Al descararse, Alash-Orda critiquizaba incluso al Lenin. Así que no hay nada extraño que los miembros de Alash-Orda hubieran regañado a Kolybai (Togusov), a Zhangeldin y otros bolcheviques kazajos.

 

 

 

1La colección de los documentos y materiales. Kazgosizdat. Alma-Ata, 157, p.158-160.

 

¿Acaso la lengua que blasfema a unas personas como Lenin, puede darse cuenta de la medida? No quiero elogiar incondicionalmente a Kolybai o alguien más. Hay muy pocas personas que no se habían tropezado en su vida, por lo visto, el comportamiento de Kolybai tampoco era sin defectos. Nosotros no lo conocíamos. Lo regañaban los dirigentes de Alash-Orda y sus secuaces. Si los kazajos, insultados por su conexidad a los bolcheviques, se habrían pasado de repente a la Alash-Orda, estarían alabados, levantados hacia el cielo por los mismos dirigentes. Antes de la formación de los partidos Alash, cuando estábamos estudiando en Omsk, en los años 1914-1915, el periódico "kazajo" afrentaba de todas maneras ante los ojos de la gente a Kolybai y hadzhi-móla Salim Kashimov, quien en ese momento trabajaba en la revista "Aikap"1.

Entonces, nosotros, los jóvenes creíamos en las palabras del "kazajo". En el mismo año académico 1914-1915 Kolbay vino a Omsk, lo vi por primera y por última vez. Kolbay invitó a todos los estudiantes kazajos de Omsk y se fotografió junto con ellos. Yo no había ido a verle por la simple razón que me habían influído las opiniones ofensivos del periódico "kazajo" en cuante a ese hombre.

Al fotografiarse con Kolbay, muchos de sus admiradores más tarde llegaron a ser los miembros de Alash-Orda y no tenían nada en contra de lanzar una piedra contra su mentor anterior.

En aquellos días, en el teatro de la ciudad de Omsk fue organizada llamada así, una noche de Siberia. Una parte de ella estaba era totalmente en el idioma kazajo.

1"Aikap" – una revista progresista, que en su momento estaba contra el periódico "kazajo" burgués. Su redactor fue un periodista y poeta Mukhametzhan Seralin (1872-1929), la revista fue publicada en los años 1911-1915 en Troitsk.

En el paraíso del teatro estaba puesta una yurta kazaja con los utensilios costosos, alfombras, estaba decorada con bombillas de color rojo y verde. En la yurta se vendía el kumís, los tocadores de domra y los cantantes ejecutaban las melodías kazajas. Esta noche nosotros también teníamos que tocar la domra. En el escenario la gente estaba cantando y bailando. Samatov y Shaybay Aimanov hicieron el aitys - un duelo entre dos poetas1.

Los ordenadores de la noche fueron Novoselov, Berezovsky y Sedelnikov.

Esa noche he visto a Kolybai de cerca. Ya entonces Kolbay se consideraba como un enemigo implacable de los dirigentes del periódico "kazajo" y sus inspiradores.

A molá Salim el periódico lo difamaba hasta cierto tiempo. Después de la caída del zarismo Salim de repente llegó a ser un secuaz del partido Alash, y Bukeikhanov personalmente lo nombró de presidente de Alash-Orda provincial de Kokchetav. Se puede dar un montón de ejemplos tan "divertidos" que caracterizan los usos " auténticos" de Alash-Orda.

A Salim lo vi por primera vez en la infancia, cuando estaba estudiando en la escuela urbana de Akmola. Llegó a cobrar el dinero para la publicación de la revista "Aikap". Me pareció ser elocuente, pero una persona demasiado inquieta, con el carácter frívolo. Ya hablaremos sobre él en otro momento.

Como ya había dicho, todas las autonomías, como Alash-Orda, se ondearon como las cenizas de estiércol de caballo, del mínima soplido. ¿¡Acaso puede el sedimento podrido detener la presión rápida de la riada primaveral!?..

1Por lo visto, aquí el autor se refiere al poema de Sultanmahmut Toraigyrov "la competición de los poetas de estepa y de ciudad".

 

Hemos sido testigos de este tipo de eventos, cuando de un disparo hacia arriba, se desbandaban  los caballeros intrépidos, los miembros del gobierno burgués. Se dividió vergonzosamente el "gobierno" de la autonomía de Kokand, encabezado por los miembros de Alash-Orda: Tynyshpayev, Chokaev y Akayev. Con el fin de mostrar el verdadero rostro de los gobernantes que componen sus atribuciones después de un tiro a ciegas, como ejemplo tomaré la carta del mismo Chokaev. Está claro que los nacionalistas burgueses, los fanáticos religiosos, los ishanes uzbekos se burlaron mucho de Chokaev, sobre lo que se queja amargamente a sus partidarios.

La carta de Chokaev está publicada en el periódico de "Sary-Arka" en el 34 el 18 de marzo del año 1918.

 

"A las dos, el 31 de enero, cuando estábamos discutiendo el ultimátum de los bolcheviques de Kokand, se hizo un traque de disparos de fusil. Resultó que los soldados de los bolcheviques comenzaron el escopeteo de fusil. Estas acciones eran contrarias a los términos del ultimátum, según el cual teníamos tres horas para discutirlo y aceptarlo.

Las personas que se reunieron en la casa del grupo Islam, los funcionarios oficiales y los ciudadanos plebes, al oír la noticia de la llegada de los bolcheviques, se fueron en seguida. Los representantes de las autoridades no tenían la oportunidad de volver a reunirse y discutir la situación con seriedad, porque al oír los disparos de los bolcheviques, los musulmanes se armaron con cualquier cosa y se fueron a la calle. Ellos no hacían caso a la autoridad que antes no había obligado a no estar en contra de los bolcheviques. En tal situación, que surgió inesperadamente el gobierno era inoperante.

Las razones políticas de este acontecimiento dramático ocurrido en Kokand, no era el momento de explicarlas con detalle e identificarlas. Por lo tanto, esta información quiero que sea en discusión general, sólo lo que yo he visto, oído y experimentado. A una persona que reconozca bien la situación general, estas notas mías, pueden parecerle un poco limitadas políticamente.

Después de haber escapado de las balas bolcheviques, estaba unos diez días con Krkand kishlakad entre los compañeros sarts1. Y todos los sufrimientos que he experimentado durante este corto período de tiempo, que Dios no los envíe a los bolcheviques, a pesar de que son mis enemigos... Cuando los sarts en Kokand, encabezados por el ladrón Ergesh empezaron la guerra con los bolcheviques, no tenían ninguna idea de que iban a ser derrotados. Ellos decidieron proclamar a Ergesh como khan en Fergana y, excepto los sarts, no dejar a ningún ser vivo, diciendo que entre los bolcheviques y los kazajos no había diferencia, y los tártaros - no eran musulmanes, ya que una persona del kishlak3 como si viera a un maestro tártaro que dormía con las pies al lado de kybla2. Los sarts se enfurecieron más que nunca, se llenaron de ira, como los odres llenos de kumís, y decidieron destruir a todos los que no eran sarts. Tomaron cuchillos, martillos, azadas, hoces, lazos, dagas y salieron a la calle. Y justo en ese momento, me encontré con los sarts enojados, en casa de los cuales quería encontrar un refugio, para escapar de los bolcheviques.

Es imposible describir todo lo que había visto y oído. Porque, si describo todo, y no será suficiente el papel. Por lo tanto, voy a contar sólo lo que es más importante.

1Sart (antiguo) - anteriormente los kazajos llamaban así a las personas comerciales, en general a los uzbekos.

2Kybla - la dirección hacia el Mekka, adende giran su cara los musulmanes durante la oración.

3Kishlak- aldea del Asia Central.

 

El 20 (7) de febrero el miércoles salimos del kishlak de Gauhan junto con Omarhan, el hijo erudito del famosos en toda Fergana hadzi Musahan, que vivía en la aldea de Moy Mubarak, pasamos por el kishlak Elesh y llegamos al kishlak Kumbasty. Mi compañero estaba montado a caballo, y yo iba a pie: ¡los sarts no me dieron los carros por el pago! Yo tenía puesta la ropa de sart: un caftán multicolor, en la cabeza un turbante blanco, muy grande como una olla,  en los pies tenía unos chanclos de goma asiáticos.

No sabía a dónde tenía que meterme, pero tenía sólo un pensamiento: hasta que esté la lucha en Kokand, esperar a que pase el peligro entre mis compañeros. Era por eso que estaba vagando de un kishlak a otro, en busca de que haya un rincón para esconderme...

Cerca del kishlak Kumbasta unos veinte sartos armados de repente me agarraron.

- ¿Quién eres tú?

-  soy un musulmán.

- ¿Qué musulmán?

-  soy kazajo.

- ¿Desde cuándo los kazajos son musulmanes?

- Somos los musulmanes desde la antigüedad.

- Tenemos dudas sobre el islamismo de los kazajos.

- Si teneis alguna duda, entonces, los kazajos tenemos los argumentos.

- ¿Los cuáles, vamos, dinos?

- El argumento – es la oración, "Shesh Kime". Me obligaron a pronunciar la oración "Shesh Kime" del principio al final. ¡Gracias a Dios que no me he olvidado esa la oración,  la que había aprendido en la infancia!

Después de dicha comprobación los sarta como si hubieran creído que yo era un musulmán, pero sin embargo decidieron buscar un argumento más substancioso de mi origen musulmán, es decir, comprobar si yo había cometido el ritual de la circuncisión. En este momento, mi compañero de viaje el noble Omarkhan sin tratar de hacer algún tipo de ayuda, sólo se adonizaba en la silla de montar. Fue el hijo del famoso ishan en toda Fergana y si quisiera ayudarme, le bastaría una sola palabra para tranquilizar a los sarts enojados. Sin embargo, él al asegurarse de que los sarts no iban a soltarme, se encabritó a su caballo y exclamó: "¡chu!" - Y se alejó.

Los sarts, sin encontrar los argumentos de mi heterodoxia, han comenzado a preguntarme con insistencia.

- Eres kazajo, pero ¿por qué estás vagando en nuestras tierras?

No mentí, les expliqué mi situación y dije que unos días estaba descansando en casa de Musahan como invitado. Los sarts replicaron:

- Si vives en la casa de ishan Musahan, entonces ¿por qué su hijo acaba de dejarte?

No sabía qué contestar. Al parecer, mi compañero molá Omarhan tenía la mente tan llena de ciencia que ya no había allí más espacio para los sentimientos de amistad...

Y los sarts decidieron en definitiva: "Sea quien sea, de dónde hubiera venido, para nosotros está clara una sola cosa: él no es un sart, y no lo niega. Por lo tanto, él debe ser muerto. Ahora es el tiempo de los sarts. ¡No nos importa si es un kazajo, o un bolchevique!" Me ataron las manos y me llevaron a las afueras del kishlak, gritando en la calle, “¡Hemos atrapado a un kazajo!” Por todas partes la gente comenzó a reunirse. Ya se han reunido unas setenta-ochenta personas que tenían las ganas de matarme. Todos estaban armados. Tenían en las manos las pistolas, hachas, dagas, látigos, cuchillas. Ya no tenía ninguna duda de que iba a morirme. Ya que los sarts decidieron definitivamente a matarme, así que no me golpeaban mucho. Me pusieron bajo un árbol donde se unían dos calles, y comenzaron a discutir cómo acabar conmigo.

Tenía mis dos manos atadas a la espalda, los ojos vendados. En el cuello tenía un nudo del cinturón negro. ¡Viene mi muerte inminente! Los sarts tomaron una decisión de colgarme las piernas, la cabeza hacia abajo y pasar por las armas. Además decidieron darme misericordia y clemencia - no dispararme de una escopeta que causa sufrimientos, sino que darme una bala de fusil. ¡No se puede dudar de la justicia y la misericordia de Dios! ¡Justo en ese momento tan grave me apareció toda su pureza! ..

Cuando ya me estaban a punto de colgar, se adelantó uno de los sarts:

- Estais diciendo que es un kazajo. Pero los kazajos son diferentes. Vamos a ver lo que representa precisamente este kazajo.

Y les hizo desatarme los ojos. Después de mirarme fijamente, el sart retrocedió y en inmediato exclamo con alegría:

"Assalaumalikum, el Sr. Mustafa", y rápidamente comenzó a desatar mis manos. Sus ojos se llenaron de lágrimas. Cortó con un cuchillo el cinturón que estaba colgado en mi cuello, me levantó y comenzó a explicar a sartos, quién yo era. Dijo un montón de palabras a favor mío. Los sarts abandonaron el plan de matar, y tomaron la decisión de enviarme a Kokand hacia el ladrón Ergesh. Me pusieron en un caballo y con los acompañantes fui enviado de inmediato ...

Por cierto, os contaré sobre el hombre que me salvó la vida. No sé su nombre. Fue uno de los muchos sarts movilizados el año pasado a las obras de retaguardia. En el trabajo, lo insultaron mucho, por eso se escapó de las obras de retaguardia, se encontró conmigo en Petersburg, le di el dinero para el camino y se fue a Fergana. Resulta que él había sabido sobre mis actividades en rebeldía en Turkestán durante los últimos tiempos.

Me llevaron de vuelta como si fuera un león atrapado. Pasamos a través del mencionado antes kishlak Elesh, y nos dirigimos a Gauhana. Entre los kishlaks Elesh y Gauhana había una quebrada. En esa quebrada, nos topamos con una emboscada de tres hombres armados que agarraban a todos los que no eran sartos. Cuando se dieron cuenta de que yo era ajeno, y además estaba acompañado de salvaguardias, tomaron la decisión de pasarme por las armas sin mistar en su lugar.

Me pusieron con prisa en el borde del precipicio. Ese hombre que podría ayudarme de nuevo, se había quedado en Kumbasty. ¿Quién me librará de la bala ajustada? Estaba pensando: "ojalá muriera pronto, y sin sufrimientos, - Yo estaba sentado, con los ojos cerrados.

Y el mismo Dios me salvó. La bala silbó volando al lado de mí. Los sarts me pusieron a caballo diciendo: "La suerte misma ayudó a este impiedoso" – se dirigieron hacia adelante.

Cuando nos acercamos a Gauhana, nos encontramos con el administrador de vólost de esas aldeas Kulmuhambet Hatimkulov. Resulta que él me había conocido, desde hace mucho tiempo. Se acercó a los sartos, que me acompañaban y con la ira les amenazó con dispararlos en su lugar si no se van de vuelta. El administrador de vólost Hatimkulov me invitó a su casa, y luego a petición mía, me dio a un acompañante dzhigit y nos dirigió a vólost Kudash. En el kishlak Gunazar hice una visita al administrador de vólost de Kudash y durante la conversación comprendí que no era capaz de ayudarme. Tuve que volver a Gauhana y esperar allí hasta el final de las luchas en Kokand.

Finalmente llegó la noticia de que el ladrón Ergesh se escapó, y la ciudad estaba en manos de los bolcheviques. Después de eso, los sarts se silenciaron como una tripa vacía sin el aire, y eran más blandos que una breva. Sin embargo, conociendo el estado de ánimo de los sarts en los kishlaks, intenté tan pronto como sea posible escapar de su entorno. Pero era imposible conseguir con dinero ningún carro o caballo. Nisiquiera estaba el guiador. Por eso mis sufrimientos no tenía final. Los sarts, ya se han quedado sin su superioridad dichosa, y no querían enseñarme el camino correcto, ocultaban los nombres de las aldeas situadas a lo largo del camino, y cuando llegaba a casa de alguién, cansado, nisiquiera me ofrecían el té. ¡Me dieron tantos sufrimientos! Hace exactamente dos años que los sarts estaban como pieles infladas, amenazaban ferozmente matar a todos los extranjeros, me atormentaban con amenazas de matarme sólo porque era kazajo. Ahora, después de la victoria de los bolcheviques, cuando Ergesh, que había estado destinado para los khanes, se escapó los sarts calmados continuaban burlándose de mí en silencio.

Durante dos días vagaba a pie, experimentando todo tipo de sufrimientos, y llegué a la aldea de Daguestán. Aquí he contratado un carro, pagué noventa y nueve y exclamé:

"¿Dónde estáis, kazajos y kirguises!"-me fui a casa. Después de cruzar las montañas nevadas, inmediatamente me dije en voz alta a los sarts: "Adiós para siempre."

He visto mucho. ¡Yo mismo en estos días llevaba una vida errante, no bajaba de mi caballo, así que no tenía tiempo y la posibilidad de escribir bien, queridos amigos!

Mustafa». 24 (11) de febrero. En las montañas.

 

Aquí está una carta del ministro de la autonomía de Kokand del Sr. Chokaev.

Esa era la situación del "hombre de Estado" el cual ocupando el puesto orgullosamente en Kokand de un ministro, pensaba que era elegido no sólo por los kazajos, pero también por los uzbekos. En la carta de Chokaev probablemente haya un montón de mentiras. De hecho los partidarios de Chokaev querían agarrar de sorpresa y capturar a los soldados que estaban en la parte de los bolsheviques, y los atacaron por la noche, los rodearon y empezaron a disparar. En su respuesta, los soldados de la fortaleza abrieron el fuego y los echaron a los partidarios de Chokaev. Sobre eso está escrito en el periódico ruso "El Turkestán nuevo" en 13 (30) ejemplar.

Chokaev en su carta como si estuviera contento que los uzbecos le enseñaron qué era qué, le ayudaron a averiguar dónde estaba el honor y dónde el Dios.

Chokaev huyó de la ciudad de Ak-Mechet (perovskita, ahora Kzyl-Orda). Antes su huída había tratado de hacer que el gobernante de Ak-Mechet al hereditaria noble Kasymov – biznieto de Ablaykhan. Chokaev varios días y noches, a todo trance, trataba de persuadir a la gente. Chokaev manejaba a todos los kazajos influyentes de Ak-Mechet. Cuando él tenía el poder, en Ak-Mechet apareció un puñado de bolcheviques que dejaron a Kasymov sin todos sus antiguos privilegios, le quitaron sus hombrera hereditarias, y lo arrestaron. Chokaev inmediatamente huyó de Ak-Mechet. Se trasladó a Kokand. Apareció a la cabeza del Congreso de los kazajos convocado por Alash-Orda en la ciudad de Turquestán de la región Syr-Darya. Y esto, también quiero contar: al Congreso de la junta central de Alash-Orda llegaron: Baktygerey Kulmanov y Myrzhakip Dulatov. En el presidium del congreso de nuevo era el descendiente del Ablaykhan el noble Azimhan Kenesarin y el hijo del alcalde Bayuzak de de la familia de Kounrad.

El presidente del Congreso fue elegido el hidalgo famoso Azimhan.

Después del congreso Chokaev se volvió a Kokand, y de Kokand se escapo como un cobarde después de los primeros disparos incomprensibles. Cómo era en Kokand, se puede saberlo de su propia carta. Según la carta, los uzbekos – eran los representantes de bais - se burlaron y se ríeron de su "ministro". Los partidarios de Ergesh lo pusieron en tono de burla en el precipicio sólo para asustar, y el Sr. Chokaev decidió como si  milagrosamente escapó de la muerte por la predestinación divina.

 

 

POR LA NOCHE EN LAS MONTAÑAS

 

 

Aquí está otra imagen de la vida de los ministros de Kokand. Cuando Chokaev se escapó, los otros ministros de la autonomía de Kokand también se desbandaron cada uno en una dirección. El presidente del consejo de los ministros Mukhametzhan Tynyshpaev y el secretario ejecutivo del consejo de los ministros Konyrkozha Hodzhikov se escaparon juntos. Ambos iban a caballo, tenían miedo de entrar en los aúles kirguíses, que estaban por el camino, de día y de noche se escondían en las montañas, como si fueran unos lobos erráticos, que se salvaban de los perros.

Era de noche oscura, no se veía nada, ni se veía un burro a dos pasos. Llovía. Alrededor habían unas montañas escarpadas. Dos ministros estaban tropezando con las piedras, se caían en cada agujero. Los caballos apenas arrastraban sus pies. Los ministros estaban empapados hasta la médula. Estaban muertos de hambre. Y los caballos hambrientos estaban vagando con el paso tranquilo, chocandose con las rocas, se bajaban la cabeza.

Cogían ramitas que estaban en el camino y las masticaban ruidosamente junto con la brida. Los ministros avisoaban a los caballos en voz baja, pero los caballos se badulaqueaban. El agua de lluvia estaba chapoteando y salpicando en la ropa y en las almohadillas de caballo. El cielo y la tierra eran de color negro, todo estaba en la oscuridad. Desde las montañas venía el argayo. A lo lejos estaban parpadeando las luces de los aúles kirguíses. En las montañas, se escuchaba el aullido melancólico de los lobos hambrientos. Los ministros tenían miedo de acercarse a las luces tremulantes. Estaban susurrándose apenas audible, en busca de un rincón apartado para salvarse.

Y de pronto los dos hombres se toparon con una cueva oscura, susurrando, se desmontaron de los caballos.

Ellos mantenían a los caballos de las riendas, se hicieron un ovio, y se sentaron en la parte de sotavento de la piedra. El agua de lluvia estaba fluyendo de la ropa al suelo.

Al entrar en los usos, Konyrkozha llamó:

- ¡Muhametzhan!

Tynyshpaev dijo débilmente, con la voz de un hombre moribundo. Konyrkozha preguntó también en voz baja:

- ¿Serás ministro una vez más?

- ¿¡De qué estás hablando?! – se ofendió Muhametzhan.- ¡Has encontrado un lugar para las bromas!

Esta es una imagen pequeña de la vida de los ministros de Kokand. Me contó todo eso el mismo Konyrkozha.

 

 

Los khanes sedicentes en Kazajia occidental

 

 

Los líderes de Alash-Orda desde el principio se dieron cuenta de que la muerte les esperaba si no se oponían a las armas de los bolcheviques. Así que decidieron organizar una policía kazaja.

Se comenzó la invocación a la policía en dos ciudades: en Semipalatinsk y Uralsk.

Aunque los líderes de la Alash-Orda se trasladaron a Semipalatinsk, los miembros del gobierno Zhahansha Dosmuhammetov y Halel Dosmuhammetov se quedaron en Uralsk.

Fueron ellos los iniciadores de la agrupación que planteó la idea en el segundo congreso de los kazajos y los kirguises en Orenburg sobre la declaración de autonomía kazaja inmediatamente después del congreso.

Bukeikhanov, Dulatov, Baitursunov, Gabbassov, Ermekov y Turlybaev eran los inspiradores de otra agrupación que quería declarar la autonomía, por lo menos después de formar una parte parcial de la policía kazaja.

La agrupación de los Dosmuhammetov en el congreso estaba en minoría, pero sin embargo no estaba de acuerdo con  los de Bukeyhanov. Al quedarse en Uralsk, después de que el gobierno se escapó a Semipalatinsk, se tomaron su propia política y comenzaron a formar la policía. Ellos eran más activos que los de Bukeyhanov. Los partidarios de Bukeyhanov actuaban bajo cuerda, con rodeos. Los de Dosmuhammetov se esforzaban por su “janato” sin ningunas maniobras envolventes.

Delante de Kolchak los de Dosmuhammetov, al separarse de Alash-Orda de Bukeyhanov en Semipalatinsk, se encopetaron como los jefes de las provincias de Uralsk y de Aktobe y formaron un gobierno que se llamaba Alash-Orda Occidental. Algunos episodios de la vida de este gobierno, tales como la llegada de Kuanay-hazret a casa de Halel, había citado anteriormente.

Después de que el gobierno sedicente de Kokand se desbandó por el mitivo de unos disparos de bolcheviques, los de Alash-Orda comenzaron a formar la policía en Uralsk y Semipalatinsk, reunieron unos cuantos dzhigits a caballos y a pie, y comenzaron a enseñarlos el arte militar.

Los bolcheviques de Semipalatinsk estaban esperando pacientemente cuando se terminara todo eso, pero en cierta ocasión unos soldados bolcheviques se acercaron al lugar de los ejercicios de simulacro de la policía de Alash-Orda y de repente se dispararon hacia arriba. Los de la policía corrieron atropelladamente en distintas direcciones. El jefe de la policía, un dzhigit que se llamaba Kazi, trató de detenerlos con gritos y amenazas. Y en ese momento fue matado con una bala.

Por el motivo de la muerte del jefe de policía en el periódico de "Sary Arka" los escritorzuelos de Alash armaron un ruido tremendo, sin embargo, se callaban acerca de a quiénes se habían estado preparadas sus balas.

En el ejemplar 34 del 18 de marzo del año 1918 del periódico "Sary-Arka" utilizaron ese caso para su infame propaganda contrarrevolucionaria.

Los discursos en los cuales los ancianos Shakarim, Baimbet, Myrzhakip, Zhusupbek, Sabit Donentaev, Raimzhan, hadlsi Zhangali y Mustakim charlataneaban diferentes tonterías, fueron publicados  en el periódico.

La policía de Alash-Orda fue formada no sólo en Semipalatinsk y Uralsk, sino también en Turgai. Zhahansha Dosmuhammetov y Halel Dosmuhammetov formaron en la región de Uralsk, en la ciudad Zhympity, el gobierno independiente de Alash Orda.

Después de que el gobierno de Alash-Orda huyó a Semipalatinsk, y los bolcheviques se apoderaron de Orenburg, los asuntos de los kazajos, relacionados geográficamente a Orenburg, fueron dirigidos por Zhangildin. Es por eso que los Dosmuhammetov decidieron  formar un gobierno local en Uralsk.

Ellos convocaron un congreso de la región de Uralsk. El congreso tuvo lugar en Karatyub. Sobre eso hay que contar con detalles.

 

 

EL CONGRESO DE KARATYUB

 

El comienzo del año 1918. Invierno. En Karatyub se reunieron todos los intelectuales kazajos de la región de Uralsk. Los Dosmuhammetov dirigían el congreso. En el congreso participaron: Kenzhin, Kasabulatov, Myrzagaliev, Karatleuov, Zholdybaev, Hangereev, Ipmagambetov y Alibekov. Ellos todavía  no eran unos bolcheviques.

En el presidium del congreso fueron elegidos los Dosmuhammetov.

En el orden del día eran los temas más importantes: la elección del gobierno, la formación de las tropas, cobrar fondos para su mantenimiento.

En los temas de formación de las tropas y gobierno no había desigualdades. Cuando se discutía el tema de cobrar los fondos, el congreso se dividió en dos, se hizo el debate. La mayoría apoyaba a los Dosmuhammetov que habían ofrecido cobrar cien rublos de cada familia, de cada tundik1.

La minoría eran: Gubaydulla Alibekov, Ipmagambetov, Hangereev y los que los apoyaban  Zholdybaev, Kosabulatov, Kenzhin, Karatleuov, Myrzagaliev-tenían la propuesta de aplicar impuesto a los baís  más, y a los pobres – según sus posibilidades.

Contra esa propuesta estaba el bai noble Salyk, el descendiente del famosa Srym - Batyr.

Ya que Salyk estaba en contra de la diferencia de los impuestos para los ricos y los pobres, por eso los Dosmuhammetov se pusieron en contra. Se inició una bronca intensa. Ambas partes, argumentando lo suyo, no podían llegar a un acuerdo. Los miembros del congreso se vacilaban, sin saber a quién tenían que unirse. Los unos y los otros tenían las motivaciones eficaces. Los Dosmuhammetov eran más competentes, por eso la gente los escuchaba con gran atención, sin embargo, los argumentos de la parte de Gubaydullg Alibekov, Ipmagambetov y otros eran más lógicos y convincentes. Las personas que no han perdido su sentido de humanidad, se sientían atraídos por su parte.

El congreso tuvo lugar en una mezquita, llena de gente. El aire era viciado. La multitud, quien no ha podido llegar al congreso, ha rodeado la mezquita. A través de las ventanas abiertas las personas miraban hacia dentro y escuchaban con ansiedad el debate. "De un bai - mucho, de los pobres – según sus posibilidades. De los que no tenían dinero -no cobrar nada", - esa propuesta les gustó a la multitud. Por la ventana abierta, se oyeron las exclamaciones de aceptación.

Al final la agrupación de Gubaydulla expuso sus objeciones por escrito y se los entregó al presidium.

 

1Tundik - la abertura superior de la yurta, la chimenea. Aquí se utiliza en el sentido de la hacienda – la casa.

Los Dosmuhammetov declararon al Congreso que las objeciones escritas de la agrupación de Gubaydulla conducían al bolchevismo. Los argumentos de los Dosmuhammetov también eran suficientemente bien "justificados" y paraban lo siguiente:

"¡Hermanos! Estamos reunidos aquí con las máximas aspiraciones y con las mejores intenciones. Rusia está bajo la crisis y enorme emoción. Rusia se ha dividido en dos bandos, se encuentra en conflicto, hay mucha sangre. Unas personas se preocupan por sus fondos, otras están pensando en salvar su propia vida. Tenemos que actuar a tiempo. Nos reunimos en este congreso para juntar a la gente, para que sea monolítica. Aquí está la gente culta de Alash. Entre vosotros están las lumbreras de la nación – los hazrets, los ancianos respetuosos, los dzhigit honorarios. Todos vosotros sois unos progresistas de Alash. El que ama a su país no lo compartirá en brazo del reino. Cualquier persona que se considera un hijo auténtico de Alash debe recordar este mandamiento.

No estamos dividiendo el país en diferentes brazos del reino. Los hijos de Alash son todos iguales y deben participar en todos los asuntos con el mismo celo. La carga de Alash deben mantener todos igualmente, independientemente de los bais y de los pobres. Pues, por eso hay que cobrar de cada uno cien rublos al igual.

¡Quien ama a Alash no va a dividir a los hijos del país en brazos de reino!”

De esa manera los líderes de Alash ofrecían considerar a los bais y los pobres como hermanos, igualmente amar tanto a unos como a otros, igualmente cobrar cien rublos de cada uno. ¡Y a eso lo llamaban un argumento razonable!

Ese asunto discutible fue sometido a votación. Hubo un número igual de votos. Los Dosmuhammetov se perdieron.

En el presidium se susurraron apresuradamente y anunciaron una pausa.

Después de comer, el congreso continuó con su trabajo. El presidente dijo que Zhahansha era un miembro del consejo musulmán en San Petersburgo, un representante de los kazajos. A petición de los ancianos él haría un resumen sobre el trabajo de ese consejo. Aunque eso no estaba previsto en orden del día, los delegados del congreso consideraron que era posible escuchar a Zhahansha. Algunos murmuraron con aprobación: "¡Eso es! ¡Eso es! "

- ... En el Consejo Musulmán están trabajando nuestros hermanos musulmanes que predican el Islam. Los musulmanes han sufrido mucho durante varios siglos, han sentido muchas humillaciones. La religión musulmana ha pasado mucho tiempo en el acoso, el libro sagrado - el Corán – ha estado pisoteado muchas veces... - así comenzó Zhahansha su discurso.

Entre los líderes de Alash Orda se destacaron dos con su elocuencia: Myrzhakip Dulatov y Zhahansha Dosmuhammetov. Myrzhakip era conocido como un maestro de la redacción literaria. Zhahansha - era un orador brillante. Myrzhakip tenía un estilo elegante, mientras que la oración de Zhahansha no siempre era cuadrada, a menudo grosera.

Pues, Zhahansha empezó a hablar encendidamente sobre el consejo musulmán. El público, como si fuera una persona, escuchaba reteniendo la respiración. Todos estaban mirando a Zhahansha. Con los ojos brillantes mirando a uno, o a otro auditor, el orador tomó posesión de toda la audiencia.

Para confirmar sus palabras, apretó los puños con un crujido en los nudillos, para una honestidad mayor y convicción extendía las manos. Sus manos se estiraban como unas alas suavemente a los lados; y luego se plegaban una con otra. Según la necesidad, el orador con un gesto de la mano, como si fuera el hacha, cortaba el aire. Miraba con los ojos brillantes al público atento y como si lo hubiera hechizado. Su rostro se cambiaba a cada instante.

Terminó su discurso con las siguientes palabras:

- Estábamos sentamos en San Petersburgo, en el consejo musulmán. Los rusos ya habían sido unos enemigos a cara descubierta. Los bolcheviques estaban vagando por la ciudad y disparaban todas las instituciones. El consejo musulmán también fue sometido a bombardeo. En la ciudad se hacía un desastre. Las personas estaban tristes. En el momento en que todo el mundo pensaba sobre su destino, en mi mente, se pasó una idea sagrada. Recordé que el primer manuscrito del Corán, escrito por el califa Osman, estaba en el museo de San Petersburgo del zar caído. En ese momento cuando todo en el mundo estaba patas arriba, tuve sólo un deseo - salvar a cualquier precio el Sagrado Corán. Compartí mi idea con otros miembros del consejo musulmán. Todo el mundo tenía miedo, nadie se atrevía a venir conmigo. Y pensé: ¿acaso hay que salvar mi vida si el Corán puede desaparecer? Bajo el chubasco de fuego en las calles llegué al museo. Allí, todo estaba patas arriba. Después de superar muchos obstáculos, independientemente de todo, llegué al sagrado Corán, escrito con la sangre del corazón de Osman. Agarré el Corán abrazándolo, y  me fui corriendo del museo. A través de un flujo continuo de enemigos bajo el chubasco de fuego, en mis manos traje el Sagrado Corán al consejo musulmán...

Algunos bais ya estaban llorando. Algunos exclamaron:

- ¡Querido Zhahansha! ¡Tienes mucho valor, y aquí están los ingratos que se atreven a contradecirte!

Lloraron no sólo el hazret Kuanai y el bai Salyk, sino que lloraron hasta los "estudiantes" tontos los  Baltanov, los Zhalenov y similares. Zhahansha se sentó. La agrupación de Alibekov estaba en silencio, sin hacer ruido. Estaban sentados cerca del presidium y se dieron cuenta a qué iba todo eso.

Después del discurso de Zhahansha el presidium volvió a plantear la cuestión de la recaudación de fondos. Presidía el mismo Zhahansha.

- Ya hemos hablado mucho Sobre la recaudación de fondos, ahora pongo la cuestión a votación. ¡Quien está a favor de eso, como habíamos sugerido, de no dividir en los bais y los pobres, y de cada hogar cobrar al igual cien rublos, levanten la mano!

La mayoría de la gente del congreso levantó la mano. Gubaydulla y Kosabulatov, levantándose de su asiento, dijeron que al congreso y al presidium:

- ¡Creemos que esta decisión es injusta y no la obedecemos!

- ¡Cállaos, alborotadores! – Gritaron los que estaban sentados en la primera fila, los "estudiantes" Baltanov y Zhalenov, esos mismos que habían saltado las lágrimas durante el discurso de Zhahansha. Se levantaron con excitación de sus asientos. Baltanov tenía una daga en sus manos.

- ¡Hay que matar a los alborotadores! – se dirigió gritando hacia Alibekov.

Se hizo un alboroto.

- ¡Vamos, pruébalo! ¡Trata de matar! – Alibekov y Kosabulatov también comenzaron a buscar los cuchillos en los bolsillos.

- ¡¿Pero qué haceis, mis queridos?! - Zhahansha corrió a apartarlos.

Había mucho ruído. Unos delegados comenzaron a escapar, otros se quedaron clavados en su sitio, sin saber qué tenían que hacer. Halel desapareció, huyó por la puerta trasera. Karatleuov estaba apoyado en la chimenea, como si se quedara petrificado. Kenzhin, estaba sentado con los ojos fuera de las órbitas, sin moverse.

Empezaron a pedir a Zhahansha:

-¡Páralos!

Zhahansha saltó sobre una mesa y exclamó con los brazos abiertos:

- ¡Hermanos, volved a reflexionar! ¿Qué os pasa? Contrólaos. ¡Basta!

La multitud empezó a calmarse. Comenzaron a avergonzar uno al otro, y poco a poco todos se calmaron. Hazret Kuanay dijo:

- ¡Oh, Dios mío! ¡Qué vergüenza! ¿Qué os pasa, queridos? ¡Acaso pueden los hermanos-musulmanes lanzarse el uno al otro! Es una vergüenza, deshonor, y además en la mezquita, no en otra parte. ¡Parad de discutiros! ¡Parad de lucharos! Es una vergüenza, todos vosotros - sois hermanos. ¡Vamos, haced las paces! ¡Hey, Gubaydulla, Aspandiyar, Nurgali, Esengali, Moldagali, Salimgerey! ¡Daos un abrazo! ¡Abrazaos con Zhahansha, abrazaos con Hallel!

Los enemigos se bajaron y comenzaron a abrazarse.

Después del Congreso se comenzó el trabajo de la formación de la policía y el ejército. Cobraban el dinero de cada tundik cien rublos. Cuando unos se oponían a pagar, los de Alash-Orda usaban látigos.

 

En el distrito de Uralsk después del congreso de Karatyub

Aunque los partidarios de Gubaydulla habían abrazado con los líderes del Alash-Orda en el congreso de Karatyub, en el fondo tenían otras intenciones. Gubaydulla Alibekov, Kenzhin, Kosabulatov, Zholdybaev, Karatleuov, Mirzagaliev decidieron formar su propio partido.

Lo nombraron el partido "Ak zhol"1 y su tarea era  proteger los intereses de los campesinos.

Después de consultarse, enviaron a Ipmagambetov, Kenzhin, Karatleuov al distrito de Temir, y a Kosabulatov, Myrzagaliev, Aliaskar Alibekov a la ciudad de Uralsk. El resto estaba en Zhympity cerca de Alash-Orda.

1“Ak zhol” – es el camino blanco, aquí está usado en el sentido del camino santo.

 

Ipmagambetov, Karatleuov, Kenzhin en la ciudad de Temir, se juntaron con los rusos, tomaron bajo su dominio las autoridades locales y se retiraron del sometimiento de Alash-Orda.

Kasaoulatov, Myrzagaliev, Aliaskar Alibekov llegaron a Uralsk. En el verano del año 1918 el poder de Uralsk estaba bajo el dominio de los cosacos (el gobierno del ejército de los cosacos). A pesar de ello, en paralelo con el poder de cosacos, los bolcheviques comenzaron a organizar el Consejo. Unos cuantos kazajos se juntaron con los bolcheviques y también participaron en la organización del Consejo. Entre ellos era el anciano Bahitzhan Karataev, Abdurahman Aiteev, Ipmagambetov y Hangereev.

Kosabulatov, Myrzagaliev y Alibekov llegaron a Uralsk para encontrarse con Karataev y hablar con él sobre la compra de armas. Tras la compra de dos o tres rifles ellos fueron detenidos por los cosacos en su apartamento. Sin entrar en las medias tintas, los cosacos disolvieron el congreso, convocado para la elección del Consejo. Los delegados del congreso, que hacían ruído, fueron detenidos.

Algunos organizadores del congreso, encabezados por el camarada Kolostov fueron pasados por las armas, otros se escaparon.

Karataev fue encarcelado. Ipmagambetov recibió un disparo mientras escapaba. Hasta el año 1919, antes de la ocupación de Uralsk por los rojos, los bolcheviques locales permanecieron en la clandestinidad.

Los que habían sido arrestados, es decir Kosabulatov, Alibekov, Myrzagaliev después del interrogatorio fueron liberados y regresaron a Zhympity.

Los Dosmuhammetov, al formar un gobierno de Alash-Orda en Zhympity, iniciaron una actividad ferviente. Su gobierno lo nombraron de Alash-Orda Occidental, que, según su opinión, tendría que significar el poder sobre toda la mitad occidental de Kazajia. La policía fue transformada rápidamente en un ejército.

El Consejo de Temir, que no había estado a favor de Alash-Orda fue disolvido, Karatleuov junto con Kenzhin huyeron a Turgay, donde se juntaron con Alash-Orda de Turgai y se hicieron sus funcionarios.

Alash-Orda Occidental comenzó a desarrollar sus actividades con fogosidad. Kolchak se apoderó de Siberia, el régimen soviético fue derrocado, Alash-Orda se fortaleció todavía más y empezó a alzar el gallo. Su ejército aumentó. En la ciudad de Oyyle se abrió una escuela. La nombraron la primera escuela kazaja de cadete de caballería. Allí se reunían los intelectuales de Alash-Orda, que pedían a dios unas hombreras de oro. Después de que Kolchak se apoderara de Siberia, en el periódico de "Sary-Arka" en el 57 del 12 de octubre del año 1918 fue informado: "Según el orden de Alash-Orda en la región de Uralsk fue formado un ejército kazajo, que contenía más de dos mil de personas. Para sus armas fue recibido del comité de Samara dos mil de fusiles, cincuenta y ocho ametralladoras, dos cañones y dos vehículos ".

En el mismo ejemplar sobre los graduados de la escuela de la ciudad de Oyyl se informaba con un título grande:

 

"Los kazajos oficiales primogénitos

El primero de octubre los instructores kazajos se graduaron de la escuela de la formación de los instructores kazajos en la región de Uralsk y se fueron para enseñar a los dzhigits de estepa... "

Al graduarse de la escuela de “los kazajos oficiales primogénitos” empezaron su asunto indigno achaque de sus propios kazajos. Esos "guerreros" de Alash-Orda, "los primogénitos de khan", mancharon sus manos con la sangre de los pobres.

El khan de Alash-Orda en todo seguía los pasos de su hermano mayor Kolchak. El ejército del Alash-Orda occidental, al notar el descontento, resentimiento y las lágrimas de la gente, comenzó a quejarse. Algunos miembros de Alash-Orda estaban descontentos con la política de khan y trataban de provocar a los soldados a la insubordinación, hinchaban intrigas.

Un día, el ejército se rebeló y mató a las autoridades de cosacos. La pequeña ciudad se alarmó, entró en pánico. El gobierno empecatado de Alash-Orda se escapó.

Los rebeldes cogieron todas las armas, el bagaje con los alimentos y se marcharon a través de Oyyl a la frente de Aktyub para lucharse con los rojos.

Al acercarse a la ciudad de Oyyl, fueron recibidos por los representantes de los " los kazajos oficiales primogénitos" que estudiaban en Oyyl. Ya habían sido informados por Alash-Orda que huyó. Los oficiales kazajos detuvieron a los rebeldes, y hablaron con ellos:

- ¡Por fin nos encontramos! Hemos oído hablar de vosotros y os estabamos esperando. Estamos de acuerdo con vosotros. Descansad aquí un rato, y luego, nosotros también, nos iremos de la ciudad junto con vosotros...

Los rebeldes se pusieron de acuerdo y se establecieron para descansar en una quebrada, sin preocuparse, sin sospechar nada. Los oficiales de Alash-Orda por la noche de sorpresa llegaron de improviso y mataron a los que estaban dormidos. "Los primogénitos-guerreros de Alash-Orda" cortaron a los dzhigits, como si fueran unos carneros...

Así se empezaron las virtudes militares de los "guerreros".

Todo el poder en Alash-Orda occidental se concentró en los tres: Zhahansha Dosmuhammetov, Hallel Dosmuhammetov y el administrador de vólost Salyk. Los seguía el sagrado hazret Kuanai, cuya voluntad la cumplían sin objeción.

En la provincia de Ural y en Aktobe Zhahansha Dosmuhammetov era un khan. No era una broma, realmente era así. A las policías de khan la gente los evitaba como a unos escorpiones. De cada tundik fueron cobrados cien rublos. Los que se negaban a pagar, fueron castigados con azotes. El poder de khan era ilimitado, sus órdenes autocráticos superaron a los de Nikolaev.

El khan de Alash no concedía nada a los atamánes monárquicos de Kolchak: Dutov, Annenkov, Krasil'nikov, Semenov, Kalmykov. Todos ellos se dedicaban al abuso físico, usaban los azotes, se lanzaban a la gente, como unos lobos rabiosos. Llevaban todo de las casas de la gente lo que les gustaba, los que se oponían, los calmaban con una porra. Las personas se quejaban. Las mujeres y los niños pequeños estaban llorando y temblando de miedo. Las niñas fueron abusadas y violadas.

Puedo citar las quejas de los residentes de una aldea rusa, donde estaban los soldados de Alash-Orda.

 

Copia

El protocolo 26

El pueblo Verbovske de la vólost Stavropolska del distrito Temirsky.

El destacamento de Alash-Orda, atravesando nuestro pueblo, cometió actos ilegales. Fueron usados los látigos. El anciano Samohvalov fue golpeado públicamente, y también fue golpeado su hijo Yakim.

Enviamos la investigación corporal médica para la atención del coronel Baddeev, el comandante en la frente.

Presidente del Comité Provisional de los derechos civiles

Puldyshev

22 de junio del año 1919.

 

Con el original: Secretario Konovalov.

Citaré otra acusación de los habitantes de una aldea más lo que se refiere a las acciones policiales de Alash-Orda. Está alfabetizada, pero aún así se puede entender a lo que se refería.

 

"el 22 de junio del año 1919, nosotros, los ciudadanos que firmamos abajo, somos de la vólost Izmailovskaya del distrito Temirsky, estuvimos en el juzgado de vólost. Presidió en la reunión el Korosot. En la reunión fue proclamada la resolución. El primer día del mes anterior de mayo la policía de Oyylsk confiscó de nuestra vólost ochocientos pudes1 de trigo, diez caballos de arnés, dos vagones y cien rublos de cada hogar. Exigían el dinero de Nikolaev. Nosotros no lo teníamos, les explicamos nuestra situación. En segundo lugar, a pesar de nuestras objeciones, hicieron la búsqueda, poniendo todo patas arriba. Durante la búsqueda se lo llevaron todo: el dinero, la ropa y otras cosas. También violaron a las mujeres. Los 800 pudes de trigo antes mencionados los llevaron sólo de cuatro propietarios. Por eso queremos saber dónde y cómo fue distribuído ese trigo. Elegimos a Stepan Sereda para el informe ante la sede suprema de las tropas cosacas, y para saber lo que está pasando. "

1Pud- medida antigua rusa de peso=16,3 kg

 

Se firmaron (los analfabetos): Procul Pontarenko,

Ustim Tirsky y otros.

El presidente - Korostiv,

El secretario - Zonomyrov.

Escrito correctamente: el secretario Konovalov.

Esas eran las cosas de la policía de Alash-Orda. Era difícil de culparlos – el khan daba órdenes, los directores mandaban, la policía lo cumplía. ¿Qué teníamos que hacer?

El gobierno de Alash-Orda no conocía otra forma de órdenes, salvo que: "¡cobra!" Por ejemplo, en el orden 59 del 19 de junio del grupo de ejército de Alash-Orda occidental se dice: "Cobrar de la vólost Borodinska del distrito Temirsky durante los diez días los impuestos de guerra, “los impuestos de cascos"- cien rublos de cada hogar. Entregar a Oyyl 1,300 pudes de trigo y cinco caballos de conducción".

Por cierto, en Oyyl fue publicado un periódico. Si recuerdo bien, se llamaba "Zhana kazajo" ("El kazajo nuevo"). Fue redactado por el doctor Ahmet Mametov.

Después de la ocupación de la región de Uralsk por los bolcheviques en el año 1919, el gobierno de "khan" tomó carrerilla. Salió de la clandestinidad el hermano mayor del asesinado Ipmagambetov, junto con él Argancheev, Aiteev, Hangereev. Los que no habían participado en las actividades de Alash-Orda, los Bekbatyrov se juntaron a los bolcheviques. También se juntaron a los bolcheviques algunos intelectuales: el médico Ipmagambetov, Alibekov, Kosabulatov, Myrzagaliev y otros.

He mencionado la existencia de Alash-Orda de Turgai. No tiene sentido describirla con detalles. Alash-Orda de Turgai era considerada como una rama del Alash-Orda occidental. Fue encabezada por Espulov, Dulatov Baitursunov, Eldes Omarov. Entre ellos había muchos intelectuales bais de Kustanai y Turgay. Sus activistas han llegado a ser Karatleuov y Kenzhin, los que se habían escapado de Uralsk. La gente de Turgay también formó su propio ejército, también aplicaban impuestos de todo tipo a la población y voluntariamente usaban los látigos en caso necesario. Muchas veces en los sables de los miembros de Alash-Orda se congelaba la sangre de unos kazajos sencillos. Alash-Orda de Turgay, así como la occidental, estaba en contacto con Kolchak, le enviaba a sus mensajeros y representantes. En su apogeo Alash-Orda de Turgay se entregó a escesos hasta hartarse.

 

En Akmola

 

Volvamos al principio del año 1918, a los acontecimientos que tuvieron lugar en Akmola. El Consejo de Akmola estaba trabajando sin parar. Los bais locales estaban aplicados de impuestos de tres millones de rublos cada uno, dependiendo de la riqueza acumulada. En ese momento tres millones significaban mucho. Los bais estaban llorando, sin embargo no tenían otra alternativa, tuvieron que pagar el dinero al departamento de finanzas del Consejo. Las mejores casas de los bais fueron utilizados como instituciones. Los bancos, maquinaria, los molinos de vapor fueron trasladados a la gente en el comienzo de la revolución. Habían muchas reuniones convocadas por el Consejo, se hablaba mucho. Los habitantes de la ciudad también venían a escuchar.

A veces, después de tener el permiso del presidente de Consejo, los ciudadanos también intervenían con sus discursos.

Las puertas del Consejo estaban abiertas para todos.

Llegó el invierno. En el verano se establecieron las relaciones con Omsk y Petropavlovsk. Se puso en orden la entrega de las cartas y los periódicos. En toda la provincia de Akmola se estableció definitivamente el poder soviético. El poder administrativo se puso bajo el dominio del Consejo principalmente en Akmola, Petropablovsk, y los distritos de Omsk, y luego en el Kokchetav y Atbasar. Del distrito de Atbasar vinían los comisarios para que les dieramos las instrucciones y ordenamientos. En Atbasar el kazajo Maykotov se juntó a los bolcheviques y trabajaba bien. En Kokchetav subió la bandera del Consejo, y participó activamente en la lucha revolucionaria el Sabyr Sharipov; en Petropavlovsk-Ishak Kobekov, Shaimerden Alzhanov, en Omsk actuaba Kolbay y los funcionarios Ugar Zhanybekov, Zikirya Mukeev, Galim1 Tatimo y los estudiantes Zhanaydar, Hamza, Abulhair y Tautan.

En Omsk los miembros del Consejo tenían un tiroteo con los cadetes.

La ventaja de Omsk y Petropavlovsk antes de Akmola era que en la estación de trenes de allí había una gran cantidad de trabajadores. En las fábricas, en los ferrocarriles, en la compañía de transporte marítimo había una clase obrera, a la que era más fácil de organizar. Muchos eran analfabetos, entendían rápidamente la importancia del Consejo, se armaban de una forma organizada y formaban los destacamentos de la Guardia Roja. Con un tal apoyo al Consejo era más fácil trabajar. La pequeña cantidad de los trabajadores kazajos también trabajaban bien como los trabajadores rusos.

En Petropavlovsk los trabajadores kazajos armados organizaron el Estado Mayor en el hotel de bai Oserbaya. Esta organización fue encabezada por los líderes del partido "Ush zhus": Ishak Kobekov, Karim Sutyushev, Shaimerden Alzhanov. Ishak Kobekov era el comandante del destacamento de la Guardia Roja de los trabajadores kazajos.

En Omsk, los trabajadores kazajos también han comenzado a unirse a las filas del Ejército Rojo. En el año 1917, al comienzo del invierno los oficiales e hijos de los bais se amotinaron en Petropavlovsk.

 

1Su nombre es Muhametkali. El autor se explicó con inexactitud.

 

Rodearon el Consejo, arrestaron a algunos de sus líderes. La Guardia Roja laboral liberó el Consejo con sus acciones atrevidas. Los líderes de la rebelión recibieron lo merecido. En la liquidación del alboroto de oficiales participó activamente Ishak Kobekov con su destacamento kazajo.

Cuando los bais se enteraron sobre la toma del Consejo por los rebeldes, se regocijaron. Los secuaces de Alash-Orda tomaron la decisión que la ciudad había sido tomada, había sido establecido el gobierno anterior, y debido a eso todos ellos se reunieron en una de las casas para discutir la situación. Estaban muy alegres y felicitaban el uno al otro y exigían al unísono: "¡Tenemos que encontrar a Kobekov! ¡Kobekov debe ser destruido!"

Y en ese momento Kobekov apareció en su casa con un destacamento de guardias kazajos y con un arma en la mano. Los de Alash-Orda se quedaron inmóviles  en su lugar.

La clase obrera no destruye a los enemigos cobardes impotentes, que piden la clemencia. Los Guardias-kazajos dieron un puntapié a los bais y los echaron a sus casas.

Los organizadores de los obreros de Petropavlovsk eran: Karim Dyuysekeev, Hasen Karanaev, Erezhep Kasimov, Gruschitsyn, Kali, Mukan Esmagambetov, Sharip y Boskinov. Todos ellos estaban en el partido "Ush zhus". La formación militar de los trabajadores fue realizada por los comisarios: Ishak Kobekov y Karim Sutyushev. De Omsk vino Shaimerden Alzhanov y les dio las instrucciones.

En Akmola no habían las fábricas grandes, por lo que los trabajadores eran pocos. Las fábricas de Uspensk, Spassky, Karaganda y Sary-Su estaban a una distancia de doscientas, trescientos kilómetros de Akmola. En el invierno en contacto con ellos fue interrumpido. Desde Orsk, a través de Akmola y Atbasar, se hacía el ferrocarril a Semipalatinsk. La oficina del ferrocarril del sur de Siberia estaba en Akmola. Allí se construía el edificio de la estación, y nuestros miembros del Consejo intervenían con sus discursos en esa construcción. Allí trabajaban unos novatos recién llegados de pueblo, y no entiendían muchas cosas. Hemos comenzado a aclarar la política actual. Y para la confirmación de la política revolucionaria en la práctica, hemos proporcionado a los trabajadores la vivienda, aprovechando una de las magníficas casas de un bai de la ciudad. Los trabajadores jóvenes necesitaban sobre todo una educación revolucionaria.

Una vez al consejo ha llegado un radiograma gubernamental: "Según el programa adoptado por los bolcheviques, el gobierno soviético le otorga la autonomía a todos las poblaciones oprimidas por los zares. Cada población tiene el derecho de decidir su propio destino. Que la gente kazaja se prepare para el establecimiento de la autonomía en función de su territorio. Para ello, hay que comenzar a formar los tribunales  públicosy las escuelas con la educación de los niños en la lengua kazaja".

Después de esa radiograma recibimos el periódico de Semipalatinsk "Sary-Arka" y la revista "Abay". En sus páginas fue publicado en letras grandes el mensaje de los líderes de Alash-Orda sobre que los bolcheviques  concedieron la autonomía a los kazajos...

"¡Qué Dios te ayude, Alash! - Ellos exclamaron. – ¡qué no haya el final de su placer, Alash! ¡Rajaremos el estómago del camello blanco, Alash (en el sentido de – haremos un gran festín)! ¡Sé feliz infinitamente, Alash! Alégrate, Alash!"

En el periódico entre otras cosas se informó que para las negociaciones sobre la autonomía se fueron a Moscú Halel y Zhahansha Dosmuhammetov. Alikhan Bukeikhanov recientemente recibió un telegrama de ellos que decía que las negociaciones con los líderes de los bolcheviques tenían éxito.

Nos quedamos algo pensativos. ¡Pasaba algo raro! Los miembros de Alash-Orda los Dosmuhammetov viajando a Moscú para discutir el destino de los kazajos con los líderes del régimen soviético, y ellos mismos comunican a Bukeikhanov sobre el éxito de las negociaciones con ellos.

¿Acaso los líderes del poder soviético pasarán  la autonomía kazaja en manos de los nacionalistas burgueses? Los miembros de Alash-Orda de Semipalatinsk con alegría ruidosa notificaban eso a todos a través del periódico "Sary-Arka" y la revista "Abay".

¿Qué pasa? ¿Cómo tenemos que actuar?

Convocamos inmediatamente una reunión de "Zhas kazajo". Nos intervenimos en un discurso sobre la autonomía. Tras el discurso nos intercambiamos de opiniones, y la organización de "zhas kazajo" por unanimidad tomó la siguiente resolución:

"La mayoría de la población kazaja es analfabeta. Los pobres y los trabajadores siguen estando bajo la influencia de los bais y los intelectuales ricos. Los intelectuales, -procedentes de los pobres, capaces de proteger los intereses de las grandes masas – los hay muy pocos. La mayoría de los kazajos educados llegaron a ser los miembros de Alash-Orda y apoyan activamente la política de la parte superior de los bais. Si los kazajos ahora reciben la autonomía, sin separar a Alash-Orda, entonces el poder estará tomado por los nacionalistas burgueses. Los kazajos trabajadores no necesitan la autonomía de Alash-Orda..."

Después de hacer una resolución, fue decidido convocar con urgencia un congreso de los kazajos trabajadores del distrito de Akmola. La cuestión sobre la autonomía, nos gustaría discutirla en el congreso de los pobres. Nos pusimos de acuerdo con el Consejo de diputados y de inmediato convocamos un congreso. Los delegados llegaron rápidamente. Debido a las prisas, no estuvimos esperando a la gente de los suburbios distantes. El congreso tuvo lugar en el edificio del Consejo en la planta baja (el antiguo gimnasio, una vez construido por el rico Moiseev).

Yo intervine con el informe sobre la autonomía. El Congreso aprobó por unanimidad la resolución de "Zhas kazajo". La decisión del Congreso, la telegrafiamos a Moscú.

El texto del telegrama fue escrito por Bayseit Adil y yo lo redacté. Discutíamos el telegrama: yo, Bayseit Adilev, Abdulla Asylbekov, Baken Serikpayev, Zhumabai Nurkin, Nurgain Bekmuhammetov.

Si decidimos bien o mal en ese momento, entonces no lo juzgábamos nosotros. Nuestra opinión sobre la autonomía kazaja seguía siendo la misma que había sido formulada en la resolución hasta el año 1920, cuando tuvo lugar otro congreso provincial de los pobres kazajos en Akmola y se volvió a plantear la cuestión sobre la autonomía kazaja. En el funcionamiento del congreso participó un tártaro joven Krymov, que había llegado a Akmola con cinco miembros del Ejército Rojo. (Más tarde Krimov se graduó en la academia militar de Moscú.) También participaban los compañeros: Zhumabai Nurkin y Omarov Ashim. Y en este congreso me intervine otra vez con un informe sobre la autonomía, y de nuevo el Congreso llegó a la misma decisión, que fue aprobada por el Congreso de los pobres en el año 1918. El informe detallado sobre la decisión del Congreso de la autonomía fue telegrafiado al Comité Revolucionario kirguís de Orenburg. El telegrama fue publicado en el periódico ruso de Orenburg.

Me adelanté otra vez sin completar la historia de los acontecimientos del año 1918. Así que enviamos un telegrama a Moscú, de que los trabajadores kazajos no necesitaban la autonomía de Alash-Orda. Por cierto, en ese momento, muchos miembros de Alash-Orda en sus periódicos comenzaron a intervenir con los discursos que el pueblo kazajo no necesitaba la autonomía establecida por los bolcheviques. Ante todo estaban gritando las personas que lamentaban por la autonomía de Kokand de Chokaev. En los editoriales del periódico "Birlik Tuy" ("La bandera de la unidad") de de Tashkent en el 29 del 05 de abril del año 1918 los bolcheviques fueron considerados como unos ladrones infames, unos perversos, unos ganchos, unos mentirosos, y fue hecha una declaración de que "no habrá ningún beneficio de su (de los bolcheviques)  autonomía prometida ".

El artículo tenía las siguientes líneas:

"...Ultimamemente, los bolcheviques empezaron a hablar a menudo sobre la autonomía de Turkestán. En la primera reunión de nuestro Consejo en Tashkent nuestro socio Tobolin lanzó un flujo de palabras en cuanto a ese tema. Recibimos un telegrama de Moscú, en el que se indicaba la necesidad de la autonomía del Turquestán.

... Pero hay una gran diferencia entre la autonomía prometida por los bolcheviques, y la actual, la autonomía que cumple las necesidades de la gente. El espacio entre ellas es tan grande, como entre el cielo y la tierra...

...La autonomía de los bolcheviques que a la que quieren formar en el Turquestán, no tiene nada que ver con la autonomía actual (es decir, la de Alash-Orda). Ellos no tienen la intención en absoluto de transferir el proceso administrativo a las personas, sin interferir en sus asuntos internos. Por lo contrario, prometen entregar el poder a la gente, pero tienen la intención de que el gobierno esté bajo el dominio de los ganchos libertinos... "

En el mismo artículo, "Birlik Tuy", escribe:

"... No hay un número determinado de los actos matreros de los bolcheviques en el Turquestán. Ahora todos los trabajadores educados honestos están sufriendo la persecución. Los bolcheviques los están buscando para matarlos en la primera oportunidad. Nadie se interesa por las opiniones auténticas de las grandes masas. ¿cuándo la gente consideraba que eran sus enemigos esos valientes ciudadanos que ahora están ocultándose?"- preguntó el periódico de Tashkent.

El autor de ese artículo fue Hayritden Bolgambaev, uno de los ingeniosos líderes de Alash-Orda, conocido bajo el seudónimo de Bortan. Y el redactor del periódico fue Sultanbek Hodzanov.

Los intelectuales que estaban mencionados en el artículo, los que estaban obligados a ocultarse – uno de ellos era Chokaev.

...Llegó la primavera del año 1918. Los miembros de Alash-Orda no estaban sin hacer nada. Sus partidarios de Omsk comenzaron hábilmente a tener la enemistad que surgió entre Muhan Aytpenov y Kolbay Togusov. Ambos se unieron a los bolcheviques, pero se pelearon. Como resultado de los actos maliciosos de los "diablos en el aspecto humano", Kolbay logró que lo detuvieran a Muhan. Muhan, al poco tiempo obtener la libertad, comenzó a su vez a fabricar materiales, que pudieran difamar a Kolbay, y gracias a el Consejo de los diputados logró  arrestarlo a Kolbay.

Muchos miembros de la institución juvenil "Birlik", actual desde el año 1914 en Omsk, se han unido a Alash-Orda definitivamente, y la otra parte de la juventud estuvo a favor de los Consejos. sobre esto contaré con detalles más tarde...  Los miembros de Alash-Orda de "Birlik" todos juntos atacaron a Kolbay, el Consejo de diputados lo llenaron de "materiales", que comprometían a Kolbay. ¡Los artífices especializados, con experiencia en cuanto a la colección de calumnias, denuncias desvergonzados, utilizaban la experiencia infame de sus precedentes mientras que en los aúles había una lucha por el grado del administrador de vólost, el starshiná y el juez árbitro!

Personalmente, no conozco bien a Kolbay, por lo que no tengo ninguna intención de intercederlo o estipularlo. Pero sé una cosa: que los hijos de Alash-Orda de "Birlik" en Omsk fabricaron unos "materiales" que difamaban a Kolbay ante el Consejo de Diputados.

Apoyando a los delatores, el oficial cosaco Polyudov, que estaba a favor de los bolcheviques logró arrestar al Kolbay. Publicó un artículo periodístico en el que critiquizaba a Kolbay y hacía apología de Baytursunov y Bukeikhanov.

  Aquí está el texto de un telegrama de Omsk, publicado en el periódico "Sary-Arka" en el ejemplar 38 el 19 de abril del año 1918.

El 11 de abril la redacción de "Sary-Arka" recibió de Omsk dos telegramas. Uno de ellos decía que "junto con Kolbay fueron arrestados Shaimerden Alzhanov, Suleiman Togusov y otros. Era posible que Kobekov también estuviera arrestado. Delegad con urgencia a Yermekov y Sarsenov que cuenten a la gente acerca de las actividades antiguas de Kolbay. Viva la justicia". El autor del telegrama - Kasharsky.

Los astutos experimentados de Alash, los sucesores decentes de las tradiciones indignas de sus padres - atkamineros (los gancho, los ladrones), que corrían hábilmente tras los chismes por todos lados, al enviar el telegrama ocultaron sus nombres verdaderos, se firmaron con un nombre falso- Kasharsky. Si una persona es honesta, ¿por qué oculta su nombre?

El segundo telegrama dice: "17 de abril (según el estilo antiguo) tendrá lugar un congreso de los pobres en Omsk. Se discutarán los temas relacionados con el comportamiento de Kolbay. Que Sarsenov esté presente en el congreso". Firma debajo del telegrama - Birlik.

Los miembros viejos y jóvenes de Alash-Orda con los esfuerzos lograron arrestar al Kolbay, y con él, poner en la cárcel a Shaimerden (Alzhanov). Trataron de difamar a Ishak Kobekov, pero no lo dejaron ofender los trabajadores de Petropavlovsk. Ellos mismos tomaron medidas para liberar a Kolbay, pero la inesperada rebelión de los checos les impedió hacerlo.

Kolbay fue regañado y acusado. Supongamos que Kolbay es un hombre indigno, pero ¿qué maldad hizo Shaimerden e Ishak, los que participaban activamente en la revolución y defendían sus intereses?

¿Qué culpa tienen ellos?

Eso se sabe. Ellos se juntaron con los bolcheviques, apoyaron el régimen soviético, están contra Alash-Orda. ¿Quién los está acusando en eso? Los están acusando los jóvenes partidarios de Alash-Orda, los que están en "Birlik".

Ellos tomaron la decisión de destruir a sus enemigos, quienes, después de haber roto con "Birlik" de Alash-Orda, estuvieron a favor de la revolución y crearon un "consejo estudiantil democrático". Los trataban de difamar también ante el Consejo de Diputados, trataron de arrestar a los estudiantes de Omsk: Tautin Arystambekov, Zhanaydar Sadvokasov, Abulhair Dosov, Hamza Zhusupbekov y otros.

Los tres hijos de los "dignos" de "Birlik" provocaron a la policía y arrestaron a Tautin, Hamza y Abulhair. Pero el Consejo de los Diputados, al comprender el asunto, los liberó ... De esa manera actuanban los jóvenes partidarios de Alash-Orda. ¿Acaso ellos no son unos hijos fieles a sus padres?

Al congreso de los pobres en Omsk, enviamos dos socios de Akmola - Bilyal Tinalin, el trabajador, el miembro del Consejo de los Diputados, el bolchevique y al representante de los pobres de Akmola, el orador popular Kosherbay Zhamanaev también es el bolchevique, el miembro activo de "Zhas kazajo."

Llegó el día del primero de mayo. En Akmola lo pasamos con alegría y con solemnidades. Los miembros del Consejo de Diputados, los funcionarios de la organización, junto con algunos guardias rojos salieron a las calles con banderas y canciones revolucionarias, celebraban manifestaciones en todas partes, intervenían con discursos...

A favor de los estudiantes indigentes en Omsk y el mantenimiento de la institución "zhas kazajo" organizamos el primer concierto numeroso de pago en la lengua kazaja. Los espectadores vieron mi obra "hacia la felicidad", escrita en vísperas. Fue mi primera gran obra literaria.

En el concierto los rusos y los kazajos se estrechaban hombro con hombro. A petición de los espectadores, el concierto se continuó al día siguiente. No eran suficientes los asientos en la sala. Actuaban los miembros de "zhas kazajo": Baken Serikpayev, Kozhebay Erdenov, Omirbay Donentaev, Salik Ainabekov, Banu, Sharapat, Beisenov y otros...

Día tras día se ampliaba el influjo del Consejo de Diputados. Los miembros del Consejo de Diputados comenzaron a menudo viajar a los aúles, conversar con la gente, tomar medidas prácticas en su lugar.

Con el gobierno provisional de Kerensky, durante el pronunciamiento kazajo en el año 1916, tales administradores de vólost como Olzhabay y Alkey, llevando a los soldados armados del zar viajaban por la estepa y saqueaban sin piedad a la gente. Recibimos cerca de doscientas denuncias en nombre de los trabajadores, por eso le dimos la instrucción a Zhumabay Nurkin de irse a la estepa, junto con quince soldados del Ejército Rojo para arrestar a los ex administradores de vólost, y confiscar su ganado. Con el mismo objetivo a otra dirección enviamos a Baiseit Adilev junto con la policía.

El Estado Mayor organizado del Ejército Rojo fue encabezado por dos marineros, que habían llegado de Rusia, - Zimin y Avdeev, y también un viejo soldado Balandin.

Se consolidaron nuestras relaciones con las fábricas de Karaganda, Spassk, Uspensk, donde también fueron organizados los Consejos de Deputados. Los emisarios de fábrica empezaron a visitarnos más a menudo. Ya nos visitaron los miembros de los Consejos de fábrica: Turusbek Mynbaev y Aryn Maldabaev. Al empezarse la nacionalización de las fábricas, los trabajadores de los Consejos de Diputados de Karaganda, Uspensk y Spassk llegaron a nuestro Consejo provincial. Entre ellos habían tales socios como Neyman, Orynbek Bekov. Ellos intervenían con informes sobre la situación en las fábricas, pedían el dinero y las armas. El Consejo de los Deputados tomó la decisión de nacionalizar las fábricas y de la expropiación de las setenta mil de pudes de cobre en el Spassk. Fue aprobada por unanimidad la propuesta sobre la entrega de dinero y de las armas de los arsenales de Consejo a los representantes de los trabajadores – Neyman y Bekov. Para recibir los rifles y ametralladoras, enviamos a Omsk y Petropavlovsk a un miembro del Estado Mayor del Ejército Rojo- el marinero Zimin, el comandante Kopylova y el funcionario de la fábrica de Spassk, el miembro del Consejo de Diputados Prudov.

Al recibir el dinero y las armas, Orynbek Bekov vino a mi apartamento. Sobre Bekov hablaba bien el socio Prudov. Me aseguré de sus habilidades mientras escuchaba su informe en el Consejo de Diputados. Acabamos de hablar sobre los trabajadores, los kazajos, el poder soviético, los bolcheviques y Alash-Orda.

Su concepción de Alash-Orda era muy indeterminados, Bekov no tenía una relación clara y sólida en cuanto a los miembros de Alash-Orda.

Empecé a explicarle que "Alash Orda - era una organización burguesa, que quería que estuviera el poder antiguo de Khan encima de los pobres, los trabajadores. Alash-Orda, Ablay-khan y el zar Nicolás, - es lo mismo", - le dije.

Bekov admitió que leía en paralelo con nuestro periódico el "Tirshilik" y el periódico "Sary-Arka". Yo había criticado el artículo "Sary-Arka" y las actividades de sus empleados. Después de un rato llegamos a un consenso con Bekov respecto a la Alash-Orda. Al prometerme que trabajaría más duro para el bien de la revolución, Bekov se despidió de mí...

En mayo del año 1918, la institución "Birlik" en Omsk, al tomar definitivamente el programa de Alash-Orda, convocó un congreso de la juventud. Se invitaban dos personas de cada institución de las afueras. En nombre del "Zhas kazajo" enviamos a Asylbek Abdulla, y también al estudiante de Omsk Zhanaydar Sadvokasov.

Primero regresaron de Omsk los delegados del congreso de los pobres Bilal y Kosherbay, y después vino Abdulla. Estábamos escuchando su información. Resulta que en el congreso de la jubentud se han reunido los representantes de las organizaciones juveniles de la provincia de Akmola, de Kostanai y de Semipalatinsk. El congreso ha pasado con un debate intenso, sobre todo cuando se discutía el tema de Alash-Orda y el Poder Soviético. Los participantes del congreso se dividieron en tres grupos: "derechos", " izquierdas" y "centristas".

Los del grupo "izquierda" eran, por supuesto, los opositores de Alash-Orda, es decir, nuestros representantes: Abdulla Asylbekov y Zhanaydar Sadvokasov, junto con los representantes del "Consejo Democrático"  de Omsk - Abulhair Dosov y Hamza Zhusupbekov. Pero los de "izquierda" se encontraban en minoría.

Cuando se discutía el tema del Poder Soviético, en particular se inició una disputa ensañada. Tres puntos de vista diferentes se unieron en una batalla abierta.

Los de "Izquierda" – los socios Asylbekov, Zhanaydar Sadvokasov, Abulhair Dosov y Hamza Zhusupbekov defendían el Poder Soviético. A ellos se juntaron: Abdrahman Baydildin, que era un "centrista" en la discusión de la Alash-Orda. Rechazaban el poder soviético los de "derecha" – los líderes de "Birlik": Kemengerov, Smagul Sadvokasov, Appas (Gabbas) Togzhanov, Saydalin (Asygat), Seitov y otros.

Cuando los bolcheviques mataron al jefe de policía de Alash-Orda de Semipalatinsk a Kaziy (Torsanov), pues, los discípulo mencionados antes de "Birlik" hicieron un epitafio en Omsk, que decía: " Juramos no volvernos atrás del camino trazado por Kaziy..."

Su juramento lo pasaron por el telégrafo a la redacción de "Sary-Arka". Su texto fue publicado en el periódico en el ejemplar 38 el 15 de abril del año 1918:

 

"la condolencia

 

Estamos lamentando inmensamente la muerte prematura del hermano joven Kazi que tenía el alma ferviente y la sangre apasionada nacional. Kaziy no cumplió su sueño deseado, porque fue la primera víctima del renacimiento de la nación. Ahora se ha convertido en una estrella polar y un ideal alto de nuestra juventud. Nos hemos prometido la fidelidad ante el Dios y hacemos el juramento de honor de nunca apartarnos de su camino inspirador y no olvidar a Kaziy. Como argumento de nuestra lealtad, el 20 de abril hemos organizado un concierto de pago en la lengua kazaja y la mitad de los fondos han sido asignados a la educación de su hijo que se quedó huérfano en la edad de un año. También hemos aprobado una resolución de proporcionar ayuda práctica a su familia en el futuro.

 

Los jóvenes de la institución "Birlik .......

 

El representante de la juventud de Semipalatinsk también intervino en el Congreso contra el Poder Soviético. Al final, bajo la presión de nuestros delegados adoptaron la resolución a regañadientes: "Reconocemos el poder soviético, si no nos molestará ..."La mayoría de los votos ha eliminado todos los antiguos nombres de las instituciones de jóvenes, y aceptaron sólo un nombre "Kas Azamat" ("Un Ciudadano Joven"). Fue elegido el Comité Central "Zhas Azamat". El presidente de la junta directiva era Murzin (Muhtar); los miembros -Smagul Sadvokasov, Muratbek Seitov, Gulya Dosymbekov, Abdrahman Baydildin. Hemos decidido publicar el periódico "Zhas Azamat", basada en el periódico cerrado "Ush zhus." El redactor era Kemengerov...

Al regresar de Omsk, Abdulla por el camino entró a Petropavlovsk, tenía la conversación allí con los bolcheviques, con los dirigentes del Consejo de Diputados Ishak Kobekov, Shaimerden Alzhanov y Karim Sutyushev.

Hemos hecho el interrogatorio a Abdulla:

- ¿Cómo viven los kazajos-obreros en Omsk? ¿Cuál es la posición de los kazajos que trabajan en la compañía naviera y el ferrocarril? ¿Qué hacen los kazajos- cocheros? ¿cómo viven los trabajadores en Petropavlovsk?

Abdulla contestó:

- Los mejores, los más concientes trabajadores de Petropavlovsk están armados. Ellos están guiados por Ishak Kobekov, el trabajo va bien allí. También mantienen bien el trabajo los obreros de Omsk. Recientemente, unos veinte voluntarios se han inscrito en el Ejército Rojo. Con mis propios ojos he visto a unos comandantes decentes, competentes, tales como Ugar Zhanybekov, Muhametkali Tatimov y Zikriya Mukaev ...

Estos nombres realmente son dignos de respeto. Son unos guerreros conocidos de los trabajadores kazajos. En las batallas difíciles ellos levantaban con valentía la bandera roja y daban con ametralladoras a los enemigos. Ugar Zhanibekov en el año 1912 estaba entre los trabajadores de la matanza del Lena, los cuales fueronreptimidos brutalmente por el gobierno de zar. Estos guerreros verdaderos protegiendo los intereses de los trabajadores, han llegado a ser los combatientes rojos. ¡A unas personas así hay que elogiarlas!..

También nos enteramos de Abdulla un montón de noticias preocupantes.

- Hay rumores de que los oficiales, los bais y los cosacos en un futuro próximo están planeando rebelarse, - dijo Abdulla – Se oye en todas partes que ellosestán organizando las reuniones secretas, susurran, al parecer, están preparando una conspiración. Sabir Sharipov dijo que en los bosques cercanos a Kokchetav el atamán cosaco Annekov está instalando un destacamento. Pero en Omsk, no hacen caso a estos rumores. Por el camino me he convencido con mis propios ojos de su autenticidad. En una estación un grupo armado de Annekov saqueó los correos, llevó los rifles de dos agentes de policía y desapareció en el bosque. En los alrededores de Kokchetav reina alarma. Los líderes de “Birlik”, también se están preparando para algo a escondidas. Corre el rumor de que uno de los jóvenes líderes de Alash-Orda se fue en secreto a una conspiración. Alrededor de Petropavlovsk la situación era aún más compleja. Los sobrevivientes después de la primera revuelta de nuevo comienzan a prepararse a una lucha.

- ¿Dónde están los hombres enviados por las armas a Petropavlovsk y a Omsk?

Ellos habían recibido las armas y habían salido conmigo. Pero yo tenía prisa y me adelanté de ellos, - dijo Abdulla.

Si nos fijamos en los detalles, somos más atentos a los acontecimientos y conversaciones, es evidente que se acerca un desastre inminente. La serpiente hostil acumula poco a poco las fuerzas, se mueve suavemente, esperando el momento adecuado. Pero nosotros no fuimos capaces de reaccionar correctamente en las circunstancias complejas de esa época.

No teníamos rifles para armar a los ferrocarrileros del Akmola, que vivían en la casa azul del bai Ishak (Dogalakov).

De las vólosts del sur de la provincia de Akmola regresó el miembro del Consejo Adilev. Según él, en los aúles kazajos hubo un completo silencio y tranquilidad.

Pero después de un informe oficial, Bayseit vino a mi casa con una mirada de incomodidad en su rostro y comenzó a mascullar algo acerca de la situación en los pueblos, y finalmente murmuró:

- Quiero decirte una cosa...

- ¿Qué cosa? - me puse en guardia.

- No sé cómo vas a reaccionar ... Pero he hecho algo malo...

- ¿A ver, cuéntame lo que has hecho?

- En uno de los aúles lejanos, me he encontrado con los líderes de la autonomía de Kokand –con el Mukhametzhan Tynyshpayev y Serikpay Akayev. Con ellos había un acompañante. Resulta que han huido de Turkestán ...

- Bueno, ¿dónde están ahora?

- Se fueron a Semipalatinsk - continuó Adilev con las orejas caídas.

- ¿Cómo los has encontrado? ¿Por qué no los has detenido?

- Pues... me he avergonzado. Ellos se pararon para almorzar en un aúl, se descansaban en una cabaña separada. Han venido a caballo, vestidos a lo pobre como unas gentuzas. Me quedé en la casa de un anciano de ese aúl ... Y de su llegada, había oído antes. Estaba sentado pensando: 'Bueno, voy a ir a verme con Tynyshpayev ". El anciano de la aldea se asustó1. También se asustó Tynyshpayev cuando entré en la cabaña. Los ministros han cambiado de cara, en la confusión excesiva, se han levantado bruscamente, han comenzado a saludarme. Después de saludarlos he tratado de calmarlos – Adilev terminó de contar.

- Así que, ¿les has dejado irse?

 

1Según la costumbre, los kazajos no dejan que sus enemigos  sean descubiertos en su aúl, en su yurta.

- Sí ... No me atreví a molestarlos. E incluso les dije cómo tenían que ir adelante, qué aúles serían convenientes para parar allí.

- ¡pasmarote!, ¡torpe! ¡Mami1! - grité, muy enfadado a Baiseit.

¡qué favorable fue Bayseit con sus enemigos políticos, con los líderes de Alash-Orda!..

¿Y cómo hubieran reaccionado los miembros de Alash-Orda en este caso? Esta pregunta no puede tener dos respuestas. Ya hemos visto y hemos experimentado nosotros mismos su "generosidad"...

Pronto en nuestra Consejo recibimos dos telegramas urgentes - una de Petropavlovsk, la otra de Omsk. En el primera se decía: "De Rusia a través de Siberia regresan a su patria las tropas checoeslovacas. Una parte de ellos llegó a Petropavlovsk y no quiere obedecer las órdenes del Poder Soviético en cuanto al desarme. Hay una instrucción estricta de desarmarlos en Petropavlovsk. Los miembros del Consejo encontraron su tren en la estación y comenzaron las negociaciones con los checoslovacos en cuanto a la entrega de las armas. Los checoeslovacos estaban agresivos. Se hizo una amenaza de un conflicto armado. ¡Estén atentos! .. "

En el segundo telegrama, se decía todavía peor: " movilizad urgentemente a las personas de edad para la frente..."

Los miembros del Consejo de diputados se desconcentraron, sin saber qué tenían que hacer ... Era bien sabido que la gran mayoría de la plebe no tenía ganas de regresar otra vez a la frente.

¿Qué va a pasar? ¿Qué tenemos que hacer?

Se creó una confusión, pero no obstante el Consejo había anunciado la movilización de los hombres de edad determinada.

1Mami auyg – una palabrota intraducible. Seyfullin en tales casos no se avergonzaba a soltar tacos, pero en el original sostituyó su palabra inexpresiva con "Mami".

A la mañana siguiente, después de una reunión del Consejo, Baken vino a verme. Fue un día de descanso.

 

 

- ¿Qué hay de nuevo? - le pregunté.

- Nada. Un silencio ominoso. Reina la alarma, al parecer, no es para algo bueno - dijo con tristeza.

Ese día, decidimos descansar un poco. Yo, Bakken, Abdulla, Omirbay y Nurgain – todos juntos nos fuimos a la orilla verde del río Ishim. Con la llegada de la primavera turbulenta del año 1918, la primera vez salimos de la ciudad. Con mucho gusto nos caímos en la hierba verde. Nos dábamoos volteretas, tomábamos el sol, jugueteábamos en las hermosas orillas del Ishim. Disparábamos con revólveres al hito. A lo largo de las riberas del Ishim enverdecía el mimbreral. El agua azul del Ishim estaba brillando. El cielo era azul terciopelado, se enverdecían las estepas ... El aire estaba lleno del sabor de verano. Estábamos descansando en la hierba sedosa y hablábamos con tranquilidad. Y nuestros corazón se latían con ansiedad, como si sentieran de lejos un desastre inminente.

 

 

 


 

 

 

 

 

 

La revuelta de Checoeslovaquia.

La caída del Poder Soviético en Akmola

 

3 de junio del año 1918

 

Tuve que escribir mucho. Una vez estaba escribiendo hasta la medianoche y me levanté tarde por la mañana. Me lavé rápido, tomé el té con la señora, viuda del uzbeco Mukymbay, la que me alquilaba su apartamento. Su hijo entró corriendo en la habitación y dijo:

- En el pueblo cosaco las personas se reúnen con sus rifles y sables. ¡Quieren detener a todos, ya que en Omsk y Petropavlovsk ya no hay el Consejo de deputados!

Enviamos al niño de vuelta para que investigara más sobre lo que estaba sucediendo. De pronto llegó de vuelta corriendo:

- Han ocupado el Consejo de los Diputados, arrestaron a Bochok, Monin, Pavlov. Los cosacos montados a caballos rodearon la casa de Kubrin, donde se encuentran los soldados del Ejército Rojo.

Mientras el niño balbuceaba acerca de lo que estaba sucediendo, llegó el zhigit Karim, un miembro de "zhas kazajo", dijo lo mismo, y aconsejó:

- ¡Deberías correr lo más pronto posible!

Detrás de él llegó un kazajo a paso largo- el obrero, el miembro del Consejo Bilyal Tinalin y apoyó al amigo:

- Sí, mi querido, necesitas escapar rápido.¡Te van a buscar!

Se acercaron otros dos compañero y me dijeron por unanimidad que realmente tenía que correr lo más pronto posible.

El hijo de la señora al poco tiempo trajo las últimas noticias:

- Los cosacos ya han detenido a cuatro o seis miembros del Consejo. ¡Están gritando que detendrán a todos los miembros del Consejo!

En las calles hay muchísima gente - a caballo y a pie. Sharip Yalymov está montado a caballo gritando, "¡Hay que arrestar a Saken y a Abdulla!"

De todas partes llgaba el oído de los disparos. Mis compañeros me proponían con insistencia que me ocultara.

- ¡Cómo dejaré a los míos sin el apoyo! ¡cómo les miraré a los ojos mañana si hoy me escapo vergonzosamente!- exclamé, verificando mi revólver.

El tiroteo se aumentaba.

Mis amigos, al ver que sus intentos por persuadirme eran en vano, se fueron.

Llamé a la señora del apartamento, le pagué el alquiler y le pedí que cuidara mis libros y papeles, y comencé a prepararme para lo próximo. Desde la calle se oía el sonido de los jinetes, se oían los disparos.

La señora se agitó, comenzó a rogarme que me escondase en el sótano:

- Venga, rápido, ahora vendrán por ti – me repetía sin parar.

Pero ya era demasiado tarde para hacer algo.

Entraron corriendo seis gamberros, armados hasta los dientes - cuatro tártaros y dos cosacos.

Me agarré el revólver, pero uno de ellos se acercó por la espalda, me dio un latigazo y me quitó mi único arma. Me ataron las manos y me arrastraron a la calle.

Hacía un día claro y cálido. Los sonidos crepitantes de disparos de fusil se parecían al sonido de los bastonazos en la piel seca. El polvo se estacaba. El rumor de la gente no paraba ni para un segundo y todo ese rumor se fusionaba y daba la impresión de que por las calles corría una manada de vacas, huyendo del tábano venenoso.

Algunos estaban gritando simplemente por gritar, para no estar en silencio. Otros estaban ocupados – buscaban a los bolcheviques. Y algunos estaban corriendo por el pánico y el miedo - para que no les dé una bala.

Los seis robustos me llevaban, atado por las calles alarmadas y voceadas al pueblo cosaco.

Me agarró Sharip Yalymov conocido en la ciudad como un tonto y un estrafalario, el otro - un rico comerciante de la barba negra, el tercero – un comerciante de caballos. Y también Toyganov Nuri, ex truchimán de vólost.

Eran muy furiosos, respiraban con dificultad. Sus ojos estaban a punto de salirse de sus órbitas por la furia. Las fosas nasales se esponjaban, como las de las vacas enojadas por los tábanos. La gente que iba a nuestro encuentro nos miraba fijamente con  curiosidad. Y mis guardias gritaban aún más y se ponían flamenco:

- ¡Hola, gente! ¿No teneis a los bolcheviques en su casa por si acaso? ¡Mirad, hemos atrapado al más endurecido de los bolcheviques!.. ¡Vamos, mueve tus pies, y más rápido! – me daban con el látigo en la espalda. Especialmente se esmeraba Toyganov.

Me dirigí hacia Yalymov, más o menos educado de los guardias:

- Sharip-abzi1, le pido que ordene que no me golpeen. ¡Y aún delante de la gente en la calle!

Pero me seguían dando con látigos.

A nuestro encuentro salieron corriendo tres kazajos-montadores. Uno de ellos se acercó y me dió con un látigo. Miré a mi alrededor y vi a un kazajo pintojo de barba negra. Irónicamente, le pregunté con calma:

- ¿Y Ud. también se apresura a golpearme. Acaso le había causado daño?..

Se sintió avergonzado, tiró de las riendas de su caballo y no me persiguió más.

 

Labzi - el hermano mayor (tártaro)

 

Al fin y al cabo me llevaron al pueblo cosaco... Había un alboroto increíble. Estaban los kazajos, los tártaros y los rusos, desde los pequeños hasta los mayores. Mujeres, niños... La gente estaba emocionada, zumbiendo y balanceándose como una ola del mar.

Los montadores saltaban por todas partes, se oían los disparos de fusil. ¡Había mucho traque, trueno, ruido – no se podía comprender nada! La multitud enloquecida estaba gritando, maldeciendo a los bolcheviques; me vieron bajo la vigilancia y se corrieron a mi encuentro. La primera persona que vi fue el Nurzhan mayor con un palo negro de dibujos en la mano. Sus ojos estaban llenos de sangre, como de un animal que estaba sufriendo un carbunclo. Al acercarse a mí, él me insultó obscenamente.

Me subió la sangre a la cabeza:

- ¿A dónde y con quién va Ud.? ¿Acaso no ha trabajado con nosotros en el Consejo de Diputados?

Me gritó:

- ¡No hables mucho! ¡Sé lo que estabas haciendo, la gente también lo sabe! ¡serás responsable por todo!

La multitud enfurecida me rodeó. Todo el mundo trató de llegar a mi cara, golpearme con cualquier cosa. Y quien no podía descargar la cólera sobre mí, empujaba a los suyos. He oído las palabras: "¡granuja! ... ¡infiel! ¡Ateo!.."

Los puños aparecían ante mis ojos más y más, fui golpeado y presionado desde todos los lados, empecé a ahogarme. Al recoger mis últimas fuerzas, apenas podía estar de pie. Eché una mirada alrededor a las persona enojadas - ¿Acaso nadie me defenderá? De repente vino un kazajo - hadzhi Suleimen, me agarró por los brazos y me arrastró fuera de la multitud y me llevó a una choza cercana. Allí había mucha gente -  unos cosacos viejos con barbas y unos jovenes, sin barba. Todos estaban armados. Los oficiales tenían sables y revólveres.

Su líder Kuchkovsky les daba órdenes de una manera rápida y en voz alta. Estaba corriendo, precipitándose, haciendo ruido con el sable.

Mi salvador – era hadzhi Suleimen – emitió hábilmente, como si me rebuscara, y luego me condució a toda prisa en una de las salas distantes.

Yo no esperaba en absoluto que precisamente esa persona me iba a salvar de la multitud enfurecida.

Antes, nunca había trabajado con hadzhi Suleimen, y de cerca lo había visto sólo dos veces.

Sucedió de la manera siguiente. Una vez fui con unos amigos a ver a un comerciante de kumís.Ël estaba con unas cuantas personas. Tomaban el kumís. Entre ellos noté a un kazajo moreno grueso con una pequeña barba picuda, al que todo el tiempo lo tratabann de una manera diferente, es decir: ¡"Hadzhi-eke, Hadzhi-eke"1! Nos unimos a esa compañía. No sabía qué era que no le había gustado a Hadzhi – el hecho de que yo era del Consejo de diputados, o el hecho de que llamé la atención con mis conceptos, sin embargo se tomó como pretexto una de mis bromas, y pronunció muchas palabras desagradables:

- ¡Ahora, los jóvenes son unos mal educados, no quieren respetar a los ancianos..!

Pero me reñió en vano, no quería hacerle daño. Cuando el hadzhi enojado me regañaba, traté de no disputar con él, sobre todo allí, en la casa del comerciante de kumís, no era el lugar apropiado para discutir.

Después de ese incidente, he visto a hadzhi una vez más en el Consejo. Había venido por el asunto de una joven que se divorciaba con su marido.

Algunos miembros del Poder de Akmola han hecho todo lo posible para evitar el divorcio. Pero ella encontró a unos defensores. Tuve que convocar a los testigos de ambos lados al Consejo.

 

1Hadzhi-eke – un tratamiento digno a una persona que ha realizado la peregrinación a Mekka.

 

Ese asunto fue contratado por el miembro del Consejo Turysbek Mynbaev, un dzhigit analfabeto.

Y el Consejo recibió una denuncia de que habían personas que no les gustaba el divorcio, querían presionar a Turysbek y lograr lo suyo de diferentes maneras.

Logré que la mujer obtenga el divorcio, y ella llegó a ser totalmente libre.

Las víctimas que habían sufrido las derrotas continuaban sin parar. Cuando empezaron a amenazarme, les advertí:

-Si  seguís molestando a esta mujer, os entregaré a los tribunales.

Se asustaron no de mis palabras, sino del Poder del Consejo, por eso se tranquilizaron y dejaron la intención de hacer regresar la mujer por la fuerza al esposo no amado.

En la decisión de su destino asistió el comerciante de kumís y hadzhi Suleimen, el que me había regañado injustamente en la tienda de kumís. Ellos estaban felices de que yo había defendido a una mujer, y lo asintieron.

- ¡Gracias, querido! Y lo siento por ese caso que me había enojado contigo. Entonces no conocía tu temperamento y me emocioné.

La mujer era una familiar de hadzhi, y actualmente ha decidido a agradecerme...

En la habitación a la que he sido empujado, he visto al presidente del Consejo - Bochok, su adjunto -Baken, el comisario de finanzas Monin y el miembro del Consejo - Kondratyev. Intercambiamos algunas palabras y nos silenciamos.

- ¿Quién está disparando? - Le pregunté.

- Los soldados del Ejército Rojo.

- ¿Y dónde están los otros compañeros?

- Los Pavlovs también están aquí, en otra habitación. Estamos en silencio, pensando en la situación. Los disparos se detuvieron, pero las voces humanas y el ruido de los pasos de los caballos no cesaban durante mucho tiempo. Kuchkovsky seguía dando las órdenes a buen paso y en voz alta.

Dentro de un tiempo trajeron a Baiseit Adilev golpeado y arrojaron a nuestra habitación. Resulta ser que fue capturado en las afueras de la ciudad. Y el Abdulla fue perseguido por las calles, y golpeado incesantemente.

Uno tras otro, fueron arrojados a nuestra habitación los bolcheviques golpeados y ensangrentados. Especialmente Katchenko tenía una pinta horrible.

El pueblo de cosacos se convirtió en un infierno sangriento. Los cosacos rebeldes lo mantenían bajo su control. A la casa se acercaban nuevos montadores,  y de pronto se iban arreando a los caballos con el látigo....

Los que se habían reunido para echar un vistazo también querían golpear a alguién. La casa estaba rodeada por todos los lados, la gente miraba por las ventanas, acercando su nariz al cristal...

Alguién tocó con fuerza a la ventana, miramos atrás y vimos al viejo kazajo Kilybay. Estaba temblando de ira y nos amenazaba con los puños. No había oído lo que estaba gritando y me acerqué a la ventana. Nos encontramos con las miradas. Su rostro se contorsionó como de un chamán. Estaba gritando algo con furia, agitando su puño huesudo. ¡Miserable!.. ¡Miserable! .. Lo miré y moví la cabeza: "Pobrecito, que lamentable eres ..." Se acercaron unos kazajos más y también nos empezaron a regañar y golpearon con sus puños en la ventana. Entre ellos, estaba el hijo del comerciante Basybek. Sobre todo fueron regañados Baken y Baiseit. Resultó que el campesino del hijo de Basybek no había recibido el pago prometido y había denunciado a Baken.  Baken y Bayseit llamaron al hijo de Basybek y lo obligaron a pagar al campesino los 200 rublos. Por eso él  estaba insultando más que los otros.

¿¡Acaso después de eso Basybek intercederá por Baiseit, Baken y sus compañeros, los miembros del Consejo de diputados!?...

Los cosacos lograron fácilmente a capturar la ciudad. En lo ocurrido acusaron al presidente del Consejo el Bochok, que había sabido acerca de los eventos preparativos, pero no lo hizo saber a nadie. Si hubiera advertido a los bolcheviques que los cosacos se iban a rebelarse, no habría sido ese resultado fatal. A pesar de que todos los miembros del Consejo estaban arrestados, nuestro destacamento pequeño del Ejército Rojo no se rindió a los cosacos, hicieron un tiroteo. Pero cuando los cosacos agarraron a Bochok, él ordenó a los soldados del Ejército Rojo parar el tiroteo.

Por la tarde, nos sacaron a la calle y bajo un guardia nos llevaron a otro lugar.

Estaba una multitud de curiosos que se fijaban en nosotros. Muchos se alegraron de los sucedido con nosotros, en primer lugar, por supuesto - los ricos. Noté a una kazaja vieja, que estaba en su puertería, y nos apuntaba con el dedo a nosotros diciendo: "¡Gracias a Dios!.."

Al fin y al cabo nos trajeron a un cobertizo medioquemado y nos encerraron allí. En la puerta pusieron a los cosacos de guardia.

Los cosacos que ayer estuvieron desgobernados, hoy se han convertido en alcaldes municipales. Especialmente estaban satisfechos los bais kazajos y tártaros. Entre ellos fanfarroneaba el borracho necio Sharip Yalymov, cimbrando con un revólver.

Al cobertizo traían más y más bolcheviques. Muchos se preguntaban: ¿cómo pudo suceder eso? Sin comerlo ni beberlo. Se escandalizaban, regañaban al Bochok.

El cobertizo fue rodeado de la gente. Estaban los amigos y los enemigos. Los amigos estaban aturdidos y los enemigos se alegraban.

Comenzamos a recibir las noticias de la gente libre. Las primera noticia fue de la esposa del compañero Pavlov:

- quieren pasar por las armas a todos los miembros del Consejo de diputados – a las doce personas - ocho rusos y cuatro kazajos.

Los kazajos - eran Baken, Saken, Abdulla, Bayseit...

Luego recibimos otra noticia: pasarán por las armas a los seis, de ellos a un kazajo. Después una más: los atamanes cosacos, los ricos de la ciudad y los nobles al reunirse, tomaron la decisión de pasar por las armas a los doce bolcheviques.

En general, sea como sea, comprendíamos que nuestras cosas iban mal.

Llegó la noche. Nos acostamos, pero no podíamos conciliar el sueño, ya que había mucho ruído.

Por la noche, trajeron a algunos bolcheviques más. Nos contaron que los cosacos habían obtenido el poder en Omsk, Petropavlovsk y Kokchetav, estaban pasando por las armas y estaban horcando a los bolcheviques sin causa ni proceso judicial y que los cosacos se unieron con los checoeslovacos.

Algunos de los nuestros se rendieron. Tenían mucho dolor... Estabamos pensando: ¿acaso la revolución fue derrotada? ¿Acaso nos volveremos a lo anterior, al zarismo?

Nos vino a ver el líder de los rebeldes, el comandante de la ciudad - el oficial Kuchkovsky.

- Vuestro asunto va a investigar una junta especial. Os hemos detenido temporalmente. Así se hace mientras se cambien las autoridades. Pronto estareis libres... nos calmaba el comandante.

Se fue, más tarde nos enteramos de que ya había sido pronunciada una sentencia de pasar por las armas a todos los jefes.

En el cobertizo estaba ahogado, no habían ventanas, sólo habían unas pequeñas aberturas rectangulares con rejas. La puerta estaba abierta durante todo el día y podíamos ver a los kazajos de guardia armados.

Entre los guardias reconocí a mi ex profesor de Akmola el Krasnoshtanov.

Por la puerta abierta estaban echando una ojeada los amigos y los enemigos. Los amigos nos saludaban, nos animabas con las señales de la cabeza, nos traspasaban algo de comer.

Esté donde esté un kazajo, ¿acaso puede olvidarse de su comida favorita - la carne y el kumís?

Poco a poco, empezamos a calmarnos. Nos intercambiamos de puntos de vista. Había poca alegría. ¡Estaba claro que nuestras cosas iban mal, y el corazón se llenaba de amargura y resentimiento, ya que no habían sido capaces de prevenir todo eso!

Me acerqué al Baken, el que estaba apoyado contra una pared.

- nos van a pasar por las armas - dijo con tristeza. -Pero vamos a morir por la verdad, nuestra conciencia es pura! No nos olvidarán los que vendrán después... – me abrazó y continuó: - ¡ojalá me muera yo, y los demás ... Pero tú tienes que vivir y escribir sobre ello en el periódico, contar en un libro para nuestros hijos y nietos sobre el modo en que nos morimos. ¡debes vivir! - concluyó Baken.

- Vamos, todos tenemos que vivir. Nos escaparemos con éxito de aquí - lo tranquilicé -. ¡Todavía tenemos muchas batallas por delante!

Estábamos sentamos en silencio, esperando, pensando. ¿Cómo podría pasar que nos encontramos en una situación tan ridícula?

Nadie sabía a punto fijo si los cosacos se habían rebelado sólo en Akmola, Omsk, Petropavlovsk, o por toda Rusia. En el cobertizo éramos unas cien personas, los líderes más prominentes y activistas del Consejo de deputados. Los bolcheviques de filas estaban aparte.

Nadie sabía qué territorio fue adueñado por los enemigos, dénde aún se conservaba el gobierno de los bolcheviques.

Empezaron a interrogarnos. Los primeros fueron: el presidente del Consejo de diputados el Bochok y el comisario de finanzas Pavlov. Los interrogaban sólo acerca de los asuntos y de los documentos de las instituciones de ciudad.

Por todas partes se escuchaban preguntas:

- ¿qué habeis sabido..? ¿bajo el dominio de quién está el poder estatal?

- En realidad no sabemos nada - le respondieron. Más tarde, Bochok sugirió:

- El poder debe de estar bajo el dominio de los socialistas-revolucionarios. Llegó otra noche inquietante. En el cobertizo hacía mucho calor.

A media noche, la puerta fue abierta y entraron con ruido veinte rusos armados. Se alinearon en la puerta y los comenzaron a llamar de la lista. Se quedó claro de inmediato que llamaban en general a los jefes.

La lista tenía un monárquico Serbov, vestido de militar, era un cosaco del Don, de la especialidad técnica.

Fue uno de los más feroces oponentes de los bolcheviques, siempre intervenía en contra de nosotros en las reuniones y manifestaciones que tuvieron lugar en Akmola antes del establecimiento del Poder Soviético. Ahora tenía en su mano una lista de los bolcheviques condenados. Era como un hurón maloliente, apretando los dientes, gritaba los apellidos y ordenaba ponerse en la fila. Encendió una cerilla para asegurarse de que ante él realmente estaba Katchenko, y se sonrió burlonamente:

- ¡eres tú, el bigote rojo! ¿¡Te acuerdas de cómo casi me sacaste los ojos!?..

Pusieron en una fila a más de cuarenta personas, las rodearon con guardias.

El cielo estaba despejado. En alguna parte muy alta brillaban las estrellas, y gracias a su luz la noche no parecía tan oscura.

Nadie estaba capaz de sugerir a dónde nos llevaría el "guerrero" Serbov.

Y Serbov siguía gritando con su voz ronca las órdenes a sus soldados. El guardia tomó una escopeta en la mano.

La voz de Serbov tronó: "¡Adelante!"

Y nos llevoron a una parte desconocida...

La ciudad sombría y oscura se se cubrió de la niebla. Parecía a un animal grande que estaba sin respirar. No se oía nada, como si todo hubiera muerto. Y sólo nosotros, como si fueramos los únicos habitantes, caminábamos por las calles desiertas, rodeados de los cosacos. El guardia que iba a pie tenía las armas preparadas, el que iba a caballo tenía unos sables que brillaban a la luz de las estrellas.

Estabamos caminando sin parar... Sólo oíamos el crujido de la arena bajo snuestras pies y el ruído de los caballos. Todos estabamos en silencio: nosotros, y los guardias. Parecía que ambos lados estaban siguiendo los unos a otros, en silencio machacaban los unos a otros, y si alguien miraba a las musarañas, se le clavaría el cuchillo hasta la cacha.

Parecía que los cosacos ya habían sabido el lugar al que llevarían a los bolcheviques. Y los bolcheviques caminaban pacientemente, como si supieran a dónde los estaban llevando ...

Sus sables brillaban de mal agüero, tintineaban  los rifles. Las casas silenciosas, tranquilas se quedaban atrás en la oscuridad.

Por fin nos llevaron a las afueras de la ciudad.

 

 

Mi compañero Nurgain y Kozhamberlin Husain que caminaba atrás, dijeron:

- Nos llevaron fuera de la ciudad para pasarnos por las armas aquí!

- ¡Tonterías! - Animé a mis compañeros. - qué importancia tiene el lugar de disparar,

En la memoria me recordé sin darme cuenta sobre toda mi vida no muy larga. Desde la infancia, me gustaban mucho los estudios. Mi jubentud pasó con tranquilidad en el aúl ... Luego la fábrica en Uspensk, los días de oro en la escuela urbana de Akmola. Y más adelante – viajaba a Omsk, los estudios en el seminario. Una alegría inspirada relacionada con la formación de la unión juvenil "Birlik". Todas mis esperanzas, mis sueños, los entregué a las cosas que me gustaban, y también toda mi fuerza y ​​energía... Un año estuve enseñando en la escuela del aúl Bugli en las orillas del Nura. Después apareció la libertad tan esperada, la formación del periódico, las reuniones del comité - una vida impetuosa y vigorosa.

Teníamos una gran cantidad de buenos planes, que nos gustaría de cumplir en el Consejo de diputados.

Me acuerdaba de la madre, el padre, los familiares, los compañeros, los amigos ... mi amada...

En un momento toda mi vida corrió ante la mente, y eso le hacía dolor al corazón. ¿Acaso todo esto se desaparecerá en un instante, ahora mismo? ..

La muerte sin sentido hace que toda tu vida sea sin sentido, como un juguete inútil. ¡Sí, un juguete! .. Y si es así, vivir o morir - ¿Cuál es la diferencia..? Si es la muerte, entonces la muerte! Pero lo más rápido posible.

¡Así que el destino está decidido! No le temo a la muerte, y la miro directamente a los ojos. Si en tu vida se queda lo único y es la muerte, entonces la persona no debe tener miedo de eso. ¡Con la cabeza bien alta, debe enfrentarse a su destino!

Los dhigits estaban en silencio ...

Salimos a las afueras. Se sentía el aliento de la muerte más y más.

¡has vivido - y de repente has desaparecido! Todas las cosas vivas desaparecen. Una cosa antes y la otra después... Nosotros moriremos antes que los otros... ¡mi pobre madre va a verter las lágrimas amargas!.. ¿Acaso realmente nos moriremos? ¿Acaso mi madre tiene que verter lágrimas? .. ¡No! ¡No vamos a morir!.. Ahora nos desbandaremos en diferentes direcciones. Se oirán los disparos y brillarán los sables. Y nosotros nos desapareceremos en la oscuridad de la noche ... Y nos volveremos a nuestros aules ...

Caminamos hasta la casa de piedra en las afueras de la ciudad. Se abrió la puerta de hierro, se hizo un ruído...

Nos hicieron entrar por la puerta abierta, a un patio enorme.

Desde la casa de piedra han salido varias personas. Serbov les ha hablado en voz baja, después ha consultado con dos guardias armados,

Teníamos una esperanza...

De nuevo sonó la puerta de hierro y se escucharon las voces sonorosas. Los minutos parecían ser una eternidad. Ha pasado mucho tiempo hasta que aparecieron dos guardias y llevaron  a uno de nosotros ... Detrás de él, el otro. Así que, uno por uno fueron llevados, y cada uno de nosotros esperaba ansiosamente su turno.

Mis compañeros estaban muy preocupados porque no sabían por qué los llevaban a la casa.

- ¿Qué están haciendo allí?.. ¿Matándolos? Vamos, dime ¿qué harán con nosotros? – me estaba preguntando Nurgain con ansiedad.

-¡Hacen lo que quieren..! ¡Y deja de charlar en vano! - le corté, perdiendo la paciencia.

- ¿Vas a ordenar aquí también?- se enojó Nurgain.

Lo sentí que lo había cortado tan inoportunamente.

- ¡Bueno, olvidémoslo! - tranquilicé a mi compañero.

Nuestras voces sacudieron con el aire sombrío a los detenidos congelados, los volvieron a la vida.

Empezaron a charlar ... Y los guardias, mientras tanto,  llevaban a alguién de los que estaban entre nosotros.

Llegó mi turno. Me llevaron por un pasillo estrecho, iluminado con una lámpara a la puerta más lejana.

Allí estaba un funcionario ruso. En la ventana estaba el Serbov. Anotó mi apellido.

- ¿Tienes dinero? – me preguntó el funcionario.

Rebuscaron mis bolsillos y no encontraron nada sospechoso, ordenaron a los guardias:

-¡Quítalo de aquí..!

Me llevaron a un cuarto oscuro y frío, con el suelo de cemento. La puerta de hierro se cerró de golpe y fuera tronó la cerradura.

Desde la oscuridad, desde el fondo de la celda escuché una voz:

- ¿Quién eres?

Reconocí la voz de nuestro compañero, el abogado Trofimov. La celda era oscura. A ciegas me llegué a la gente que estaba situada en el suelo de cemento. En ocasiones estaban charlando.

De vez en cuando se abría la puerta y fueron empujados otros presos. Uno de ellos, buscando un sitio en la oscuridad, empujó mi pierna.

- ¿Qué hay en el suelo? – preguntó perplejo en ruso.

- Un hombre está en el suelo – le respondí deliberadamente,

- ¡Son unas palabras firmes! - dijo Trofimov desde lejos ...

De esa manera nos entreteníamos la noche en esa cueva oscura.

Por la mañana aparecieron los guardias. Nos hicieron levantar, cansados y agotados, y nos expulsaron al patio de la prisión.

Después otra vez nos metieron en las celdas y nos cerraron.

Al mediodía vino a vernos un joven oficial Moiseev, el ayudante del comandante cosaco. Ël mismo no era de los cosacos. Su padre - era un comerciante importante de Akmola. Su hijo había estudiado conmigo en la escuela de Akmola. Una vez estabamos sentados con él en la misma mesa. Ambos nos estábamos interesados ​​por los periódicos y discutíamos sobre la política. A veces, jugábamos juntos. Ahora en sus hombros tiene las hombreras de un alférez.

Cuando estalló la guerra en los Balcanes, nuestros profesores comenzaron a recoger el dinero para los búlgaros. Se organizaban los eventos de caridad. En esos días, regañaban la Turquía, y elogiaban la Bulgaria. De los estudiantes cobraban en 05-10 kopeks, pero me negué de las contribuciones. Moiseev entonces me hizo un reproche, y comenzó a susurrar que Seyfullin- era un patriota turqués.

En el año 1913, dejé Akmola y me fui a Omsk a continuar los estudios. Desde entonces, no me he encontrado con Moiseev. Y en el año 1917, lo volví a ver otra vez, cuando había una lucha feroz por el establecimiento del poder soviético en Akmola. Teníamos que confiscar la riqueza de su padre: las casas de piedra, los molinos y mucho ganado. Yo estaba insistiendo en que fueran devueltas a los cosacos las tierras en las orillas del Nura, que habían sido apoderados por Moiseev de viva fuerza.

Y ahora nos hemos encontrado con el joven oficial Moiseev como enemigos.

Estaba vestido en una casaca relumbrante, tenía una bandolera. A su lado estaba el alcaide y dos soldados armados hasta los dientes. Con mi compañero de clase, nos intercambiamos las miradas – y nada más...

Cuando nos vio sentados en el suelo de piedra, Moiseev le preguntó al alcaide acerca de la orden, dio instrucciones en voz baja y se fue.

Nuestros amigos, que se quedaron en libertad, no se nos olvidaban – nos traían los envíos, nos informaban sobre las noticias. Hoy, por ejemplo, esta noticia: algunas personas en definitiva están añadidas a la lista y estarán pasadas por las armas. ¡Los apellidos no se conocen aún!..

Al día siguiente, había otra noticia: a nadie los van a pasar por las armas, ya que en muchas ciudades, incluso en Omsk, el poder está bajo el dominio de los bolcheviques.

Después de esta noticia estamos escarabajeando los puños - ¡erramos el tiro!

Al día siguiente otra vez salíamos al patio a dar un paseo. Traté de hablar con un estudiante de la guardia – un socialista-revolucionario. Me contestó burlonamente.

En el patio estaban pegadas las órdenes del comandante de ciudad, en las que llamaban a los bolcheviques como enemigos de la población y de la patria, y también se decía que los poderes de los bolcheviques serían quitados en toda Rusia, y todos ellos sufrirían el castigo merecido ...

De estas órdenes, nos enteramos de que ha sido apoderado Atbasar - el poder bajo el dominio de atamán Annenkov, y Petropavlovsk, en el que domina el coronel Volkov.

Muchos de nosotros después de oír esa información aún más se descepcionaron. Más que nunca nos preocupaba el pensamiento: "¡Por lo menos que no se rinda Omsk, para que los cosacos no pasen de la raya!"

Pero al día siguiente supimos que el Omsk también cayó. Los cosacos se enfurecían todavía más.

Resulta que antes de la interpresa de Omsk los "héroes" - rebeldes que tomaron el poder en Akmola, todavía no estaban seguros de sus habilidades, tenían miedo. Pero tan pronto como llegó la noticia de que Omsk fue cogido, se pasaron de la raya.

Comenzaron a enseñar el arte militar a los comerciantes jóvenes y mayores, los comerciantes pequeños. Todos los que, al menos en cierta medida estaban relacionados con los bolcheviques, fueron conducidos a la cárcel.

Había el hacinamiento. La mayoría de los miembros del Consejo estaban en la primera celda. Veinticuatro personas, que eran las más peligrosas, estaban engrilladas. Entre ellos, el jefe del Estado Mayor del Ejército Rojo el marinero Avdeev, los comisarios del Consejo Pavlov y Monin, el presidente del Consejo Bochok, sus adjuntos Katchenko y Serikbaev, el presidente del tribunal Drizge, Martlogo, los comisarios de la distribución de productos alimenticios Bogomolov y Asylbekov, el miembro del presidium del Consejo y el comisario de educación-Seyfullin, los comisarios de las obras Pyankovsky y Shcherbakov, comisarios de la policía Griaznov, Adilev, Zhainakov, Bekmuhametov, un socialdemócrata, no es miembro del Consejo Petrokeev y otros.

Han traído a Zhumabay arrestado bajo guardia junto con sus ayudantes, que habían viajado a Ereymen a castigar según se merecía el administrador de vólost Olzhabay Nuradin y Alkey. Sucedió lo inesperado - Zhumabay y sus compañeros, a las instancias de Olzhabay, fueron engrillados.

Nos vistieron de ropa de prisioneros de colores, de tela gruesa – la espalda y el cuello amarillo, el resto todo negro.

Nos dieron los pantalones y las camisas con cuellos descolorados y unas chubasqueras negras asquerosas.

Cuando salíamos a dar un paseo, el patio fue rodeado de guardias armados.

Después de la toma de Omsk fueron prohibidos los envíos. Las guardia se cambiaban constantemente; una vez eran los alféreces, otra vez los hijos de los ricos locales, los miembros del estrato social medio, los comerciantes.

Nos daban de comer la comida mala – un aguate con el pan moreno seco y agua.

Las detenciones de los bolcheviques se continuaban.

A la cárcel llegó un grupo de trabajadores de las fábricas de Uspensk, Spassk, Karaganda. Arrestaron a los jóvenes de "Zhas kazajo."

Doce celdas estaban llenas de gente, pero las autoridades no estaban satisfechos, continuaban buscando a los bolcheviques en los cobertizos de piedra.

Los cosacos, como unos lobos hambrientos merodeaban por los aúles, rebuscando cada distrito de Akmola. Las personas eran como un rebaño de ovejas, sufriendo las dificultades pacientemente.

La situación de los pobres se hizo todavía peor. Los que trataban de oponerse, fueron golpeados con látigos.

La Gente de diferentes maneras resistía a las acciones injustas.

En el día en que tenían que engrillarnos, necesitaban a un herrero. Llamaron a un kazajo herrero. Cuando se enteró de lo que había pasado, se negó rotundamente. Fue golpeado severamente con las fustas, pero nisiquiera entonces cumplió sus órdenes infames.

La plebe estaba en desesperación. Y aquellos que no les gustaban los soviéticos, se alborozaban.

Corrió un ruído que seríamos enviados a la violencia del atamán cosaco Dutov a Orenburg,  y que en Omsk que estaban esperando a un jefe importante para formar tribunal militar y fusilar a todos los jefes.

Cada día, nuestra situación se empeoraba.

Llegaban las noticia de que los blancos de Siberia habían tomado las ciudades.

Analizabamos la situación todos juntos.

Si movíamos un brazo o una pierna – las cadenas hacían ruído, como unas cadenas de los caballos trabados. Si subíamos todos juntos, el rechinamiento de las cadenas llenaba toda la prisión.

Una vez los kazajos en nuestra celda hablaban del destino de sus compañeros. ¿Cómo estaban?

Se trataba de Sabyrov Sharipov de Kokchetav, de los trabajadores de Omsk - Tatimov, Zhanibekov, Mukeev, Shaimerden Alzhanov, de Petropavlovsk-Esmagambetov, Duysekeev, de su comisario del distrito Ishak Kobekov, de los que habían organizado el Consejo Democrático de los bolcheviques jóvenes, y muchos en Omsk, y de muchos otros.

El más cercano para mí era el enfermero veterinario Shaimerden Alzhanov, un opositor ferviente de Alash-Orda.

Se me recordó una historia. En el año 1917 llegó a Omsk Bukeikhanov de Orenburg. Los coroneles le dieron la bienvenida con entusiasmo. Había un mitin. Entonces contra el Bukeikhanov estaba una sola persona – el Shaimerden.

Los jóvenes de Alash consideradaban que era un loco. Shaimerden protestándose salió de la reunión junto con Tautan Arystanbekov...

Pensábamos en el destino no sólo de los compañeros de Akmola. Durante el establecimiento del poder soviético en Semipalatinsk, cuando los miembros de Alash-Orda no querían reconocer ese poder, el único maestro Nygmet Nurmakov de Karkaralinsk estaba a favor de los bolcheviques. Después de la Revolución de Octubre, en una de sus cartas me escribió: "¿Cómo estás, Saken? Сomprendí que sólo los bolcheviques podían dar la libertad a los pobres que estaban brutalmente oprimidos por el poder zarista. Por eso llegué a ser un bolchevique..."

Y me contó de cómo Nygmet se estaba sintiendo en Karkaralinsk.

En los años 1917-1918 era raro escuchar que los kazajos voluntariamente se unían a los bolcheviques. En los periódicos no se notificaba eso. A los bolcheviques  kazajos les era muy difícil llevar a cabo la lucha política a banderas desplegadas en contra de las aspiraciones nacionalistas de Alash-Orda.

También nos era difícil porque todos los periódicos que se publicaban en Kazajia, excepto el "Tirshilik" de Akmola estaban a favor de Alash-Orda.

Durante la lucha político-social de los años 1917-1918, la gente educacada se agrupaba en torno a los periódicos y las revistas. Y si sus puntos de vista eran contrarias a la política del periódico o de revista, ellos trataban de expresar sus puntos de vista en los periódicos y las revistas de otras provincias.

En esa gran lucha de los años 1917-1918 el portavoz principal de Alash-Orda era el periódico de "Sary-Arka". Y el único Nygmet de Karkaralinsk del distrito de Semipalatinsk nos escribía al "Tirshilik."

El periódico de Akmola se oponía agriamente a Alash-Orda. Nos apoyaba el periódico de Petropavlovsk el "Ush zhus".

Nuestros adversarios ideológicos locales en el año 1918  comenzaron a publicar el periódico "zhas alashtar" - "el miembro joven de Alash-Orda." En Petropavlovsk, se publicaba el periódico "Zhas Azamat"1, el que también trataba de prestigiar a los nacionalistas burgueses.

Los miembros de Alash-Orda de Ural publicaban el periódico "zhana kazajo" - "el kazajo joven" en la ciudad de Oyyle.

En Tashkent el periódico "Birlik Tuy"2 estaba contra el Poder Soviético, Alash-Orda fue apoyada por el periódico "Urano"3, redactada por el poeta-molá Karashev. Serik Zhakipov estaba en contra de esos periódicos.

Omar Karashev escribió el himno de Alash-Orda y publicó un libro titulado "Terme"4, en el que elogiaba a Aleken (Alihan). Afirmaba con entusiasmo que el guión de la población kazaja – era el Aleken. Alrededor de él estaban los alumnos de un gimnasio, los estudiantes...

Al releer esos periódicos, era difícil de creer que en Kazajia en ese momento estaban unas personas que apoyaban a los bolcheviques.

También en Akmola estaban unos bolcheviques que escaparon de la prisión, - Turysbek Mynbaev, Zhahiya Ainabekov, Abubakir Esenbakov, Galim Aubakirov, Battal Smagulov, Zhamanaev, Bilal Tinalin, Seit Nazarov, Aryn Maldybaev, Hakim Manazarov y muchos otros.

En la institución juvenil "Zhas kazajo" llegaron a saber de antemano sobre el inminente arresto de los activistas y los advirtieron a: Baken Zhanabayev, Kozhebay Erdenaev, Salih Ainabekov, Omarbay Donentaev, Duysekey Sakbaev y a otros compañeros.

1"un ciudadano joven", 2"la seña de la unidad." 5"El grito". 4"Los ritmos".

Los carceleros intentaban de todas maneras de interrumpirnos la conexión con el mundo, pero nosotros recibíamos más y más noticias sobre la libertad. Nos enteramos de que en Semipalatinsk había sido formado un gobierno de Alash-Orda. "Sary-Arka" publicó su programa en total. El periódico apareció también en Akmola. A la cárcel nos traspasaron el ejemplar 42 de ese periódico.

En el ejemplar fue impresa la convocatoria de Alash-Orda, que decía:

"Quién atrape a los bandidos y los fanáticos – a los bolcheviques kazajos, que los mate en su lugar. ¡hay que exterminarlos a todos!"

Cada día estábamos esperando la muerte ...

Cada día los enemigos de la revolución - los molás, los jueces árbitros, los administradores de vólost se viraban más y más.

Los enemigos estaban contentos. Los amigos estaban deplorando.

Y en una cárcel estaban los terzuelos-bolcheviques ardientes engrillados.


En la cárcel de Akmola

 

Los cosacos encabezados por los alféreces que estaban en la guardia de la cárcel, parecían a una multitud de los demonios. Cada uno de ellos en el pecho tenía los cinturones de cartucho. Tenían unas gorras puestas,  unas bandas rojas del pantalón de dos rayas. Todos tenían los sables, los fusiles, los látigos. Soltaban palabrotas en voz alta. De vez en cuando a la cárcel fueron dirigidos los soldados reclutas de los campesinos para custodiarla. En esos casos los prisioneros se sentían libremente.

Los guardias blancos que se habían subido al poder formaron una junta de la liquidación del bolchevismo en el distrito de Akmola. A la cabeza de la junta era el monárquico Serbov.

Los rumores se actualizaban diariamente, nos enteramos que en algunos lugares ya habían aplicado la pena de muerte. Un día en la cárcel apareció Serbov junto con el alcaide, acompañados por siete u ocho oficiales. Sobre sus hombros tenían las hombreras.

Resultó ser que Serbov vino acompañado con el jefe del presidio urbano. Cuando entraron ruidosamente en nuestra celda, el alcaide ordenó con su voz ronca: "¡Levántaos!". Nos levantamos.

- Su caso será tratado por los tribunales. Cada uno de vosotros será acusado según la ley. ¡No habrá la antijuridicidad..! - Nos dijo el comandante.

Al subirse al poder, los guardias blancos convocaron con urgencia un congreso de distrito.

De las ciudades y los pueblos llegaron exclusivamente los bais y los ex administradores de vólost. La selección de los delegados era muy dura, sin embargo de algunos lugares llegaron al congreso los que simpatizaban al Poder Soviético. En el día de la inauguración del congreso, declararon: "¡En primer lugar, hay que excarcelar a los trabajadores de los Consejos!"

Los líderes de los cosacos, los bais y los oficiales, tocados en lo vivo por tal declaración, arrestaron en su lugar a los que simpatizaban a los prisioneros y los empezaron a interrogar.

Los guardias blancos se encuelecían cada día más y más. Los oficiales frívolos crestudos se vagaban por las calles de Akmola. Los funcionarios e hijos de los bais eran como unos camellos fañados rabiosos.

En la cárcel ya no se cabían los prisioneros. Los recién llegados, los metían a los sótanos de las casas de piedra, los revisaban a toda prisa y liberaban a los "inofensivos". Algunos fueron liberados por un soborno. Liberaron a varios dzhigits de "zhas kazajo".

Los “simpatizantes a los bolcheviques” fueron liberados, los servidores del Consejo de diputados - Dyuysekey Sakpaev, Temirgaliy Asylbekov. Fue liberado el enfermero veterinario Nauryzbay Zhulaev, Daut Begaydarov, de los profesores - Galymzhan Kurmashov, Galiy Kitapov, de los escribanos - Karim Aubakirov y otros.

Entre ellos estaba en la libertad Uvali Hangeldin por casualidad gracias a sus familiares, que era un dzhigit educado, inteligente, un auténtico socialista ideológico. Al darse cuenta, las autoridades comenzaron a buscarlo para volverlo a la cárcel, pero Uvali había logrado escapar.

Algunos se arrepentían, diciendo que se habían unido a los bolcheviques por la ignorancia y la nesciencia; esos fueron liberados. Por ejemplo, fue liberado Nurzhan Shegin.

La situación en la cárcel se estaba empeorando. La ropa propia, incluso la interior fue quitada. Nos entregaron una ropa interior de propiedad estatal de lino burdo, una chaqueta corta negra-chiné, en vez del lecho, cada uno de nosotros recibió un saco de lino, ligeramente rellenado del heno. Estábamos durmiendo en tarimas de madera, y que llegó más tarde, dormía en el suelo de tierra o de piedra.

Las celdas estaban cubiertas de hollín, tenían un olor malo, eran llenas de gente. No se aceptaban los envíos. Nos daban de comer el agua, el pan de centeno no cocido bien con la corteza quemada. Con el pan medio cocido se podía hacer kumalaki1 y los peones para el juego.

En la cárcel había doce celdas llenas completamente de los bolcheviques. Los prisioneros se adelgazaron mucho, como si tuvieran una enfermedad grave. En nuestra celda habían dos ventanas; en las cuales habían unas rejas de hierro espeso cuadrado. Una ventana tenía una ventanilla. No permitían abrirla, sin embargo la teníamos abierta todo el tiempo. Pero de todos modos hacía mucho calor sofocante. Cuando nos acostábamos no había sitio libre en las tarimas de madera, ni en el suelo de piedra.

Durante todos los días estábamos sentados en un semicírculo, y estábamo buscando las maneras de matar el tiempo. Unas jugaban a las damas de la masa de pan, otros estaban charlando, los terceros cantaban las canciones, los cuarto murmuraban algo con tristeza, estando borrachos, los quintos estaban mirando por la ventana y pasaban horas sentados en silencio e inmóviles.

Cada día, ante las ventanas aparecían los familiares o los amigos de los prisioneros. Los cosacos no dejaban acercarse a nadie, y cuando los sustituían los campesinos movilizados en soldados, ponían cara de que no había nada prohibido, y entonces se podía charlar un rato a través de la ventana con las familias, oír algunas noticias acerca de la vida en el exterior.

1Kumalak - pequeñas piedras, semillas, etc en la cantidad de 41 para la buenaventura.

La cárcel se encontraba en la región occidental de Akmola. Las ventanas de las primeras cuatro celdas salían a la calle. Se veían las casas extremas de la ciudad, la estepa rodante fuera de la ciudad y un bosque alejado en la ribera del Ishim.

Con un alcaide bueno, me acercaba a la reja y estaba mirando un largo rato a la libertad...

Habían flores de verano, la ciudad se enverdecía, el Ishim azul chorreaba en las orillas verdes.

A unos ciento cincuenta pasos de la ventana había una casa en la que vivía un amigo del viejo Kremensky, uno de los prisioneros que estaba entre nosotros. Los hijos de Kremensky entraban a menudo en esa casa, abrían las ventanas de par en par y miraban a escondidas a nuestra celda por los anteojos. Kremensky se acercó a las rejillas, y empezó a hablar con su hijo en gestos silenciosos. No entendíamos nada en sus conversaciones, pero el anciano lo entendía y nos contaba las noticias seguidas.

Era muy difícil pasar el verano maravilloso. Y en general, ¿cuándo y a quién es facil aguantar el hacinamiento, el calor sofocante, la suciedad, la fetidez y la esclavitud? Para un hijo de las estepas kazajas libres estar en una prisión de hierro, en una celda pequeña – era peor que un infierno absoluto...

Estaba sentado mirando a la libertad. A lo lejos se veía la estepa colinosa verde. La brisa del verano como una seda, me aventaba suavemente la cara. Puse mi pecho al viento. Su soplido ayudaba un poco a mi cuerpo agotado. Un pensamiento rápido se liberó y corrió a lo lejos como un halcón que se escapó de su cautiverio, dejando atrás la prisión. El pensamiento se acechaba en la estepa verde, en los prados alfombrados, en el espacio sin límites. Corriendo de prisa asistía las montañas desiertas y bosques profundos, donde susurraban sonoramente los arroyos. El pensamiento escuchaba el canto de los pájaros – el que era melódico y suave; se pasaba a lo largo de la orilla de un lago con cisnes blancos, corría por la superficie del río, en competencia con la velocidad de su curso tortuoso, pasaba corriendo a través de los aúls y otra vez se regresaba a la estepa despoblada...

Estaba sentado cerca de las rejas... A lo lejos se veía un kazajo extraño y hacía correr a un buey, enganchado en un carro. Salían de la estepa alejada. El buey no tenía prisa, estaba arrastrando lentamente el carro, lleno de estiércol. El kazajo tampoco tenía prisa. Echó una mirada tranquilamente a las ventanas de la cárcel y con un movimiento lento empujó al buey. El buey seguía su ritmo con la cabeza bajada. Las ruedas del carro se crujían y se giraban lentamente...

¿Dónde estás, la libertad maravillosa? .. ¿Quién sabe tu auténtico valor, a excepción de los prisioneros de la cárcel? Ese kazajo deslucido era cien veces más feliz que nosotros – ya que estaba en la libertad, aunque su destino tampoco era envidiable - llevaba el estiércol en un carro.

¡Oh, la libertad, no hay nada más hermoso que tú! El kazajo se fue, empujando ligeramente a su buey...

Y detrás de él apareció una pata blanca, que llevaba a muchos críos. Al hacerse pesada de la grasa, con el cuello encorvado y largo, balanceaba su pico y caminaba tranquilamente. Graznaba algo con cariño a sus críos. Hacía poco tiempo desde que habían aparecido en el mundo, los pequeños, con los picos amarillos, se apresuraban detrás de su madre. Contestaban a su llamado con su pío estridente. La pata estaba mirando a su alrededor, preocupándose por los críos, y sin prisa seguía llevándolos al prado pequeño.

¡Allí estaba la belleza de la libertad! ¡Allí estaba un verano maravilloso!

La pata blanca con sus críos se pararon en el prado pequeño ...

Apareció una joven kazaja no se sabía de dónde. Incluso desde una distancia ella estaba mirando atentamente a las ventanas de la cárcel. Ella me vió detras de las rejas y detuvo su mirada en mí. Sus ojos brillaban como las ciruelas pasas. Tenía unos quince años de edad, era delgada, esbelta, de una estatura mediana. Llevaba un vestido blanco con dos trepas en el dobladillo, en la cabeza tenía una caperuza de terciopelo negro. Su pelo negro, espeso estaba trenzado, y en las puntas tenía unas cintas de seda roja. Caminando sin prisa, se acercó a la ventana... Estaba mirando a los guardias ... Sus pasos se pararon del todo. Se detuvo y miró hacia atrás, como si estuviera esperando a alguién. Luego me miró con nostalgia, no podía esperar mucho y se fue. Su mirada conmovedora como si estuviera tratando de compartir mi dolor. Me pareció ser una hermana con el corazón bueno y sensible. Su mirada pura tranquilizó mi alma triste. ¡Oh, mi hermana, con un corazón sensible, con una estatura flexible, como una mimbrera! ¿Por qué me mirabas con tanta atención y tanta tristeza? Tu mirada se parecía a una golondrina, la que rocía el agua con sus alas para apagar el fuego. ¡Gracias!

Dentro de un día te has regresado y todo el tiempo seguías fijando. ¿Quién eres? ¿Hija de quién? ¿quién piensas que somos? ¿Unos delincuentes grandes, unos sinvergüenzas, unos pervertidos, unos enemigos de tu pueblo y tu país?

¿Nos miras a nosotros con crítica o con lástima? ¡Oh, mi hermana con un corazón de oro! ¡Seas quien seas, te doy las gracias!

Esa chica pasaba muchas veces delante de las ventanas de la cárcel. Pero no se atrevía a acercarse, no tenía la valentía. No sabíamos hija de quién era, pero su rostro me parecía ser familiar, pariente. Estaba tan acostumbrado a sus visitas de manera que si no la veía durante dos días, comenzaba a echarla de menos.

El canto de la calandria en frente de las rejas de hierro, el sol en la celda fría y húmeda, la brisa suave con el aroma de la estepa verde – todo eso era energía curable para el alma herido de un preso. Y la chica desconocida me parecía ser un medicamento todopoderoso. Ella también estaba acostumbrada de ver mi cara, empezó a saludarme con un leve movimiento de la cabeza.

Una vez en la cárcel corrió un rumor siniestro de que a uno de nosotros tenían que pasarlo por las armas. Los compañeros en la celda estaban en silencio, pensando en las cosas tristes. Cada uno de nosotros tenía las esposas y grillos. Estábamos agotados, teníamos las miradas clavadas indiferentes e inexpresivas. Miré fugazmente tras las rejas y la vi a ella. Llevaba el vestido blanco con las trepas en el dobladillo. En sus trenzas tenía las cintas de seda roja. Caminaba despacio y estaba mirando a nuestra ventana. La tristeza agobiante de mi alma se fue volando, la niebla negra se desapareció, la vida se hizo evidente.

Me acerqué a las rejas, sonando con las esposas. Mis compañeros se estremecieron, como si se despertaran de una pesadilla, me miraron desconcertados.

- ¿Qué pasa? - preguntó bruscamente uno de ellos.

- ¡Aquí está mi hermana! - le respondí con calma. Algunos seguían mirándome con sorpresa, otros juraron con alivio: "Uf, vaya..!"

Un día nos enteramos de que el ex comandante fue despedido y en su lugar llegó uno nuevo. Al día siguiente, en nuestra celda entró un grupo de oficiales, encabezado por Serbov y el alcaide, sus hombreras estaban brillando.

Al abrirse la puerta, el primero entró el alcaide y ordenó en voz alta: "¡Levántaos!" Los oficiales con fusiles y sables llenaron la celda. Todos ellos de una manera rastrera, como unos perros de caza, miraban al alcaide joven con los ojos saltados, que tenía una gorra ladeada, como un parrandero, un borracho vagabundo. En el cinturón tenía un revólver, una espada al cinto, y un corto látigo en la mano. Al entrar en la celda, se detuvo, separando las piernas.

- ¿La mayoría de vosotros sois kazajos? - dijo con asombro.

Serbov comenzó a pintar nuestros "méritos", escarnecedoramente, aprovechándose, con sensación, con la ordenación detallando los puestos y cargos de cada uno de nosotros individualmente...

El recién nombrado comandante Goncharov llegó de Petropavlovsk.

Las autoridades nuevas de Akmola se divertían durante el día y la noche, andaban de juerga sin parar.

Corrían los rumores acerca del fusilamiento de muchos nuestros compañeros en Omsk, Petropavlovsk y Kokchetav. En los primeros días, los más ardientes fusilaban a las personas sin juicio. Nos enteramos que ya en Akmola iban a fusilar con juicio.

Los presos ya empezaban a acostumbrarse a la palabra "fusilamiento". No teníamos las esperanzas de liberarnos. Empezaron a clasificarnos. Unas setenta u ochenta personas, las "más rojas" no las molestaban, ni interrogaban, y el otro grupo de unos sesenta prisioneros fue enviado a Petropavlovsk. Junto con ellos fuer enviado el compañero Kalegaev, que había venido de Omsk en dos o tres días antes de la caída del Consejo de Diputados y acabó en la cárcel.

A veces, corrían unos rumores consoladores como por ejemplo: "los blancos están agotados, los rojos atacan, aprietan, hacen correr a gran velocidad!" No podíamos asegurarnos, estabamos conjetuando. "Al final, obtendrán la victoria los rojos, no hay duda de ello, pero no podremos ver la victoria," -lo sentían en las celdas.

Los compañeros se adelgazaron. Comíamos sólo el agua y el pan de centeno poco cocido. No nos hubiéramos adelgazado de esa ración, si los alcaides- visitadores no nos hubieran humillado cada día.

Los pensamientos pesados, los grilletes de hierro, cada día las noticias sobre los nuevos fusilamientos, el aire viciado y un suelo de piedra en la cárcel – esas cosas nos atormentaban sobre todo.

Nuestras fuerzas se disminuían de día en día, y  cada vez teníamos el estado de ánimo peor. Nuestra gente estaba en todas las celdas, y sólo en una, con la puerta abierta estaban los kazajos por el robo. Cada día a nuestros compañeros  los sacaban al patio de la cárcel para dar un paseo de diez o quince minutos. En esos momentos, el sonido de los grilletes resonaba por toda la cárcel.

Una vez nos sacaron a dar un paseo a los de nuestra celda. En la verja estaban los centinelas armados. Las ventanas de las cuatro o cinco celdas salían al patio, y los compañeros nos miraban a través de las rejas. Algunos todavía estaban viriles, nos saludaban, asintiendo con la cabeza alentadoramente. Otros tristes, sin esperanza, balanceaban la cabeza.

Encadenados en la verja rodeada de centinelas, dábamos vueltas desde atrás hacia adelante, como los lobos rodeados. Ese día fue sobre todo triste. Vimos en la ventana detrás de las rejas los ojos tristes de nuestra compañera - Kondratyeva. Estaba agarrandose a las rejas de hierro, apoyando su barbilla y cantaba una canción melancólica de esclavos. Su voz era hermosa, sincera. En la cara de esa mujer maravillosa corrían las lágrimas lentamente:

"... quitadme los grilletes, liberadme y os enseñaré a amar la libertad" – cantaba ella.

El compañero Bogomolov, el prisionero de nuestra celda era muy sensible, un hombre de un carácter suave, el poeta, se detuvo, se apoyó en un poste con una linterna y empezó a llorar en silencio...

Una vez en nuestra celda entró uno de los que estaban presos por el robo. Nos trajo una brazada de heno fresco, recién cortado.

"Hoy me han llevado a las obras, allí he cogido esta brazada para vuestra cama," - dijo el kazajo, lanzándonos el heno.

Nuestra alegría no tenía límites. Empezamos a abrazar el heno aromático, lo olíamos con goce, lo agarábamos, al igual que los niños, que echaban de menos a su madre. El Baimagambet (Zhainakov) conmovido ahorraba el heno un largo rato, los olfateaba y apretaba con alegría hacia su pecho. En estos momentos en especial teníamos ganas de liberarnos, en la estepa fragante de verano ...

Mi hermana pasaba al lado de las ventanas de la cárcel una vez en tres días. Me asentía con la cabeza – me saludaba. Oblicuamente, al prado pequeño, venía cada día la pata blanca, llevando detrás de ella a sus críos. Los pequeñitos, con los picos amarillos, estaban creciendo cada día.

En la monotonía sombría de la vida en la cárcel, ocurrían ocasiones divertidas... Como ya había dicho, nos daban de comer el agua crudo y el pan de centeno, por lo que cada uno de nosotros, por supuesto, deseaba una comida mejor. Nosotros, los kazajos, de costumbre deseábamos la carne y el kumís. Parecía que si nos mostraran un chorizo de caballo sabroso - kazi, nos habríamos corrido por él al fin del mundo.

No permitían aceptar los envíos desde la libertad, estaban observando atentamente, pero como dicen: "el que se apodera de una cosa siempre gana al que la cuida". A veces nos daban unos trozos de chorizo kazi, pero no todos los días, y de vez en cuando, en los días en los que venían los guardias que nos simpatizaban. El chorizo envuelto en una tela de la longitud de un vershok1  fue metido en una trompa y caía al suelo con un ruido sordo. Husain (Kozhamberlin) estaba preparado a cazarlo al vuelo como un kumai2. En el día, en que ante nuestra ventana pasaba la esposa joven de Husain y le informaba acerca del envío, Husain no apartaba la vista de la trompa. Y, nosotros, a su vez, seguíamos los movimientos de Husain y estabamos sofocados por el deseo, como águilas hambrientas a la vista de su víctima.

Y el pedazo de chorizo apareció en la trompa. Husain lo cazó al vuelo y se detuvo por un momento, agarrando el chorizo en el puño. Para dividirlo en partes iguales, no teníamos el cuchillo, para romperlo con las manos era imposible – ya que era un trozo demasiado pequeño. O sea, cada uno tenía que dar un mordisco por turno con los dientes.

1vershok – antigua medida rusa, 4,4cm

2Kumai – un perro fabuloso de pies ligeros, del que nadie puede escapar, supuestamente nacido del cruce de un ganso salvaje y una busca.

 

Husain, sujetaba el trozo en su puño y al sacar el cabo del chorizo de la anchura como un dedo, lo acercaba a la boca de cada compañero. Cada uno tenía el derecho de dar un mordisco de la parte fijada... Llegó el turno de Baiseit (Adilev). Husain se lo acercó. Bayseit, haciéndose pasar por un hombre lastimoso, medio muerto, dirigió su boca al chorizo y respirando hondo, se apartó.

- ¿Por qué no comes? - dijo Husain perplejo.

- ¿¡Acaso este trocito me matará el hambre!? -respondió Beiseiv, y tenía la pinta aún más lamentable...

- ¡Come, dónde encontraremos más! – lo suplicaba Husain.

- No, mejor comed vosotros. Todos no se alimentarán con un vershok. Comed vosotros, y ​​yo tendré hambre... – respondió Bayseit con humildad, y se echó en la tarima tristemente con un suspiro.

Al rodear a Baiseit, comenzamos a consolarlo.

- Vamos a medirle una parte más grande, - finalmente propuso alguien.

Husain se vaciló, sacó otro trocito de chorizo y lo ofreció a Baiseit. El Bayseit medio muerto levantó lentamente la cabeza. Miró de reojo al chorizo y a su propietario. Ambos seguían  profundamente los movimientos uno del otro, Husain le acercaba lentamente el chorizo, y Bayseit rápidamente, como el lucio listo, agarró el chorizo junto con los dedos de Husain. Él dejó escapar el trozo entero para salvar su mano, y Bayseit inmediatamente se tragó la mitad de la parte total, y comenzó la lucha por el trozo restante.

Tales momentos animaban nuestra vida en la cárcel.

Al arrancar un pedazo sobrero de chorizo, Bayseit se animó un poco, comenzó a bromear, contar algo, cantar una canción cómica en ruso, compuesta por un cantante ruso. La canción se llamaba "La llamada de una mujer kirguís (kazaja) a su amado."

Oh, ayran de mis deseos,

Kumís de mis pasiones,

Kaymak1 de las esperanzas de corazón,

El carnero estepario de mi alma.

Estallaste mi alma como barymta2,

Rebenqueaste mi corazón con un látigo.

Y mi espíritu kirguís se alegró,

Cuando te quedaste dormido en la yurta.

Más cara que una bata chiné,

Abate más que un acero de damasco,

Abrasa la sangre con el estiércol.

1Kaymak – la nata.

2Barymta – un robo del ganado por fuerza, un atraco armado.

Oh, ven,  mi querido diablo,

Y cae como el polvo hacia abajo,

Te estoy llamando tristemente

Con el relincho de las yeguas apasionadas.

 

Bayseit la cantaba con maestría, con un aspecto serio, exponía su pecho hacia adelante y se engallaba como si fuera un artista famoso.

Nos reíamos a satisfacción.

Un día recibimos la noticia de que no habría el fusilamiento. Esos rumores eran persuasibles. Ya era más fácil respirar. De pronto comenzaron a permitir los envíos. Con algunos prisioneros comenzó a conversar el alcaide a escondidas.

Empezamos a interrogarnos. Llevaban a ocho - diez personas a un lugar de investigación bajo una escolta de cosacos.

“¿Que están interrogando?” – preguntabamos con impaciencia a los compañeros que habían estado en la investigación.

Llegó mi turno. Llevaron a quince personas al mismo tiempo en un grupo. En los pies teníamos las esposas. Los cosacos montados tenían los sables preparados. Hicieron una fila de dos. Los que eran más altos, yo y Baiseit estábamos delante. Era un día caluroso, justo el calor del verano de sorokovina1.

1Sorokovina, sorokovka - el tiempo del 10 de julio al 20 de agosto, por lo generalel más caliente.

Las calles estaban llenas de multitudes de mujeres, niños, ancianos, jóvenes, tártaros, kazajos, rusos, a caballo y a pie. Nuestros grilletes sonaban, estábamos marchando aproximadamente en el medio de la calle, acompañados por un escolta. En silencio, mirábamos a la gente. Entre la multitud estaban mis amigos y conocidos. Nos saludaban de diferentes maneras - tranquilamente, con compasión, con aire sombrío, nos daban la bienvenida, ponían las manos en su pecho y nos asintían levemente con la cabeza. De repente me encontré con la mirada de mi padre, que había venido de las estepas lejanas. No podía hacer nada, con tristeza y con amor me miraba desde la distancia.

Entre la multitud vi a los padres de Baiseit, Abdulla y Zhumabay, y también a sus amigos que habían venido de los aúles. Todos estaban en silencio, ocultando la ansiedad, manteniendo la ira y el resentimiento. Algunos estaban llorando a hurtadillas. Ya que no tenían fuerzas para arrastrarnos de las manos de los oficiales, porque ellos estaban armados. Pasábamos bajo las miradas fijadas de los amigos y enemigos que estaban en ambos lados de la calle. Los grilletes estaban sonando, toda la gente de la calle estaba llorando, y nosotros caminábamos de reata, uno tras otro, con la cabeza descubierta, y el pecho desabrochado.

En la multitud he visto también a mi “hermana”, la que pasaba al lado de las ventanas de la cárcel. Sus ojos inocentes estaban llenas de las lágrimas. Ella me asintió con la cabeza, y le respondí también, agradecido. Con las miradas de la multitud nos animamos un poco, comenzamos a caminar con seguridad.

La junta de investigación se reunió en el edificio antiguo de la escuela. En el invierno, yo vivía en un apartamento del maestro Tokarev, en un chalé que se encontraba en el patio de esa escuela. En mi ex apartamento ya he entrado en la ropa de un preso de lino grueso, con la cabeza descubierta y con los grilletes. Yo y Baiseit íbamos delante y nos encontramos con Tolebay Nuralin en las escaleras. Mirándome directamente, Tolebay preguntó:

- ¿Cómo está su salud, Saken?

- ¡Gracias a Dios! - Le contesté.

Tolebay desapareció detrás de la puerta en un instante. Nuestros pies entonces no eran tan rápidos como los de Tolebay, ya que teníamos las esposas.

El capitán de los guardias entró en una de las habitaciones. De pronto salió con un ruso, y llamaron para interrogarlo al primero de nuestros compañeros...

Nos llamaban de uno en uno, nos interrogaban y regresaban de vuelta.

Miré por la ventana hacia el patio. Allí estaba Tokareva, la vieja, la dueña de mi apartamento de invierno. Cuando me vio, movió la cabeza con piedad...

Llegó mi turno. Entré en la habitación. En la mesa se encuentraba la junta. Presidente – el kazajo Chontonov.

Justo antes de mi interrogatorio Serbov había salido a alguna parte. Entre los miembros de la junta estaban sentados tres kazajos y un campesino ruso barbudo. Uno de ellos era el comerciante Tashti, segundo - el famoso molá Madten, y tercero - Tolebay. Cuando me acerqué a la mesa, Tashti y Madten me saludaron en voz baja:

- ¿Eres sano, Saken? Yo le respondí:

- ¡Gracias a Dios!

Chontonov comenzó a cuestionarme:

- ¿Cómo Ud. se metió en el Consejo de diputados?

- según la eleción de los kazajos de estepa, a voluntad de la plebe.

- ¿Qué intereses usted pretendía proteger?

- Los intereses de la población kazaja, especialmente, la población activa que me había elegido.

- ¿Qué tipo de trabajo fue encabezado por Ud.?

- El trabajo de educar el distrito de Akmola.

Chontonov no me preguntó, y yo no le dije que yo había sido un miembro del Presidium del Consejo de diputados.

- ¿Usted participaba en las reuniones y en los mitines?

- Sí, participaba.

- ¿Intervenía Ud. en los discursos?

- Sí.

- ¿De qué estaba hablando?

- No me acuerdo.

- ¿Se unió Usted al partido Bolchevique?

-Sí.

- ¿Está Usted a favor o en contra de la convocatoria de la Asamblea Constituyente?

- Si en la Asamblea Constituyente toman parte los representantes de los trabajadores, entonces no estaré en contra de su convocatoria.

- ¿Cuál es su posición en cuanto a la religión?

- Personalmente, no soy una persona religiosa.

- ¿O sea, Usted regañó la mezquita con las palabrotas?

- No es posible regañar con las palabrotas una cosa inanimada.

- ¿qué fue lo que usted escribió en el periódico "Tirshilik", que se publicaba aquí en la lengua kazaja?

- En la mayoría de los casos, hacía versos.

Entonces me hizo una pregunta el campesino fiscal de barba negra:

- ¿Usted es un escritor?

- No tengo mucho éxito... sin embargo, un poco lo soy.

- ¿Cuáles eran los versos que escribió, sobre qué?

- Básicamente describía la vida de las personas. Otra vez la cuestión me la hizo Chontonov:

- ¿Por qué escribía precisamente los versos?

- En primer lugar, porque sabía cómo versificar, y en segundo, pensé que versificar - no era un delito.

El campesino barbudo dijo a Chontonov:

- ¿Y qué más da si versificaba sobre la vida de las personas? ¡Si sabe hacerlo, qué lo haga!

- Resulta que Usted tiene escrita una pieza social para el día primero de mayo y la puso en la escena. ¡Dicen que en esta pieza, Usted estaba elogiando a los bolcheviques!

- Esta pieza es mi primera obra. Sí, fue puesta en la escena el primero de mayo en Akmola. En ella mostré la insaciabilidad de los administradores de vólost, de los escribanos, de los bais y los molás durante la movilización de los jóvenes kazajos a las obras de retaguardia en el año 1916.

Después de guardar el silencio, Chontonov se dirigió a los miembros rusos y kazajos de la junta:

- ¿Teneis preguntas al detenido? Todos se quedaron en silencio. Tolebay me hizo una pregunta:

- ¿Acaso no escribió nada más en el periódico "Tirshilik" a excepción de los versos?

- A veces, escribí unos artículos cortos.

Tolebay sacó de su bolsillo un ejemplar de "Tirshilik":

- ¿Acaso no fue Usted el que escribió este artículo, en el que regañó al atamán Dutov e injurió a Alash-Orda en todos los sentidos. ¿Acaso no es su seudónimo "Shamil"?

- Mi nombre es Saken.

- No, ya lo sabemos que fue usted. Nos lo contaron los trabajadores de redacción.

- Podrían equivocarse.

- Si es así, ¿quién es este "Shamil"?

- No lo sé. El redactor oficial del periódico es Rakhimzhan Duysembaev. Pregúntenlo a él.

Yo sabía que en ese momento Rakhimzhan estaba huyendo, escondiéndose en la estepa, así que fingí que no conocía a "Shamil".

Tolebay sacó del bolsillo otro papel;

- De acuerdo, ¿pero esta obra la conoce?

Tenía en la mano mi carta, dirigida al Consejo regional de Siberia, donde informaba en detalles sobre las acciones de la Alash-Orda. Abrió la carta delante de mí y me preguntó:

- ¿Acaso Usted no está regañando aquí a los miembros de Alash-Orda? .. ¿Acaso no es suya la firma?..

No lo podía negar, ya que era un texto, el que había corregido después de una máquina de escribir.

- Es posible que lo haya escrito.

Me obligaron a firmar en el margen del artículo para confirmar la autoría.

Tolebay de nuevo sacó un papel de su bolsillo:

- ¿Lo reconoce usted? ¿Acaso no fue Usted quien lo inventó en nombre de la población?

Fue el original de nuestro telegrama, enviado a Moscú en nombre del Congreso de los pobres de Akmola. De nuevo eran mis correcciones después de la máquina de escribir. No lo podía negar, estaba cogido con las manos en la masa.

- Cuando se redactaba ​​el telegrama, yo también estaba presente, - le respondí.

- ¿Quién más estaba presente, además de usted?

- Había mucha gente. No me acuerdo quién estaba presente y quién ausente.

- Firmese en el telegrama, que indicaba: "He escrito" - ofreció Tolebay.

- ¿Pero cómo puedo inscribir a mí mismo una obra colectiva?

Al final me obligado a firmarla, y al mismo tiempo señalé que "participé en la redacción."

- ¿Usted está en contra de la Alash Orda? – me preguntó Chontonov.

- ¡Sí, estoy en contra! - le contesté.

- ¿Por qué?

- Tras el derrocamiento del zar los miembros de Alash-Orda decidieron separar los kazajos de la población rusa y querían llegar a ser unos khanes kazajos, unos zares locales independientes. Y, según nuestra opinión, la población kazaja liberada de la autocracia, ya no tiene necesidad de khanes. Los nacionalistas querían separarse definitivamente de los rusos, querían desterrar a todos los campesinos de las tierras kazajas. Eso podría acabarse con el desastre. Perderíamos el apoyo de los trabajadores rusos, los cuales derrocaron al zar y lograron la igualdad de derechos para los trabajadores kazajos. Por eso estoy en contra de Alash-Orda.

Los miembros rusos de la junta cambiaron una mirada entre ellos de una manera interrogante, el campesino de barba negra parecía poco amable con los kazajos.

Me pareció que los los rusos presentes llegaron a saber los objetivos auténticos de Alash-Orda, sólo después de mis palabras. Tolebay, el comerciante Tashti y el molá Manten no sabían cómo reaccionar. Se pusieron colorados, les llegó la sangre impura a la cara.

Los rusos seguían mirando de una manera mala e interrogativa a los miembros de Alash-Orda. Asegurándome de que mis palabras llegaron al clavo en la cabeza, firmé el papel.

Me propusieron salir a la sala. Seguían con el interrogatorio de otros compañeros. En la habitación estaba al lado de la ventana. Se me acercaron Tashti y Tolebay y fingiendo la paz comenzaron a charlar conmigo. Del lado, podría parecer que ellos eran mis parientes cercanos.

- No te preocupes, llegará el momento en que te liberes, - me consolaban.

Con Tolebay en cierta ocasión estábamos estudiando juntos en la escuela urbana, éramos amigos. Nos hemos intercambiado con reproches de "amistad".

Dentro de unos minutos mis " beneficiadores" fueron a continuar el interrogatorio.

Junto con Baiseit entramos en una de las clases. Un guardia nos trajo el kumís allí.

Estábamos disfrutando del kumís y de repente notamos que dos mujeres kazajas se acercaron a nuestra ventana. Una de ellas era la esposa de Baiseit y la otra - suegra. Ya que estábamos contentos, ellas decidieron que las esperanzas angustiadas de un buen resultado tenían que cumplirse. Nos estaban preguntando con las señas: ¿cómo estais, os justificaron?

Negué con la cabeza.

La junta continuaba el interrogatorio. Los oficiales andaban sin parar, entraban, salían, iban corriendo (con furia, como las vacas bajo el ataque de los tábanos). En las manos tenían los látigos, o azotes. Sus ojos brillaban, como los de unos camellos jóvenes asustados. Cuando la junta terminó su trabajo, nos regresamos de vuelta a la cárcel.

Después del interrogatorio, se corrió el rumor de que supuestamente en la cárcel se quedarían sólo los delincuente más peligrosos, y el resto de los prisioneros serán liberados.

Cada día corrían los rumores de los más increíbles, que era imposible creerlos, unos rumores eran deprimentes, otros eran agradables.

Todos deseaban ser libertados.

Ante las ventanas de la cárcel aparecían nuestros amigos, parientes, nuestros padres, que vinieron de la estepa lejana.

Tratábamos de asentirles con la cabeza vigorosamente, saludarlos. Nos respondían con una amargura silente que agobiaba sus almas. A veces, cuando estaba un guardia normal, podíamos intercambiarnos algunas palabras.

Cada día era igual aburrido que otro. El tiempo como si se detuviera, parara. Juegábamos al ajedrez y a las damas con el pan mal cocido. Hablábamos del pasado. A veces, tratábamos de tomar el pelo el uno de otro para pasar el tiempo.

Estaba sentado cerca de las rejas de la ventana durante un largo rato. No todos los días, pero venía esa chica con la cinta roja en el pelo y estaba mirando fijamente en nuestra ventana. La saludábamos. La pata blanca seguía corriendo al prado pequeño, llevando detrás a sus pequeños críos. Los críos se han crecido, ya caminaban con seguridad, sus alas se reforzaron...

Los días pasaban despacio. Los presos a menudo fueron transferidos de una celda a otra. Cuando las ventanas de la celda salían al patio, teníamos una melancolía deprimente.

En cierta ocasión nos enteramos de que los familiares de Baiseit enviaron un telegrama a Alash-Orda pidiendo liberarlo de la cárcel. Cuando los miembros de Alash-Orda Tynyshpaev y Akayev se escapaban de Turkestán a Semipalatinsk a través del distrito de Akmola, Bayseit les señaló amablemente el camino correcto. Y ahora, pensando que la buena acción merecía otra, los familiares pidieron ayuda e informaron eso a la cárcel. Estábamos esperando, perplejos, cómo se acabaría todo eso ... Bayseit tenía mucha esperanza.

Una vez al lado de la cárcel apareció el hermano menor de Baiseit. Se fue corriendo cerca de nuestras ventanas a una distancia considerable, se detuvo, dándose cuenta de que lo estábamos siguiendo con la mirada, dijo en la dirección de un transeúnte, como si no nos conociera:

- ¡Hey, escucha una buena noticia! Nuestro Baken1 pronto será liberado!

1Baken - el tratamiento cariñoso y respetuoso de un hermano menor al mayor. En ese sentido se trataba de Baiseit.

 

Comprendímos la listeza del chico y estábamos contentos por Baiseit. Dentro de algún tiempo, ante las ventana pasó la esposa de Baiseit con sus padres, su padre era Nauryzbay Zhulaev, un enfermero que después de la revolución también estaba unos días con nosotros en la cárcel. Se fueron todos juntos, y el chico también se fue con ellos. Todos estaban muy contentos. Nauryzbai se quitó la gorra y, como un señalero, la agitó, dándonos entender que fue recibido el telegrama de Tynyshpayev y Akayev sobre la liberación de Baiseit...

Pero Baiseit todavía fue liberado.

Y el tiempo estaba corriendo. Los ansarinos de picos amarillos que salieron del cascarón en los primeros días de nuestro apresamiento, se hicieron mayores, dejaron de seguir a su madre al prado.

La situación en la cárcel empezó a mejorarse relativamente. Pero algunos oficiales y funcionarios nos estaban silbando como unas serpientes, continuaban regañándonos y sin ninguna razón se encruelecían brutalmente. En cierta ocasión, como de costumbre, según el régimen  nos llevaron a dar un paseo en el patio cercado. Ahí empecé a lavarme con el agua fría, con una taza de té. Tuve que subir los grillos desde el tobillo hasta la pantorrilla. En ese momento pasaba cerca, el subalcaide Frolov, delgado, con el pelo castaño claro,con bigote, con una mancha roja en su mejilla. Los presos kazajos lo llamaban "kaldybet" y los rusos respectivamente - "la mejilla roja". Ese mismo kaldybet Frolov, se detuvo a mi lado, y me dijo en tono de reproche:

- ¡No sabes cómo usar los grillos! ¡Y te llamas un preso!

¿¡Qué podía contestarle!? ..

Ha pasado la sorokovina de verano - el período más caluroso. Llegó el tiempo de la cosecha. Empezaron a permitirse los envíos, a veces no sabíamos de quién era. Recibí varias veces los envíos anónimos... Sea como sea, la vida en la cárcel se mejoró bastante.

Algunos acontecimientos de la vida en la cárcel de ese período se mantienen claras en mi memoria.

A nosotros, los kazajos, nos pasaban de una celda a otra muy a menudo, unos siete u ocho veces.

Después del control y los interrogatorios escrupulosos en la cárcel se quedaron unos cincuenta bolcheviques los más inquebrantables. Entre ellos estaban unos ocho o nueve kazajos. Nosotros, si era posible, tratábamos de estar juntos. Cuando estábamos en una celda, las ventanas de la cual salían a la calle, pasábamos mucho tiempo cerca de la reja de hierro. De vez en cuando ante las ventanas pasaban nuestros amigos y familiares. A veces unos extraños también nos saludaban. Quién es un amigo verdadero y quién es un enemigo evidente, se puede averiguar en el camino espinoso de la lucha.

Muchas veces pasaban al lado de la cárcel Akshay y Uytkibek, que habían llegado con mi padre de una estepa lejana. Las esposas jóvenes de Husain y Baiseit a menudo traían los envíos. La novia de Abdulla que se llamaba Banu, chasqueaba con habilidad al alcaide y a los guardias, y nos contaba las noticias en sus apuntes.

Sobre la listeza y los subterfugios de Banu no siempre nos dabamos cuenta nisiquiera nosotros, los prisioneros. Por ejemplo, un día nos envió el té envuelto en un papel blanco. El alcaide examinó cuidadosamente el envío bienmirado y, al asegurarse de que en el pedazo de papel no había nada escrito, nos lo dió. Por casualidad mojamos el papel con agua, y allí aparecieron unas palabras. De esa manera nos enteramos de otra noticia del exterior.

Banu llevaba a lavar nuestra ropa. A veces en las mangas de una camisa lavada no había un botón. Lo buscábamos a tientas y encontrábamos las cuatro letras apenas visibles: "kara" - ¡mira! Deshacíamos el pliegue en la manga o debajo del brazo y encontrábamos una nota de Banu, en la que nos contaba las noticias con la letra pequeña, pero comprensible.

No permitían visitarnos. De vez en cuando, a merced del alcaide, en la presencia de un guardia, por lo general - gracias a la pesadez de unos familiares, se permitía una visita de unos cinco o diez minutos. Recuerdo que de los kazajos sólo fue Zhumabai quién recibió el permiso de una pequeñita visita con su padre. Cuando Gyulyparap se regresó de Omsk después de los estudios, le permitieron encontrarse conmigo por unos cinco minutos. (¡Al principio Gyulyparap no reconoció, así es como se cambia el aspecto de los presos en la cárcel!)

De las mujeres rusas teníamos el contacto regular con la esposa de Pavlov. Gracias a su ingenio y su astucia, ella ha superado a todas otras mujeres. Una vez ella logró informarnos: "En los próximos dos días será decidido, si respecto a vosotros será aplicada la pena de muerte o no. Si recibo una noticia mala, pasaré por delante de vuestra ventana en un vestido negro. Y si me entero de una buena noticia, entonces en la cabeza tendré un pañuelo rojo..." Esa señal la escucharon todos los prisioneros.

La ventana de nuestra pequeña celda salía al patio. En cierta ocasión corrió el rumor de que la esposa de Pavlov llegó a la cárcel para visitar a su esposo. A través de las aberturas de la ventana seguía con la mirada a los pocos visitantes que entraban en la sala de guardia para una cita. Pasó rápidamente la esposa de Pavlov. ¡Llevaba la ropa negra!.. Dentro de un minuto llevaron a Pavlov, con grilletes, y acompañado por un guardia. Su mujer se echó en brazos de su marido en presencia de un guardia, y empezó a llorar. Y luego se alejó sin mirar atrás... Al ver su traje negro, nos desanimamos. Exclamé: "¡Ya se acabó todo..!" Los compañeros se pusieron de acuerdo: sí, se acabó todo...

Cuando vino de vuelta Pavlov a la celda, nos acercamos a él. Resultó que su niño había muerto, por eso su madre vino de luto.

Llegó el día cuando el alcaide nos permitió recibir las cartas, en las que se dicía sobre los familiares, sobre los asuntos de uso doméstico, pero no de política.

Un día recibimos una tarjeta postal firmada por Zhanaydar Sadvokasov, que estaba estudiando en Omsk. La tarjeta postal estaba escrita en ruso. En la que se decía: "...Vahtcha Ukmetov1 está enfermo de tuberculosis. Los cirujanos se niegan a curarlo. Ulkenbek Sabitov2 se está mejorando. Dnche3 llegó sano y salvo ".

Después de haber recibido esa tarjeta, nos recobramos el ánimo. Lo contamos también a los rusos.

Al final de la tarjeta Dinmuhammet escribió: "Regresé de la frente sano y salvo. En Chita había luchado contra el atamán Semenov ".

Pudimos entender fácilmente el contenido de ese mensaje cifrado. La cosas del gobierno de guardia eran desesperadas, la gente se negaba a apoyarlo. El poder soviético se estaba fortaleciendo...

En la cárcel, cada noticia agradable nos inspiraba y nos animaba.

En el camino espinoso de la lucha por la justicia en los días de las pruebas se muestra claramente un  amigo fiel, un enemigo maldadoso, se hace más visible la humanidad de algunas personas y la brutalidad de otras. Antes, cuando habíamos formado el poder público, cuando el poder había estado de nuestro lado, muchos hacían la pelota ante nosotros, querían ser nuestros amigos. Cuando estábamos en una posición difícil, esos cumplimenteros y aduladores inmediatamente nos rechazaron, nos dieron las espaldas. Y algunos en vez de apoyarnos incluso usaron sus puños contra nosotros. Ya nos aseguramos muchas veces de la veracidad de la expresión popular kazaja, que decía: "Hay pocos amigos, y muchos enemigos."

Muchos ya se dieron cuenta de que antes, en la libertad, a la ligera era decir que conocía bien a ese compañero, y podía abonarlo con la cabeza. El individuo verdadero, su carácter auténtico se muestra en los momentos difíciles.

1Vahtcha Ukmetov - el gobierno provisional. 2Ulkenbek Sabitov – los Consejos de los bolcheviques.

3Dnchge - Dinmuhammet Adilev, quien se unió al Ejército Rojo y luchó con los blancos en el Lejano Oriente.

Si quieres experimentar la dignidad de un ciudadano, hay que ver sus acciones en dificultades.

Otras personas a las que antes, en la libertad, consideramos buenas, en el camino espinoso resultaron ser inútiles, débiles, infieles. Y al revés, los que se habían comportado indignamente en algunos casos, anteriormente tenían mala reputación, en un momento difícil resultaron ser unas personas independientes y valientes.

Daré algunos ejemplos.

Durante la Revolución de Octubre en los mítines en Akmola intervenía un hombre con el apellido Bochok. Al principio se presentó como un trabajador de la fábrica Ekibastuz. Siempre estaba mal vestido, pero sabía hablar bien y siempre decía que era un participante de la revolución del año 1905.

Bochok llegó a ser un líder de los bolcheviques jóvenes de Akmola. Lo elegimos como presidente del Consejo de Akmola. Nos aseguraba que antes había sido un socialista-revolucionario izquierdo, y llegó a ser un comunista...

Anteriormente, en Akmola no había el partido bolchevique. Por eso, en vísperas de la organización del Consejo de diputados en la residencia del jefe de distrito, nosotros, los compañeros rusos y kazajos, formamos por primera vez una organización bolchevique.

Y en un momento crítico, el jefe del departamento bolchevique en Akmola, el que siempre intervenía como un héroe revolucionario, entregó sin luchar el Consejo de Akmola a los contrarrevolucionarios. Sabiendo de antemano sobre la sublevación contra el Consejo de diputados, no había informado sobre eso a los soldados rasos del Consejo, ni a nosotros, los miembros del presidium. Bochok fue el primero en caer en las manos de los enemigos, sin nuestro acuerdo, personalmente, ordenó a las tropas del Ejército Rojo a cesar el fuego. Y en la cárcel, estando encadenado, Bochok dijo: "Soy un socialista-revolucionario. Nunca he sido un bolchevique ... "

La cobardía del Bochok - no era el caso único. Había una personalidad más en Akmola. Siempre intervenía en nombre de los bolcheviques, se golpeaba en el pecho y, gracias a su persistencia, se introdujo a la presidencia del Consejo de diputados. Cuando dominó la contrarrevolución, y ese "bolchevique" fue arrestado junto con nosotros y fue metido en la cárcel, empezó a regañar con las lágrimas tan hábilmente a los prisioneros bolcheviques, que le creyeron y lo liberaron.

Otro ejemplo. En Akmola trabajaban marido y mujer – los Petrokeev, los activistas sociales enérgicos. No los conocíamos bien, ya que no estaban en el Consejo de los diputados. Al Petrokeev lo considerábamos un menchevique, lo tratabamos con incredulidad, aunque el Petrokeev mismo insistía en que no era un menchevique. Los blancos lo arrestaron junto con nosotros. Y nos convencimos de que el marido y la mujer eran como unos héroes auténticos.

En la cárcel junto con nosotros estaba una gran cantidad de abúlicos y doblegados. Una vez Bayseit mirando a uno de los debiluchos, dijo con amargura en su voz:

- Oh, Dios mío, ¿por qué la tierra no nos tragó cuando estábamos trabajando en conjunto con esta gentecilla?

Hasta el día de hoy me acuerdo de las palabras amargas de Baiseit. En la vida, a veces se puede conocer a la gente, que aparentemente es digna y merece el respeto. Pero el carácter auténtico se muestra en los minutos difíciles. Los carácteres más desagradables, repugnantes, y también los más considerables se muestran en los momentos determinados de la vida. Ahora quiero contar sobre Vyazov y Balandin, unas personas, que fueron tratadas con respeto, pero después les dieron la espalda con repugnancia. El Bayseit ferviente, impulsivo siempre resintía abiertamente por el comportamiento indigno de una u otra persona, expresaba su disgusto en la cara.

Una vez Vyazov inició una conversación traicionera con dos compañeros en el ángulo de la celda. En la celda estaban unas veinte personas, y a casi todos no les gustaba Vyazov. No había tarimas, por lo que estábamos sentados en el suelo de piedra, apoyados en los sacos rellenos de heno. En otro ángulo estaba Bayseit y de vez en cuando estaba mirando a Vyazov.

- ¿De qué estará hablando? – dijo Bayseit con indignación. - ¿Qué será que está charlataneando?

Vyazov seguía hablando.

- ¡Vyazov, ven aquí! - no pudo resistir más Bayseit.

- ¿Qué pasa? - dijo.

Bayseit miró a Vyazova y exclamó:

- ¿Por qué eres tonto?

Vyazov, por supuesto, se encolerizó.

- ¿¡Qué has dicho, tepítelo!?

Empezó a molestar a Baiseit, pero él se acostó en su saco, dándole la espalda.

Observábamos el comportamiento de ambos en esa breve escaramuza. ¡Era muy importante mantener la dignidad cívica en un período de gran prueba!

Tales compañeros como Katchenko, Oleinikov, Bogomolov, Monin, Shafrán, Pyankovsky, Trofimov, Gryaznov, Martlogo, Kremenskoy Afanasiev, el marido y la mujer Petrokeev y otros se han demostrado como unos defensores auténticos de la clase obrera y de los bolcheviques honestos. Los compañeros kazajos y los tártaros han permanecido honesto y firmes hasta el fin. No he visto en su comportamiento los "zigzags".

No eran muchos los que no se tropezaron en el camino espinoso. Se podía caerse y perderse durante el camino difícil. Muchas personas en las situaciones difíciles resultaron ser indignas por su comportamiento1.

1El autor alude a algunos compañeros, como Adilev, Galim,Aubakyrov y otros.

No se puede confiar en una persona facilmente, que dice con orgullo: "Yo soy un tal", si no había pasado por las pruebas.

Quién eres, lo mostrarás a bola vista si tomas parte en la batalla con los enemigos, al decidir si vas a obtener la victoria o morir... ¡Sólo estando una vez en las garras tenaces del enemigo, tras unas rejas de la cárcel, encadenado, entenderás tu naturaleza, y si eres un dzhigit!

No se puede crear una opinión firme y definitiva sobre sí mismo en una vida tranquila y de paz sin experimentar dificultades en la lucha por una causa justa.

"La batalla determina a batyr, y el debate – al parlador", ~ dice el proverbio.

... Los compañeros de la celda comenzaron a ser enviados a la recolección de la col y las patatas en la agricultura de subsistencia de la cárcel. Los huertos se encontraban en las afueras de la ciudad, en la ribera del Ishim. En esos momentos, los familiares cercanos de los prisioneros estaban esperando su aparición en los huertos de la cárcel. Nuestra relación con el mundo se ha mejorado.

Pero en la mayoría llevaban a trabajar a los presos que habían pagaron un soborno o le habían gustado al alcaide con su comportamiento tranquilo. Llevaban, por supuesto, a los que no tenían los grilletes en los pies. Poco a poco, llegó el turno de los que tenían los grilletes. Después de quitarlos, llevaron a Husain, después a Baiseit y luego a Zhumabay. De los rusos en los huertos estaban: Bochok, Vyazov, Pavlov, Trofimov, Oleinikov, Kremenskoy, Pyankovsky y otros. Tenían la suerte, ya que podían verse con sus familiares.

En ese momento en Akmola apareció la cólera. Nos informaron que el padre de Baiceit estaba enfermo. Baiseit logró llegar al huerto. Le dió un fuerte soborno al jefe de la guardia y ése le dejó ir a casa con un guardia. Ese día Bayseit no regresó a la celda.

Al amanecer, me levanté del saco y empecé a mirar al patio, sujetando las rejas. Vi como pasaba Bayseit acompañado por el guardia. Al entrar en la celda, se acercó a mí y se apoyó con aire sombrío contra la pared.

- Saken ... Mi padre murió ... - dijo en voz baja, y empezó a llorar en silencio.

Yo también solté las lágrimas. El corazón endurecido, se enterneció en un instante, se soltaron las lágrimas a remolque.

Husain logró "hacerse amigos" con el jefe de guardia. A veces, incluso pasaba la noche en el huerto. Una vez Husain le ofreció algo a Serbov y al comandante. Ya que nuestro destino estaba en las manos de esas personas, por eso exactamente en tres días después del ofrecimiento Hussain fue liberado.

Husain y Bayseit ganaron tanto la confianza del alcaide que según su petición, llevaron a los huertos a Zhumabay y luego a Abdulla. Al estar en el huerto, los prisioneros hicieron todo lo posible para presentar un soborno al alcaide. Nuestros familiares también daban los sobornos. Por la noche regresando a la cárcel, los compañeros ya podían sugerir quién más iría a los huertos. A los novatos los desencadenaron por adelantado.

Llegó el día en que yo también fui desencadenado. Al salir a la calle, me sentí como un halcón, libre de la esclavitud. Las personas libres me parecían extraños, y la libertad - algo inhabitual. Al ver a la gente sin guardia, me sentí como si  apenas me hubiera nacido. La ciudad, que estaba ocupada con sus preocupaciones, me parecía extraña. Nos dirigimos a las afueras del huerto. Era un día de otoño, despejado y cálido. Tenía ganas de abrazar la tierra, el cielo, el aire, los árboles, la hierba, el río, en fin todo. Los huertos se extendían a lo largo del Ishim. Las hojas de los árboles todavía estaban verdes, pero en los álamos ya eran de color amarillo pálido, como la cabeza de un anciano canoso. El jardín era soleado y cálido. El viento ligero como si hiciera bailar el follaje.

Y detrás de los huertos, en un montículo, vimos una estepa sin límites, confluente con el horizonte azul. Nos revivíamos con cada respiración, cada momento. Tres meses de verano los pasamos encadenados en un calabozo hediondo, y en el momento cuando salimos al aire libre, sentíamos una languidez agradable, respirábamos con avidez el aire fragante, como si quisiéramos  tenerlo suficiente y llevarlo con nosotros de reserva. Estábamos bebiendo el aire como el kumís  emborrachador.

 Cerca corría el río Ishim. Tomamos las palas, las azadas, nos subimos las mangas y empezamos a trabajar...

Los huertos estaban vigilados por los guardias de la cárcel.

Nos mirábamos fijamente mucho tiempo en la estepa, girábamos las cabezas en la dirección de los pueblos nativos. Dondequiera que miraba, en todas partes se veía la gente libre, lo que era increíble y algo inhabitual para un preso.

Ellos tenían prisa, se preocupaban de algo. Vi a un kazajo, muy similar al que pasaba delante de las ventanas de la cárcel, con el carro cargado de estiércol. Veía a los kazajos montadores, a la gente corriendo en los carros desde los pueblos. ¡Pensé sin querer en que una persona que no había estado en la cárcel, no será capaz de evaluar la libertad verdaderamente!

He permanecido mucho tiempo en el borde del huerto en una colina y miraba fijamente hacia el sur - en la dirección de mi pueblo natal. Tenía ilusiones. Que bueno sería escapar de la cárcel, y esconderme en la estepa inmensa... irme a una lejanía desconocida montado en un camello con aquellos kazajos desconocidos. O si no en un camello, entonces, en un carro enganchado por los bueyes. Aparecerme en mi aúl...

El aire fresco revivía los rostros marchitos, pálidos de los prisioneros. Desaparecieron las sombras del sufrimiento, ocultos bajo la mirada de cada uno de los presos, en los ojos se iluminaron unos rayos de la esperanza.

En breve llegaron los familiares y los amigos de los detenidos. También vino y mi padre.

El trabajo en el huerto era un paraiso para los presos. Al cavar las patatas, las pelábamos, y luego desmenuzábamos diferentes hierbas1, añadíamos la carne y cocíamos la sopa en un cubo.

 

1se refiere a la col, zanahoria y otros vegetales. Los kazajos pastores llaman a todos tipos de vegetales "hierbas".

 

La carne cocida al aire libre nos parecía más deliciosa que cualquier otra cosa.

La suerte de visitar el huerto no la teníamos cada día. Nos llevaban allí en turnos, en tres o cuatro días.

Un día nos llevaron bajo escolta policial a la casa de baños. La gente se agrupaba alrededor de nosotros durante todo el camino. Cerca de la puerta de baño vi a mi padre, me saludé con él, e intercambiamos con unas breves noticias. Entonces mi padre se despidió de mí, diciendo que se regresaba al pueblo.

Trabajando en el huerto, nos enterábamos sobre las actividades de los guardias blancos que habían venido al poder. La gente nos simpatizaba. Los guardias en ese momento se comportaban tranquilamente. No echaban a ​​los ajenos, fingían no darse cuenta de nada censurable. Las personas nos estrechaban la mano con firmeza, y algunos nos saludaban a cara descubierta desde lejos.

Las personas espiritadas, que levantaban la cabeza en el día de la sublevación de los cosacos, en el día de la derrota del consejo de diputados, ya se cambiaron de opinión y parecían estar calmados. Después de haber experimentado los trompazos y los látigos de los blancos, esos frívolos comenzaron a recordar el Consejo de diputados...

En Akmola se formó el gobierno del distrito de Alash-Orda. Las autoridades eran los miembros de la junta de investigación, la que interrogaba a los bolcheviques: el molá Mantén, el comerciante Tashti, el administrador de vólost Olzhabay, el escribano Tolebay Nuralin, el médico Tusip. Los administradores de vólost, los comerciantes, los molás han perdido el sentido de la vergüenza y del honor, pero no obstante, se llamaban los miembros de Alash-Orda, se pavoneaban como unos gallos enfurecidos por la concupiscencia. Se burlaban de las palabras de la libertad de la mujer y sobre la igualdad de los pobres.

Un día unos veinte presos se regresaban de los huertos a la cárcel. Como siempre, atrás y por los lados estaban los guardias armados. Caminábamos en fila, de dos en dos. Pasando por Slobodka, cerca de una chabola pequeña deslucida vimos a una mujer kazaja. Tenía unas cejas fruncidas. Era evidente que un dolor grave atormentaba su alma. En nuestro grupo habían tres kazajos. Cuando pasábamos a du lado, esa mujer nos estaba mirando, acercó sus manos a su pecho y con gran reverencia, inclinó la cabeza, saludándonos de todo el corazón. La triste imagen de esa mujer kazaja aún vive en mi memoria... No hubo ninguna duda de que esa mujer estaba personalmente convencida en nuestra justicia.

Continuamos visitando el huerto. Todos estaban torturados por la angustia de la libertad, especialmente los dzhiguits kazajos. Yo con Baiseit comenzamos a soñar sobre el escape. Antes de escapar, decidimos obtener la ropa kazaja para cambiar el uniforme de prisionero que se veía desde lejos y también informar a los familiares y los amigos más fieles acerca del tiempo y las circunstancias de la huída.

La chabola de un kazajo estaba a unos veinte pasos del huerto en el que trabajábamos. El hijo del propietario Aitzhan era nuestro amigo, era un miembro de "Zhas kazajo". En nuestro escape teníamos planeado mantener preparados unos caballos de silla detrás de esa chabola. En un momento en que los guardias estuvieran con la boca abierta, teníamos que acercarnos rápidamente, y montarnos en los caballos - y cógelo del rabo. Y nuestros familiares que prepararon la huída, para entonces tenían que regresar a sus pueblos, a fin de no incurrir en la sospecha de complicidad.

Cuando compartimos con Baiseit nuestro plan con nuestros compañeros, pues Bakken y Abdulla no estaban de acuerdo con nosotros.

Estábamos decididos a huir a la primera oportunidad.

Un día, los guardias nos permitieron vernos en el huerto con dos dzhigits.

Los dzhigits se desmontaron, nos saludaron y se sentaron junto con nosotros. El guardia estaba a cierta distancia. Dentro de poco tiempo, vino a caballo nuestro Husain, se desmontó y también se sentó al lado. Le hicimos muchas preguntas. Por cierto, Huseken nos contó que había logrado escapar de la cárcel hábilmente y con astucia. Fue así.

Cuando estaba trabajando en el huerto, el ingenioso Husain complació al guardia de la cárcel, ganó su confianza y  "se hizo amigo" con él. Una vez Husain con el permiso de su "amigo" colocó una tienda de campaña en el huerto e invitó a los jefes - árbitros de Akmola. Consiguió kumís, alcohol, mató a un carnero y ofreció todo eso a sus invitados - el comandante, Serbov y el alcaide. Husain personalmente cocinaba el cordero y prestaba servicio a sus invitados de honor.

estando bastante borracho y satisfecho, Serbov, el presidente de la junta de investigación y aniquiación de los bolcheviques, ordenó a Husain, el que estaba en la entrada de la tienda de campaña:

- ¡Hey, bolchevique, ven aquí y toma una copa con nosotros!

- ¡Gracias por su atención!.. - dijo Husain -. Estoy contento de hacer un favor a usted. Pero sólo pido una cosa - no me llame bolchevique. De lo contrario, me ofenderá mucho...

- ¿¡Acaso no eres un bolchevique?! - exclamaron al mismo tiempo Serbov y el comandante de la guarnición.

Hussain dio una explicación larga y detallada:

- Nunca he sido un bolchevique, me tiene encarcelado en vano, y estoy sufriendo...

Siguiendo así Husain empezó a describir sus sufrimientos con elocuencia y, finalmente, comenzó a llorar con destreza.

- Habrá que verificar bien su asunto, - dijo Serbov con simpatía, lo hizo sentarse a Husain al lado, y lo emborrachó de alcohol. Unos minutos más tarde, Serbov salió. Se quedaron el comandante de la guarnición y el alcaide. Husain hizo comprender que sabía hacer conjeturas en las kulamakas. El comandante se alegró:

- A ver, adivina lo que me espera, - pidió.

Husain en inmediato sacó de su bolsillo sus kumalakas envueltas en un trapo. Extendió el trapo sobre la mesa, echó las kumalakas y empezó a murmurar en voz baja:

- Su destino es bienfortunado. Tendrá la felicidad de golpe y porrazo. Pronto obtendrá un engrandecimiento... Va a vivir mucho tiempo feliz y contento...

El comandante estando muy entusiasmado le preguntó:

- ¿A ver, adivina si me ama una mujer ..?

Husain sabía que Serbov y el comandante, ambos se enamoriscaban detrás de una tal Lanshukova, conocida por su belleza.

Husain, inclinó la cabeza concentrado, echó las kumalakas, comenzó a diseccionar el aire con las manos por encima, como si expulsara a los espíritus malos, y gangueó:

- Nunca había sido de que Usted no le gustara a una mujer. Ahora en Akmola sobre Ud. está soñando no una, sino muchas mujeres. Y sobre todo le ama una mujer bella de pelo castaño y de ojos negros. Pero ella no se atreve a decirle a Usted acerca de su amor, ya que está presumida por  otro hombre. Incluso él le confiesa su amor, pero ella es indiferente con ese hombre...

El comandante le dio unas palmaditas en el hombro a Husain y dijo al alcaide:

- ¡Resulta que es un kazajo listo! ¡Para qué tenerlo encarcelado!

En unos dos o tres días después del adivinamiento Hussain fue libertado.

 

Por lo tanto, yo y Baiseit decidimos escapar. Conseguimos la ropa kazaja. Pero en el día de la huída me dejaron en la celda por una casualidad absurda, y los prisioneros se fueron a los huertos.  Estaba esperando el atardecer con impaciencia. Tenía un presentimiento. Después de trabajar todos los compañeros se regresaron a la celda. Bayseit logró escapar...

Los prisioneros se preocupaban temerosamente - ¿qué pasará? Algunos estaban descontentos por la huída de Baiseit. Otros se preocupaban que no fuera capturado.

El comandante Shajim se puso furioso, armó un jaleo en la cárcel. Acababa de llegar a la ciudad en lugar de ese comandante al que Husain hizo conjeturas.

Desde entonces no llevaban más a los prisioneros a los huertos. El régimen penitenciario comenzó a ser aún más duro.

Llegó el otoño lluvioso. No sabíamos cuándo nos iban a liberar. De los pueblos comenzaron a llegar las personas con las peticiones a los funcionarios en cuanto nuestra libertad. Pero nadie podía ayudarnos, y por lo tanto nuestros intercesores se fueron sin nada.

Y nosotros nos quedamos en el calabozo maloliente y sucio. De vez en cuando nos pasaban los libros y los periódicos. Los leíamos, los releíamos, jugábamos a las damas.

Un día, en un gran plato de madera nos trajeron un envío – un cordero entero y dijeron que era enviado por Kosherbay. En el día de la rebelión, se había escapado de la detención, y sólo entonces pudo regresar a la ciudad.

En cuanto nos habían dicho de quién era el envío, me acerqué a la ventana, que salía a la calle y cerca vi a Kosherbay junto con un dzhiguit rojo que llevaba puesto un tymak1 blanco de añino. En el puesto no estaba un cosaco, sino un soldado raso recluta. No le echó a Kosherbay de la ventana. Nos acercábamos por turno a la ventanilla abierta para saludarle. Kosherbaev nos contó en voz baja las noticias:

- ¡Tened paciencia! Se cambiará todo de inmediato, en un día. No falta mucho esperar. Las cosas en toda Rusia, en general, van bien. Se puede decir que ya viene la madrugada. Estamos a la espera de la salida del sol. Ya está cerca, ha llegado el momento. ¡Guardad las fuerzas! ¡Con la ayuda de Dios, el sol rojo se saldrá! – nos animaba Kosherbay.

Dentro de dos días, cerca de nuestra ventana apareció su compañero, el dzhigit rojo que llevaba el tymak blanco. Nos saludó y dijo que el presidente de Alash-Orda Zhusip1 Izbasarov estaba arrestado junto con el miembro del comité de Alash-Orda y el miembro de la junta de investigación de los asuntos de los bolcheviques el molá Manten...

 

1Tymak – un gorro de piel con orejeras grandes y hombreras.

Queríamos saber el motivo de su detención, pero el dzhigit no lo sabía claramente. "Dicen que fueron detenidos por cobrar dinero de los kazajos en beneficio de Alash-Orda ..."

El dzhigit resultó ser de la misma vólost que yo. Su nombre era Rakhimzhan Bopanbekov.

Dentro de unos días Rakhimzhan vino otra vez hacia la ventana y dijo que nos había traspasado los periódicos por medio de guardia, y nos prometió venir más.

Nos interesaba ¿qué había pasado en Siberia después de la caída del Consejo de diputados? Recibimos los periódicos rusos y kazajos, los leíamos y los releíamos con ansiedad.

Después de la ocupación de Siberia, Ufa y Samara por los checoeslovacos, cada partido que tomaba parte en la lucha político-social, inició la formación de su gobierno en varios lugares. Los diputados de la Asamblea Constituyente, los que por unanimidad estaban en contra de la revolución, formaron su propio gobierno en Samara, llamándolo el comité de la asamblea instructivo, y declararon en público: "somos el único gobierno de toda Rusia".

Por supuesto, el gobierno de guardias blancos de Omsk no obedecía sus órdenes de papel y, a su vez, avisó a todos que era "el gobierno de toda la Siberia" y tenía la intención de someterle el comité de la Asamblea Constituyente en Samara. Además de Omsk en Siberia fueron organizados también otros gobiernos, cada uno de los cuales estaba operando a su discreción. Alash-Orda también anunció su autogobierno, pero no podía someter a toda Kazajia, porque en ese momento se dividió en las provincias occidental y la de los Urales, y Alash-Orda oriental en Semipalatinsk.

 

El veterinario Zhusip Izbasarov también se llamaba Tusip Izbasarov.

Los líderes del occidente eran: Zhahansha Dosmuhammetov, Halel Dosmuhammetov y el administrador de vólost Salyk, y en este: Bukeikhanov, Ermekov, Gapbasov y Tynyshpaev que había llegado del Kokand. También hubo Alash-Orda de Turgay. Fue encabezada por: Baitursunov, Dulatov, Espulov y llegados desde Uralsk - Kenzhin y Karatleuov. Alash-Orda de Turgay fue considerada como una rama de la de Semipalatinsk. Los tres gobiernos, cada uno independientemente, actuaban en contra de la revolución. Crearon unas mangas, su propia policía. No cediendo a los cosacos, cobraban los "impuestos" de la gente de los aúles. Sus sables se relucían sobre las cabezas de los kazajos laborales de paz ...

Los miembros de Alash-Orda trataban mucho de aumentar su influencia, luchaban con los sables y azotes, pero de todos modos su poder estaba dentro de los límites de Semipalatinsk, Turgay, Uralsk y Zhympity. Alash-Orda de Akmola era completamente incapaz de hacer algo. Los kazajos locales no quisieron ser unos guerreros.

Resumiendo, después de la caída del Consejo de diputados en Siberia, los guardias blancos rusos formaron varios gobiernos. Y la Alash-Orda kazaja, aunque había publicado su independencia, pero sin embargo obedeció el Gobierno Siberiano en Omsk, y al mismo tiempo el comité de la asamblea constituyente en Samara.

Como ya había dicho, Alash-Orda no tenía ningún apoyo de la gente, especialmente en la provincia de Akmola. Los kazajos de Akmola no pagaban los impuestos, y no enviaban a los hombres para el servicio militar. El apoyo y la aceptación de Alash-Orda en Akmola parecía al juego "Khan Zhaksy ma?"1.

1"Khan Zhaksy ma?" - "El khan es bueno" - juego nacional de Kazajia, en el que se hace hincapié en el egoísmo y la estupidez del khan tirano, que estaba satisfecho con la respuesta, "Han Zhaksy" - "Han Zhaksy" - "khan es bueno".

 

Los rebeldes – los guardias blancos y los checoeslovacos de Siberia occidental – atacaron  principalmente las provincias de Chelyabinsk y Akmola. La sublevación al principio se empezó en Chelyabinsk, luego en Petropavlovsk, Kokshetav, Akmola y en Omsk. Para gestionar los asuntos de la región de Akmola en Omsk fue formado el gobierno regional de Alash-Orda. Sus miembros fueron: Aidarkhan Turlybaev – un abogado fiscal; Mygash (Migadatcha) Ablayhanov - un descendiente de khan, un oficial del ejército de zar; Assylbek Seitov - un médico; Musylmanbek Seitov - un traductor; Erejep Itpaev – un traductor del Tribunal de Distrito antiguo; Magzhan Zhumabaev-un intelectual, el hijo de un administrador de vólost; Mukhtar Samatov- un intelectual, el hijo de un pobre, que creía en las burladormerías de Bukeikhanov; Smagul Sadvokasov – un estudiante; Asygat Saydalin – un estudiante; Koshke (Koshmuhammet) Kamengerov - un estudiante; Muratbek Seitov - un estudiante. Los últimos cinco miembros del gobierno fueron los dirigentes de la institución juvenil "Birlik" en Omsk.

Se comenzó la formación generalizada de los gobiernos del distrito de Alash-Orda. Todos ellos fueron confirmados en Semipalatinsk con la firma manuscrita de Bukeikhanov. Los nombres de los miembros del gobierno fueron publicados en el periódico "Sary-Arka". En ese periódico se podía enterar que el presidente de Alash-Orda del distrito de Kokchetav fue hadzhi-molá Salim Kashimov, el cual antes había sido caracterizado tan vergonzosamente por Myrzhakip en las páginas del "kazajo". Según su estimación, el molá Salim no era ni por sombra mejor que Kolbay Togusov.

En Alash-Orda regional de Akmola más tarde entró a trabajar Abdrahman Baydildin.

Los líderes del partido  contrarrevolucionario de los eseristas, los miembros del comité de la asamblea constituyente en Samara anunciaron una reunión pública en Chelyabinsk. A la reunión fueron los líderes de Alash-Orda central Alikhan Bukeikhanov y Alimhan Ermekov. Por el camino, se detuvieron en Omsk, llevándose al presidente de Alash-Orda de Akmola Aidarkhan Turlybaev y al secretario Abdrakhman Baydildin, después Alikhan, Aidarkhan, Alimhan y Abdrahman llegaron a Chelyabinsk con un escándalo. Pero debido a que la reunión estatal se aplazó, se fueron a Samara para hacer una visita al comité de la asamblea constituyente, y obtener la ayuda. "Los khans" se alojaron en una habitación cómoda de hotel. Se juntaron a ellos los miembros de Alash-Orda occidental - Zh. Dosmuhammetov, X. Dosmuhammetov, Valithan Tanashev y Mustafa Chokaev, que vino de Turquestán – de su "amigo" ladrón Ergesh. Las conversaciones, pero más las fiestas se continuaban sin parar.

Los gobernantes llegaron no con los bolsillos vacíos, más aún recibieron dos millones de rublos del comité de la asamblea constituyente. Los restaurantes de Samara estaban en su posesión las veinte y cuatro horas. Las reuniones de Alash-Orda pasaban en las salas acogedoras de los mejores restaurantes. Las mesas estaban adornadas con botellas, al igual que las tropas de caballería en las filas. El entusiasmo de los khans que intervenían coincidía con el número de botellas, las que estaban en las mesas. Las problemas se decidían bajo el sonido de los corchos de las botellas. Resolución fija botella fondo. En cualquier ocasión los khans detestaban ante todo a los bolcheviques kazajos.

Alash-Orda recibió del comité de la Asamblea Constituyente de Samara el vestuario completo para tres mil de soldados y un montón de armas. Además de eso Alash-Orda occidental recibió por separado dos mil rifles, treinta y siete ametralladoras, dos cañones y dos vehículos.

Pero pronto Samara fue ocupada por los bolcheviques. La conferencia estatal tuvo lugar en Ufa. Fue encabezada por de líderes del partido de los socialistas revolucionarios Avxéntiev, Chernov, Zinzinov, Ulsky y los enemigos de la revolución – los atamanes cosacos- chupasangres Ivanov y Dutov. En nombre de Alash-Orda intervenían Chokaev y Alikhan. Los contrarrevolucionarios se reunieron como los cuervos sobre la carroña, y después de mucha logomaquia eligieron al gobierno, llamándolo el poder supremo de toda Rusia - el Directorio. Los miembros del ese gobierno fueron: Avxéntiev, Zinzinov, de Alash-Orda - Chokaev y otros.

Engriéndose unos gobernantes omnipotentes, hicieron su gobierno público. Sin embargo, los "gobernantes" siberianos, en primer lugar el gobierno de Omsk, no obedecieron el poder “supremo”. Los guardias blancos se pegaron entre ellos, debido a los cargos.

El Ejército Rojo, al ocupar a Samara, se acercaba a Ufa. El directorio se vio obligado a emigrar a Omsk. En Siberia, en ese momento actuaba independientemente el gobierno de Omsk, el gobierno de Amur, el gobierno de Siberia oriental, el gobierno del oriente lejano y varios otros.

Alash-Orda de Semipalatinsk, estando incapaz de manejar su provincia, trataba de apoyarse en el poder del gobierno  de Omsk - "el ejército Alash", el que junto con las tropas del gobierno de Omsk fue enviado al frente Semirechensky contra los bolcheviques. El objetivo principal de Alash-Orda fue una lucha resuelta contra los bolcheviques y el poder soviético. Alash-Orda de Semipalatinsk encarceló a Nurgaliy Kulzhanov, acusándolo de ser miembro del Consejo de los diputados y un bolchevique. Ellos deliberadamente alimentaban la enemistad étnica, tomaban parte en el litigio sobre el cargo de administrador de vólost en las aldeas. La mayoría de los líderes de Semipalatinsk era de la familia de Tobykta, una de las ramas de una gran familia de Argyn. Las actividades de Alash-Orda en ese período se caracterizaban por la siguiente historia.

En el distrito de Semipalatinsk vivían dos miembros ricos y nobles de la familia de Tobykta - Musatay e Ike. 

 

Se pelearon entre ellos, luchando por la superioridad. Utilizaban hábilmente la agrupación étnica, e incitaban a sus parientes contra los enemigos, denunciaban el uno al otro. La batalla de la estepa, se trasladó a la ciudad. Al fin y al cabo, obtuvo la victoria Ike, ya que uno de los líderes de Alash-Orda de Semipalatinsk era su pariente. Musatay empezó a buscar el apoyo en el Consejo de diputados y, por lo tanto resultó estar en el lado de los bolcheviques, que lo habían apoyado. Eso ocurrió a finales del año 1917. Y a principios del año 1918, tras la caída del Consejo de los diputados, se esforzó el poder de Alash-Orda, el que persiguía a Musatay que era un bolchevique ferviente. Los foliculario de Alash-Orda representaron a Musatay en sus periódicos como un socialista, por lo que desde su punto de vista, un sinvergüenza, ladrón, etc. Musatay no sabía nada de socialismo, nisiquiera había oído de eso. Musatay simplemente era un enemigo de Ike, el que fue defendido por los miembros de Alash-Orda. Y si el Consejo de diputados se peleaba con Alash-Orda, pues Musatay llegó a ser un "bolchevique". Bukeikhanov firmó una orden: "¡Detened al ribaldo Musatay!". Al fin y al cabo Musatay fue encarcelado.

Eso era lo que hacía el gobierno central de Semipalatinsk. Debido a tales menudas causas étnicas el gobierno de Alash-Orda y zemstvo en Semipalatinsk una vez fue llamado: Alash-Orda Tobyktinska y zemstvo Tobyktinske.

Especialmente ferozmente Alash Orda perseguido kazajos bolcheviques partidarios Sovdep. Acciones indistinguibles Alash horda de las acciones del ex municipio, ishans, condado funcionarios reales.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


Kolchak

 

 

La gente de Kolchak correteaba por las estepas y por la ciudad como unos lobos enloquecidos. Parecía que no había ningún sitio en el mundo, donde no huebieran estado esos monstruos, no había ni una sola persona que hubiera escapado de su tortura.

La gente estaba asustada y tenía el pánico.

Las personas inocentes sufrían de los azotes, gimiendo bajo los látigos de los bandidos.

A los sospechosos en el bolchevismo sin juicio los encarcelaban.

Los hombres fueron llevados al ejército. Y los que se oponían, fueron golpeados, azotados, encarcelados.

El alcaide junto con los guardias, con los oficiales enfierecidos entraban corriendo en las celdas. Pegaban a los presos sin ninguna razón.

En las ciudades en las que el poder soviético fue derrocado, habían unos aduladores locales menudos, que seguían los pasos de los oficiales de la Guardia Blanca que pasaban la raya.

Y si ocurría que en algún periódico aparecían por falta de atención las palabras "la clase obrera", "la plebe", "la libertad", entonces a los editores de un tal periódico los estaban dispuestos a llenar la boca de arena.

Los periódicos de Alash-Orda se andaban con rodeos delante de los guardias blancos y hacían la demagogia sobre la pureza de Alash, sobre la expulsión de los kazajos, los que trataban en cierta medida de apoyar a los bolcheviques " maldadosos".

"Y si alguien de los kazajos se atreve a apoyar a los bolcheviques, será fusilado en su lugar" – se amenazaba en los periódicos.

Los líderes de distrito de Alash-Orda sometieron a la población de Akmola a impuestos y exigían el pago inmediato. Los guardias blancos conocían bien nuestra enemistad con Alash-Orda. Nos mostraron  la "atención amigable" metiéndo en nuestra celda a molá Manten y Tusip Izbasarov para tres meses.

Un día entró en nuestra celda el alcaide Rostov y dijo con una sonrisa:

- Hoy llegará el otagasy1. ¡Los dzhigits jóvenes necesitan a una persona como él! ¡Así que decidimos meter a Manten en vuestra celda!

le respondí con una sonrisa:

- ¡Gracias!

- No necesitamos a ese barrigudo. Encontradle otro lugar, - añadió Zhumabai con frialdad.

- ¡Anda, Nurkin, qué esté con vosotros! ¡le vais a ofrecer algo bueno! - Rostov le guiñó y se fue.

Anochecía. La cárcel se hizo oscura. A veces en nuestra celda prendíamos una vela, pero en ese momento aún no trajeron.

De las celdas vecinas se escuchaban las voces sordas. De vez en cuando, a lo largo del pasillo pasaban los guardias, sonando con las llaves. Estábamos hablando en voz baja.

Me levanté en silencio de mi sitio y miré por la ventana.

Todo estaba en blanco. Y sólo las nubes oscuras flotaban en la distancia como si quisieran aplastar la tierra. Estaba nevando un poco. Espiraba una brisa fría desde la oscuridad. No se veía ninguna luz, y sólo la tierra cubierta de nieve se iluminaba como una alfombra blanca.

En la celda hacía una noche oscura.

 

 

 

1Otagasy - el dueño del hogar, un viejo honorable.

La única ventanilla pequeña estaba abierta todo el tiempo. De la calle en la celda ligeramente entraba el aire fresco, dejando fuera la fetidez.

Desde la celda vecina se oía el canto de dos mujeres. Parecía que no estaba cantando, sino llorando. Tanta tristeza y sufrimiento había en su canto...

Dentro de un tiempo entró en nuestra celda oscura el alcaide con los guardias de la prisión y trajeron al kazajo barrigudo. Estando en la puerta, el alcaide dijo alegremente:

- ¡Aquí está el otagasy prometido, recibidlo con honor! - Y a se fue.

El otagasy recién aparecido, sujetando algo en sus manos, nos dijo:

- Assalaumalikum!

Puso su lecho sobre la tarima, se apresuró hacia nosotros para tendernos la mano. Cuando se acercó a Zhumabay, ése exclamó:

- ¡Fuera, perro! ¿Lo habeis visto, el desvergonzado! ¡Me está tendiendo la mano, canalla! ¡Fuera! ¡Vete de nuestra celda! - y Zhumabai tiró su lecho al suelo. Manten retrocedió con timidez, mirando a su alrededor.

- Qué pasa, mis queridos amigos, - murmuró y se sentó.

- ¡Basta, Zhumabai! Este no es el lugar apropiado para vengarte del molá. Dájalo, - todos comenzaron a persuadir a Zhumabay con risa.

Le permitieron a Manten a poner el lecho en la tarima. Generosamente le saludaron y comenzaron a preguntarlo sobre las noticias.

Manten inmediatamente trató de renunciar a Alash-Orda. Nos contó que el presidente del comité provincional de Alash-Orda Tusip Izbasarov también fue detenido, pero todavía estaba en el hospital de la cárcel.

A la mañana siguiente, Tusip se acercó a nuestra puerta y nos saludó.

- ¡Bienvenido Tuseke! – le respondimos en voz alta, sin ocultar la ironía. - Felicitaciones por una recompensa digna, que has recibido de tus amigos partidarios. ¡No te preocupes, todo pasará! Dicen que cuando tulpar1 acocea, no le duelen los pesuños.

1Tulpar – un caballo alado de cuento.

Tusip no se distinguía con la agudeza de espíritu y murmuró una excusa:

- ¿Para qué recordar el pasado?

La celda de hospital de la cárcel, en la que estaba Tusip no se cerraba, y el paciente tenía la posibilidad de estar con nosotros todos los días cuando nos llevaban a dar un paseo de quince minutos. Además de eso, hablaba con nosotros por la trompa de vigilancia.

Otros generalmente estaban castigados por tales privilegios. Pero a Tusip no le decían nada.

Los bolcheviques rusos detenidos apenas conocían a Tusip, pero al molá Manten todos lo conocían muy bien, ya que era un miembro de la junta de investigación de los bolcheviques. Durante el interrogatorio, estaba sentado muy satisfecho, considerable, y por lo tanto se quedó en la memoria. Los rusos, detenidos de otras celdas, al enterarse de que Manten había sido detenido, tenían muchas ganas de verlo como un prisionero. Por la mañana, cuando salían de sus celdas, se acercaban a la trompa de nuestra celda y trataban de mirar para ver al molá y regocijarse por el mal ajeno.

Dentro de unos días el alcaide Rostov entró de nuevo en nuestra celda.

- ¿Qué tal? ¿Habeis hecho a Manten como vuestro otagasy? – nos preguntó y guiñando a Zhumabaev, añadió: - ¡Hacedle el favor, adoradlo! – y salió.

 

No me di cuenta desde el principio, pero luego comprendí que se había burlado de nosotros, nos tomaba el pelo.

Una vez llevaron a dar un paseo a los de la primera celda. Pasando al lado de nuestra puerta, uno de los bolcheviques reñió a Manten.

- ¿Por qué este morro está sin castigo? ¡Envíadlo a nosotros! ¡Nosotros le pagaremos según se merece! - Amenazó.

Manten se asustó.

Y al día siguiente fue trasladado a la celda donde estaba Makalkin. Y al entrar Manten en la celda, Makalkin se levantó bruscamente, lo golpeó y lo metió empujando debajo de la tarima.

Al día siguiente, el maltratado estaba incapaz de soportar las torturas de Makalkin, Manten durante el paseo se detuvo en nuestra celda.

- ¡Queridos míos, no puedo soportarlo más! ¡Tranquilizad a ese Makalkin! ¡Saken, ayúdame, por favor, cálmalo! – nos rogaba.

Cuando nos llevaron a dar un paseo, me acerqué en la puerta, donde estaba Makalkin, y lo llamé:

- ¡No molestes más al Manten, ya tiene suficiente!

Después se acercó a nuestra puerta Tusip.

- ¿Cómo creeis, qué van a hacer conmigo? - comenzó a averiguarlo cobardemente.

- ¿Cómo lo vamos a saber? Te arrestaron tus compañeros de ayer, ellos sabrán mejor – le respondimos.

- Bueno, ¿pero qué pasará conmigo? – seguía preguntándonos.

Pasaron varios meses desde el día en que nos habían encarcelado, engrillado. Cada día esperábamos la muerte.

Pero Tusip, ese estúpido, no pensaba en nuestro destino. ¡Estaba ocupado con otras cosas! Fue encarcelado por casualidad, cuando sus amigos encarcelaban a montón de todos allí, y lo encarcelaron a él también de golpe y porrazo en tres meses. Y entonces se preocupaba sólo por él mismo, jacareaba a todos: "¿qué pasará conmigo...?"

¡Vaya gente – esos miembros de Alash-Orda! ¡son capaces de tales cosas, desgraciados, fingen ser indefensos!

Estábamos sentados en la celda y escuchamos que Tusip de nuevo pedía que alguién se acercara.

- ¿Qué es lo que quieres? - Respondió Zhumabai.

- ¿Puede alguién acercarse para un momento?

Zhumabai se levantó.

- ¿Qué van a hacer conmigo? ¿Qué piensas? ¿Eh? - otra vez empezó Tusip con lo suyo.

Zhumabai, se puso muy enojado, y le dijo con furia:

- ¡Te van a fusilar! ¡Ya que te han declarado como más peligroso que los bolcheviques!

Tusip retrocedió asustado.

Yo, Abdulla y Beken nos empezamos a reír. Así que nos reunimos en la cárcel con algunos miembros de Alash-Orda.

No los tenían encarcelados mucho tiempo y pronto los liberaron. Como se suele decir, a buen amigo, buen abrigo.

Y nosotros nos quedamos.

En cierta ocasión supimos que, en lugar de Rostov, el alcaide llegó a ser Serbov, el monárquico y tirano hasta el hueso.

Dió una vuelta alrededor de las celdas y anunció que el almirante Kolchak llegó a ser el único gobernante de Rusia.

Serbov atormentó a los  prisioneros.

Un día entró en nuestra celda, junto con los guardias y dijo:

- ¡El gobernante de Siberia, más que eso, el dictador de toda Rusia llegó a ser el almirante Kolchak! El país está en pie de guerra. A partir de ahora, un preso que rompe reglas de la prisión será fusilado sin advertencias. ¿Está claro?

¡más claro que nunca! Nuestra situación se empeoró aún más. Después de haber usurpado el poder, Kolchak disolvió a los mencheviques y los socialistas revolucionarios.

Los monárquicos no estaban satisfechos con los miembros del directorio, los ex líderes del Partido Socialista Revolucionario - Chernov, Avxéntiev, Zinzinov, Ulsky, por lo que trataron de disolverlos. Uno de los activistas de los eseristas en Siberia fue el autor Novoselov de Omsk, un miembro del Gobierno Kerensky. Fue fusilado por los ajusticiadores de Kolchak a plena luz del día en Omsk.

Muchos los que estaban descontentos con el nuevo gobierno – los eseristas, los mencheviques fueron encarcelados. Incluso aquellos que trataban de apoyar a Kolchak, fueron expulsados.

Los monárquicos eran los dueños de la situación.

Los habitantes huían de Kolchak como del fuego.

Lo rodearon los bais, cuyas manos estaban manchadas con la sangre de los obreros y campesinos, lo rodearon los generales, los sacerdotes crinados, los molás y los muftíes, los capitalistas extranjeros.

Los miembros de Alash-Orda estaban sentados cerca de la puerta. Por debajo estaba sólo el comisario de policía de Nikolaev...

Las colusiones se terminaban con el himno "Dios, cuida al Zar" y se coronaban con las juergas.

Las órdenes de Kolchak mantenían el uso de los látigos.

Un día me llamaron a la oficina de la cárcel, la que al mismo tiempo era el alojamiento de Serbov.  Mientras me interrogaba, para qué tomé una vez un diccionario de la biblioteca de la escuela, yo estaba mirando la habitación.

Por encima de la cama estaba colgado un retrato del zar Nicolás. Debajo había una carabina y un abanico en la vaina cruzados, decorados con plata. Más abajo - el texto completo de "Dios, cuida al zar" en una tela blanca.

Los miembros descerrajados de Kolchak no podían mantenerse, no ocultaban sus intenciones en absoluto.

¡Una medianoche se oyó el sonido de las llaves y el crujido de la puerta abierta! Aguzamos el oído...

Sonó una voz alta:

- ¡Marinero Avdeev, levántate!

Era fácil comprender que vino Serbov. Le hizo eco una voz extraña.

- ¡De rodillas! - rugió Serbov.

- ¿Qué pasa si no me levanto, qué vas a hacer? - Hemos oído la voz de Avdeev.

- ¡Arrodíllate y reza por la salud del zar! – ordenó Serbov.

- ¡No, no me levantaré y no voy a rezar!- respondió Avdeev con la voz de bajo.

- ¿Vas a rezar, perro! ¡Te voy a obligar!

Los guardias empezaron a gritar, abatando a Avdeev con los látigos.

- ¡El guerrero auténtico no lo golpea al prisionero, pues lo fusila! – Avdeev hizo un reproche.

- ¡Cállate, canalla, reza, te digo!- se encruelecía Serbov, dándole con el látigo.

- Puedes matarme, pero no voy a cantar el himno al zar, tengo una sola canción - "La Internacional" - estaba en los suyo Avdeev.

Mucho tiempo más golpeaban al marinero valiente, pero no se rindió, ni se enrodilló ante el enemigo.

Maldiciendo y soltando tacos a los bolcheviques, los "heroes" de Kolchak entraron con ruído en otra celda. Lo mismo ocurrió con Pavlov.

- ¡Hey, cariño, ponte de rodillas y reza por el padre-zar! – Gritaron los tiranos. Se oyeron los gritos, los golpes, las palabras abusivas...

- ¡Canta!

Pavlov no podía soportar más los golpes y se rindió, empezó a cantar con la voz quejumbrosa "Dios, cuida al zar". No era el Pavlov nuestro, sino el que había escapado desde Turquestán antes de la sublevación.

Los presos escuchaban su canto con la decepción y con la tristeza, maldecían al compañero cobarde. Y los bandidos estaban en posición firme, y pusieron solemnemente la mano a la gorra, saludando al zar, y burlándose de los prisioneros.

Pavlov terminó de cantar, y de nuevo los banditos le rodearon:

- ¡Ah, perro cobarde! Habías mandado de fusilar a cualquiera quien durante quince minutos no hubiera sido capaz de cumplir tu voluntad! ¡Canalla, te habías sentido como un héroe! Y ahora tienes miedo como un perro! -le gritaban, sin dejar de golpear a Pavlov.

Los gemidos de Pavlov se oían cada vez menos, y finalmente casi no se oían.

Los monstruos se fueron de vuelta a la celda de Avdeev:

- ¡Eres un bravo, Avdeev! ¡Aunque eres nuestro enemigo! Eres un hombre de verdad! Contigo vale la pena lucharse! Y el Pavlov – es un bicho reptil! - dijeron.

Serbios de repente gritó:

- ¡Avdeev fue el Jefe de Estado Mayor de los bolcheviques! ¡Demostró la valentía extraordinaria cuando rodeamos el Consejo de los diputados y nos dirigimos al Estado Mayor. Avdeev no nos dejó acercarnos, amenazando con una granada, llevó a la lucha contra nosotros a dos miembros del Ejército Rojo! Le grité: "Deja tus armas y ríndete!" Sin embargo, me respondió: "tenemos la desigualdad de poder, pero nosotros sacaremos la cara por nosotros mismos."

Echando peroratas sobre la firmeza de Avdeev, Serbov también trataba de enfatizar su valentía.

Los gritos se acercaban a nuestra celda.

Serbov entró en la celda, donde estaba el ex socialista-revolucionario izquierdo – el abogado Smakotin, el cosaco, que estaba a faavor de los bolcheviques. Ya no era un hombre joven, pero era  muy persistente y enérgico. No tenía miedo de los gritos de Serbov, le respondió con dignidad. Entonces, Serbov le dijo:

- Bueno, viejo. A pesar de que eres un cosaco, pero te desviaste del camino correcto. Y eres un hombre con principios sólo porque eres de la generación de los cosacos.

Así, entrando en casi todas las celdas por turno, al soltar los tacos al ex socialista-revolucionario izquierdo – el abogado Trofimov, que después llegó a ser un bolchevique y un acusador apasionado de los funcionarios y bais de Akmola, finalmente entraron en nuestra celda.

La puerta se abrió con estrépito. Entró Serbov, el jefe de la guardia, los vigilantes y dos oficiales rusos en los uniformes kazajas.

Serbov ordenó:

- ¡Poneos de pie!

Nos pusimos de pie.

Serbov dijo con una sonrisa a uno de sus compañeros, señalando a nosotros:

- Y estos son – los kazajos, señor sótnik1.

- O sea, los jefes, - "intuyó" el sótnik.

- ¡Sí, los pajarillos bolcheviques, pero nosotros les cortamos sus alas, no les dimos volar! – terminó Serbov zarazón con engreimiento.

Al día siguiente nos enteramos de que Pavlov fue hecho jirones con los sables...

1sótnik – jefe de un escuadrón de cosacos.

También estaban en la cárcel los presos que no fueron sometidos a torturas. De alguna manera, se mantuvieron al lado, aunque no eran indiferentes al oír los gemidos de los prisioneros golpeados por los bandidos-carceleros.

También fueron encarcelados los campesinos, lejanos de la lucha política, pero los que se negaron a unirse al Ejército Blanco.

Después de otra movilización encarcelaron a un alemán con el apellido Goppe, como si había agitado a los jóvenes de no obedecer a las autoridades.

Parecía no tener más de veinte años. Era del pueblo Dolinka del distrito de Akmola. Sabía muy poco el idioma ruso, y el kazajo casi no entendía. Sin embargo, eso no nos impidió encontrar un lenguaje común.

Una medianoche en nuestra celda entraron dos soldados armados y los guardias.

- ¡Hoppe, levántate, vámonos! – le ordenaron.

- ¿Adónde?, - preguntó.

- ¡Al interrogatorio!

No podíamos dormir por un largo rato en la espera para undel compañero. En la cárcel hacía silencio. Detrás de la ventanilla de rejas había una oscuridad tenebrosa. Sólo estaba nevando como si volarab las mariposas blancas, cubriendo la tierra. Las verjas de la cárcel parecían a una pared blanca, llena de nieve.

La noche tragó a nuestro compañero.

Pasó un largo rato. De pronto, otra vez se escuchó el sonido de la puerta abierta y Goppe agotado fue empujado hacia dentro. Tambaleándose, se acercó a su sitio y se echó.

Lo acostamos con cuidado, y empezamos a interrogarlo. Goppe no pudo responder nada, solamente me abrazó y lloró como un niño, diciendo:

- Dime, ¿cuándo vendrán los Rojos? ¿Cuándo?..

- ¡No llores, tenemos que aguantar, no eres un niño! Los Rojos pronto vendrán, - lo tranquilizaba como podía.

Goppe se crujía los dientes, crispaba los puños.

Cerca de la prisión se encontraba un cementerio ruso. Allá fue llevado Goppe por los cuatro soldados. Lo golpearon con culatas, le daban patadas, lo tumbaban en la nieve hasta que se hubieran cansado ellos mismos.

La situación en el hospital de la cárcel era un poco mejor que en nuestras celdas. Las puertas no estaban cerradas durante el día. Una vez allí estaban los enfermos, nuestro Nurgain y el maestro Gorbachov.

A pesar de que Tusip no estuviera enfermo, también estaba en el hospital, como un representante de Alash-Orda.

A los pacientes los curaba un enfermero poco atrayente, mal vestido y parecido a un caballo escuálido sucio.

Durante la recepción médica los presos generalmente expresaban sus quejas de malestar al alcaide y, al recibir su permiso, iban al médico por los medicamentos.

Un día, me sentí mal, pedí permiso al guardia para ir al "hospital". Además del enfermero, allí estaba Serbov y el doctor Blagoveshchensky.

- ¿Qué está quejando?

- ¡Pues ... tengo cólicos, no me pasan! ¿Tiene algún medicamento? – le pregunté.

Blagoveshchensky me examinó y le pidió al enfermero que me diera los medicamentos. Sonriendo astutamente el enfermero dijo:

-¡Le daría un veneno a este tipo para "la terminación rápida!"

"¡Y qué quiere este infeliz!" - Pensé con asombro.

Serbov es severo, ya que tiene el poder. Es un alcaide, el presidente del comité de la lucha con los bolcheviques, es un hombre culto - a fin de cuentas es un técnica. ¡Su objetivo en esta lucha está claro! Quiere dominar, abatir y mandar.

¿Pero qué el enfermerito infeliz con los pantalones agujereados? ¿Qué es lo que necesita? También es un miembro de Alash-Orda, similar a los andan de puerta en puerta de Kolchak, llevando un gorro de piel con orejeras, y hacen eco a los guardias blancos: "¡Exterminaremos a los bolcheviques!"

¡Pobres, pobres!

En tiempos de Kolchak, los funcionarios kazajos han comenzado a opinar sobre la formación de un consejo nacional.

Una vez la cárcel visitó un ministro fiscal de Omsk. Postergó las celdas y entró en la nuestra. Nos preguntaba sobre muchas cosas, en general, y ya estaba a punto de salir. Pero lo llamé.

- ¿Puedo preguntarle una cosa?

- ¿Qué cosa?

- ¿Cuánto tiempo vamos a estar encarcelados sin juicio?

- ¡Hasta que se forme un consejo nacional! - dijo.

En ese momento los rojos ya se estaban acercando a Orenburg y Ufa.

- ¿Y cuándo será formado el consejo nacional? -Continué.

Me miró, hizo una pausa y dijo:

- ¡No será formado pronto! - y se fue.

Cuando la puerta se cerró, nos empezamos a reír. Los días y las noches pasaban sin cambiarse nada... En la celda vecina de la nuestra estaban tres mujeres. Cada tarde estaban cantando. Sus voces tristes se oían en toda la cárcel silenciosa. Teníamos la tristeza y la nostalgia por la libertad.

Por la ventanilla con rejas de hierro nos entraba el frío. En la calle hacía heladas.

¿Pero acaso las paredes de la cárcel pueden escuchar y entender el sufrimiento de los presos? Las lágrimas eran inútiles ante el silencio de piedra.

Otra vez nos traspasaron a otra celda. Pero tampoco nos sentíamos mejor allí, ya que el tiempo se pasaba al igual de la manera triste y lenta. A veces jugábamos a las damas, contábamos cosas, leíamos los libros, que nos traspasaban a escondidas.

Yo y el peluquero Martlogo, el "maximalista", que más tarde llegó a ser un bolchevique, charlábamos, organizábamos unas conversaciones en la celda, parecidas a las reuniones que habíamos tenido en la liberrad.

De esa manera pasaban los días infinitos...


 

 

 

 

 

 

En las garras de Atamán Annekov.

Una etapa de Akmola

 

 

 

En uno de los días más aciagos, el alcaide junto con varios guardias entró en la celda, y notificó:

- Prepárados para la etapa - dentro de unos dos o tres días estareis enviados.

- ¿Adónde? - le pregunté.

- Es un orden de las autoridades de Omsk, - respondió Serbov.

Tan pronto como se fue, en la celda se hizo un ruído:

- ¿Dónde nos llevarán? ¿Cuál será con nosotros? ¿Quién nos va a escoltar?

Acerca del envío de emergencia informamos a nuestros familiares y amigos que estaban en la libertad. Los pedimos que nos trajeran la ropa de abrigo y si era posible que nos dieran un poco de dinero. El padre de Abdulla le envió dinero bajo el tacón de su bota.

¿Bajo el mando de quién estaremos?

Pronto se hizo evidente que a Omsk nos escoltaría un destacamento bajo el mando del famoso atamán de Kolchak - Annenkov y que quince soldados de su destacamento ya habían llegado. Todos ellos eran unos cortacabezas empedernidos y estaban en el destacamento de Annekov por su propia voluntad. Entre esos quince soldados, habían dos oficiales.  

Habían muchos cosacos jóvenes de Akmola que se querían unir al destacamento de Annekov por su propia voluntad. Así que el destacamento se aumentó de cuarenta a cincuenta personas. Las autoridades de Akmola tenían planeado de entregarnos en las manos de esos cortacabezas seleccionados para enviarnos a Omsk.

Era fácil darnos cuenta que el convoy llegado para los etapes – eran los ajusticiadores experimentados. Nos enteramos que con el permiso de  su jefe querían llevar a todos los presos fuera de la ciudad y fusilarlos allí mismo. Y después sincerarse inventando que "fueron fusilados mientras trataban de escapar."

Y uno tras otro corrieron los rumores alarmados por toda la cárcel: "Llegó el final a todos, nadie se quedará vivo." Corrían y corrían los rumores del pánico y horror.

Dentro de dos días en nuestra celda entraron el alcaide y el comandante de Akmola.

Sonó la orden habitual:

- ¡Levantáos!

Los soldados que acompañaban a los jefes deliberadamente blandearon con fusiles y sables.

Otra vez escuchamos sobre el envío próximo. Nos advertieron:

- ¡Recordad: si uno de vosotros intenta escapar, todos serán fusilados!

Entonces comenzamos a hacer la maleta seriamente.

Venían muchos envíos de nuestros parientes para asegurarnos al camino. Según los rumores, tenían que ser enviados alrededor de cincuentena prisioneros. Y por la enfermedad en la cárcel de Akmola tendrían que quedarse los dos - Nurgain y el maestro Gorbachov.

Ya estábamos listos para la etapa.

Estábamos sentados en las tarimas sucias, mugrientos, listos para cualquier adversidad.

Todos los veinte prisioneros de nuestra cuarta celda estábamos a la espera de la aparición del convoy de una hora a otra. Cada uno pensaba: "¡Qué lleven donde quieran! Ya estamos cansados de esperar..."

Hacía un tiempo frío, era enero. Vino el invierno auténtico. Habían una heladas diabólicas. Los días eran cortos. Anochecía temprano.

Los presos se unieron apretadamente en los rincones de la celda pequeña y estaban susurrando.

Por la ventana enrejada ventilaba el viento bramador, hacía frío.

Estábamos sentados durante un largo rato, hasta la medianoche. Las voces sordas se oían cada vez menos y finalmente se silenciaron por completo.

Estábamos cansados de tanto esperar con inquietud la incertidumbre, y nos dormimos, vestidos, acurrucados uno junto a otro.

Llegó una noche oscura que cubrió a toda la prisión, y parecía que los prisioneros no estaban dormidos, sino se hundieron, se desaparecieron en la oscuridad sofocante.

Fuera de la ventana, oíamos los pasos del guardia y el golpeteo intermitente de las gotas - se derretía la escarcha de nuestra respiración de las rejas heladas. A veces, desde algún lugar oíamos unos susurros y suspiros de sueño, a veces un gemido en el delirio grave:

- ¡Uhh ... A-ah! ..

¿Acaso tenemos tantas desgracias graves por casualidad? No. No nos habíamos preparado para una vida fácil. Cargamos sobre nuestros hombros una carga responsable difícil. ¡Nos dirigimos a la gran batalla por la libertad de los trabajadores! ¡Y si escogimos solos este camino espinoso difícil, entonces tenemos que soportar todas las dificultades con valentía y obtener el paso!

Sí, es difícil pelearse, muchos de nosotros están quejándose. Pero por una causa justa es más fácil sufrir, y se puede morir si es necesario!..

¿¡Tal vez mañana nos llevarán fuera de la ciudad y nos fusilarán!? ¡Pero los trabajadores no nos olvidarán jamás, por la felicidad de los cuales estamos sufriendo! ¡Luchador, así que ten paciencia y sé fuerte hasta el final, continúa lo que ya has empezado! ¡No te rindas y no vuelvas del camino espinoso hasta que superes el paso decisivo!

Me desperté por el ruido de pasos y de voces en el pasillo. Al instante se despertaron también los compañeros. 

 

Miramos hacia fuera a través de la trompa al pasillo, tratando de averiguar qué estaba pasando.

Vimos a los guardias que daban vueltas de aquí para allá, en las manos tenían unas lámparas encendidas.

Amanecía ... En la celda poco a poco desaparecía la oscuridad.

En el pasillo aparecieron unos soldados armados, vestidos en un uniforme desconocido para nosotros. El pecho de cada uno estaba cruzado con las bandas de ametralladoras. Sobre sus cabezas llevaban unas papajas1 altas, peludas negras con la parte superior roja. En los hombros tenían las hombreras rojas. Se comportaban de una manera desembarazada.

Al poco tiempo, todo el pasillo largo estaba lleno de soldados en el uniforme inusual. Resonaron en el suelo de piedra las culatas de los rifles.

- ¡El destacamento de Annenkov... El destacamento de Annenkov! - se escucharon las voces alarmadas de los prisioneros en las tinieblas crepusculares.

El ruido de las botas herradas, de las culatas, el sonido de los sables, las voces groseras, retumbantes en el pasillo - todo eso nos sacaba de quicio.  

En las celdas todos ya estaban despiertos y estaban a la espera. Se acercaba el fin.

Se abrió de par en par la puerta de la celda con rechinamiento. Entró el alcaide, un oficial cosaco y varios soldados con las lámparas en la mano.

Nos levantamos bruscamente y nos quedamos inmóviles como unos inanimados.

- Ahora vais a salir. ¡Vestidos rápidamente y preparados para el camino! - dijo gritando el alcaide, y salió.

1papaja – gorro alto caucasiano de piel.

Recogimos nuestras cosas, y otra vez estabamos en la espera.

Dentro de  unos diez minutos volvió a aparecer

el alcaide junto con el oficial cosaco. Comenzaron a llamar a los presos de la lista.

Los que salieron de la celda estaban sentados en el suelo de piedra junto a la pared del pasillo largo, rodeados de soldados armados.

Comenzaron a cachearnos. Nos fuimos obligados a quitar toda la ropa hasta la ropa interior.

Me preocupaba por mis notas, una parte de las cuales los pude coser en el cinturón de los pantalones acolchados, y otra parte estaba escondida debajo de las suelas de las botas y en los calcetines de fieltro.

Llegó mi turno. Me quitaron las botas, sacaron las suelas, echaron un vistazo, "si no había un plomo", varias veces metieron sus manos en las botas, y al final me dijeron:

- Vístete.

Al tranquilizarme, me vestí sin prisa. ¡Las notas ocultas estaban en salvo!

Cachearon a todos por turnos. Y mientras se realizaba ese procedimiento, amaneció.

Todos los prisioneros fueron llevados al patio de la prisión. Unos treinta guardias nos rodearon en un círculo apretado.

El alcaide y dos oficiales fueron varias veces a la oficina de la prisión, iban y venían, unos nos traían, otros recibían.

Finalmente llegó el comandante de la guarnición urbana, y nos llevaron en una fila afuera de la puerta de la prisión. Allí nos esperaba el convoy - treinta jinetes y veinte pedestres. El uniforme igual llevaban sólo los que habían hecho el cacheo y habían sacado a nosotros de la cárcel. Atraían la atención no sólo por sus uniformes extraños, sino que sobre todo, su comportamiento gamberro y descarado. Ellos fueron los cortacabezas de Annenkov que habían llegado de Omsk.

Detrás de la puerta de la prisión vimos unos veinte trineos de carga, cada uno de aquellos tenía un caballo enganchado.

Escuchamos la orden:

- ¡Ponedos de cuatro en cada trineo!

Yo, Bakken, Abdulla y Zhumabai ocupamos un trineo.

Una orden más:

- ¡Ponedos sólo de dos!

Cumplimos con humildad la orden y pusimos en el trineo nuestras cosas. Y de repente, al mirar a un dzhigit armado vestido en abrigo de piel y botas, reconocí a mi pariente cercano – era mi zhien1.

No me lo podía creer. ¿¡Cómo resultó ser en el destacamento del atamán Annenkov?! Ya que se aceptaban sólo los voluntarios ... El destacamento que nos iba a escoltar se llamaba " guerrillero". De él dependía el destino de los cincuenta revolucionarios. Nadie sabía lo que íban a hacer con nosotros en las afueras de la ciudad...

¿De veras es él? Para mí esa era una ofensa muy grande. Me quedé mirando un rato al joven dzhigit, aún sin creer a mi mismo si de verdad era él.

"¡Vaya gente, cuántos canallas hay entre vosotros!.. Vaya vida, hay tantos miserables! Algunos se ven obligados a sufrir por la justicia, apoderados por la angustia y el dolor, otros triunfan picaramente y abyectamente. Malditos sean los canallas y los miserables"- pensé con una amargura silenciosa feroz.

Dzhigit, al que había prestado la atención, empezó a preocuparse y comenzó a abrirse paso codeando hacía mí al acercarse saludó:

- Assalaumalikum!

No le respondí y volví el rostro. Murmuró algo y empezó a saludarse con mis compañeros. Se escuchó la orden:

- ¡Adelante!

Crujió el trineo, y caminábamos detrás del trineo por la nieve congelada. La helada penetraba hasta los huesos.

La ciudad todavía estaba durmiendo, y por encima del horizonte se levantaba lentamente el sol con el resplandor anaranjado frío.

Cada trineo estaba convoyado por un jinete y un pedestre delante y atrás.

* Según Seifullin, este hombre era el hijo de Habiba – la hija de Mustafa, el hermano del abuelo Seifullin Ospan, que es el abuelo de Saken de parte de su padre. Según la costumbre kazaja, el hijo de Habiba – de la tía prima de Saken - es zhien. Fue el Hamit Abauovich Tokin, un abogado.

 

Llegamos a las afueras de la ciudad.

El alcaide, que iba a caballo rojo, se despidió de los escoltas.

En las afueras a algunos de nosotros nos esperaban los familiares. Todos los días se salían al camino, para que no perder la etapa y despedirse de nosotros. Al vernos estaban en silencio, mirando fijamente nuestras caras, y se secaban las lágrimas, como si nos acompañaran al último camino. La nieve se crujía sonoramente bajo los pies de los presos y de los escoltas, bajo los trineos y bajo los pesuños de caballos.

Los escoltas armados andaban alternativamente con los prisioneros, y detrás de nosotros estaba una cabalgata de los cosacos a caballo. Los caballos se hundían en los montones de la nieve.

Akmola se quedó atrás.

Entre los prisioneros habían seis kazajos- bolcheviques, los organizadores del Consejo de diputados, y una mujer.

Los escoltas había alrededor de setenta personas – eran fieles y fiables a Kolchak, la mano derecha del almirante. A los soldados aldeanos Kolchak no les permitía escoltar a los bolcheviques. Nuestra escolta – eran sólo los cosacos, excepto un uzbeko, el hijo de un comerciante errático.

Los quince atamantes que habían llegado de Omsk, eran unos bandidos feroces. En sus hombreras tenían dos letras que atraían la atención -  “A.A.” lo que significaba “Ataman Annenkov”, pintados con plata.

Caminábamos en una fila larga detrás del trineo por el camino sinuoso en la dirección de Petropavlovsk.

A la orden del escolta, uno tras otro, de dos en dos, nos montábamos en el trineo.

Por la noche llegamos a una aldea y nos quedamos allí para pasar la noche. Nos recibieron los boleteros de escolta, los que habían ido de antemano hacia delante.

Nos ubicamos en dos chozas kazajas sucias y medio destruídas, pero nos parecieron un paraíso en comparación con la cárcel. Ya pasó un año desde que habíamos visto una vivienda humana.

Delante de las chozas estaban dos escoltas, y cuando teníamos que salir a la calle, nos acompañaban los soldados.

El jefe de la guardia, junto con un oficial joven constantemente venían a ver a los prisioneros.

Uno de los jefes del convoy – un hombre de espaldas anchas, moreno, parecido a un calmuco, más hablador que otros, decía palabrotas y contaba cuentos verdes sin parar.

Al entrar en nuestra choza, advirtió:

- ¡Si se escapa uno de vosotros, serán fusilados todos! ¡Así que cuidad el uno al otro!

Ninguno de nosotros no tenía duda de que se cumpliría su promesa.

En la madrugada, seguimos el camino.

Al mediodía se hizo una borrasca de nieve. Teníamos que esperar en uno de los pueblos kazajos para que pasara la borrasca de nieve. Nos dieron de comer.

Dondequiera que parábamos a descansar, en ninguna de las cabañas estaban los hombres. Al parecer, tenían miedo de llamar la atención de los voluntarios de Annenkov.

Poco tiempo después la borrasca de nieve cesó. Se hizo el tiempo despejado. El convoy estaba listo para salir, pero la hospedadora, en la cabaña de la cuas nos habíamos quedado, rogó al jefe de escolta quedarnos más. Cocinó la carne y nos dió de comer a todos, y nos acompañó con honor ...

Después de la borrasca de nieve, las heladas se hicieron aún más frías. La nieve brillaba deslumbradamente. Nos movíamos lentamente - unos treinta o cuarenta kilómetros al día.

El sol rojo esparcía alrededor unos rayos brillantes dorados. El viento que nos pasaba hasta los huesos, soplaba a nuestro encuentro, no podíamos respirar, ni mirar hacia adelante. Un escupitajo se congelaba en volandas y caía al suelo como un trocito de hielo.

La rosada nos picaba la cara y no se disipaba, como de costumbre, sino, estaba en las cejas, sobre todo en el bigote, y se helaba inmediatamente.

Por encima de la gente sudorosa, cansada y de los caballos se detenía el hálito. De los ollares de caballos se colgaban los carámbano.  Continuamente dábamos friegas de nieve a las mejillas. Para calentarnos, agitábamos las manos, bailoteábamos.

Nos quedamos para dormir en el poblado Kushoki a ciento diez verstás de Akmola. Fue el primer poblado ruso, que encontramos por el camino a Petropavlovsk.

Nos llevaron a una escuela. En el poblado los escoltas estaban aún más enojados, por lo visto querían demostrar el poder y la autoridad de Ataman Annenkov a los aldeanos rusos. Los escoltas exigieron el alcohol de los habitantes del poblado.

En una de las clases de la escuela se ubicaron nuestros escoltas, y los jefes, se dispersaron por el pueblo en busca de un trago.

Dentro de un tiempo, los soldados arrastraron a dos hombres lugareños, maldeciéndolos y golpeándolos en las costillas con las culatas. Los desnudaron a los hombres y los daban latigazos. Al parecer esos cosas fueron habituales para el destacamento atamán. Se reían, y contaban: "Veinticinco ... cincuenta... "

Mientras tanto, los prisioneros curaban sus partes congeladas, y el peluquero Martlogo afeitaba a todos el bigote y la barba.

En la madrugada salimos de Kushoki. La helada de enero no se disminuía. Caminábamos por el bosque.  Nos rodearon los abedules y pinos, y sólo acasionalmente aparecía una pradera blanca brillante.

El estacionamiento nocturno lo tuvimos en la stanitsa (pueblo de cosacos) Makinka. Más de la mitad de sus residentes eran los cosacos que estaban a favor de Kolchak.

Los prisioneros no paraban de hablar que en una de aquellas stanitsas kazajas todos serían fusilados.

Nos dirigimos de nuevo a la escuela, y nosotros comenzar a trajinar para prepararnos  la comida. Pero los murmullos inquietantes no se paraban.

Todos ya estábamos listos para dormir, cuando de repente entraron los escoltas del destacamento de atamán. Parecían ser atroces, incluso las papajas las tenían puestas de una manera especialmente amenazadora. Ordenaron:

- ¡el marinero Avdeev, el abogado Trofimov, Kondratieva, Monin, a vosotros cuatro los llama el jefe!

Comenzamos a hacer preguntas a los escoltas:

- ¿Para qué? ¿Qué va a pasar con ellos?

- ¡Al interrogatorio!

Después de la salida de los compañeros, nadie podía descansar. Todos pensaban lo mismo: "Este es el comienzo de la violencia."

Pero no pasó nada, los compañeros se regresaron pronto. Nosotros los empazamos a hacer preguntas: "¿Para qué os llevaron? ¿Adónde?" Pero ellos mismos no lo sabían en concreto. No hubo ningún interrogatorio. Fueron llevados de la escuela, encerrados en un cobertizo oscuro y vacío, y luego fueron llevados de vuelta.

Al día siguiente, uno de los escoltas habladores charló que a los cuatro querían fusilarlos, pero luego se cambiaron de opinión.

Dejamos la Makinka, y seguimos en adelante.

Las heladas se disminuyó un poco. Pasábamos por un bosque de pinos, hundiéndonos en la nieve profunda. Durante el día, pasamos no más de treinta verstas.

Desde el principio del camino Abdulla no podía ir andando. También Zhumabai se quedó sin fuerzas. Poe eso todo el tiempo estaban en el trineo, y yo con Baken caminábamos sin descanso.

Era muy dificíl caminar por los montones de la nieve, pero nos veíamos obligados a soportarlo, a sabiendas de que no se podían meter los cuantro en un trineo. Sólo de vez en cuando, al perder todas las fuerzas, Baken se sentaba con los comáñeros en el trineo, pero no por mucho tiempo. El escolta ordenó bruscamente bajarse del trineo. Maldiciendo al escolta, Baken caminaba a pie, enfadado con Abdulla y Zhumabay:

- ¿Qué enfermedad teneis?

Al estar completamente agotado, Baken empezó a rogar a Zhumabay que andara un poco para darle la oportunidad de descansar en el trineo.

Yo no me sentaba en el trineo, ya que sabía que si me relajaba, entonces qué pasaría con mis compañeros, que no podían ir andando. Tuve que soportar pacientemente el camino difícil.

La ropa interior no se secaba del sudor, la ropa de abrigo estaba cubierta de una capa de hielo, lo que hacía aún más difícil el camino.

Alrededor había un bosque espeso. Habían muchas filas de pinos altos y abedules.

El tiempo se variaba – una vez había tranquilidad, heladas, otra vez empezaba la borrasca de nieve. Y no se podía quedarse atrás, teníamos que seguir el ritmo paso a paso...

Y el estacionamiento nocturno otra vez lo teníamos en la escuela, en el pueblo cosaco Shuchinsk, a doscientos cincuenta verstás de Akmola.

Varios presos, entre ellos Zhumabay, fueron enviados a buscar agua por los escoltas.

Después de beber el té caliente, nos calentamos un poco, nos animamos, nos pusimos de buen humor, poco a poco empezamos a conversar. Martínov, un trabajador mecánico que recitó los versos de Nadson, dedicados a revolucionarios. También recitaban la poesía los otros compañeros, cantaban en voz baja.

Pasamos Kokchetav e hicimos una parada en el poblado de Azat. Nos ubicaron en una cabaña muy pequeña, y como de costumbre, estaban los escoltas en la puerta.

Desde que llegamos a los alrededores de Kokchetav, nos custodiaban sólo los soldados tranquilos y los cortacabezas de atamán corrían por los poblados en busca del alcohol.

A media noche, al lado de la habitación en la estábamos, se escucharon las voces de borrachos discutiendo, después las palabrotas, la blasfemia.

Se escuchó un disparo. Se oía que los que se estaban peleando, salieron a la calle, continuaban gritando en nuestra puerta. Alguién quiso entrar en nuestra habitación, gritaba:

- ¡Déjame entrar! ¡Mataré a todos!

Nuestro escolta salió y le gritó al que estaba enfurecido:

- ¿Qué quieres?

Pero no ése no se paraba, gritó a voz en cuello detrás de la puerta:

- ¡Abre!¡Abre la puerta, te digo!

Nuestro guardia cerró la puerta, se paró en el tranco y sacó un sable de su vaina.

- ¿Qué pasa? ¿Cuál es el problema? - nos alarmamos.

- ¡Están borrachos, perros! ¡Quieren entrar aquí! – nos explicó el escolta.

- ¿Pero qué quieren aquí?

- ¡Cálmaos, silencio! ¡No les dejaré entrar aquí! Dentro de poco, se pararon los golpes a la puerta y las palabrotas.

Al amanecer salimos del poblado de Azat. Por el camino le pregunté a nuestro guardia nocturno:

- ¿Qué pasó anoche?

- ¡Pues, estos tontos se emborracharon y querían mataros!

... Al nuestro encuentro iban con frecuencia los viajeros - la mayoría de ellos eran los kazajos, que se movían lentamente por el camino largo de invierno. Una vez nos encontamos con un jinete solitario kazajo a caballo rucio. Su cuello estaba envuelto en una bufanda blanca caliente de lana de cabra.

Los guardias lo detuvieron, y uno de los escoltas agarrándolo por la bufanda, casi lo ahogó al pobre kazajo. Al quitarle la bufanda, el escolta lo dejó al desafortunado. Y ése, murmuró algo y se fue a paso de gallina, como un perrito ofendido.

Cerca de nuestro camino en un valle, se veía un aúl kazajo. Las casitas, cubiertas de nieve, se escondieron en los montones de nieve, y sólo se veían las chimeneas por las cuales salía el humo, y por las cuales se podía determinar las viviendas humanas. Los perros del aúl nos empezaron a ladrar en el camino. Los soldados abrieron el fuego. Los perros corrieron al pueblo, se subieron a los techos y nos miraban detrás de las chimeneas.

Con su tiroteo, los soldados alarmaron a toda la aldea.

Seguimos caminando lentamente. Nos encontrabamos a los viajeros que regresaban de la ciudad, sus trineos estaban cargados con granos, los camellos que estaban cargados con sacos pesados. La gente estaba congelada, llevaba unos zamarros, sus caras tenían el color azul por el frío. Apenas se movían, los pobres, era evidente que vagaban de las aldeas mezquinas lejanas.

Uno de los guardias de repente agarró a un kazajo que pasaba cerca por el cuello y lo empujó en un montón de nieve. Le quitó un gorro de piel de cordero con orejeras. Otro guardia le quitó a otro kazajo una bufanda de lana de de cabra. El resto de los kazajos no tenían nada, por lo que los guardias sólo por diversión los golpearon y los empujaron a la nieve. Uno de los soldados de atamán, enfadado de que no pudo aprovecharse con nada, saltó a los camellos cargados y con el sable comenzó a destrozar los sacos de harina. La harina se vertió sobre la nieve.

Y nosotros no podíamos hacer nada, íbamos andando sin parar.

Después de eso, los guardias, al ver desde lejos una caravana de camellos, empezaron a alabarse uno delante del otro:

- ¡Puedo cortar tres manganas de un golpe!

-¡Y yo cuatro!

- ¡yo seré el primero en cortar!- gritó uno.

- ¡No, yo! - dijo el otro.

Dentro de un rato, al emparejarse con los viajeros kazajos, los cortacabezas se lanzaron sobre ellos. Los sables comenzaron a brillar. Uno tras otro se caían los sacos de los camellos, la harina se vertía sobre la nieve... Todo lo que se podía quitar de los viajeros, los banditos lo quitaron: los gorros de pieles con orejeras, las bufandas, las botas.

Pasamos el Kokchetav. Los bosques espesos se quedaron detrás de nosotros y en frente aparecieron las estepas dilatadas. La llanura parecía al mar blanco. Y parecía que se extendía por todas partes sin límites, y sólo a lo lejos se fundía con el horizonte ese silencio frío, infinito de estepa.

Si miraras del lado a la estepa llena de nieve y a la gente paseando lentamente por el sendero estrecho, tendrías un sentido desagradable.

A lo lejos, se veían los jinetes, ellos aparecían y de nuevo se desaparecían, eran como dos puntos negros en la tierra cubierta de la nieve blanca.

- Nicolás, quitaré a esos diablos de un tiro, ¿cómo crees? - llamó un guardia al otro.

- No, no lo alcanzaras, es muy lejos.

- ¿A qué apostamos?- no se rindió el primero.

- ¡Bueno, dispara, si lo acanzas, así sea, te daré la bufanda – aceptó Nicolás.

Los jinetes se acercaban. Y desde lejos se podía ver que eran unos kazajos, por su ropa y por su actitud...

El guardia se puso en una rodilla y apuntó. Se escuchó un disparo. ¡fallo!.. Otro disparo. Y otra vez fallo. Los kazajos atornillaron bien a los caballos y apurándolos con sus látigos, se dieron la vuelta.

Pero el soldado no se aquietó y seguía disparando, apuntando a ellos, hasta que los jinetes se desaparecieran. Tuvieron la suerte de que los guardias estaban a pie. Ya que todos los bandidos a caballos, al llegar al Kokchetav, dejaron nuestra caravana y se fueron hacia adelante.

Todo lo que sucedía era incomprensible para nosotros. Cuando en Orenburg se encontraron el atamán Dutov y los ancianos de Alash-Orda, pues se saludaron por la costumbre kazaja, se abrazaron. Y los soldados del atamán, al ver en las estepas a los kazajos de aúl, los querían matar disparando. Y disparaban de una manera completamente diferente que los bandidos uzbekos habían disparado al Mustafa Chokaev, lo que fue sólo para haber asustado. Ësos disparaban con las auténticas balas de plomo.

¿Quién tiene razón en esta situación? ¿Quién tiene la culpa? Es difícil de entender. Los ancianos, los jefes hacen su trabajo, y los soldados rasos, los guardias – hacen lo suyo.

Mientras que algunos gamberros- guardias blancos se burlaban en ese lugar, en la estepa, de las personas desarmadas, los otros guerreros del atamán Annenkov junto con las tropas kazajas de Alash-Orda se luchaban contra los bolcheviques en Semyricha, en algún lugar detrás de Semipalatinsk.

Mientras los guardias blancos armaban escándalos en los aúles, torturaban a los kazajos pacíficos en su tierra natal, los ancianos de Alash-Orda, sujetando en sus labios un puro, escuchaban humildemente a Kolchak y a los oficiales, dispuestos a cumplir cualquiera de sus peticiones. Mientras los soldados del atamán disparaban contra a los kazajos desarmados, los ancianos kazajos junto con el atamán Annenkov creaban en Semipalatinsk un ejército "voluntario" en contra de los bolcheviques de los hijos de los bais y de los kazajos defraudados, ignorantes y publicaron en el periódico de "Sary-Arka" lo siguiente:

"La orden del atamán Annenkov sobre la formación del Primer Regimiento kazajo de los dzhiguits valientes, № 180, apartado 3. Ordeno al capitán de artillería Toktamyshev, que está a mi disposición, formar un regimiento valiente kazajo, al que en primero lugar deben unirse los kazajos que hablan el ruso, y también organizar una Escuela de Oficiales.

La formación de dicho regimiento es imprescindible para obtener las fuerzas en la frente. Además es el momento de cumplir el deseo ardiente de los kazajos mismos, ya que todos sabemos lo ansiosos que están por estar en la frente, para defender su tierra natal con su pecho, para mostrar la valentía en la derrota del enemigo. Tienen la intención de destrozar a los bolcheviques en Dzhetysu.

El primer regimiento kazajo está organizando en los principios de la humildad, la obediencia sin objeción a las órdenes y la disciplina. El aprendizaje – según el modelo de los cosacos.

Es deseable que los dzhigits valientes no se sustraigan del servicio, y los ancianos, y mirzas de los pueblos no les impidan irse a la batalla."

 

“Sary-Arka” № 65

En el mismo ejemplar se publicó la información sobre la ayuda a las tropas de Alash-Orda en la frente.

“En el ejemplar anterior de nuestro periódico se informó que para ayudar al primer regimiento de Alash-Orda comenzó el cobro dinero de la población para los envíos a los kazajos, que guerrean en la frente Dzhetysuysky con los bolchevique ...”

Había una lista de los apellidos de los ancianos y señores, elegidos para esta misión. Les fueron  otorgados los documentos, en la base de los cuales fueron recibidas las primeras donaciones:

1. Por Imash Abdushukir Zhashikbekov, según el certificado número 3, fue cobrado ...

2. Por el miembro del consejo del zemstvo provincial Abdulhamit Baltabae fue cobrado... etcétera...

En total fue cobrado, incluidos los ex cobros 13272 de rublos y 50 kopeks.

Mientras que algunos súbdito del atamán Annenkov, los kazajos, robaban a las personas en los pueblos, los otros - "los voluntarios" - salteaban en las estepas y en las rutas.

El periódico no ocultaba los hechos de extorsión por parte de los bandidos y publicaba las quejas.

Estas son algunas de las quejas:

"En diciembre del año 1918 fue recibida una queja de los residentes del aúl Kentubek, del distrito de Semipalatinsk, según la cual el Jefe de Estado Mayor del destacamento de Annenkov del distrito de Pavlodar sometió a impuesto a la gente de aúl de 50.000 rublos. Cobró el impuesto y además llevó consigo 10 caballos.

A Adilkhan Zhanuzakov le quitaron 10.000 rublos, tejidos de 6.000 rublos, un caballo amblador, un abrigo de piel de lobo, un abrigo de piel de hurón, 3 mantas acolchadas y 5 pudes de aceite.

Al llegar a la aldea de Adilkhan Zhanuzakov por segunda vez por el impuesto, además de lo nombrado se llevaron un montón de ropa, fieltros, utensilios.

Los cobradores le quitaron a Aldongar Naimanbayev 21.000 de rublos, 3 caballos, 2 camellos y montaduras, trineos y fieltros.

Confiscaron 600 rublos y 10 cajetillas de fósforos de los de bolcheviques.

Mynbay Bekbauov se vio obligado a dar un abrigo de piel de zorro, 10 libras de té al peso y un gorro de piel con orejeras.

Además de eso el 20 de noviembre del año 1918 de los kazajos - Akbar y Beker Baitenov y esposas de Baiten - Azhyran y Delyafruz del distrito de Semipalatinsk de la vólost Beskaragaiska – fue recibida una queja, según la cual el 16 de noviembre el invernadero de Baiten Aliyev fue atacado por bandidos del atamán Annenkov liderados por dos oficiales – ruso y chino, acompañados por otros cinco cosacos del poblado Korsuske.

Durante el robo Baiten Aliyev fue asesinado por oficial ruso Pasin.

La investigación estableció en total fue robado: 85.384 de rublos, 20 000 de rublos en moneda y 65.384 de rublos por la propiedad.

A la queja está adjunto - el acto de médico de la autopsia de Baiten Aliyev y la carta de pago del jefe de destacamento sobre  el recibo de 20.000 de rublos en moneda del propietario ".

“Sary-Arka”

№ 65 el año 1919

 

 

Los delitos de los canallas de Annenkov enojaban profundamente a los compañeros rusos. Ellos se acercaban a nosotros y expresaban su compasión.

La etapa se acercaba más y más a Petropavlovsk. A medida que nos acercábamos a la ciudad, el comportamiento de los guardias se mejoró, como si fueran un poco más suaves.

Mi pariente funesto - zhien, no se me acercaba, y no tenía deseo de hablar con él.

Pero una vez empezó a hablar con mi compañero, teniendo la itención de establecer una relación conmigo.

- Digan a Saken, que no se ofenda a mí. Ya que llegué a ser un soldado de los guardias blancos porque me habían prometido a ayudar con los estudios. Por eso estoy obligado a cumplir sus órdenes. Y si no me ayudan con los estudios, me escaparé. Digan eso a Saken, - pidió a mis compañeros.

Creí la confesión de mi zhien, y nos trabamos la conversación. Me pidió un consejo sobre cómo debía seguir.

- Tú mismo dijiste que querías estudiar. Trata de alcanzar tu objetivo. Y si te mandan a la guerra, únete a los rojos. Esto es lo mejor, - le aconsejé.

Al principio nuestra conversación no iba bien. Le regañé:

- ¿Por qué dejaste la escuela en Akmola? ¡¿Por qué hiciste esa tontería – lo de ir andando con los prisioneros tan lejos con el frío de invierno?! Mírate – tu cara está congelada. ¡Estás sucio, mugriento! ¿Acaso crees que estos cortacabezas se mantendrán durante mucho tiempo? Y si mañana llegan al poder los rojos, dónde buscarás la protección?

Pero mi zhien estaba completamente convencido que dejaría a los soldados de Annenkov en todos casos – se iría a estudiar, o huiría.

- ¿Qué hay de nuevo en los asuntos de Rusia? - le pregunté.

Él susurró en voz baja:

- Vienen los rojos. Ya conquistaron a Ufa y Orenburg.

- ¿Será cierto? ¡Entonces, se acerca el final a los bandidos!

Ya era evidente por qué los guardias se hicieron más suaves – venían los rojos.

Nuestro estado de ánimo se mejoró, ya que además nuestra marcha de dieciocho días de Akmola a Petropavlovsk se había terminado (salimos el 5 de enero, y llegamos el 23 de enero).

 

 

Nos bajamos por la calle principal de Petropavlovsk. Los guardias no quitaban la vista de los prisioneros, tenían preparadas las armas.

La gente miraba con curiosidad a cada uno de nosotros, se paraban y nos seguían con la mirada un largo rato.

Había estado antes en ese lugar, pero en ese momento la ciudad me pareció mucho más grande. Y se aumentó la población.En la ciudad había muchos militares - los checos. Estaban vestidos a su manera, mejor que los guardias blancos. Inmediatamente me di cuenta que eran los checos por su manera de paso marcado arrogante.

"¡Pues, sois así, perros! Los mejores caballos – son para ellos, ciertamente comen como los jefes, y todas las mujeres hermosas de las familias ricas y nobles de la ciudad, probablemente están a sus servicios", - dije para mí coleto.

Nos llevaron a través de toda la ciudad y en las afueras nos metieron en un rancho con un valle de madera.


 

 

 

 

 

 

 

 

En los vagones de muerte del Atamán Annenkov

 

 

Antes de hablar de los vagones de muerte y de nuestro destino, me gustaría describir en breve el rancho de Petropavlovsk, al que fuimos llevados. Más se parecía a una tenada, hecha apresuradamente de tablones frágiles. Habían muchas rendijas en las que soplaba el viento con la nieve.

Nuestro rancho se componía de unas cinco o seis construcciones de tablas, las que se llamaban barracas.

En dos de ellas estaban los prisioneros de guerra austríacos y alemanes, capturados durante la guerra imperialista, y en una estaban los soldados del Ejército Rojo, los que habían sido detenidos en los días de la caída del poder soviético en la provincia de Akmola.

Estuvimos metidos en la misma barraca que ellos. Entramos dentro con la multitud desordenada. En medio en el suelo de tierra congelada estaban tres o cuatro bancos. Ventilaba por todas partes. La barraca era amplia como una estepa.

Nos encontramos con una docena de prisioneros con uniformes grises rotos. Sus rostros eran horribles. No se parecían a las personas, sino a esqueletos vivientes sin una sola gota de sangre. Tenían unos ojos hundidos, que se pusieron vidriosos. Y apenas se movían, como unos lunáticos o enfermos en delirio.

Estaba presente Kapylov, el ex comandante de la Guardia Roja, y con él, un soldado raso que tenía una pierna atravesada de un balazo, y dos jóvenes tártaros. Sus nombres no los había recordado.

Más fuerte y vigoroso que los demás era un tártaro de Petropavlovsk. Gracias a él, nos enteramos de las noticias. De repente en un ángulo empezó a moverse algo de color gris... Mi corazón se quedó helado... Miramos atentamente. Era unba muriendo. Estaba en los huesos. Sus dedos de los pies congelados se habían ennegrecido y se habían desprendido. Estaba gimiendo... Se estaba muriendo, y esas personas demacradas hambrientas no podían hacer nada para ayudarle, de los cuales sólo dos – el tártaro y Kapylov, de alguna manera estaban animados.

Estábamos escuchando sus historias, y se nos pusieron los pelos de punta. Los sufrimientos que teníamos nosotros nos parecían ser un juguete. ¿¡Y quién no se horroriza al enterarse de las atrocidades de los bandidos!?

Los del Ejército Rojo fueron metidos a esa barraca fría con el suelo congelado de tierra. Los estaban matando de hambre, a veces les tiraban unos trozos de pan de centeno poco cocido. Agotados, congelados, estaban en el suelo descubierto. La mayoría de ellos ya se habían muerto.

Y delante de nosotros estaban diez cadáveres vivos sobrevivientes. Mirándolos, se sentía un odio increíble hacia los animales de dos piernas. Los corazones de mis compañeros se llenaban de venganza, ellos crispaban los puños.

El tártaro joven nos contó en detalle sobre los bolcheviques de Petropavlovsk, los cuales habían sido destrozados durante la caída del poder soviético.

Fueron asesinadas con ferocidad muchas personas, tales como: el jefe del destacamento de los trabajadores kazajos, el jefe de policía provincial, el miembro del Consejo de diputados de Petropavlovsk Ishak Kobekov, uno de los líderes de los trabajadores Gali Esmagambetov, el organizador e inspirador de los trabajadores kazajos, el miembro del Consejo Karim Sutyushev y marinero Zimin, que había llegado a Petropavlovsk de Akmola en vísperas de la revolución. Se podría escribir mucho acerca de la violencia feroz sobre los luchadores valientes.

¡El carnicero se comporta de una manera más suave hasta con los animales, sacrificados por su carne, a los cuales se les quita la pelleja, que los blancos se habían comportado con los bolcheviques!

¡Las generaciones futuras no deben olvidar a los luchadores por el poder soviético!

... Toda la comida que teníamos la dimos a esos diez supervivientes, compartimos la ropa. De nuestra atención en sus mejillas se apareció una chapeta ligera.

No podíamos mirarlos tranquilamente, en el momento en que compartíamos los comestibles. Sus ojos hundidos se concentraron en la comida, y parecía que estaban a punto de salirse de sus órbitas. Con sus dedos temblorosos agarraban los pedazos y de inmediato a toda prisa los metían en la boca. Sus mejillas congeladas se arrugaron, sus ojos inanimados no podían separar la mirada del pan.

¡Todo eso fue la culpa de los señores "científicos", "delicado", que predicaban su humanidad!..

Nos situamos en el suelo de tierra. Detrás de las puertas estaban los guardias. Tenían una pinta petulante y valiente, como si hubieran obtenido la victoria en una batalla dura y entonces estaban vigilando a sus perdedores. Cuando en el camino hacia Petropavlovsk se habían enterado sobre los guardias rojos, se habían asustado, deprimido, pero después se reanimaron otra vez, se levantaron la cabeza.

Generalmente nosotros comíamos los cinco. Yo, Baken, Abdulla, Zhumabai, Baimagambet (Zhainakov). Siempre compartíamos el último pedazo de pan. Pero en ese momento era un poco difícil. Después de distribuir las reservas entre los compañeros agotados, nosotros mismos nos quedamos hambrientos.

Teníamos que hacer algo, irnos a la ciudad para comprar algunos alimentos. Abdulla dio el dinero a mi zhien, y ése después del servicio se fue a la ciudad. Hasta la noche estábamos esperando, pero mi pariente no llegó y nos acostamos con hambre.

Llegó la mañana. Al igual que los muertos se levantaran de la tumba, nos levantamos del suelo de tierra, hambrientos y resfriados.

Pronto vino mi zhien al servicio. Se puso en la puerta, y Abdulla junto con Zhumabay se le acercaron para averiguar si nos había comprado el día anterior los alimentos.

Escuchamos la conversación desde lejos. Se regresaron nuestros compañeros enojados, con las caras llenas de rabia.

- ¡Tu zhien no nos ha traído nada! Además está burlándose, dice no le habíamos dado ningún dinero!

Miré una vez más al lado del guardia con odio. Mis amigos me pidieron:

- Acárcate tú, dile que devuelva por lo menos el dinero. Tal vez te tenga respeto. No habla con nosotros, nos está mirando como un animal salvaje.

- Yo no le di el dinero, ¿cómo puedo exigir que me lo devuelva? - le contesté.

Pero ellos insistían, y tuve que hablar con zhien:

- ¿Por qué te niegas a devolver el dinero? ¿Qué pasa?

- ¡Están mintiendo! No me dieron ningún dinero. ¿Acaso podría hacer algo malo a las personas, entre las cuales se encuentra Usted? ¡Ellos mismos lo están engañando a Ud!..

Así que no conseguí nada de mi pariente. Estuvimos enojados aún más por el hambre y la injusticia. Estábamos en silencio hasta la tarde.

Ante la puesta de sol vinieron los soldados por nosotros, parecían a unos gallos que tenían unos signos en las mangas del destacamento de atamán Annenkov. Nos recogimos a toda prisa, y nos llevaron a una parte desconocidaEn la barraca se quedaron sólo los del Ejército Rojo. Apenas tuvimos tiempo de despedirnos de ellos.

En la calle hacía nevasca. El frío pasaba hasta los huesos. Ïbamos no por la calle principal, sino por los rodeos por la nieve fresca profunda, sin senderos. Ibamos andando por los montones de la nieve, nos hundíamos en la profundidad.

Llegamos a la estación. La gente nos miraba con curiosidad y compasión. Se paraba, nos obstruían el camino. Los gamberros de atamán gritaban:

- ¡Fuera del camino!¡Apártate!

Las gente se apartaba. Los guardias nos rodearon por todas partes, tenían las armas preparadas. Salimos al andén. Habían muchos vagones en las vías. Las vías del ferrocarril, como unas serpientes se separaban en diferentes direcciones. Nos detuvimos cerca de dos vagones para la transportación del ganado.

Nos quitamos de los hombros el hato, los pousimos en el suelo y nos apiñamos.

Uno de los guardias jefes llevó a un empleado del ferrocarril. Ése abrió esos vagones de ganado, los registró detalladamente y dijo:

- ¡divididos en dos grupos y entrad! Nos entramos en los vagones incómodos, fríos, que tenían unas paredes finas, el viento soplaba en las rendijas. Nos sentamos en los bancos, agrupándonos. En el medio había una estufa de hierro fundido. No habían ventanas. La único abertura fue cubierto desde fuera de una contraventana. Se cerró la puerta con un cerrojo, habían los guardias en los vagones, y el resto del los escoltas se dispersaron.

Estábamos deprimidos. Al poco tiempo llegaron los soldados otra vez.

- ¡Tomad el pan!

Dieron dos hogazas del pan a nuestro vagón y al vecino, nos dejaron irnos por el agua hervida. Al entregarnos los cubos, los guardias advirtieron:

- ¡Recordad que una vez por todas! ¡Si alguién trata de escapar, será disparado en su lugar!

En breve trajeron el agua hervida. Uno de los compañeros encendió el cabo de vela. Con su fuego lento tomábamos el "té", tratando de calentarnos un poco.

Por nuestro aliento los clavos de hierro y los pernos en las paredes se cubrieron de escarcha.

Estuvimos siete meses encarcelados en Akmola desde junio del año 1918 hasta el enero del 1919. Dos meses en cadenas. Y durante todo ese tiempo sufríamos las torturas de los jefes y de los guardias, cada día estábamos esperando la muerte. Finalmente, el 5 de enero del año 1919 nos fuimos a Petropavlovsk, unas 500 millas. Y sufríamos durante el camino por las fuertes heladas, el hambre y las palizas. Cada uno de nosotros pensaba que al final de la marcha lo esperaba alguna certeza. Eso nos consolaba.

Después de dieciocho días de la marcha1 nos metieron en una barraca en Petropavlovsk.

Y al fin y al cabo nos metieron en unos vagones oscuros y fríos, y no se sabía a dónde nos llevarían. ¿Cuándo será el fin de nuestros sufrimientos? ¿Quién de nosotros logrará sobrevivir? Nos dijeron que nos iban a llevar a Omsk, para un juicio. No sabíamos si era la verdad. Sea lo que sea, ya estábamos hartos de esperar... De alguna manera nos acostamos en los bancos y nos dormimos.

Por la noche, nuestros vagones fueron conducidos hacia adelante y hacia atrás por las vías, por lo visto no sabían a qué tren acoplarlos.

Después de un apresamiento de ocho meses, por primera vez que escuchamos el ruido de la estación poblada, los pitos aturdidores de locomotora, los silbidos y las voces de los conductores. Esos sonidos nos parecían inusuales, nuevos, como si pertenecieran a algún otro mundo. Y nosotros estábamos en los vagones oscuros y fríos, y nos sentíamos como en otro mundo.

Por fin nuestro vagón fue acoplado al tren, y la locomotora se precipitó hacia adelante, a través de la oscuridad de noche.

¿Adónde nos llevaban? ¿Por qué?.. Llévame, llévame ... ¡Y más rápido!

El vagón se crujía y se balanceaba, sus ruedas se sonaban en las vías.

 

Llegamos a Omsk. Nuestros vagones fueron conducidos a una vía muerta de ferrocarril.

A través de las rendijas penetraron los rayos del sol. Esa luz del alba no habíamos visto desde hacía mucho tiempo. Como si nos se iluminara una esperanza ante nosotros.

Con una navaja raspamos la escarcha de las rendijas entre las tablas, y los rayos del sol se penetraron al vagón. Ya podíamos ver las caras uno del otro y distinguirlas. Ya que nuestros ojos se habían acostumbrado a la penumbra.

Sentíamos hambre. Convencimos a los guardias que dejaran irnos por el agua hervida.

Los pedímos traernos la leña, encendímos la estufa. Se hizo calor en el vagón. La estufa de hierro fundido se encandeció hasta enrojecerse. Los presos congelados se animaron sensiblemente.

Nos trajeron el agua hervida, nos entregaron el pan. Ya teníamos las raciones más pequeñas. Si antes nos daban el pan una vez al día, pues en ese momento ya nos daban un día sí y otro no.

Estábamos sentados cerca de la estufa caliente, calentándonos, masticábamos el pan, y tomábamos el agua hervida.

Con el calor de la estufa, la escarcha comenzó a derretirse, y en las paredes, como si hubiéran aparecido las lágrimas. Y en la calle hacía helada fuerte, siberiana. Desde lejos, se oía el crujido sonoroso de la nieve, el rechino de las ruedas, los pitos de locomotoras.

Por la tarde, otra vez nos trajeron el agua hervida. Pedimos a los guardias que se fueran a la ciudad y vendieran algunos de nuestros argamandijos. Y por el dinero obtenido que nos compraran el pan, el tabaco, el papel, los sobres y los sellos. Cumplieron nuestra petición e incluso trajeron el cambio.

Una vez entraron en el vagón unos guardias jefes. Nos habían convoyado de Akmola. Y por el camino nos habían pedido la ropa de abrigo, las botas, los beshméts. Habían logrado que algunos los habían dado las cosas durante el camino, y otros habían prometido entregárselos a la llegada a Omsk. Vinieron, pues, por lo prometido.

Tuve que darle mi nuevo gorro de piel de zorro con orejeras, y en cambio recibí un gorro inglés tejido con orejeras. O sea, mi vestido era: el gorro inglés, el kupi1 kazajo, debajo un beshmét de lana con el forro de hurón, una cazadora de la tela negra con los botones amarillos, los pantalones de piel de oveja, por debajo unos zaragëelles rusos, y unas botas kazajas en los pies.

Después de terminar el intercambio, les preguntamos a los guardias qué iban a hacer con nosotros?

- ¿Qué es lo que pueden hacer? Investigarán vuestros casos y os liberarán, - respondió el guardia sin entusiasmo.

-¿Nos encarcelarán de nuevo?

- No lo sabemos concretamente, pero dondequiera que os lleven, ya falta poco por esperar.

- ¡Qué nos lleven o envíen a donde quieran, pero ya es imposible vivir en estos vagones!

Al recibir las cosas prometidas, el jefe del escolta se animó y decidió tranquilizarnos:

- No os preocupéis, mantenedos fuertes, todo se cambiará. ¡en la revolución puede sucederse de todo!

Al estar un rato más, se fueron, cerrando la puerta al cerrojo.

Empezamos a escribir las cartas a nuestros amigos y familiares de Omsk. Zhumabai escribió a un familiar que estaba estudiando en Omsk. Yo, Abdulla y Baken en nombre de todos los presos escribimos a Zhanaydar, el que también estaba estudiando en Omsk. ¡Escribí una carta personal a Muhan Aytpenov! Los compañeros rusos también estaban escribiendo, recordándose de las direcciones de sus familiares.

Lo que estaban haciendo en ese momento los presos del vagón vecino, no lo sabíamos. No conversábamos con ellos. Sólo de vez en cuando lograbamos intercambianos algunas palabras, cuando al mismo tiempo se abrían las puertas de nuestros vagones.

1Kupi (kut) - ropa de calle con el forro de camello o de lana de oveja.

- ¿Y cómo enviamos nuestras cartas? - pensó Trofimov.

- Hay que pedir permiso para irnos por el agua hervida y meter las cartas en el buzón de correo.

- ¿Y si los guardias no están de acuerdo?

- No te preocupes, estarán de acuerdo.

Por el agua hervida solía irse Katchenko. Un día, se regresó feliz y contento, trajo el pan, el papel, el tabaco, los sobres y dijo:

- ¡Ahora, compañeros míos, os contaré algo interesante! - ¡A ver, cuéntanos! – exigimos con impaciencia.

Entramos en la tienda cerca del lugar donde tomábamos el agua hervida, - dijo Katchenko. –Queríamos vender un anillo de oro o cambiarlo por comida. La comerciante, al enterarse quién éramos, hasta se cambió en la cara. Nos dijo: “no necesito vuestro anillo, reservadlo para otra ocasión, y ahora tomad los alimentos gratis”. Pero le dimos el anillo por la fuerza y además le dimos el dinero. Empezó a empaquetar los alimentos, y la pregunté en voz baja si tenía un periódico. Pero dijo que no tenía, sin embargo nos aseguraba obtenerlo para la vez siguiente.

Estábamos muy contentos por el comportamiento de una mujer completamente desconocida, y decidimos ese día también enviar a Katchenko, para que enviara nuestras cartas, y que entrara en la tienda por el periódico.

Pero, ¿cómo podíamos hacerlo?

- ¡Vamos a pedir el permiso de irnos por el agua hervida! - se levantó Shafrán de un salto y empezó a golpear la puerta.

- ¿Qué es lo que quieres? – preguntó el guardia... Shafrán comenzó a argumentar que en ese mismo momento necesitabamos el agua.

- ¡Bueno, le diré al jefe ..!

Después de un tiempo, los guardias abrieron la puerta y se llevaron a dos de los nuestros, incluyendo a Katchenko y a otro preso del vagón vecino.

Al anochecer en el vagón todo estaba completamente negro. Hablábamos en voz baja. Se oían las voces desde la estación, los pitos de locomotoras, el ruido de los vagones, que parecía que toda la tierra se estaba temblando. Se oían los gritos ahogados y silbidos, algunas voces de mando de los ferrocarrileros.

En una palabra, fuera del tren bullía la vida, pero no nuestra, sino una vida libre, de más allá.

La estufa se enfrió rápido, en el vagón se hizo frío en un instante. En las piezas de hierro rápidamente aparecieron muchos carámbanos, la escarcha blanca helada de nuevo se cubrió por todas partes. En el vagón se hizo más frío que antes. Estábamos agotados por el frío insoportable de las heladas en el vagón.

En nuestro vagón estaban: Katchenko, Monin, Pavlov, Drizge, Kremenskoy, su concuñado -Yurashevich, Bogomolov, Trofimov, Martlogo, otro Monin, yo, Petrokeev, Abdulla, Baken, Zhumabai, Anenchenko, Kotov. Otros veinte personas de Akmola estaban encerrados en el vagón vecino ...

Se regresó Katchenko.

- ¿Envíaste las cartas? ¿Has traído el periódico?

- Todo está bien. ¡Envié las cartas, y he traído el periódico! – respondió Katchenko sonriendo con engreimiento, sacando de su bolsillo una majorka1, envuelta en papel del periódico.

- ¿Quién va a leer? ¿Quién lee bien? - Nos alborotamos a la espera de las noticias - ¡qué lea Ivan Pavlovich!

1majorka – planta y tabaco de calidad inferior.

Encendieron el cabo de vela. Empezó a leer el abogado Ivan Pavlovich Trofimov – el socialista-revolucionario izquierdo. Hemos escuchado con gran atención. El periódico fue publicado en Omsk por el gobierno de Kolchak.

¡Se podía suponer sin leer, qué se decía en el periódico de Kolchak!

"...Los bolcheviques – son unos malhechores, chupasangres, canallas, merodeadores, matan a cada uno, excepto sus partidarios..."

"En la frente nuestro regimiento galante en la región de Sterlitimak hizo retirarse a los rojos. Los bolcheviques seguirán viviendo no más que hasta el final del invierno".

"Los Consejos de los diputados están rodeados.... Ahora los infames no saben adónde ocultarse."

"La agencia telegráfica "Reiter", nos alegra con la noticia de que San Petersburgo ha sido tomado por el general Yudenich"...

En resumen, esas noticias "alegres" habían muchas en el periódico de Kolchak. Pero se encontraban también otros informes. Por ejemplo, tales como: "Por razones tácticas, nuestras tropas salieron de la ciudad de Ufa." Y otro: "Nuestras tropas rodean otra vez la ciudad de Orenburg."

Nos alegrábamos por ese tipo de noticias. Cada uno de nosotros trató de expresar su punto de vista. Ya estábamos convencidos que Ufa y Orenburg estaban en manos de los bolcheviques. Otra vez encendímos la estufa, y a su luz cada uno de nosotros por turno leía el periódico. Hasta muy tarde compartíamos nuestros puntos de vista.

Alrededor se iban y venían los trenes sin parar, se hacía un ruido en la estación.

Cuando era ya más de la media noche, nos abrigamos y nos dormimos. El vagón oscuro se parecía a un baúl bardado, lleno de cosas mudas.

Con el amanecer se iluminó un poco el vagón. El viento soplaba en cada rendija. Las paredes se cubrieron de color blanco de escarcha. Los que dormían cerca de la pared, se les pegó ropa al hielo.

Nos levantamos, dando diente con diente por el frío. No teníamos leña para encender el fuego. Esperamos un largo rato, hasta que por fin vinieron los guardias para revisarnos de nuevo.

Esa vez entraron en vagón los soldados antiguos alternativamente con los recién llegados, desconocidos para nosotros. Se metieron todos juntos en el vagón y nos clavaron los ojos con curiosidad. Nos contaron, y el ex jefe de la guardia le nombró nuestros apellidos a  su sucesor, y ése a su vez nos contaba y anotaba los apellidos de cada uno de nosotros. Luego se fueron al segundo vagón con el mismo objetivo, y luego al tercero, en el que se encontraba el ex guardia. Así estabamos bajo el dominio del convoy nuevo.

Los escoltas recién llegados se comportaban de manera diferente con nosotros - abrieron las puertas de los dos vagones y nos permitieron salir para dar un paseo. Nos lavamos a toda prisa, fuimos por el agua hervida, y a comprar el pan.

Los escoltas nuevos, eran muy jóvenes, y nos parecieron más amable que los anteriores, aunque, a juzgar por sus uniformes, ellos también eran del destacamento de atamán Annenkov. La mayoría de ellos eran unos estudiantes, se unieron al destacamento de Annenkov voluntariamente.

- ¿Y los escolta anteriores vendrán de vuelta? - Los preguntamos.

- No, ahora sólo nosotros vamos a escoltaros- nos respondieron.

Pasaban lentamente los días tras días en el vagón helado sombrío. El pan nos daban un día sí y otro no, pero no más grande que una libra por persona. Hasta que teníamos nuestras cosas personales, las vendíamos, y con el dinero obtenido comprábamos el pan y lo dividíamos en partes iguales entre nosotros. Después de haber obtenido la leña, encendíamos la estufa. De las paredes  goteaba el agua, haciendo un cenagal en el suelo. Después, el calor evaporaba y el cenagal se congelaba inmediatamente. Después otra vez se descongelaba, de nuevo se goteaba de las paredes, y el cenagal se hacía más grande, y el suelo se cubría de hielo. Finalmente nos dimos cuenta de hacer dos agujeros en el suelo para el derrame del agua de fusión.

A veces durante el día entraban en nuestro vagón los guardias para calentarse en la estufa caliente. A nuestra petición, ellos dejaban la puerta un poco entreabierta para que entre el sol en nuestro vagón. El soldado joven que se estaba calentando en la estufa, quiera o no tenía que responder a nuestras preguntas, y nosotros en primer lugar tratábamos de hablar sobre la política.

Un día, entre otras cosas  le pregunté:

- ¿Cuál es el gobierno actual en Rusia?

- En el lugar de los bolcheviques, está formado el gobierno popular, - respondió el guardia.

- ¿Y dónde están los bolcheviques?

- ¿Los bolcheviques?.. ¡En Rusia!

- ¿Y qué es el gobierno popular? ¿Es una república?

- Se llama el gobierno popular.

- ¿Y qué pasa con el almirante Kolchak?

- Kolchak - es el gobernante supremo. Es temporal. Pero tan pronto como derrote a los bolcheviques, inmediatamente será convocado la Asamblea Nacional de toda Rusia, y esta misma Asamblea decidirá cuál gobierno debe ser.

Tuve una larga conversación con ese guardia. Antes del servicio, había estudiado en la academia agrícola de Omsk. Al destacamento del Annenkov se unió voluntariamente.

- ¿Y según su opinión, qué gobierno sería mejor - la República o el poder zarista? - le pregunté.

- ¡Por supuesto, la República! - Dijo.

- Ahora el gobernante supremo es Kolchak. Así que el gobierno - es su dictadura. ¿Y si se apodera de toda Rusia? Entonces, ¿qué gobierno será?

- Ya te digo, entonces la cuestión del gobierno será decidido por la asamble nacional.

- Bueno, ¿y cómo cree Usted, qué va a elegir?

- El gobierno que le guste a la Asamblea Nacional, pues será escogido, - respondió el soldado con inseguridad.

- Usted acaba de decir que donde no hay bolcheviques se formó el Gobierno Popular. Pero ¿acaso puede llamarse popular si el gobernante es sólo uno- Kolchak?

- ¡Con el tiempo, se convertirá en popular! ¡La gente intervendrá en la Asamblea y ofrecerá lo suyo!

- Lo que pasa es que la gente no podrá estar presente en la Asamblea. Ese no es el lugar para la plebe. Allí estarán presentes los almirantes, los generales, los oficiales superiores, los nobles, los intelectuales y los bais. Ellos van a proteger sus intereses. Para ellos es beneficioso mantener a la gente bajo control, - emití mi opinión en firme.

Mis compañeros, al ver que me había entusiasmado, empezaron a hacer señas, enseñando, que me calmara.

El soldado se quedó algo pensativo por un momento, pero siguió insistiendo en lo suyo:

- Te equivocas. En la Asamblea la gente con la mayoría de sus votos elegirá a sus representantes. Y ellos van a lograr la justicia.

- Cuando el poder se concentra en manos de una sola persona, ningún voto popular ayudará, - Llegué a una conclusión de una manera brusca.

Pasaron varios días. Una vez detrás de la puerta, oímos a alguien hablando con el guardia en el idioma kazajo. Nos acercamos a la rendija y vimos a un kazajo joven que llevaba un abrigo y un gorro blanco con orejeras.

El guardia abrió un poco la puerta, y nosotros asomamos las cabezas. Dzhiguit nos saludó amablemente.

- ¿Usted es de Akmola? - Preguntó.

- ¡Sí! ¿Y quién es usted?

- Soy un pariente de Zhumabay Nurkin. ¿está con ustedes?

Zhumabai fue corriendo hacia la puerta, dando la bienvenida con emoción a su pariente joven, el que fue Kurmangaliy Tuyakov, el estudiante de Omsk. Resultó ser que había recibido la carta de Zhumabay y vino a visitarlo. Después de preguntarnos acerca de nuestra situación, prometió volver al día siguiente y se fue. La venida de ese dzhiguit nos animó a todos, no obstante podíamos contar con el apoyo de alguién. Al día siguiente el dzhiguit nos trajo una tetera y cuatro tazas de lata, como habíamos pedido.

Sobre la situación en las frentes Kurmangali, por desgracia, sabía muy poco. Pero sobre los acontecimientos en Omsk, nos contó en detalle. Hablaba con sencillez y con modestia, y el guardia estaba en silencio y además de eso, no entendía el kazajo.

- En diciembre, los bolcheviques, los mencheviques y los eseristas, al juntarse, hicieron una conspiración contra Kolchak. Todo comenzó bien. Por la noche, los conspiradores atacaron la prisión y liberaron a todos los prisioneros, incluyendo al Shaimerden Alzhanov y Kolbay Togusov. En el primer día, estos compañeros se escondieron en la casa del molá Cuder, y por la noche se fueron a la estepa. Pero los miembros Alash-Orda se enteraron de la fuga, los persiguieron, y en dos días de viajar en uno de los pueblos los alcanzaron, los agarraron y los llevaron de vuelta a la prisión. Togusov murió y sobre Shaymerden no sé nada...

- ¡Vaya, qué veteranos más fieles son esos miembros de Alash-orda! - dijo uno de nosotros con una ironía malvada. - Probablemente Kolchak puso en sus hombros unos caftáns caros por la captura de dos grandes revolucionarios.

- ¿Quiénes son estos ciudadanos valientes de Alash los que agarraron a Kolbay y Shaimerden ?-le preguntamos.

Uno de los ciudadanos de Alash fue Torsanov Kazi, un pariente de nuestro Zhumabay. Su padre Torsan, es un picaro y un glotón, conocido en todo el distrito de Petropavlovsk, durante veinticinco años sirvió del administrador de vólost, en varias ocasiones recibió cartas del zar Nicolás. Su hijo - Kazi, siguió los pasos de su padre. Ahora es un miembro del comité regional de Akmola de Alash-Orda. Una vez Kazi no llevó bien con los miembros provinciales de Alash-Orda, con Kolbay Togusov, y Shaimerden Alzhanov,y participó en la formación del partido "Ush Zhus". Ya que era un aventurero de naturaleza, no se quedó allí por mucho tiempo, y al poco tiempo de nuevo se juntó a sus partidarios, llegó a ser un miembro digno de Alash. Por lo tanto, los detenidos fueron liberados de la prisión por los bolcheviques y los socialistas revolucionarios, y los miembros de Alash-Horda habían hecho todo lo posible para hacer volver a sus compatriotas en la cárcel. ¡Bravo, pobrecitos!

Los detalles de ese evento importante, los averiguamos más tarde.

En diciembre del año 1918, cuando los delitos de los soldados de Kolchak pasaron sobre la raya, el Comité bolchevique ilegal tomó la desición de amotinarse en la ciudad.

Muchos de los soldados reclutas dejaron las tropas de Kolchak y se juntaron a los bolcheviques. En ese momento Kolchak, no reconoció a los socialistas como sus ayudantes y empezó a arrestarlos y a algunos los fusiló.  Los socialistas-revolucionarios también se unieron a los bolcheviques. Fue elaborado conjuntamente un plan para capturar la ciudad. En primer lugar, se tenía que ser capturada la estación de tren, luego liberar a los prisioneros de la cárcel, capturar los teléfonos y el telégrafo. Se había señalado rodear el regimiento cosaco de caballería en el centro de la ciudad y liberar a los prisioneros rojos de los ranchos, y a los húngaros, los austríacos, los alemanes. Por lo tanto, los bolcheviques decidieron derrocar el gobierno de Kolchak por una noche.

En la noche del 22 de diciembre un destacamento de los bolcheviques liberó a los presos y desarmó el regimiento cosaco de caballería. Pero por la negligencia de los socialistas-revolucionarios, el telégrafo central se quedó bajo el dominio de los soldados de Kolchak, ellos alertaron a todo el mundo, hicieron venir a las tropas de refresco.

Los dirigentes bolcheviques fueron atrapados por sorpresa, el Estado Mayor fue arrestado. Los destacamentos dispersos de los rebeldes no sabían qué hacer. Junto con los otros estaban esperando las indicaciones del Estado Mayor de los rebeldes y Zhanaydar Sadvokasov y Adilev (Dinmuhammet) estaban inactivos obligatoriamente.

Se empezó el tiroteo turbulento. Se alarmaron los numerosos oficiales de Kolchak y los gendarmes. La ciudad estaba inquietante. Los bolcheviques se quedaron pocos. Los trabajadores del ferrocarril estaban a favor de los bolcheviques, pero también eran muy pocos. El destacamento poco numeroso, haciendo fuego, se retiró a la estación de trenes. Allí, erigió una barricada y se mantuvo hasta la mañana, y luego se retiró a la estación Kulomzino.

De los kazajos de Omsk Zhanaydar Sadvokasov participó en la rebelión contra los bolcheviques, el que vivía en la casa de Aytpenov.  Se comunicaba constantemente con el famoso escritor y revolucionario de Omsk -Berezovsky. Dinmuhammet también cumplía con la comisión de los bolcheviques, el que se había escondido en ese momento de su detención.

Al día siguiente después de la neutralización de la sublevación Kolchak dictó una orden: "Los receptadores de los bolcheviques serán fusilados sin juicio. Todos los evadidos liberados de la prisión tienen que presentarse voluntariamente a las autoridades".

Doce socialistas-revolucionarios, que se había escapado de la cárcel, obedecieron la orden y se entregaron a la merced de los soldados de Kolchak.

Esa misma noche todos ellos fueron fusilados.

Como ya había dicho, le ayudaron a Kolchak a atrapar a los evadidos los miembros de Alash-Orda.

A Zhanaydar Sadvokasov lo querían destituir del trabajo en el zemstvo, acusándolo de que había llevado unos cartuchos a los bolcheviques durante la sublevación. Los caballeros de Alash-Orda se apresuraron a buscar a Dinmuhammet.

Mukhan Aytpenov, en la casa del cual había estado Zhanaydarov, también escondía en su casa al bolchevique Novikov, quien había escapado de la cárcel.

Así que los kazajos se comportaban de diferentes maneras durante la sublevación de diciembre...

Pero volvamos a nuestros vagones.

Kurmangali al día siguiente vino con Zhanaydar. Nuestra alegría no tenía límites. Nos trajeron bastante pan y mantequilla. Comimos a tope. El pan con mantequilla era la comida divina.

Los compañeros rusos estaban contentos de la visita de nuestros huéspedes, se interesaban ​​por las noticias. Pero no nos volvieron a visitar  más Zhanaydar y Kurmangaliy, ya que nuestros vagones fueron llevados a una vía muerta. Allí no había gente en absoluto, sólo de vez en cuando pasaban los ferrocarrileros. Una locomotora negra maniobraba por las vías, haciendo puf-puf fuertemente, hacia adelante, hacia atrás, lentamente y luego rápido, como si un potrillo joven se entrenara  ante una carrera de caballos.

Pronto la locomotora enganchó a los vagones y llevó a un viaje largo. Los vagones eran diferentes. En algunos hacía calor y eran confortables, con los asientos blandos. En otros vagones estaban las personas hambrientas agotadas que se encuentraban en las tablas descubiertas y no tenían ningún pedazo de pan. En unos vagones era un paraíso, en los otros - el infierno. La locomotora no se apenaba, ni se alegraba, sólo llevaba pacientemente los vagones de alegría y los vagones de sufrimiento. ¡Ay, locomotora, tu alma es de hierro!...

En nuestro vagón nada se cambiaba, había el hielo, como antes, la humedad y el viento frío en las rendijas. Eso no fue una vida, sino un infierno, y la cárcel en comparación con esos vagones había sido un paraíso.

En la infancia nos habían asustado muchas veces con imagen del infierno, algo así:

- Si dices "frío", entonces te echan en el horno de fuego ardiente. El fuego quema tanto a una persona que se puede morir en un día... Y si dices: "¡Ah, me quemo!", entonces te echan en un mar de hielo sin límites. Y si dices otra vez "frío", te echan de vuelta al horno anterior del fuego ardiente ...

Nuestros vegones eran peores que el infierno, porque, además de calor y frío, todo estaba oscuro y estrecho. Los tres de los nuestros ya se enfermaron. El estado de Pavlov se estaba empeorando día tras día.

La cárcel de Omsk nos parecía uno de los sueños humanos. El desastre negro nos clavaba más y más sus garras sangrientas.

Ya estábamos encerrados en esos vagones en Omsk durante dos semanas, pero no se cambió nada respecto a nuestro destino.

Tratábamos de conseguir los periódicos recientes de Kolchak de diferentes maneras, tales como gracias a algún transeúnte ocasional o al mismo comerciante. En los periódicos fue publicado cada vez lo mismo. Pero era notable que la procesión triunfal de Kolchak se detuvo. No había ni una sola línea sobre el ataque de los soldados de Kolchak a la frente. Entre líneas se podía entender también que las personas no estaban con las manos cruzadas. Por toda la Siberia: en el Altai, en los alrededores de Irkutsk, en el valle del río Enisei – por todas partes donde gobernaba Kolchak, se empezó una ola de rebeliones.

Y nosotros estábamos encerrados y nos devanamos los secos en cómo encontrar, al menos, una leña para la estufa. Una vez pasó una locomotora haciendo puf-puf delante de nosotros. Le pedimos al guardia, que preguntara por la leña del maquinista. La locomotora se paró.

Los guardias llevaron a dos presos de cada vagón al maquinista. Regresaron con los gabejos de madera y otra vez se fueron a la locomotora un poco más animados. La locomotora seguía estando parada, al parecer, el maquinista era bueno.

Nuestros compañeros corrieron varios veces por la leña.

- Pudimos hablar con el maquinista, - dijo Shafrán, cuando regresó - Le explicamos quiénes éramos, por qué estábamos encerrados, y él  regañó a los blancos y dijo: "¡Valor, compañeros, que pronto llegará el fin a estos perros! ¡Todo el mundo los odia!"

De esa manera nos enterábamos de las noticias poco a poco, gracias a un maquinista casual, gracias a los periódicos y, a veces estaba de servicio un guardia que nos contaba las noticias.

Nos animaba que las personas reconocieron el poder de Kolchak. Estamos a la espera de los tiempos mejores, soportábamos el sufrimiento, esperábamos que la situación no se empeoraría. Los vagones seguían parados en la vía muerta sin gente. Escribimos las cartas a nuestros compañeros dónde estábamos, pero ninguno de ellos aparecía. Cada día era más difícil. Se terminaron las cosas que se podían vender. La ropa no se permitía vender. Y además de eso nadie la compraría. Así que no podíamos aumentar nuestras escasas raciones. Los compañeros hambrientos se quedaron bastante débiles.

De pronto Pavlov nos dejó. Murió en paz, no había sufrido mucho tiempo y sólo gemía en el último día. Lo habíamos cuidado lo que podíamos. Un hombre valiente, arrogante nos había dejado para siempre. Me sentí aún peor.

Dentro de unos dieciséis días desde nuestra llegada a Omsk entró en nuestro vagón un oficial joven, acompañado por diez soldados – él era de una estatura mediana, con los rasgos regulares, rubio, en un uniforme de Annenkov.

Sacó un papel, un lápiz del bolso de cuero exquisita, colgado a su lado, y nos dijo:

- Voy a nombrar vuestros apellidos, y vosotros responded.

Los que estaban cerca de él trataban de mirar al

papel, mientras que estaba revisando a todos según la lista.

- Hoy os envían. ¡Dejad todas las cosas sobreras aquí! - Ordenó el oficial.

-¿Adónde nos envían?

- Vais a saber al llegar. Y ahora sacad vuestras cosas para el control!

El oficial comenzó de nuevo de nombrarnos, cada uno de nosotros se le acercábamos y le enseñabamos nuestras cosas. Las cosas sobreras las dejaba al lado. Las cosas valiosas, tales como los relojes o los anillos de oro, los quitaba.  Me quitó el abrigo kazajo. Un oficial hizo señas a un soldado asintiendo con la barbilla, y ése ponía las cosas selecionadas aparte.

El oficial nos quitó muchas cosas. Me quedé con dos camisetas y una cazadora de seminario. Encima llevaba un beshmét usado de forro de hurón. Menos mal, que ese oficial no me había quitado mis pantalones de piel de oveja, las botas y el gorro inglés tejido.

El oficial se fue llevando nuestras cosas sobreras.

Comenzamos a interesarnos  ¿a dónde nos iban a enviar? Shafrán o Trofimov lograron leer la instrucción en el papel que tenía en las manos el oficial, de dirigirnos al Estado Mayor de un cuerpo de la estepa.

- ¿qué cuerpo de la estepa? ¿Dónde está? ¿A quién nos van a llevar - a Annenkov? ¿O al Estado Mayor de Semenov? ¿o a algún otro general?

Todos nosotros sentíamos que las cosas tenían que cambiarse. Que nos enviarían al Estado Mayor, después al tribunal militar y nos fusilarían. No teníamos otras hipótesis.

Llegó la noche. Miré por la rendija ancha para ver qué se estaba pasando en la estación. Hacía un día nublado y no hacía mucho frío. A la derecha, en las vías, dos trabajadores estaban haciendo algo. Ademas de ellos, no había a nadie. Como siempre se oía el rumor de la estación, el resueo de las locomotoras. Hablaban los acopladores, alguién andaba en dimes. Se oía el rechinamiento de los topes. Se bajaban poco a poco los copos grandes de nieve, ya que no había el viento.

Se encendieron las bombillas. Se hicieron visibles los faroles de luces rojas y verdes. Los ferroviarios se llamaban a silbidos en voz alta, tocando el uno al otro con las luces. Delante de nosotros pasó un tren hacia Siberia con un estampido. Luego, pasó otro tren sacudiendo la tierra con un ruido sordo y también en la dirección de Siberia.

Durante un largo rato estaba observando con atención la vida bulliciosa de la estación, que era completamente diferente de nuestros días oscuros y duros. Me pareció que en ese mismo momentó empecé a apreciar la vida verdaderamente...

Poniendo la leña en la estufa, estábamos hablando hasta altas horas de la noche. Drizge estaba enfermo gravemente, se empeoraba en cada hora. La muerte de Pavlov, el estado grave de Drizge, la incertidumbre - todo eso nos deprimía.

Todos nosotros estábamos observando en silencio la llama de la estufa que se estaba apagando, algunos estaban acostados, otros sentados. Las paredes del vagón estaban llorando. Desde la calle se oía el ruido de la tormenta.

A medianoche, oímos unos pasos. Se acercaron a nuestro vagón. El guardia preguntó algo, y los pasos se alejaron. Teníamos el oído aguzado.

Dentro de unos minutos, se acercó una locomotora al nuestro vagón, fue acoplado y llevado a otro lugar. Todos se despertaron, aguzaron el oído. El vagón fue desacoplado. Luego otra vez fue acoplado, lo arrastraban un par de veces y, finalmente, después de una larga maniobra fue acoplado a un tren.

El tren iba a toda la velocidad, pero no pude dormir, miraba por las rendijas a la oscuridad.

Había una oscuridad impenetrable de la noche. El huracán quitaba la nieve de los campos, rodeándola y arrojando la nieve por fuerza a los vagones.

Las ruedas se golpeaban.

Al amanecer en una de las paradas nos llevaron a todos a dar un paseo. Vimos como del segundo vagón estaban llevando a Hafiz sostenido por los brazos, de un lado por Baimagambetov, y de otro –un compañero ruso.

- ¿Qué pasa? ¿Está enfermo? - Corrimos hacia ellos.

- Toda la noche tenía fiebre. Ahora, ha recuperado un poco, pero aún no puede recobrarse, - dijo Baimagambet apenas perceptible.

Cuando íbamos de vuelta, en nuestro vagón entró a escondidas el compañero Pankrátov de otro vagón y nos contó:

- Por la noche, cuando nos partímos de Omsk, ocurrió un caso singular. Todos estábamos en silencio, como siempre. Nadie le prestó atención al hecho de que Hafiz, al encogerse, se volvió hacia la pared. De pronto, levantó la cabeza y le pidió a Baimagambet una navaja. Ése no se lo dió, argumentando que estaba escondida, y no tenía ganas de buscarla. Hafiz, sin decir una palabra, se acostó y de nuevo se volvió hacia la pared. Pasando algún tiempo, escuchamos desde su rincón unos gemidos y balbuceo en el kazajo. Baimagambet se acercó corriendo hacia él, lo levantó y gritó: "Venid aquí rápido, que se quiere matar!" Todos se levantaron y rodearon a Hafiz. Quería cortarse las venas con un clavo, pero se cortó sólo los músculos en el codo. La herida estaba sangrando. Vendamos la herida, lo calmamos, lo animamos, y lo regañamos por cobardía. Estaba llorando, y luego se calmó un poco, y nosotros volvimos a nuestros asientos. De repente se acercó corriendo furioso a la puerta y comenzó a golpearla con sus piernas, gritar de la manera que daba miedo. Apenas lo apartamos, pero quería escapar desesperadamente, amenazaba a todos, no nos obedecía, hasta que perdió el conocimiento. Estaba mucho tiempo en el delirio y nos suplicaba: "¡Hermanos! ¡Permítanme morir sólo, y no de las manos de estos carniceros! ¡Voy a romper la puerta! Se acabó mi paciencia". Durante la parada, de nuevo corrió hacia la puerta, comenzó a regañar con furia a los guardias. Desde fuera, oímos la voz del escolta. La puerta se abrió y apareció un oficial junto con escoltas y gritó: "¿Qué te pasa?" Hafiz no se aquietaba. Regañaba al oficial, a Kolchak y el poder de Kolchak. El oficial se puso blanco de ira y sacó el sable.

Empezamos a calmar al oficial, diciendo que Hafiz estaba enfermo, que lo perdonara, estaba en estado demente. Pero Hafiz no se apartó del oficial y comenzó a suplicarle: "Si usted es un hombre, no tacañee una bala, dispáreme..."

El oficial se fue, y nosotros seguimos sujetando a Hafiz, se calmó al amanecer. Así son las cosas, mis amigos - terminó de contar Pankratov.

- ¿Y qué dicen en vuestro vagón acerca de nuestro destino? - le preguntamos.

- Nos llevarán al atamán Semenov o al atamán Annenkov, es lo mismo. Todo se termina ya... – Pankrátov se quedó en silencio.

- Por desgracia, pensamos lo mismo - confesó alguién con tristeza.

- Vaya, el pobre Hafiz no pudo resistir más ..!

Y el tren seguía corriendo ruidosamente por la llanura blanca como la nieve infinita, llevándonos hacia el este, a la profundidad de Siberia. Hacía la ventisca. La nieve cubrió los abedules, los que estaban balanceándose con el viento, como si nos hubieran inclinado a nosotros.

La situación en el vagón llegó a ser peor de lo que era en Omsk. Comenzaron a entregarnos el pan de un cuarto de libra a cada uno, y no siempre había suficiente el agua. Pedíamos la leña a los maquinistas de locomotoras que estaban en las paradas. Pero a menudo nos daban no la leña, sino el carbón de piedra. Las cenizas pequeñas las echábamos al suelo para que absorbiera el agua. Cuando hacía calor, nos parecía, que teníamos menos hambre. Pero por el calor teníamos la sed, pedíamos el agua en las paradas a los guardias. Y ellos no siempre cumplían nuestra petición. Todos nosotros teníamos las caras negras por el polvo de carbón, los ojos hundidos, no nos parecíamos a unas personas – estábamos en los huesos. Por la mañana, cuando nos dejaban salir al baño, nos lavábamos la cara apresuradamente con la nieve.

Todos los bancos los metimos en la estufa. Sólo se quedaron las tablas en las que estaban los enfermos. Y su número se estaba aumentando cada día... Especialmente Drizge se sentía mal. El hambre atormentaba a todos, pero antes de todo tratábamos de dar de comer a los enfermos...

Medianoche... Cerca de la estufa se quedaron los cuatro - Shafrán, Katchenko, Ananchenko y Kotov. Me senté a su lado.

- Si no morimos aquí, de todos modos estaremos fusilados,- dijo Shafrán.

- Si quisieran juzgarnos, nos hubieran dejado en la prisión de Omsk. ¿Para qué llevarnos a otro lugar? ¡Está claro-para matarnos!

- Hay que escapar. No tenemos otra alternativa. Entonces, por lo menos alguién de nosotros se quedará vivo, - continuó Shafrán – Hay que saltar del vagón sobre la marcha.

Los compañeros lo apoyaron, pero yo no dije nada.

- Pero los vagones están cerrados, y no tenemos herramientas para abrirlos, - dijo Katchenko. - ¿Cómo podemos saltar? No podemos romper la puerta con las manos. Y los guardias nos están siguiendo.  Si ven a uno escapando, matarán a todos.

- ¿Y si el agujero de la chimenea lo hacemos más grande? - dijo Kotov.

Cada uno ofrecía su propio plan. Shafrán se levantó inesperadamente.

- Lo más fácil es saltar por la ventana, sólo hay que abrir la contraventana, - dijo con seguridad, y se acercó a la ventana.

Dándole unas vueltas, abrió la contraventana y se volvió hacia nosotros. Nos quedamos yertos, al ver la contraventana abierta y al más Shafrán - ¿qué va a hacer? Shafrán sacó suavemente la cabeza por la ventana para mirar al vagón de los guardias. Se escuchó un disparo. Shafrán en un instante apartó la cabeza hacia atrás y cerró rápidamente la contraventana.

- Hijos de puta, nos están siguiendo. ¡Apuntó directamente a mi cabeza, canalla! – soltó los tacos. - Incluso nos están siguiendo por la noche.

La noche pasó. En una de las paradas logramos  conseguir un poco de pan y agua, matar "el gusanillo".

El día pasó como siempre. Atardecía. Todos estábamos alrededor de la estufa.

De repente Nestor Monin se subio a los bancos y gritó:

- ¡Compañeros! ¡Kolchak se ha escapado! ¡Acaba de irse por aquí el general Gayda!

Todos lo miramos con asombro. ¿Adónde ha escapado Kolchak? ¿Dónde está Gayda?

- ¿De qué estás hablando?

El nombre de Gayda, el general checoslovaco, lo conocíamos por los periódicos. Comandaba la frente contra el ejército soviético.

Pusimos a Monin sobre el banco, nos dimos cuenta de que se enfermó gravemente. Pero Monin de pronto se levantó bruscamente y gritó:

- ¡Viva la República Federativa Socialista Soviética!

....En el vagón hacía mucho calor. Las manos y los pies como si estuvieran encadenados. Por la desgracia negra silenciosa, no teníamos ganas nisiquiera de movernos. Todo parecía ser una pesadilla... En la estación nuestros vagones fueron desacoplados, después otra vez acoplados a otro tren y luego nos llevaban a los lugares desconocidos.

En el otro vagón tampoco las cosas iban bien. Allí estaba muriendo Hafiz, también se enfermaron otras personas.

Los trenes en dirección contraria a menudo iban con unos reclutas de los campesinos. Estaban mal vestidos, gritaban y voceaban, como si estuvieran borrachos. Estaban cantando, soltaban los tacos, a veces se oían los lamentos llenos de lágrimas. En sus vagones también había la esclavitud. Nos llevaban hacia el este - a la muerte, y a ellos hacia el oeste - también a la muerte.

Llegamos a Novo-Nikolaevsk1. Nuestros vagones fueron desacoplados y otra vez llevados  a una vía muerta. Nos llevaron a dar un paseo. Nos lavamos con la nieve con negligencia, por el carbón las caras eran a rayas con el negro, sólo los ojos brillaban y blanqueaban los dientes.

Al atardecer seis de los nuestros se fueron por la leña. Pedimos a los guardias que dejaran la puerta abierta. Los que se mantenían en los pies, se reunieron a cerca de la puerta. Estábamos mirando a los transeúntes.

1Novo-Nikolaevsk - ahora Novosibirsk.

 

Al poco tiempo vino un oficial que era jefe de nuestros escoltas, junto con algunos militares, bien vestidos - en botas de charol, en las mangas tenían unos galones dorados, armados con sables y revólveres.

Uno de ellos - el hombre alto y rubio - en las mangas y en la gorra tenía unos galones con la cholla humana.

- ¿Están entre vosotros los de Orenburg? - preguntó uno de los recién llegados.

- No, todos somos de Akmola, - le respondímos,

- ¿Tal vez, sois del Consejo de diputados? – preguntó un joven alférez cachetudo.

-Sí.

- ¡Ah, quereis ser liberados, qué hijos de puta! - comentó el muchacho escarnecedoramente.

No dijimos nada. Los oficiales se fueron al poco tiempo.  

Del Novo-Nickolaevsk fuimos a Barnaul. Nos quedó claro, nos llevaban a Semipalatinsk al atamán Annenkov, al mismo "Estado Mayor del cuerpo de la estepa".

El tren iba despacio, con paradas. En las vías de apartaderos esperábamos mucho tiempo a los  trenes en dirección contraria. Agotados, ya no podíamos hablar. En los vagones se hizo un silencio sepulcral.

El compañero Drizge murió. Así como Pavlov, con paciencia y en silencio soportaba los sufrimientos y murió con tranquilidad. Pavlov tenía a una esposa y cuatro o cinco hijos. Fue un Comisario de Hacienda en el Consejo de diputados, fue un hombre persistente, firme, bien educado. Acerca de Drizge sabíamos muy poco. Llegó a Akmola de Omsk, y fue el presidente del Tribunal Revolucionario. Fue una persona valiente, imperturbable.

Informamos a los guardias sobre la muerte de nuestro compañero. Ordenaron llevar fuera el cadáver. Resultó que a nuestros vagones estaba  acoplado otro vagón vacío, especialmente predestinado para los cadáveres. Los asesinos expertos de Kolchak fueron previsores. Cuando llevaban afuera el cadáver de nuestro compañero Drizge, nosotros cantábamos lentamente con las voces apagadas de ira y dolor: "Atormentado por la esclavitud pesada".

Después de Drizge murió Monin. Sufría mucho y combatía dolorosamente con la muerte. Dentro de nosotros, en el pecho teníamos una gran furia. El fallecido fue llevado al mismo vagón para los cadáveres. Cuando llevaban afuera el cadáver, Yacob Monin - el hermano del fallecido, no pudo resistir, se agarró al fallecido y comenzó a llorar como un niño. Yo fui el primero en decirle:

- ¡Ahora no es el momento para llorar! ¡Levántate! ¡No es sólo tu hermano!

Yacob se calmó poco a poco.

Monin nació en Akmola, era un soldado, tras el derrocamiento del zar fue uno de los primeros en levantar la bandera de los soviéticos en Akmola y llegó a ser el comandante rojo. Trabajó de buena fe con Krivoguz. Fue un miembro competente, valiente y combativo del presidium de nuestro Consejo de diputados, un comisario de los asuntos de contribución. En Akmola tenía a sus viejos - su padre y madre, y una mujer joven...

Pasamos el Barnaul. Allí compramos una libra de mantequilla y pan para comer. Pero ¿acaso esa comida ayudaría a los hambrientos y agotados? Un trozo grande se lo dábamos a los enfermos. El agua fresco, que recibíamos con irregularidad, a pesar de la intensa sed, también, lo guadábamos para los enfermos.

En nuestro vagón, sobre todo estaban enfermos gravemente el marinero Avdeev y el compañero Melokumov. En el otro vagón murieron dos - Martínov y Pyankovsky, los dos eran de Akmola. Martínov – era un trabajador de la fábrica Spasska, Pyankovsky – era un ciudadano, un herrero, polaco de nacimiento. Ambos eran los miembros del Consejo de diputados. Pyankovsky fue el comisario del trabajo. Los dos tenían en Akmola a esposas e hijos. Antes de su muerte Pyankovsky había cantado la "Marsellesa". El polaco con un alma romántico lírico, incluso cuando se estaba muriendo, cantaba...

Cuando pasábamos por el distrito Barnaulsky, nuestro estado de ánimo se enmejoró, pero todavía nos daba pena la muerte de nuestros compañeros.

"Los guerreros" del atamán querían matarnos de hambre a propósito, estaba evidente por el vagón de cadáveres, que había sido acoplado. Por no hablar de los otros alimentos, nisiquiera almacenaron el pan para nosotros. Además de eso, en ninguna de las estaciones no estaban ningunos alimentos. De vez en cuando se veía a una mujer aldeana con una barra de pan, pero no habían otros alimentos. El problema era que, en primer lugar, los alimentos no eran suficientes para los aldeanos mismos, y en segundo lugar, ellos no querían vender algo por el dinero de Kolchak. Y, además, la población local estaba asustada  por lo general de los de Kolchak.

En una de las paradas nuestro tren estaba parado mucho tiempo. A unos cuatro o cinco verstás del ferrocarril se veía una aldea. Cuatro guardias consiguieron en algún lugar un par de caballos, enganchados en un trineo, se llevaron a un preso de cada vagón y se fueron a la aldea... Regresaron con el pan. La mayor parte se llevaron ellos, y el resto dividieron en dos vagones.

¿Cómo fue? Entraron con violencia en la aldea, y exigieron el pan. "Nosotros mismos tenemos hambre," - dijeron los aldeanos. Los soldados entraron en todas las casas, sin embargo nadie tenía el pan. Aprovechando el momento, uno de los nuestros compañeros susurró en voz baja a un aldeano para quién era el pan. El aldeano comentó enojado: "¿¡Por qué no dijiste antes eso, es que no os conocemos?!" Su actitud se cambió de inmediato, los aldeanos trajeron el pan en un momento. Recogieron todo lo que se podía, hasta la última miaja, hasta que los soldados del atamán diheran: "Basta ya, no tenemos tiempo, el tren nos está esperando."

En las estaciones del distrito Barnaulsky nuestros compañeros que salían por el pan y el tabaco, a veces lograban tomar un periódico en ruso - "el rayo del Altay". Su contenido era diferente de los periódicos de Omsk, era más o menos en contra de Kolchak, al parecer, se publicaba por los socialistas-revolucionarios. En ese periódico habían muchas noticias.

"... El presidente de EE.UU. Wilson para preservar la paz en Europa convocará una conferencia en las islas del mar de Mármara. En la conferencia será comentado el tema sobre el establecimiento de la paz en Rusia. A la conferencia están invitados también los representantes del gobierno bolchevique de Rusia, y otros".

En el periódico se informaba que Kolchak supuestamente respondió: "Si están invitados los representantes de los bolcheviques, nos negamos a participar en la conferencia."

En el periódico se decía sobre el hecho de que en Rusia los socialistas-revolucionarios y los mencheviques tenían la intención de ponerse de acuerdo con los bolcheviques e intervenir en contra de Kolchak. Respecto a eso, el jefe de los socialistas-revolucionarios Chernov hizo un manifiesto: ¡qué toda Rusia se rebele contra Kolchak! Después de unirse con los socialistas revolucionarios y los mencheviques, los bolcheviques convocaron una asamblea constituyente.

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